Juan J. Molina

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Juan J. Molina

lunes, 1 de octubre de 2012

LAS IZQUIERDAS PARASITARIAS Y LAS DERECHAS EN CONSERVA, J.J. Molina



LAS IZQUIERDAS PARASITARIAS Y LAS DERECHAS EN CONSERVA


Las izquierdas de las democracias liberales se han transformado en ideologías parasitarias, una ideología parasitaria es aquella que se sabe imposibilitada de supervivencia si no encuentra un cuerpo del que extraer el sustento. Una vez comprobado empíricamente el fracaso del colectivismo a nivel económico, socialistas, marxistas y socialdemócratas no han tenido mas remedio que aparcar su anticapitalismo en la práctica para ponerlo de decoración en sus curriculums.
El problema de todo parásito es que termina enfermando o matando a su huésped, no aporta nada al sistema y detrae constantemente riqueza hasta dejar exhausto al portador del parásito. Eso ocurre con las izquierdas que intentan sobrevivir en el capitalismo, su teoría económica va frontalmente en contra de los principios que sustentan el funcionamiento del sistema del libre mercado: mínima intervención del Estado en la economía para no adulterar el sistema de la oferta y la demanda.
La izquierda, que defiende el intervencionismo en todos los ámbitos termina por adulterar el sistema y enfermarlo, al mismo tiempo, detrae constantemente la riqueza que el sistema genera en unas dosis excesivas que impiden la propia regeneración del mercado, al final, como siempre, cuando el huésped está casi muerto la izquierda lo abandona expulsada por el pueblo en unas elecciones y de nuevo un partido de derechas  tiene que hospitalizar al enfermo, medicarlo y cuando está restituido ponerlo de nuevo a trabajar y a crear de nuevo riqueza.
Cuando el paciente está curado y el dinero vuelve a aflorar visiblemente, la derecha es expulsada, de nuevo en unas elecciones, porque el pueblo percibe que habiendo dinero no hay beneficios aparentes para los ciudadanos. La izquierda lanza su mensaje de redistribución de la riqueza y vuelve a parasitar el sistema hasta que lo deja seco.
Es una pescadilla que se muerde la cola. Los partidos de derechas  saben cómo manejar el sistema capitalista, por otra parte, el único que funciona aceptablemente para producir riqueza, pero carecen de una visión solidaria para el uso de esa riqueza en pos de mejorar las circunstancias económicas de los ciudadanos en general, y en particular de aquellos que se encuentran excluidos por el sistema, sea por las circunstancias que sean, y por lo tanto se encuentran sumergidos en la pobreza.
En tierra de nadie nos encontramos los ciudadanos, rodeados de un lado por una izquierda que en materia económica es una ruina y de otro, por una derecha que en materia de solidaridad es una lata de sardinas, ni la entiende, ni la siente.
Solo hay una ideología capaz de salvar los muebles de este desastre, el liberalismo solidario, cuya teoría defiende el mercado libre con sus leyes y la solidaridad como un acto de justicia y no puro altruismo.
Los liberales solidarios son conscientes de que solo el sistema capitalista ha demostrado hasta ahora que es capaz de crear riqueza de una manera constante y creciente, pero también saben que el capitalismo tiene sus reglas y que transgredirlas supone el fallo del sistema y finalmente el colapso, como ha ocurrido en las naciones donde se han instaurado sistemas colectivistas, por lo tanto respetan esas reglas procurando intervenir tan solo en aspectos básicos como el mantenimiento de la libre competencia o la vigilancia de los monopolios.
Al mismo tiempo, aprovechan la bonanza económica del sistema para beneficiar a los ciudadanos menos agraciados económicamente de manera que obtengan, de la sociedad y a través del Estado, los servicios y los medios vitales necesarios para llevar a cabo un proyecto de vida digno y en las mejores condiciones de igualdad para competir en el mercado.
En el liberalismo solidario la solidaridad no es un acto altruista si no un acto de justicia, al que los ciudadanos tenemos derecho como miembros de la sociedad.

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