Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

miércoles, 18 de marzo de 2009

ABORTO Y PROGRESO


¿PROGRESO? ¿QUÉ PROGRESO?


¿Cuándo podemos hablar de progreso? Progresar es pasar de un estado en la cuestión que sea a otro mejor, siempre que esa mejoría repercuta al menos en una mayoría de los afectados porque siempre habrá algunos a los que ese cambio les perjudique, por lo tanto desde su punto de vista, no habrá habido progreso sino todo lo contrario: regresión.
En la cuestión del aborto el gobierno ha presentado la nueva ley como una reforma progresista, pero si lo analizamos más detenidamente esta afirmación es bastante cuestionable, de los afectados directamente en la cuestión encontramos dos grupos muy definidos, las madres y los hijos que llevan en su vientre, las madres progresan porque adquieren total libertad para tomar la decisión de abortar durante un determinado lápsus de tiempo; pero por el contrario el otro grupo afectado, los futuros hijos, quedan absolutamente desprotegidos en el bien más preciado de cualquier ser que habita en este planeta, su vida; este grupo es como mínimo igual de grande o incluso mayor que el de las madres (en casos de gestaciones múltiples). Por lo tanto ya no se cumple la premisa de que la mayoría de los afectados salgan beneficiados, en este caso hay una cantidad como mínimo igual sino mayor de perjudicados. De lo cual deducimos que presentar eso como progreso es una falacia, en todo caso es una solución que puede gustar mucho a unos y poco a otros.
¿Podemos considerar tal solución como buena? Pues depende, ésta solución para un país tercermundista seguramente es buena porque éstos gobiernos no tienen capacidad presupuestaria ni organizativa para ofrecer nada mejor. Pero en la octava potencia económica del mundo, en una sociedad rica y avanzada, con mecanismos e infraestructuras desarrolladas y capaces de llevar a cabo políticas sociales de envergadura, una solución así no es válida ni se la puede dar como buena. Si partimos de la idea de que ninguna mujer aborta por deporte o placer, sino que se ve abocada a ello por problemas de índole económico, social, psicológico, de salud o de otro tipo, tenemos que entender el aborto como la consecuencia de un fracaso social, el de una sociedad que no es capaz de educar a sus ciudadanas para que no se queden embarazadas cuando no lo desean, que no es capaz de dar una respuesta a los problemas económicos (que suelen ser los más comunes) a las mujeres o familias que tendrían dificultades para mantener dignamente a ese futuro hijo, que no sabe dar el apoyo psicológico y social que necesitan los embarazos problemáticos en adolescentes, mujeres violadas, o con problemas psicológicos y en definitiva a toda la lista de diferentes problemáticas que se dan en esta cuestión. Un gobierno cuya solución para estos problemas es aborte usted y olvídese, algo así como muerto el perro se murió la rabia, se equivoca por completo, olvida una ley fundamental que es la de garantizar los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos, y cuando digo todos llego al meollo de la cuestión, ¿cuándo somos ciudadanos con plenos derechos?, ¿en qué momento adquirimos los seres humanos la condición de tales? Estoy seguro que cada uno tenemos nuestra propia respuesta a esta pregunta, pero esa respuesta entra dentro de las convicciones morales y personales, por lo tanto no es aplicable a todo el colectivo. Probablemente también es cierto que podríamos estar discutiendo sobre este punto durante años y no llegar a un acuerdo ni siquiera de mínimos, pero entre tanto, mientras abordamos un debate serio en nuestra sociedad sobre este tema, donde intelectuales, filósofos, científicos, religiosos y todo aquel que quiera y tenga algo que decir argumenten de forma razonada, para que al final la sociedad con argumentos contrastados pueda tomar una decisión sino de consenso al menos de mayoría, que tal si entre tanto como decía, nuestros gobernantes son capaces de buscar otras alternativas para que las mujeres que se encuentran en esta situación, tengan realmente la posibilidad de elegir entre abortar o tener a ese niño en una sociedad que ha arbitrado medidas reales de toda índole para que no estén solas y desamparadas en ese trance, aunque solo sea como decía el poeta, por misericordia hacia esos no ciudadanos que habitan en el limbo del vientre de sus madres.

Juan José Molina Gallardo

lunes, 16 de marzo de 2009

DEMOCRACIA CONSENSUADA


DEMOCRACIA CONSENSUADA



La definición de democracia como “el gobierno del y para el pueblo” plantea una pregunta fundamental: ¿quién gobernará y a los intereses de quién responderá el gobierno cuando el pueblo esté en desacuerdo y tenga preferencias divergentes?
Una respuesta a este dilema es lo que diga la mayoría. Ésta es la esencia del modelo mayoritario de democracia. La respuesta mayoritaria es simple y directa y desprende un gran atractivo, puesto que es obvio que el gobierno de la mayoría y de acuerdo con los deseos de la mayoría se acerca más al ideal democrático de “gobierno del y para el pueblo” que el gobierno por y de acuerdo con una minoría.
Una respuesta alternativa al dilema es el mayor número de gente posible. Éste es el punto capital del modelo consensual. No se diferencia del modelo mayoritario en lo referente a aceptar que el gobierno de la mayoría es mejor que el gobierno de la minoría, pero acepta el gobierno de la mayoría únicamente como un requisito mínimo. En lugar de contentarse con mayorías estrechas para la toma de decisiones, busca maximizar el tamaño de estas mayorías. Sus normas e instituciones pretenden una amplia participación en el gobierno y un amplio acuerdo sobre las políticas que el gobierno debería seguir. El modelo mayoritario concentra el poder político en manos de una mayoría escasa y, a menudo, incluso en una mera mayoría relativa en lugar de una mayoría, mientras el modelo consensual intenta dividir, dispersar y limitar de distintas formas. Una diferencia estrechamente relacionada es que el modelo mayoritario de democracia es excluyente, competitivo y de confrontación, mientras que el modelo consensual se caracteriza por la inclusión, el pacto y el compromiso. Por ello, la democracia consensual podría denominarse también “democracia de negociación”.
“Todos los que están afectados por una decisión deberían tener la oportunidad de participar en la toma de esa decisión de forma directa o a través de sus representantes elegidos. Impedir que los grupos perdedores participen en la toma de decisiones es una clara violación del significado primordial de democracia.”(Sir Arthur Lewis Premio Nóbel y economista).
Los mayoritarios pueden responder legítimamente que la incompatibilidad que Lewis observa puede resolverse cumpliendo la siguiente condición. La exclusión de la minoría se suaviza alternando mayorías y minorías en el gobierno de tal manera, que el que hoy es partido minoritario pueda convertirse en mayoritario en las próximas elecciones en lugar de quedarse permanentemente en la oposición. Pero esto no siempre es cierto, especialmente en las sociedades plurales – sociedades que se hallan profundamente divididas por motivos religiosos, ideológicos, lingüísticos, culturales, étnicos o raciales en auténticas subsociedades separadas que cuentan con partidos políticos, grupos de interés y medios de comunicación propios- es probable que la flexibilidad necesaria para conseguir una democracia mayoritaria no exista. Bajo estas condiciones, el gobierno de la mayoría no solo es antidemocrático sino también peligroso, puesto que las minorías a las que constantemente se les niega el acceso al poder se sienten excluidas y discriminadas y son susceptibles de perder su lealtad al régimen. Por ejemplo, en la sociedad plural de Irlanda del Norte, dividida en una mayoría protestante y minoría católica, el gobierno de la mayoría comportó que el partido Unionista, que representa a la mayoría protestante, ganara todas las elecciones y formara todos los gobiernos entre 1921 y 1972. Las protestas católicas en masa de finales de 1960 desembocaron en una guerra civil entre protestantes y católicos que solo pudo ser controlada mediante la intervención militar británica y la imposición del gobierno directo desde Londres.
En las sociedades que se encuentran más profundamente divididas, como es el caso de Irlanda del Norte, el gobierno de la mayoría presagia, mas que una democracia, una dictadura de la mayoría, así como lucha civiles. Lo que estas sociedades necesitan es un régimen democrático que haga hincapié en el consenso en lugar de en la oposición, que incluya más que excluya y que intente maximizar el tamaño de la mayoría gobernante en lugar de contentarse con una mayoría escasa: la democracia consensual.
Arend Lijphart, Modelos de democracia. Ariel ciencia política.

CORPORATISMO VERSUS PLURALISMO

GRUPOS DE INTERES
CORPORATISMO VERSUS PLURALISMO

Una de las diferencias notables entre las democracias consensuadas y las mayoritarias hace referencia al sistema de los grupos de interés. El grupo de interés típico de la democracia mayoritarista es un pluralismo competitivo y no coordinado de grupos independientes que contrasta con el sistema de corporalismo coordinado y orientado al compromiso que es típico del modelo consensual.
El corporalismo comporta que 1) los grupos de interés sean relativamente grandes en tamaño y poco numerosos, y que 2) estén muy coordinados en organizaciones punteras nacionales. La concertación conlleva 3) una consultación regular por parte de los líderes de éstas organizaciones punteras nacionales, especialmente de los representantes sindicales y patronales, tanto entre sí como con los representantes del gobierno para 4) llegar a acuerdos exhaustivos que sean vinculantes para las tres partes de la negociación (los llamados pactos tripartitos). El pluralismo puro y el corporalismo puro son poco frecuentes, y la mayoría de las democracias se sitúan en algún punto entre los tipos puros.
Modelos de democracia. Arend lijphard. Editorial Ariel.
El corporatismo en la actualidad está sufriendo una transformación, tras la era postindustrial las organizaciones sindicales están perdiendo fuerza por la falta de filiación, eso las debilita a la hora de actuar en nombre de una gran masa de trabajadores. En España los se da la paradoja de los sindicatos tienen una afiliación muy baja, pero sin embargo se arrogan una representación obrera enorme, mucho mayor que la real que poseen por afiliados. Por otra parte están surgiendo otros grupos corporatistas ligados a los grandes campos de las mayores preocupaciones sociales, sanidad, asistencia social, educación, medioambiente y otros. Grupos que cada vez tienen que ser tenidos en cuenta con mayor rigor por los gobiernos de turno.
Los países con democracias mas consensuadas son también los más corporatistas, encabezados por los países del norte de Europa, España se encuentra a la cola en esta clasificación, para variar.

domingo, 8 de marzo de 2009

Democracia participativa.

“…La continuidad y la profundización democrática requiere de una cultura democrática arraigada en la vida cotidiana.” (en el mundo de la vida, al decir de Habermas).

La democracia se siembra en el comportamiento cotidiano de los ciudadanos. No surge del aire, es algo que se construye, o se destruye, en el día a día. ¿Cómo construir una cultura democrática? ¿Cómo afianzar la democracia a partir de la vida concreta de las personas? ¿Cómo hacer para que cada uno de nosotros se sienta parte y responsable de la democracia a la que aspiramos en nuestra vida cotidiana? ¿Cómo conectar las conductas cotidianas de las personas con los éxitos o fracasos democráticos? Éstas son preguntas que expresan la necesaria reflexión en la búsqueda de una democracia participativa, donde sea el ciudadano quien ejerza, en el proceso de la cotidianeidad, sus funciones de constituyente primario; es la búsqueda de la democracia en cada uno en el proceso de aprender cada día a convivir con otros.

"Entendemos por cultura democrática o democracia de la cotidianeidad, formas de
conducta que generadas en las dimensiones micromoleculares de la sociedad ( microorganizaciones, espacios locales, relaciones a escala humana), estimulan, a la vez que respetan, el surgimiento de los potenciales contenidos en la diversidad, haciendo posible así conciliar participación con heterogeneidad. Afirmándonos en un principio sistémico ecológico, suponemos que el fomento de la diversidad es positivo, por cuanto: la vulnerabilidad de un sistema vivo es inversamente proporcional a la diversidad que contiene." (Max-Neef y Elizalde, 1989: 3-4)

La cultura autoritaria está en la fábrica y en la oficina, en el taller o en la sala de clase, en la familia o en la iglesia, en el partido político, en la relación entre municipios y comunidades, en la forma como se distribuye el ingreso, en la administración de la justicia y en las cárceles, en el trato a los ancianos y a los niños, en la discriminación sexual y étnica. Alentadas desde un extremo a otro de la sociedad, y reproducidas en la relación entre Estado y Sociedad Civil, las costumbres coercitivas tienen su arraigo más básico en lo cotidiano: en la casa y en el trabajo, en las relaciones diarias y permanentes. De ahí entonces que si deseamos la consolidación de la democracia política, la base más sólida sobre la cual ésta puede sustentarse es la democracia de la cotidianidad. La relación entre el Estado y la Sociedad Civil es, simultáneamente, productora y producto de múltiples relaciones que se forjan al interior del tejido social. Revertir el carácter autoritario que ha ido asumiendo el Estado en nuestros países exige fortalecer la vida democrática, pero entendida ésta no solamente como la expresión de las prácticas políticas sino inscrita en el conjunto de nuestra existencia cotidiana.

No hay democracia compatible con la discriminación y con el trato vejatorio hacia otras
personas, con la violencia ejercida en cualquier grado o tipo sobre otros seres humanos, con la violación de cualquier derecho humano. No hay democracia posible sin un respeto profundo por toda forma de vida, sin una preocupación y compromiso cotidiano con las necesidades humanas fundamentales, sin el protagonismo permanente de las personas. Es nuestra existencia cotidiana la que va cristalizando en una cultura democrática, en la producción de la democracia como régimen o estrategia de vida. Ella es intrínsecamente antinómica con la existencia de dobles estándares, con la violación de los compromisos adquiridos, con el engaño y la mentira en la relación con otros, con todo tipo de imposición o de coacción física o moral, con aprovecharse de los más débiles, con la competencia desenfrenada, con la ausencia de crítica, con el estímulo de las pasiones e instintos individualistas, con las verdades absolutas, con todo tipo de milenarismo o solución final; es decir, en síntesis: con la ausencia de un profundo amor por la vida y por la diversidad.

“La democracia, así entendida, implica transitar desde las concepciones tradicionales de una democracia gobernada a una democracia gobernante, y avanzar desde la concepción liberal de una democracia que proporciona garantías a los ciudadanos hacia el concepto de democracia social, la cual se orienta hacia la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales de las personas y asegura los derechos económicos y sociales de los integrantes de la sociedad…”
(Democracia Representativa y Democracia Participativa. Antonio Elizalde Hevia)

jueves, 5 de marzo de 2009

El gobierno de los mejores

El despilfarro del talento que existe en la sociedad es indiscutible. Para las organizaciones políticas solo existen los expertos que le son afines. Un ejemplo claro: en España, el gobierno socialista es contrario a los trasvases de agua entre cuencas, todos los expertos consultados por ellos daban informes favorables a sus tesis pro-desalinización, Sin embargo, la oposición consultaba a otros expertos, cuyas tesis eran favorables al trasvase de caudales sobrantes entre cuencas y a la interconexión de las mismas. La actual manipulación política llega con sus finos tentáculos a todos los ámbitos, después los medios periodísticos afines terminan la faena expandiendo la toxina con informaciones interesadas.

Al final el resultado son soluciones políticas, nacidas del oportunismo y las necesidades de apoyo parlamentario del grupo político gobernante, nunca soluciones nacidas de la reflexión técnica, de la experiencia o del conocimiento científico cuando sea necesario. Generalmente los problemas se resuelven con parches y chapuzas que el día de mañana generan nuevos conflictos, a menudo mas graves que los anteriores. Las respuestas a los conflictos y a los problemas sociales, ya sean locales o globales suelen ser sencillas y no tienen color político, no son de derechas o de izquierdas, provienen del sentido común y de la experiencia acumulada durante siglos que es la cuna de la cultura y del progreso humano, cuando los marineros de ciertas costas ven a las gaviotas volar pegadas a la orilla, es que va a haber temporal y lo prudente es no salir a la mar. Es un conocimiento pasado de generación en generación, algunos perdieron la vida hasta que no asociaron ese juego entre las aves y el mar. La de cal es que como he dicho las soluciones suelen ser claras y sencillas, y la de arena es que la aplicación de esas soluciones puede ser más compleja.

¿Cómo podemos conseguir un gobierno de los mejores?

Es indudable que no se puede obligar a nadie a participar en el gobierno de un país, pero si que podemos crear las condiciones necesarias para que negarse a hacerlo sea difícil tanto moral como económicamente. Mi propuesta es que el equipo de trabajo de cada ministerio este compuesto por un equipo de expertos nacionales o internacionales de reconocido prestigio y trayectoria; este grupo sería seleccionado por una comisión formada con afiliados, colaboradores y asesores del partido que tengan que ver de algún modo con el ámbito del ministerio en cuestión. Esta comisión propondrá un número determinado de nombres y unos suplentes, al frente de este grupo de expertos habrá un ministro portavoz que será la voz del partido con voz y voto de calidad en las deliberaciones del equipo, no se trata de escucharlos y decidir después en el ámbito del partido lo que más nos convenga, se trata de que sean los expertos, con su experiencia y conocimientos, los que marquen las líneas principales de las políticas mas adecuadas para cada necesidad o problema. Estos equipos no tienen que ser permanentes, sus miembros pueden ser relevados o sustituidos por razones de mejora, eficiencia u otras, esta sería una decisión propia del ministro portavoz asesorado por la comisión de selección.

Estos expertos serán invitados a formar parte de los equipos de trabajo como independientes y en calidad de máximas autoridades sobre la materia, su trabajo debe estar salvaguardado de cualquier tipo de presión política o de otro tipo. Continuarán desempeñando sus labores profesionales y serán informados y convocados periódicamente o de forma extraordinaria si fuera necesario, para deliberar, elaborar itinerarios y tomar decisiones sobre cualquier tema que el ministerio proponga. Por supuesto, este trabajo será remunerado convenientemente, habrá que estudiar la fórmula que podría ser parecida a los de los consejos de administración de las empresas, que se cobra por asistencia.

Estos grupos de especialistas deben ser dados a conocer a la sociedad, que los ciudadanos sepan quienes son los cerebros que diseñaran la política en cada ámbito, son nuestras estrellas en una liga de sentido común e inteligencia, otra manera de gobernar que nos hará vivir mejor a todos.

J.J. Molina Gallardo
¿Quién hay en la cocina ?.... Del hospital

En este nuestro país es difícil sorprenderte ya por algo, pero al final nuestras autoridades políticas no nos pueden defraudar. Hoy he descubierto algo nuevo, que me reafirma en mi vieja costumbre de no acercarme a los hospitales ni de visita. Se han convocado las oposiciones al servicio murciano de salud, y entre las ofertas de las diferentes categorías profesionales, está la de técnico especialista no sanitario, opción cocina, o sea cocineros, como casualmente tengo un familiar que es técnico especialista en cocina, o sea cocinero profesional, titulado en la escuela de hostelería de Murcia, se me ha ocurrido leer la convocatoria con la idea de darle la buena noticia, y es entonces cuando descubro que el requisito para ser cocinero en un hospital de Murcia es, además de los consabidos de ser español etc. simplemente tener el título de bachillerato o equivalente o estar en condiciones de obtenerlo dentro del plazo de presentación de solicitudes.
¿ Para qué va a ser necesario ese titulito de técnico especialista en cocina?, si al fin y al cabo los enfermitos están muy pochos y no se enteran de nada, y si no tienes ni idea de dietas y metes la pata hasta el corvejón, llevándote por delante a algún desgraciado, que encima de estar enfermo le cae un cocinero de bachillerato en la tómbola, no te preocupes, tu cocinerito bachiller no tienes la culpa, que quede bien claro que cumples los requisitos exigidos. Alguien dirá, para las dietas está el nutricionista, si es cierto, pero solo en los grandes hospitales, en los pequeñitos lo más parecido a un nutricionista es un póster de Arguiñano.
Ustedes no saben lo que se cocina en las cocinas de nuestros hospitales, por supuesto que hay grandes profesionales, pero por la puerta del título de bachiller se cuela cada espécimen que da ganas de no abrir la boca. Lo peor de todo es la dejadez y la incultura, que juntas parieron la incompetencia. Existen los profesionales adecuadamente preparados para realizar esa labor, se llaman técnicos especialistas en cocina, se preparan durante dos años en escuelas oficiales de la Consejería de Educación de Murcia, salen diplomados con el título que da nombre a estas oposiciones y sin embargo, no lo exigen como requisito indispensable para presentarse a ellas. Los sindicatos se callan, porqué, muy sencillo, porque hay “asín” con todos los dedos de las manos de titulados en bachiller, y no tantos técnicos especialistas en cocina, y claro una cuota es una cuota. ¿Y los enfermos? ¿y a quién le importa lo que coman los enfermos?.

J.J. Molina Gallardo
CCOO y un amor llamado Fidel

Mas de tres millones de parados y subiendo, gente vendiendo sus órganos o la virginidad en Internet para pagar la hipoteca, empresarios que amenazan con prenderse fuego porque ya no saben como conseguir que los morosos les paguen, otros que en su desesperación se quitan de en medio no sin antes llevarse a toda la familia por delante. Un panorama desolador al que sin embargo viven ajenos algunos, atareados en asuntos de mas enjundia, sin ir más lejos, el sábado pasado 30 de Enero leí con asombro, bueno miento, ya sin asombro, como el sindicato Comisiones Obreras de cual formo parte por desgracia, sale a las calles de Madrid a manifestarse para celebrar el 50 aniversario de la gloriosa revolución cubana. A la cabeza entre otros el responsable de derechos humanos del sindicato que redacta un panfleto de alabanzas sin igual a los logros de la revolución, que si sanidad, que si educación, que si los americanos malos muy malos, que pobrecitos cubanos bloqueados…ah! Y no se olvidó del imperialismo demoníaco que oprime a los pobres del mundo…etc, etc, etc.
Si no fuera porque esta izquierda rancia con olor a naftalina ya no puede sorprenderme, me creería que estaba leyendo una noticia de hace 30 años por lo menos, pero no, en ocasiones todavía hoy veo fascistas a ambos lados de la verja, nostálgicos de la dictadura del proletariado, si los dejaran volverían a expulsar a los judíos de España cuando no algo peor. Lo más triste es que el responsable de derechos humanos de una organización que se dice democrática sea el adalid en los elogios a una dictadura, la paloma se equivocaba, creyó que el sur era el norte y que la libertad estaba un poco más allá del horizonte, hoy vive exiliada y nadie sabe donde.
Por cierto señores de comisiones dimito del sindicato y dimito de su izquierda.

Juan José Molina Gallardo

miércoles, 4 de marzo de 2009

ELECCIONES AL SENADO

Parece ser que a nadie le preocupa mucho las normas que rigen las elecciones al Senado, y no es de extrañar, el sistema español es bicameral y asimétrico, lo que significa que se compone de dos cámaras pero los poderes de cada una de ellas son desiguales, el Congreso por lo general es infranqueable para la otra (el Senado), éste ha quedado como una cámara residual cuyo único valuarte es el de retrasar la entrada en vigor de las leyes, pero nunca impedirlo. Entre las democracias de RP tan solo Italia y Suiza tienen dos cámaras simétricas, Bélgica las tuvo hasta 1995, y Suecia y Dinamarca abolieron sus segundas cámaras. No se por qué los del Norte de Europa me parecen cada vez más listos.
Otra característica importante de las segundas cámaras es que pueden ser elegidas siguiendo distintos métodos o diseñadas para sobrerrepresentar a ciertas minorías. De ser este el caso a estas cámaras se las considera incongruentes. El senado español es incongruente debido a tres motivos: las provincias de la península (pero no las islas, ni las ciudades autónomas norte africanas) están igualmente representadas. La mayoría de los senadores son elegidos mediante el sistema semiproporcional de voto limitado (en contraste con el método de representación proporcional utilizado en las elecciones de la primera cámara), y casi una quinta parte es elegida por los legislativos autonómicos regionales. Esta forma de elección les resta legitimidad democrática y, por consiguiente la influencia política real que otorgan unas elecciones populares.
Personalmente creo que la utilidad que tiene nuestro Senado tal y como está concebido en la actualidad es nula, de seguir así lo más inteligente es la postura danesa y sueca, abolirlo. Otra cosa es que se lleve a cabo una reforma profunda de esta cámara, igualándola en poderes al Congreso, variando su forma de elección para darle más legitimidad democrática y convirtiéndola en una cámara de representación territorial y ciudadana que sirva de freno a los posibles abusos que puedan surgir de la primera cámara.
Hasta entonces para mí no tiene mucho sentido perder el tiempo en pensar como elegir a unos senadores que son inocuos en el devenir político de nuestra nación. No olvidemos que el parlamentarismo democrático actual nace en Inglaterra, donde el “senado” es la llamada cámara de los Lores, una institución de carácter aristocrático que servía como freno conservador de la cámara baja, la mayoría de sus cargos eran hereditarios, aún hoy día lo son muchos y está formada ¡pásmense! Por entre 900 y 1600 miembros.

LA INTELIGENCIA AL PODER


La inteligencia al poder

Los partidos políticos funcionan como estructuras cerradas, con un carácter endogámico muy marcado, se nutren de sí mismos para la creación de programas y la repartición de poder; A lo sumo cuentan con la sociedad para sondear situaciones de determinados colectivos, diagnosticar problemas o detectar necesidades, que solo son sacadas a la luz si sirven para atacar al adversario político, nunca si los que mandan son ellos. La sociedad por tanto ve a los partidos y a sus afiliados como grupos seudo mafiosos, que actúan por encima de todo en beneficio propio, y los que piensan así no están desencaminados, tal y como funcionan las organizaciones políticas actuales, la verdadera patria de sus afiliados es el propio partido, una organización a la que guardan lealtad y a la que no traicionarían por encima de su propio país si fuese necesario. Algunos pueden pensar que esta última afirmación es exagerada, pero basta con oír a la clase política y constatar que solo se pueden mantener postulados tan opuestos, y carentes en muchas ocasiones del más mínimo sentido común, si no es porque lo que se está defendiendo desde las diferentes posiciones políticas, no es el bien general del país, sino una política que convenga a los intereses, generalmente electorales, del partido al que representan.
Tan solo desde una nueva forma de entender el cometido que deberían tener los partidos políticos, será posible superar esta situación de desconfianza merecida entre la sociedad y la clase política. Los partidos tendrán que evolucionar desde una estructura básica de organización constituida por los afiliados, hacia una mucho mas abierta donde los programas, las decisiones, las prioridades de actuación sean tomadas en una simbiosis natural con la sociedad a la que representan, en definitiva las organizaciones representativas de la sociedad civil, asociaciones de barrio, asociaciones vecinales, colectivos asociados, organizaciones empresariales, organizaciones de trabajadores, intelectuales, científicos, artistas …, y todo aquel o aquellos que por representatividad, trayectoria y capacidades demostradas a lo largo de su trayectoria, puedan aportar algo al buen gobierno de la sociedad, deben ser tenidos en cuenta y asimilados de alguna manera por los partidos políticos a la hora de hacer sus programas.
El reto está en ver de que manera se articula esta simbiosis, no podemos obligar a nadie a colaborar en el gobierno, pero si buscar las fórmulas para que esa colaboración sea atractiva y decir que no, moral e incluso económicamente, no sea una decisión sencilla. En los partidos “antiguos” será complicado, ya que la militancia apoltronada y los busca fortunas se opondrán a perder ni un palmo de poder o de posibilidades de trincar un puesto; más fácil será en partidos de nueva creación, ya que existe una afiliación joven que aún no puede quejarse de haberse dejado la piel y los años para nada, pero será necesario que se pongan a trabajar en ello desde el principio si quieren cambiar algo y no ser más de lo mismo.
Tan importante como la política que hagamos será la forma en que la hagamos.

Juan José Molina Gallardo