Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

miércoles, 30 de enero de 2013

Tener éxito no es ganar dinero, por Alan Murray


Capitalismo consciente, el nuevo término que revoluciona el mundo de los negocios.
Whole Foods es una de las empresas en las que se practica este tipo de capitalismo.
Whole Foods es una de las empresas en las que se practica este tipo de capitalismo.
La culpa asociada al capitalismo es un hecho casi tan antiguo como el propio capitalismo, pero ha aumentado con la crisis. Todo empezó con el discurso de Bill Gates en el Foro Económico Mundial de Davos en 2008. Preocupado porque las compañías farmacéuticas prestaban más atención a encontrar una cura para la calvicie que para el paludismo, Gates pidió que se implantara un nuevo sistema de "capitalismo creativo".
Michael Porter, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, pronunció allí otro discurso tres años después y habló del "capitalismo de valor compartido". Señaló que los empresarios estaban muy centrados en obtener beneficios y que tenían que prestar más atención al bienestar de los clientes, la disminución de los recursos naturales, la viabilidad de los proveedores y los problemas de los habitantes de los lugares donde producen y venden sus productos.
Ahora, John Mackey, consejero delegado de Whole Foods, y Raj Sisodia, profesor de márketing de la Universidad de Bentley, han propuesto, en el libro Conscious Capitalism: Liberating the Heroic Spirit of Business, otra idea y otro término: "El capitalismo consciente: liberar el espíritu heroico de las empresas". Sus ideas pueden hacer tambalear las creencias más arraigadas de los más codiciosos.
Mackey puede parecer un líder extraño de un nuevo movimiento capitalista. Se unió a la contracultura de los años sesenta y setenta: practicó religiones orientales, yoga, defendió la política liberal y se hizo vegetariano. En 2007 la Comisión Federal de Comercio de EEUU descubrió unos mensajes en los que atacaba en un chat de Yahoo! a un competidor con un nombre ficticio.
Lo nuevo de las ideas de Mackey y Sisodia es que no presentan una solución rotunda para el modelo capitalista, sino que dicen que el marco matemático de la economía de libre mercado desarrollado por los economistas neoclásicos del siglo XX básicamente no representa la verdadera naturaleza del capitalismo.
"En general, las personas no crean empresas para obtener los máximos beneficios posibles. Por supuesto quieren ganar dinero, pero para la mayoría su motivación principal no es ésta, sino hacer algo que creen que hay que hacer. La historia heroica del capitalismo de libre mercado está formada por personas emprendedoras que a partir de sus sueños y su pasión crearon un valor extraordinario para los clientes, los empleados, los directivos, los proveedores, la sociedad y los inversores".
El capitalismo con matices
Mackey y Sisodia son unos defensores a ultranza del capitalismo: "Las empresas son buenas porque crean valor, son éticas porque se basan en el intercambio voluntario de bienes y servicios, son nobles porque sacan a la gente de la pobreza y crean prosperidad. El reto consiste en hacer que el capitalismo sea más consciente de su naturaleza heroica".
¿Qué significa esto? Lo primero es tener un objetivo además de ganar dinero. "Cuando el objetivo principal de una profesión pasa a ser el ganar dinero, empieza a perder su verdadera identidad y sus intereses dejan de ser lo que es bueno para la sociedad en conjunto". Los autores creen que Google y Southwest Airlines son compañías con objetivos definidos y que las compañías farmacéuticas y financieras han perdido los suyos.
En segundo lugar, las empresas conscientes tienen en cuenta las necesidades de todas las partes implicadas en ellas: los empleados, los proveedores, los clientes, los habitantes de los lugares donde operan y los inversores. Un ejemplo es Whole Foods. Su política de remuneraciones es transparente: todos los empleados saben lo que ganan los demás; los siete ejecutivos principales ganan el mismo sueldo y los mismos bonus; en total, 19 veces más que el sueldo medio de los empleados como máximo, frente a sueldos más de 100 veces superiores a la media en la mayoría de compañías. Por último, las empresas conscientes tienen líderes conscientes que están "motivados por cumplir los objetivos de la empresa y satisfacer los intereses de las partes implicadas en ella, y no por conseguir poder y enriquecerse a sí mismos".
Idealista, ¿pero?
Todo esto suena quizá idealista. Sus detractores sin duda dirán que el capitalismo consciente conlleva las mismas dificultades que el capitalismo creativo, el capitalismo de valor compartido y la responsabilidad social empresarial. Quizá estas ideas hagan que los empresarios presten menos atención a los beneficios.
En un momento en que la reputación de las empresas está en niveles bajos, los esfuerzos de Gates, Porter y Mackey para mejorar el capitalismo son positivos. "El capitalismo de libre mercado es una de las ideas más importantes que hemos tenido los seres humanos. Pero podemos aspirar a más. No debemos tener miedo a llegar más alto".
Fuente: http://www.expansion.com/2013/01/29/directivos/1359482276.html?a=43846c53f08bfa1a4af9ffe559964f2f&t=1359538129

domingo, 27 de enero de 2013

Sobre Soberanías y recursos, por Octavio.





El derecho de participación es la expresión de la voluntad popular y deriva de la soberanía de la Nación o el pueblo, la misma declaración del parlamento de Cataluña así lo expresa… el Parlamento de Cataluña, reunido en la primera sesión de la X legislatura, y en representación de la voluntad de la ciudadanía de Cataluña expresada democráticamente en las últimas elecciones.

En base a ello, la Asamblea Territorial Catalana declara…"El pueblo de Cataluña tiene, por razones de legitimidad democrática, carácter de sujeto político y jurídico soberano".

Pero claro esta declaración choca de lleno con la realidad de España y su norma suprema. La Constitución dice,

Artículo 1. 2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.

Luego, y siguiendo el propio razonamiento de la Asamblea  regional catalana, la voluntad del pueblo español se expresa en las urnas, y es derecho fundamental reconocido en su artículo 23.

Artículo 23. 1. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.

Pero si se reconoce la existencia de la Soberanía de Cataluña se niega la de España,  y por lo tanto se niega el derecho de participación del pueblo de España en los asuntos del pueblo de Cataluña.

Estamos ante una trampa bien urdida por la casta regional de Cataluña y que ha supuesto un disimulado suspiro de alivio para la casta política nacional.  El parlamento de Cataluña hace una declaración sin valor jurídico que impide que el partido del Gobierno y el principal partido de la oposición recurran al TC para terminar con el cuento, lo que permite a unos, seguir llorando y a otros seguir silbando.

Pero como casi todas las estrategias, tiene un punto débil…. El artículo 42 de Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, dice…

Artículo 42. Las decisiones o actos sin valor de Ley, emanados de las Cortes o de cualquiera de sus órganos, o de las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas, o de sus órganos, que violen los derechos y libertades susceptibles de amparo constitucional, podrán ser recurridos dentro del plazo de tres meses desde que, con arreglo a las normas internas de las Cámaras y Asambleas, sean firmes.

Y puede interponer recurso de amparo…

Artículo 46. Uno. Están legitimados para interponer el recurso de amparo constitucional:

a.      En los casos de los artículos 42 y 45, la persona directamente afectada, el Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal.

Yo, tiro la piedra y escondo la mano…. Que recoja el pedrusco quien quiera, pero poder se puede, otra cosa será que “ir pa ná , es tontería” pero eso no soy yo quien lo debe valorar y además, es la misma escusa que la de nuestros políticos mal llamados nacionales.
Fuente: http://octaviofreee.blogspot.com.es/2013/01/sobre-soberanias-y-recursos.html
 

sábado, 12 de enero de 2013

Cuba Libre, En la línea de arrancada Por: Yoani Sánchez


En la misma cama duermen los cuatro. Debajo del colchón hay un par de maletas y en una esquina de la habitación se alza la percha con muy poca ropa. Cada día compran pizzas o bocaditos, porque ya ni siquiera cuentan con útiles para cocinar, ni platos, ni cucharas. Lo han vendido todo, o casi todo. La casa, el auto de los años cincuenta y los equipos electrodomésticos que una vez tuvieron. Remataron también el panteón familiar en el cementerio, los jarrones de porcelana y una casilla postal -en el correo del barrio- que apenas si usaban. A los parientes del campo le regalaron lo que nadie quiso comprarles: los vestidos usados, los juguetes despintados y la vieja máquina de coser. Después alquilaron la pequeña habitación donde están ahora, a la espera de que el próximo lunes entre en vigor la reforma migratoria. 

Como tantos cubanos, esta pareja ha aguardado por años para poder emigrar junto a sus dos hijos menores de edad. Sólo cuando empiecen a regir las nuevas flexibilizaciones se permitirán finalmente los viajes temporales para quienes aún no han cumplido los 18 años. Parece un detalle intrascendente, pero conozco numerosos padres atados a esta tierra por no dejar atrás a sus pequeños. Gente que tuvo que elegir entre radicarse en otro lugar del planeta en solitario o quedarse aquí acompañada pero frustrada. Durante décadas, los únicos niños que lograron viajar fueron aquellos pocos privilegiados cuyos padres cumplían una misión oficial o aquellos que salían de forma definitiva, sin retorno. No había términos medios cuando de infantes se trataba.

Así que, como ansiosos corredores en la línea de arrancada, muchos esperan la señal para enrumbar hacia el aeropuerto con sus hijos de la mano. Mientras tanto, viven en cuartos alquilados y tratan de cambiar sus pesos convertibles en una moneda que funcione por allá afuera. Desde que en octubre pasado se publicara el Decreto-Ley 302, esta fiebre de escapar se ha expandido. Nada más saberse la noticia, aumentaron los anuncios clasificados con ofertas de casas y otras propiedades en los sitios digitales. Parte del capital para pagar boletos y comenzar una nueva vida en otro lugar se está obteniendo a través de la liquidación del patrimonio en territorio nacional. Desprenderse de todo para irse, deshacerse para ser. Una tendencia que comenzó con la autorización de la compra y venta de viviendas a finales de 2011, pero que ahora se agudiza.

A pesar de que varias embajadas han reforzado los requisitos para obtener una visa, no debe subestimarse el ingenio y los mil y un trucos de los que hacen gala los cubanos. Incluso anda circulando por ahí una lista de naciones que no exigen visado para esos pasaportes con el escudo de la palma solitaria. Aunque, lamentablemente, hacia la mayoría de esos destinos no hay vuelos directos y por tanto se necesita el permiso del país donde el avión realice la escala. Pero eso no es motivo suficiente para desestimular a quienes quieren emigrar. Han aguardado con paciencia este momento y ningún obstáculo les va a destruir su ilusión. Cuentan los días, vegetan a media máquina. El 14 de enero puede empezar para ellos una nueva vida. ¿La alcanzarán?

Fuente: http://blogs.elpais.com/cuba-libre/2013/01/en-la-l%C3%ADnea-de-arrancada.html

viernes, 11 de enero de 2013

DURAN LLEIDA "NO SUFRÁIS, NO ME TUMBARÁN", por Juan J. Molina




Duran Lleida, dijo que dimitiría si se confirmaba la financiación ilegal del partido, delito que Unió reconoció ayer. "Solo faltaría que encima de que otros hacían lo que hacían a mis espaldas, al margen de la dirección y sin su conocimiento y en contra mía, ahora tuviese que dimitir. Es decir, cornudos y apaleados", apostilla el político. Se le olvidó decir que además de cornudo y apaleado, es un tonto de los huevos, porque hay que serlo  y mucho para que roben y roben y vuelvan a robar en el partido del que eres el líder, y tú no te enteres. Es posible que si repite esa mentira 10.000 veces llegue a creérsela él mismo, pero va a ser muy difícil que nos la cuele a los demás.
En el mundo judicial anglosajón es corriente que se llegue a acuerdos entre las partes litigantes antes de ir a juicio, unos asumen sus culpas de manera limitada y otros reciben una compensación, generalmente económica, a cambio de no ir a juicio.  Es una práctica utilitarista en busca de la mayor eficiencia, de ahorrar gastos al contribuyente con juicios y demandas interminables y de paso, recuperar parte de lo robado o defraudado cuando se trata de este tipo de delitos. Hasta ahí todo aceptable, aunque con un pero, cuando se trata de políticos y de organizaciones políticas no se pueden zanjar las cosas tan solo con acuerdos, aquí entran en juego dos campos muy diferentes, lo privado que no es el caso, y lo público que si es. En el caso  Pallerols que atañe a un partido político, como en infinidad de casos en los están involucrados cargos públicos, no basta con devolver lo robado y santas pascuas, estamos hablando de nuestros representantes democráticos convertidos en delincuentes, o lo que es lo mismo, de delincuentes de masas, pues cometen sus actos contra toda la ciudadanía que depositó en ellos su confianza cuando los eligieron en las urnas. Son delincuentes contra el pueblo y no pueden irse de rositas con un acuerdo judicial bajo manga, y si lo hacen, al menos, ese acuerdo debe llevar consigo la inhabilitación de por vida para ejercer un cargo público.
El señor Duran es tan solo un ejemplo más de la clase de dirigentes políticos que tenemos, por desgracia, como él hay un ejército de garrapatas que no sueltan el cargo ni con agua hirviendo. No tiene sentido pedirles que dimitan, no lo van a hacer, pero si puede que tenga más sentido pedir a sus votantes que dimitan ellos de apoyar a esta ralea de personajillos, deshonestos y vacíos de valores tan elementales como la honradez de cumplir, al menos una vez, su propia palabra.

miércoles, 9 de enero de 2013

COMPARATIVA ENTRE LA EVOLUCIÓN DE LA SOCIALDEMOCRACIA Y LA EVOLUCIÓN DEL LIBERALISMO CLÁSICO: TERCERA VÍA VERSUS SOCIAL LIBERALISMO


TERCERA VÍA VERSUS SOCIAL LIBERALISMO


ORÍGENES HISTÓRICOS
SOCIALDEMOCRACIA originaria (1869-1945)
LIBERALISMO clásico (XVI-XVII-XVIII)
La socialdemocracia es una tendencia política que surgió a finales del siglo XIX  y principios del XX a partir del movimiento socialista.
La teoría liberal comenzó a gestarse en el siglo XVI principalmente en Inglaterra.
Eduard Bernstein 1850/1932, considerado padre del revisionismo y uno de los principales fundadores de la socialdemocracia.
Tomás Moro siglo XVI, John Locke siglo XVII, hume, Bentham siglo XVIII
La necesidad de articular políticamente el movimiento proletario hizo que en las conclusiones de la Conferencia de Londres que dio origen a la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT, 1864) se aconsejara –inspirándose prioritariamente en el pensamiento marxista– la creación de partidos políticos. Estos partidos serían los defensores de las ideas sostenidas por la Internacional y se articularían como "vanguardia organizada de las fuerzas proletarias".
A finales del siglo XVI en Europa se había gestado ya casi en todos sus términos la llamada teoría liberal y estaba esencialmente concebida como una solución a los problemas religiosos o lo que era más grave, entre creencias religiosas muy afines y próximas pero separadas por la fidelidad o discrepancia ante algunos dogmas de fe.
Que el liberalismo era un intento de respuesta a unas circunstancias problemáticas concretas y que en principio era solo una Utopía lo prueba el hecho de que la obra que lleva precisamente ese título, y que resume y consagra el género de las utopías políticas, incluye un núcleo claramente liberal al menos en el apartado dedicado al complicado problema de la convivencia religiosa. Tomás Moro llega a la convicción de la necesidad de una solución tolerante, liberal e igualitaria, a partir de un descarnado diagnóstico de las condiciones de una Europa que le era contemporánea: básicamente un baño de sangre continuo por razón de discrepancias religiosas e injusticias sociales.
Ante los problemas de la Europa de su tiempo, para Moro no cabía más que una solución liberal, que sin embargo permaneció casi un siglo en el limbo de los ensayos políticos utópicos, debido principalmente a que el liberalismo necesitaba del desarrollo paralelo de un concepto de individualidad y de individuo, que no estaba maduro todavía en el siglo XVI y que será la condición sine qua non para el planteamiento liberal clásico de una relación de “oposición” entre el ámbito de los derechos (contractualismo) o intereses (utilitarismo) individuales y el Estado, gobierno o Instituciones políticas.
Los rápidos procesos de cambio económico y político que acontecieron en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII hicieron que, cuando a fines del XVII, John Locke se enfrentó a la concepción y desarrollo de una respuesta política al discurso absolutista, el liberalismo pasara de ser una utopía a constituir una solución a los problemas de la convivencia cívica, política y religiosa.

PLANTEAMIENTOS IDEOLÓGICOS
En la época de su fundación, y una vez expulsados los anarquistas de la II Internacional en 1896, todos estos partidos nacionales tuvieron planteamientos ideológicos muy semejantes, inspirados en el triunfante marxismo. Inicialmente los partidos socialdemócratas incluyeron socialistas revolucionarios como Rosa Luxemburgo y Lenin, moderados o centristas que defendía la ortodoxia o camino intermedio como Karl Kautsky y Jean Jaurès y quienes se concentraban en dos metas, el logro del sufragio universal y la conquista del Estado a fin de utilizarlo como instrumento de progreso al socialismo, por ejemplo: Ferdinand Lassalle, etc.
Sin embargo, pronto se abrió una profunda brecha ideológica por parte de Eduard Bernstein (considerado padre del revisionismo y uno de los principales fundadores de la socialdemocracia), quien postula –citando a Engels– que el socialismo se logrará a través de una lucha «prolongada, tenaz, avanzando lentamente de posición a posición». Lo que producirá una especie de evolución del capitalismo dado que por un lado: A) Las condiciones económicas no eran las suficientes como para permitir la aparición del socialismo y B) Que la concentración o acumulación del capital no se ha realizado en los términos previstos por Marx, sino por el contrario, se ha extendido a través de la generalización de las empresas de capital social; lo que significa que en lugar de pauperizar, la sociedad entera ha logrado mejorar los niveles de vida de amplios sectores de ella y por el otro, la ampliación de la democracia y los logros de beneficios sindicales que esa extensión hace posible significa que el proletariado tendría cada vez más derechos a defender y por lo tanto, menos razones para una insurrección. Todo lo anterior "ha revolucionado completamente las condiciones de la lucha del proletariado. Los métodos de 1848 (la referencia es al Manifiesto Comunista) son obsoletos en todo sentido". Paralelamente Bernstein argumenta que la extensión de derechos democráticos a las clases desposeídas -específicamente, el derecho a voto a quienes no son propietarios - cambia las reglas de la política: la democracia se ha transformado en conquista y herramienta popular y por lo tanto supera la necesidad de una insurrección y/o guerra civil a fin de instaurar una dictadura del proletariado. Consecuentemente, Bernstein analizaba la posibilidad de transformación del capitalismo al socialismo mediante un proceso de reformas políticas y económicas; la consecución de estas reformas debían figurar en adelante como objetivo prioritario del movimiento obrero, por lo que la confrontación electoral y la presencia parlamentaria de los partidos socialdemócratas se transforma en método central de avance al socialismo. Aunque las tesis de Bernstein fueron condenadas por casi todos los partidos, su posicionamiento (denunciado por los continuistas como revisionismo) tuvo una amplia influencia en el socialismo internacional.
En términos económicos, los socialdemócratas aceptan el sistema de economía de mercado, aunque también reconocen que éste presenta deficiencias al
asignar los recursos. Por lo tanto, promueven la intervención de la autoridad pública para establecer equilibrios y garantizar la libertad económica.
Así, desde su nacimiento la socialdemocracia fue identificada con el reformismo. Para sus críticos –los marxistas ortodoxos- más que la búsqueda de la emancipación de la humanidad a través de reformas políticas y sociales, se trataba de una traición a la utopía socialista, una claudicación al ideal
revolucionario, al elegir el camino de la democracia liberal y al aceptar el
capitalismo como sistema económico.
En cambio para los socialdemócratas originarios, la elección de la lucha
democrática para lograr el mejoramiento de la condición de vida de los trabajadores dentro de la sociedad capitalista, se trataba de una opción viable que simplemente utilizaría otros métodos, pero que mantenía como meta la instauración del socialismo.
En este sentido, en su versión originaria la socialdemocracia se define como un
partido político reformista, socialista y democrático que lucha por el progreso social y la conquista de la democracia con la finalidad de impulsar el desarrollo de la sociedad hacia el socialismo.
En este sentido podemos ver las diferencias y las coincidencias con el socialismo del que proviene:
SOCIALISMO
SOCIALDEMOCRACIA
Instauración del socialismo
Instauración del socialismo
Destruir el Estado
Utilizar el Estado
Revolución
Reformas
Partido monoclasista
Partido policlasista
Sociedad sin clases
Estado democrático
Como concepto general, el liberalismo es una teoría ética y política que defiende y postula el valor primario de la libertad. En caso de conflicto, un liberal dará prioridad a la libertad frente a otros valores, de modo general.
La mera defensa de la libertad no define sin más al liberalismo: a esto hay que añadir como mínimo los siguientes supuestos antropológicos e incluso metafísicos:
·         Es individualista en cuanto que afirma la supremacía moral de la persona frente a exigencias de cualquier colectividad social.
·         Es igualitaria porque confiere a todos los hombres el mismo status moral y niega la aplicabilidad, dentro de un orden político o legal, de diferencias en el valor moral entre los seres humanos.
·         Es universalista, ya que afirma la unidad moral de la especie humana.
·         Es meliorista, por su creencia en la corregibilidad y las posibilidades de mejoramiento de cualquier institución social y acuerdo político.

De esta manera se pone en marcha el ensayo inglés de introducción de mecanismos parlamentarios para canalizar la solución de los conflictos sociales.
La unión de una monarquía constitucional y parlamentaria, del liberalismo de John Locke como teoría e ideología de soporte, y finalmente de la revolución científica culminada por Isaac Newton, supuso un modelo a imitar para toda la ilustración europea: un paradigma definido por esa unión de libertad política, económica y de ideas que tanto habían defendido en el atormentado siglo XVII europeo los primeros liberales.
Ya desde su inicio en los siglos XVI y XVII surgen el liberalismo dos tradiciones:

ü  Una vinculada al derecho natural de raíz cristiana, preocupada por dotar de una justificación filosófica a la idea del contrato o pacto social, con el fin de proporcionar un sustento adecuado a la defensa de los derechos y libertades individuales, John Locke.
ü  Y una segunda corriente, en la que se intenta desligar el discurso ético y político liberal de la tradición cristiana e iusnaturalista, centrándose no solo en la defensa de las libertades individuales sino en el de la limitación del poder de las instituciones políticas en función de criterios utilitarios: se persigue la defensa de la libertad, pero no apelando a derechos naturales sino a un cálculo convencional de la utilidad, David Hume.
Éste último considera que la única tarea de las instituciones políticas es la de procurar la felicidad de los gobernados, en ausencia de esta utilidad básica, la libertad de los individuos es prioritaria y está justificada la desobediencia.
Otro teórico liberal destacable fue Jeremy Bentham, considera que toda acción individual y/o política puede ser examinada en primer lugar en términos de placer y dolor. Como los seres humanos están conformados para buscar el placer y huir del dolor, deberían comportarse de un modo que maximizara su utilidad, entendida ésta como la producción de la mayor felicidad para el mayor número. De este esquema general hedonista y materialista, suge un proyecto filosófico, el de diseñar y construir un buen sistema de gobierno y de leyes, que no será otro que aquel que, partiendo de cómo las personas son en realidad (buscadores de placer) contribuya a poner los medios para que lleguen a ser como deberían ser (maximizadores de su utilidad).
Precisamente porque el Gobierno y los Estados, a través de la clase política principalmente, tienden a olvidar que solo existen, como dijo Hume, para proteger nuestras libertades (mejor que nuestros derechos), es prudente protegerse del poder político y de nuestras instituciones, estableciendo un elaborado sistema de leyes constitucionales en el que, piensa Bentham, es fundamental la democracia representativa, pero no solo ésta, sino también un sistema de compensación y limitación de los distintos poderes, en aplicación del dicho humeano de que “los seres humanos no son unos canallas, pero hay que diseñar las leyes como si lo fueran”.
Bentham no es tan ingenuo para suponer, que intereses individuales y colectivos se armonizarían solos o digamos de un modo natural. Toda articulación de intereses, deseos o preferencia se produce en un marco institucional legislativo, político o económico artificial.
El corpus político de ese régimen liberal se resume en dos conceptos: “iguales poderes de participación de todos los individuos y mecanismos de control sobre los gobernantes”.


LA SOCIALDEMOCRACIA CLÁSICA (1945-1973)
NEOLIBERALISMO (finales del silo XX)
En 1959, año en el que se celebró el Congreso del Partido Socialdemócrata
Alemán (SPD) en Bad Godesberg, se reconoció la obsolescencia del marxismo
frente a los retos que implicaba sobrevivir en una situación de posguerra y
frente a la posibilidad de llegar al gobierno.
Finalmente, la socialdemocracia, en este segundo periodo, se consolidó como
una de las principales fuerzas políticas leal al sistema capitalista, teniendo su
mayor periodo de auge entre los años 1945 y 1973.
Ya no se trataba de alcanzar aquella sociedad sin clases; ahora se pretendía
humanizar el capitalismo y reformar el Estado. Una vez más la
socialdemocracia adoptaba una estrategia pragmática y realista que se
adaptaba a las nuevas circunstancias.
Los cinco elementos que
componen el paradigma socialdemócrata clásico son:
ü  El liberalismo político: la aceptación de las instituciones liberal-democráticas.
ü  El Estado de bienestar: la ejecución de políticas sociales tendientes a
distribuir la riqueza de una forma más equitativa, mitigando los
efectos del mercado, y a promover la justicia social, corrigiendo los
desequilibrios económicos.
ü  El keynesianismo: la ejecución de políticas económicas tendientes a
lograr pleno empleo, salarios elevados, estabilidad de precios y
aumento del gasto público.
ü  El compromiso con la igualdad social.
Durante este periodo la socialdemocracia logró grandes éxitos. No sólo en
términos de victorias electorales, sino también respecto a la difusión de su
modelo: conjunción de la democracia liberal, el capitalismo y el bienestar social.
Entre los más destacados dirigentes políticos de estos años se encuentran: el
Primer Ministro sueco Olof Palme (1969-1976, reelegido en 1982); el Canciller
de Austria Bruno Kreisky (1970-1983) y; el Canciller alemán Willy Brandt
(1969-1974).
Continuando con la estrategia política de establecer y fortalecer a partidos
interclasistas, la socialdemocracia clásica buscó la integración social del
electorado para obtener el mayor número de votos posible. Es decir, buscó el
apoyo fuera de la clase obrera. Así, esta búsqueda de aliados se arraigó a partir
de entonces como una táctica inherente al electoralismo.
Las diferencias entre la socialdemocracia originaria y la socialdemocracia clásica se resumen en:
SOCIALDEMOCRACIA
ORIGINARIA
SOCIALDEMOCRACIA
CLÁSICA
Instauración del socialismo
Adaptación y humanización
del capitalismo
Utilizar el Estado
Reformar el Estado
Reformas
Reformas
Partido policlasista
Partido policlasista
Estado democrático
Estado
benefactor/interventor

En los años setenta, la crisis del petróleo y la consecuente alza de los precios en el mercado
desencadenaron una recesión económica. A escala doméstica la crisis del Estado de bienestar fue insostenible, la realidad  mostraba las fallas y el agotamiento de las políticas de bienestar económico y social.
Algunos de los problemas que se presentaron fueron: el aumento excesivo de los gastos públicos, los índices elevados de inflación, el aumento de la deuda pública, la ineficiencia de la burocracia, la pérdida de competitividad de las
empresas públicas, etc.
Ciertamente el modelo económico de los años de posguerra se había agotado, no obstante, no sólo se trataba de la caducidad de ciertas políticas del Estado benefactor. También la globalización económica, desencadenada con gran fuerza a partir de la década de los ochenta, planteaba nuevos escenarios, nuevos retos y nuevas exigencias.
No define una teoría económica concreta, y se usa más para referirse a la institucionalización de un sistema en el comercio mundial. Tampoco el neoliberalismo es una filosofía política unificada debido a la diversidad de escuelas y movimientos que se le suelen relacionar. Aunque sí existe un alto acuerdo sobre qué medidas políticas y concretas adoptar, aunque existan diferencias menores entre diferentes proponentes.
En teoría, el neoliberalismo suele defender algunos conceptos filosóficos del viejo liberalismo clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos políticos y su implicación con ideas posteriores, hace de él una doctrina diferente de dicho liberalismo clásico.
El neoliberalismo, como política tecnocrática y macroeconómica (y no propiamente filosófica), tiene una dimensión geopolítica mercantilista ajena en la práctica al liberalismo económico propiamente dicho, es decir el neoliberalismo no es necesariamente sinónimo de mercado libre -sin trabas burocráticas ni privilegios sectoriales-, razón que explicaría que sea asociado al corporativismo internacional.
El neoliberalismo propone que se deje en manos de los particulares o empresas privadas el mayor número de actividades posible. Igualmente propone una limitación del papel del Estado en la economía; la privatización de empresas públicas y la reducción del tamaño del Estado, es decir, una reducción del porcentaje del PIB controlado o administrado directamente por el Estado. Respecto al derecho laboral, mercantil y las regulaciones económicas generales el neoliberalismo propugna la "flexibilización" laboral, la eliminación de restricciones y regulaciones a la actividad económica, la apertura de fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros y se reduce el tamaño del Estado.
Tanto Margaret Thatcher como la administración de Ronald Reagan pusieron en práctica estas teorías con resultados desiguales, por diferentes motivos.
Los primeros en usar el término neoliberal fueron destacadas figuras del liberalismo, como Ludwig von Mises, en su libro Liberalismus usa el término neoliberalism para traducir lo que en alemán von Mises denominó neuen Liberalismus (nuevo liberalismo). En este libro Von Mises usa el término para designar a los socialistas que se hacen pasar por liberales (término que después reemplazó por seudoliberales).
Louis Baudin, en su obra de 1953, L'aube d'un nouveau libéralisme (El alba de un nuevo liberalismo), relata que el término neoliberalismo fue deliberadamente acuñado y usado para su posterior difusión en el coloquio de destacados pensadores liberales realizado en París en agosto de 1938, cuando ya se anunciaba la inevitabilidad de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo fue diferenciarse del entonces desacreditado liberalismo político, al que se atribuía una importante responsabilidad por haber llegado a ese callejón sin salida.
 Entre los rasgos esenciales del neoliberalismo se  incluyen la garantía legal de la libre competencia y la convicción de que al libre mercado deben agregarse otras consideraciones sociales. No se puede hablar de una definición universalmente aceptada, uniforme en el espacio y constante en el tiempo, sino sólo de usos del término neoliberalismo en diferentes contextos.
El término es usado tanto por detractores del capitalismo (socialistas, comunistas, etc.) como algunos partidarios críticos del capitalismo (proteccionistas, postkeynesianos, Nueva economía internacional). Estos y otros grupos suelen usar el concepto como una generalización para referirse a cualquier posición que se oponga a limitar los mercados o reducir la intervención del Estado en la economía.

LA TERCERA VÍA (1998-2005)
SOCIAL LIBERALISMO
Una tercera vía que se ubicó entre el
modelo socialdemócrata clásico y el modelo neoliberal. En palabras de su gran
ideólogo, Anthony Giddens:
...la “tercera vía” se refiere a un marco de pensamiento y política práctica que busca adoptar la socialdemocracia a un mundo que ha cambiado esencialmente a lo largo de las dos o tres últimas décadas. Es una tercera vía en cuanto que es un intento por trascender tanto la socialdemocracia a la antigua como el neoliberalismo.
En términos generales, se trató de un proyecto de centro-izquierda para
renovar la socialdemocracia en el marco de la globalización y para responder a la ola neoconservadora. En Europa y Estados Unidos los gobiernos que representan esta tendencia son: el británico encabezado por Tony Blair y su “Nuevo Laborismo” (1997); el alemán con Gerhard Schröder y su “Nuevo
Centro” (1998) y; el norteamericano dirigido por el demócrata William Clinton (1993-2001).
Estos gobiernos aceptaron las condiciones de disciplina fiscal, estabilidad macroeconómica y reformas políticas que demandaba el neoliberalismo. Sin embargo, fieles a los principios y valores socialdemócratas, también fueron capaces de mantener la esencia del modelo: a) un Estado socialmente
responsable, b) un Estado como regulador último de la economía y c) el compromiso con el bienestar social de las mayorías.
En este sentido, dichos gobernantes fueron tildados de pragmáticos y en algunos casos duramente criticados. En otros países se mantuvo una tendencia
más tradicional. Tal es el caso de la Francia gobernada por el socialista Lionel
Jospin (1997-2002), quien calificó la tercera vía de Blair y Schröder como un
neoliberalismo disfrazado.
Las diferencias entre la socialdemocracia clásica y la tercera vía se resumen en:
SOCIALDEMOCRACIA
CLÁSICA
TERCERA VÍA
Adaptación y humanización
del capitalismo
Democratización del
capitalismo mundial
Reformar el Estado
Reformar el Estado
Reformas
Reformas
Partido policlasista
Partidos policlasistas y
sociedad civil
Estado
benefactor/interventor
Estado regulador e inversor

Esta tendencia se propone que las políticas públicas ya no estén dirigidas a la redistribución de la riqueza, sino más bien a la creación de ésta.
Es decir, “en lugar de ofrecer subsidios a las empresas, el Gobierno debería
promover condiciones que llevan a las compañías a innovar y a los trabajadores
a ser más eficientes en la economía global”. Estas ideas estuvieron animadas
e implementadas por el presidente Bill Clinton.
En suma, los partidarios de la tercera vía consideran que la globalización económica ha vuelto obsoleto el estatismo de la vieja izquierda. Por ello Giddens propone que los socialdemócratas modernizadores deben estimular la colaboración internacional en cinco áreas básicas: la gobernancia de la
economía mundial, la gestión ecológica global, la regulación del poder corporativo, el control de las guerras y el fomento de la democracia transnacional.
El socioliberalismo, o '"social liberalismo"', también conocido como liberalismo radical, liberalismo solidario,  liberalismo progresista, liberalismo democrático y en Estados Unidos liberalismo moderno, es una tendencia política que propugna que el bienestar y desarrollo de la sociedad es compatible con la libertad de sus individuos.
Para ello propugna regulación social, y una intervención parcial del Estado en la economía, con el objeto de garantizar una economía de mercado completa y genuinamente libre, que castigue la formación de monopolios y la consolidación de intereses monopolísticos. Los social liberales son críticos con el socialismo y su pretensión de socializar la economía, que, según ellos, cae en el paternalismo, coarta la libertad de comercio, y genera ineficiencia económica e injusticia social. Según los social liberales la función del Estado es la de garantizar la igualdad de oportunidades, fomentando el desarrollo personal y la libertad de todos los ciudadanos, pero en ningún caso la de sustituirlos en la toma de decisiones.
El social liberalismo nace como corriente progresista del liberalismo clásico, e introduce la justicia social y la democracia liberal en su programa de reformas. Es una teoría de origen europeo basada en corrientes racionalistas ilustradas relacionadas, sobre todo, con Kant y Voltaire, así como en el liberalismo ilustrado británico, en especial la teoría política de John Locke. Más allá, se pueden encontrar raíces en los orígenes del iusnaturalismo en Tomás de Aquino y Francisco Suárez, en la Escuela de Salamanca, y en el humanismo renacentista.
Mención aparte requiere la figura de John Rawls (1921-2002). En su Teoría de la justicia Rawls argumenta heurísticamente en favor de una reconciliación de los principios de libertad e igualdad a través de la idea de la justicia como equidad. Sostiene que las desigualdades son aceptables, siempre que los beneficios que obtienen los que están la parte alta de la cúspide económica, repercutan también en la mejora de las condiciones de los menos favorecidos que se encuentren en la parte baja de las rentas.
Otro destacado pensador es Norberto Bobbio  uno de los principales exponentes del socioliberalismo, es percibido como el filósofo de “La democracia en el mundo contemporáneo”, entendida como la búsqueda crítica de consensos. Según su opinión, son esenciales una participación colectiva y no coercitiva en las decisiones comunes, la alternancia no violenta de los partidos y sectores sociales en el poder, etc.
En resumen, el social liberalismo es una corriente de origen liberal que incluye la justicia social en sus postulados, como mecanismo esencial para fomentar la igual libertad, y para distribuir de manera equitativa la riqueza generada por la economía libre de mercado. Tiene sus fuentes tanto en las tesis más racionalistas de la Ilustración, como en el desarrollo del capitalismo liberal e industrial del S. XIX, con el que comulga sin rubor. Sus fundamentos teóricos se encuentran en las filosofías liberales de John Locke, Jeremy Bentham, Thomas Jefferson, Voltaire, John Stuart Mill, y, más recientemente, John Maynard Keynes, Isaiah Berlin, John Rawls o Norberto Bobbio.

PRINCIPIOS TEÓRICOS DEL SOCIAL LIBERALISMO

Las posturas social liberales postulan que las libertades individuales son compatibles con la justicia social. Para asegurar la compatibilidad, el Estado está legitimado para intervenir en temas como educación, sanidad, desempleo a la vez que expandir los derechos civiles a todos los ciudadanos, arbitrando conflictos, y evitando cualquier discriminación.
Los primeros social liberales aparecieron durante el siglo XIX y formularon sus puntos de vista en respuesta al liberalismo clásico del siglo XVII y del siglo XVIII. Los social liberales pusieron gran énfasis en las libertades individuales, tanto en su vertiente positiva (libertad positiva) como negativa (libertad negativa), y en la interacción de tales libertades con otras funciones esenciales de la vida comunitaria, como son la solidaridad y la empatía, que pueden servir para acrecentar las oportunidades de los menos privilegiados en la sociedad. Según los socioliberales, el Estado regula y protege libertades civiles, pero no puede usurpar la autonomía de los individuos. Por ello, la soberanía reside en exclusiva en la ciudadanía, y se transmite a través de los mecanismos propios de la democracia liberal. Este liberalismo es, en consecuencia, radicalmente demócrata, y a sus defensores a menudo se les conoce también como liberal-demócratas.
También defienden la idea de que el Estado no debe moralizar a los ciudadanos, sino que, al contrario, tiene la obligación de garantizar su autonomía moral, pues la moral pertenece a la esfera privada. Por ello, defienden una concepción laica del Estado, abogando por una completa separación entre Iglesia y Estado, y, en concreto, defendiendo el derecho de mujeres y hombres a elegir cuando y cómo tener hijos.

En lo político, el pensamiento socio-liberal se entiende como una evolución natural del progresismo liberal, como adaptación a los tiempos actuales, desarrollando sus propias teorías acerca de las soluciones necesarias para resolver los problemas de la sociedad.
En el mundo anglosajón, es conocido como "liberalismo moderno", en contraposición al liberalismo clásico o a los neoconservadores o liberal-conservadores. En Estados Unidos, estas posturas están defendidas por el Partido Demócrata de Estados Unidos. Allí, los demócratas son conocidos, simplemente, como "liberales". La Internacional Liberal es la principal organización internacional de partidos liberales, incluyendo los social liberales.
En general, el Social Liberalismo basa su programa político en la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos, elecciones libres y justas en una democracia pluripartidista, justicia social, entendida como el mecanismo fundamental para lograr la igual libertad, tolerancia, libre comercio, economía de mercado regulada y genuinamente libre, sostenibilidad medioambiental así como solidaridad internacional, puesto que sus tesis suelen ser universalistas y cosmopolitistas.
En general, el Social Liberalismo basa su programa político en la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos, elecciones libres y justas en una democracia pluripartidista, justicia social, entendida como el mecanismo fundamental para lograr la igual libertad, tolerancia, libre comercio, economía de mercado regulada y genuinamente libre, sostenibilidad medioambiental así como solidaridad internacional, puesto que sus tesis suelen ser universalistas y cosmopolitistas.

Fuentes
·         LOS PRINCIPIOS Y VALORES DE LA TERCERA VÍA
Fundación por la Socialdemocracia de las Américas, http://www.fusda.org/socialdemocracia.pdf
·         GÉNESIS Y EVOLUCIÓN DEL LIBERALISMO CLÁSICO EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO BRITÁNICO.  José L. tasset Universidad de la Coruña
·          SOCIOLIBERALISMO http://es.wikipedia.org/wiki/Socioliberalismo
·         SOCIALDEMOCRACIA http://es.wikipedia.org/wiki/Socialdemocracia

       EL ESTADO A LA CARTA, Edt, United p.c. Autor Juan J. Molina 


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miércoles, 2 de enero de 2013

Los militares se convierten en el árbitro de la transición venezolana, por EWALD SCHARFENBERG

"El chavismo, en su aprendizaje durante 14 años de Gobierno, fue capaz de dar forma a una institucionalidad que funciona: las misiones, las redes de distribución de alimentos. “Este régimen se plantea cambiar y ordenarle la vida a las personas”, señala Capriles, “y para ello ha construido un eficaz sistema de localización y movilización de los individuos a través de organizaciones a las que deben adscribirse, a veces sin su voluntad, que los van llevando desde la cuna a la tumba”."





“Aquí hay una revolución militar en marcha y debe ser permanente, no puede detenerse”. El sentido de la frase debía resultar inequívoco. La pronunció Nicolás Maduro, vicepresidente de Venezuela y señalado sucesor por Hugo Chávez en caso de que este, convaleciente todavía en Cuba de su cuarta operación desde que en junio de 2011 se le detectó un cáncer, no esté en capacidad de asumir su tercer mandato presidencial el próximo 10 de enero.
Pero Maduro la leyó de un texto que atribuyó a Chávez y en el que exhorta en términos imperativos a mantener la doctrina militar bolivariana. Muchos analistas echaron de menos en el recado la redacción típica del presidente venezolano. También contribuyó al escepticismo sobre la autoría del mensaje el hecho de que se leyera durante una salutación a las guarniciones militares el 28 de diciembre, Día de los Inocentes, cuando por tradición en el país se gastan bromas para cazar a distraídos.
El Ejército tiene el control logístico de funciones vitales del Estado
Esta vez la fecha fue ocasión de indicios explícitos sobre la importancia que las Fuerzas Armadas van adquiriendo como árbitro en la lucha por el poder que se gesta en el interior del chavismo. Con una sutileza que pocos le atribuirían, en el mismo acto militar se hizo presente Diosdado Cabello, exteniente del Ejército y actual presidente de la Asamblea Nacional, rival de Maduro en la línea sucesoria, vestido con una casaca verde oliva de tinte castrense. A la misma hora, el diario brasileño Folha de São Paulo, daba a conocer una entrevista con un antiguo ideólogo de la revolución bolivariana, el académico alemán Heinz Dieterich, quien desde México, donde reside, aseguró que “los cubanos no tienen influencia en la sucesión. Los militares leales a Chávez, este sí es el factor clave”.
En Venezuela se ha dado inicio a la transición. Ya no parece decisivo si el presidente Chávez logra recuperarse de su reciente operación. Aun en ese caso, se da por hecho que, tarde o temprano, quedará incapacitado por el cáncer para completar el periodo hasta 2019. Hoy, 31 de diciembre, Chávez acumulará 110 días de tratamiento en La Habana, uno de cada cinco días del último año y medio de su gestión. En previsión de un desenlace fatal, los periódicos tienen preparados sus obituarios. Es una hipótesis que el propio Chávez dejó entrever en su última aparición pública.
La sucesión ha comenzado. Ya no parece decisivo que Chávez se recupere
En cualquier escenario, el visto bueno militar parece imprescindible. No tanto por su poder de fuego, sino por el control logístico y administrativo que las Fuerzas Armadas mantienen sobre funciones vitales del Estado. En el Gabinete, los militares ocupan tres carteras. Once exoficiales o suboficiales, designados como candidatos del oficialismo por el propio Chávez, fueron elegidos hace dos semanas gobernadores de otras tantas provincias de las 23 que conforman Venezuela.
Pero, además, los militares se han integrado de manera orgánica en la conducción del aparato paraestatal de asistencia y control social. Se trata de un “cuerpo biopolítico”, tal como lo califica, echando mano a un término acuñado por Michel Foucault, la psicóloga política Colette Capriles, profesora de la Universidad Simón Bolívar. El chavismo, en su aprendizaje durante 14 años de Gobierno, fue capaz de dar forma a una institucionalidad que funciona: las misiones, las redes de distribución de alimentos. “Este régimen se plantea cambiar y ordenarle la vida a las personas”, señala Capriles, “y para ello ha construido un eficaz sistema de localización y movilización de los individuos a través de organizaciones a las que deben adscribirse, a veces sin su voluntad, que los van llevando desde la cuna a la tumba”.
Si el sector castrense quiere influir en la deriva política de Venezuela, no tendrá que hacerlo a cara descubierta, mediante un clásico pronunciamiento. Le basta con poner ese aparato a disposición de alguno de los candidatos a la sucesión, mientras se lo escamotea a otro. Es el trofeo que, junto a la mitología del comandante Chávez, se disputan Maduro y Cabello. Si a estas alturas Maduro lleva la ventaja por la voluntad expresa de Chávez, a la larga el resultado puede favorecer a Cabello. La mayoría de los oficiales del Ejército que hoy tienen mando de tropa forman parte de la promoción de 1987, la misma de Cabello.
En lo que con toda probabilidad podrían coincidir Cabello, Maduro y la oficialidad superior es en la conveniencia de llevar la transición por cauces constitucionales. Los dos primeros, para preservar el patrimonio político de Chávez. Los últimos, escarmentados por las sangrientas ocasiones en las que, desde 1989, las Fuerzas Armadas salieron a regañadientes a las calles para preservar el orden público.
La primera prueba de fuego para la determinación militar tiene fecha. El próximo 10 de enero debería juramentarse el nuevo presidente. A pesar del secretismo oficial sobre la salud del presidente electo, se espera que Chávez no se haga presente. En corrillos políticos se augura un acuerdo para declarar la falta temporal del presidente, lo que abriría un plazo de 90 días, prorrogable una sola vez, para que Chávez se incorpore al cargo o, ante su ausencia definitiva, se convoquen nuevas elecciones.
Perduran algunas dudas sobre el procedimiento —de hecho, ya se han presentado dos solicitudes de interpretación constitucional ante el Tribunal Supremo, purgado esta misma semana de sus últimos siete magistrados impredecibles o indóciles para el Gobierno—. Pero todo debe transcurrir en paz: si la incertidumbre da paso a desórdenes callejeros, los militares pueden verse obligados a intervenir.
Esa eventualidad, temida por todos, daría lugar a fracturas dentro de las filas castrenses, como ocurrió en abril de 2002, durante el breve golpe que sacó a Chávez del poder durante 47 horas. “Entre los militares actúan distintos grupos que no necesariamente están en contacto entre sí o tienen intereses convergentes”, advierte la experta Rocío San Miguel.
La otra gran incógnita tiene que ver con la Milicia Bolivariana. Con 120.000 miembros, armamento ligero y pobre organización, no es rival para ningún otro cuerpo profesional. Pero se constituyó por mandato del presidente Chávez y se ve a sí misma como una guardia pretoriana del proceso. Aliada a los extremismos chavistas, tendría condiciones que imponer en un conflicto. Pero son interrogantes en cuya respuesta nadie quiere enrolarse: el orden constitucional conviene a civiles y militares.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/30/actualidad/1356895310_977821.html