TERCERA VÍA
VERSUS SOCIAL LIBERALISMO
ORÍGENES HISTÓRICOS
SOCIALDEMOCRACIA originaria
(1869-1945)
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LIBERALISMO clásico
(XVI-XVII-XVIII)
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La socialdemocracia es una tendencia política que surgió a finales
del siglo XIX y principios del XX a
partir del movimiento socialista.
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La teoría liberal comenzó a gestarse en el siglo XVI principalmente
en Inglaterra.
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Eduard Bernstein 1850/1932, considerado padre del revisionismo y uno
de los principales fundadores de la socialdemocracia.
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Tomás Moro siglo XVI, John Locke siglo XVII, hume, Bentham siglo
XVIII
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La necesidad de articular políticamente el movimiento proletario hizo
que en las conclusiones de la Conferencia de Londres que dio origen a la
creación de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT, 1864) se
aconsejara –inspirándose prioritariamente en el pensamiento marxista– la
creación de partidos políticos. Estos partidos serían los defensores de las
ideas sostenidas por la Internacional y se articularían como "vanguardia
organizada de las fuerzas proletarias".
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A finales del siglo XVI en Europa se había gestado ya casi en todos
sus términos la llamada teoría liberal y estaba esencialmente concebida como
una solución a los problemas religiosos o lo que era más grave, entre
creencias religiosas muy afines y próximas pero separadas por la fidelidad o
discrepancia ante algunos dogmas de fe.
Que el liberalismo era un intento de respuesta a unas circunstancias
problemáticas concretas y que en principio era solo una Utopía lo prueba el
hecho de que la obra que lleva precisamente ese título, y que resume y
consagra el género de las utopías políticas, incluye un núcleo claramente
liberal al menos en el apartado dedicado al complicado problema de la
convivencia religiosa. Tomás Moro llega a la convicción de la necesidad de
una solución tolerante, liberal e igualitaria, a partir de un descarnado
diagnóstico de las condiciones de una Europa que le era contemporánea: básicamente
un baño de sangre continuo por razón de discrepancias religiosas e
injusticias sociales.
Ante los problemas de la Europa de su tiempo, para Moro no cabía más
que una solución liberal, que sin embargo permaneció casi un siglo en el limbo
de los ensayos políticos utópicos, debido principalmente a que el liberalismo
necesitaba del desarrollo paralelo de un concepto de individualidad y de
individuo, que no estaba maduro todavía en el siglo XVI y que será la
condición sine qua non para el planteamiento liberal clásico de
una relación de “oposición” entre el ámbito de los derechos (contractualismo)
o intereses (utilitarismo) individuales y el Estado, gobierno o Instituciones
políticas.
Los rápidos procesos de cambio económico y político que acontecieron
en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII hicieron que, cuando a fines del
XVII, John Locke se enfrentó a la concepción y desarrollo de una respuesta
política al discurso absolutista, el liberalismo pasara de ser una utopía a
constituir una solución a los problemas de la convivencia cívica, política y
religiosa.
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PLANTEAMIENTOS
IDEOLÓGICOS
En la época de su fundación, y una vez expulsados los anarquistas de
la II Internacional en 1896, todos estos partidos nacionales tuvieron
planteamientos ideológicos muy semejantes, inspirados en el triunfante
marxismo. Inicialmente los partidos socialdemócratas incluyeron socialistas
revolucionarios como Rosa Luxemburgo y Lenin, moderados o centristas que
defendía la ortodoxia o camino intermedio como Karl Kautsky y Jean Jaurès y
quienes se concentraban en dos metas, el logro del sufragio universal y la conquista
del Estado a fin de utilizarlo como instrumento de progreso al socialismo,
por ejemplo: Ferdinand Lassalle, etc.
Sin embargo, pronto se abrió una profunda brecha ideológica por parte
de Eduard Bernstein (considerado padre del revisionismo y uno de los
principales fundadores de la socialdemocracia), quien postula –citando a
Engels– que el socialismo se logrará a través de una lucha «prolongada,
tenaz, avanzando lentamente de posición a posición». Lo que producirá una
especie de evolución del capitalismo dado que por un lado: A) Las condiciones
económicas no eran las suficientes como para permitir la aparición del
socialismo y B) Que la concentración o acumulación del capital no se ha
realizado en los términos previstos por Marx, sino por el contrario, se ha
extendido a través de la generalización de las empresas de capital social; lo
que significa que en lugar de pauperizar, la sociedad entera ha logrado
mejorar los niveles de vida de amplios sectores de ella y por el otro, la
ampliación de la democracia y los logros de beneficios sindicales que esa
extensión hace posible significa que el proletariado tendría cada vez más
derechos a defender y por lo tanto, menos razones para una insurrección. Todo
lo anterior "ha revolucionado completamente las condiciones de la lucha
del proletariado. Los métodos de 1848 (la referencia es al Manifiesto
Comunista) son obsoletos en todo sentido". Paralelamente Bernstein
argumenta que la extensión de derechos democráticos a las clases desposeídas
-específicamente, el derecho a voto a quienes no son propietarios - cambia
las reglas de la política: la democracia se ha transformado en conquista y
herramienta popular y por lo tanto supera la necesidad de una insurrección
y/o guerra civil a fin de instaurar una dictadura del proletariado.
Consecuentemente, Bernstein analizaba la posibilidad de transformación del
capitalismo al socialismo mediante un proceso de reformas políticas y
económicas; la consecución de estas reformas debían figurar en adelante como
objetivo prioritario del movimiento obrero, por lo que la confrontación
electoral y la presencia parlamentaria de los partidos socialdemócratas se
transforma en método central de avance al socialismo. Aunque las tesis de
Bernstein fueron condenadas por casi todos los partidos, su posicionamiento
(denunciado por los continuistas como revisionismo) tuvo una amplia
influencia en el socialismo internacional.
En términos económicos, los socialdemócratas aceptan el sistema de
economía de mercado, aunque también reconocen que éste presenta deficiencias
al
asignar los recursos. Por lo tanto, promueven la intervención de la
autoridad pública para establecer equilibrios y garantizar la libertad
económica.
Así, desde su nacimiento la socialdemocracia fue identificada con el
reformismo. Para sus críticos –los marxistas ortodoxos- más que la búsqueda
de la emancipación de la humanidad a través de reformas políticas y sociales,
se trataba de una traición a la utopía socialista, una claudicación al ideal
revolucionario, al elegir el camino de la democracia liberal y al
aceptar el
capitalismo como sistema económico.
En cambio para los socialdemócratas originarios, la elección de la
lucha
democrática para lograr el mejoramiento de la condición de vida de
los trabajadores dentro de la sociedad capitalista, se trataba de una opción
viable que simplemente utilizaría otros métodos, pero que mantenía como meta
la instauración del socialismo.
En este sentido, en su versión originaria la socialdemocracia se
define como un
partido político reformista, socialista y democrático que lucha por
el progreso social y la conquista de la democracia con la finalidad de
impulsar el desarrollo de la sociedad hacia el socialismo.
En este sentido podemos ver las diferencias y las coincidencias con
el socialismo del que proviene:
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Como concepto general, el liberalismo es una teoría ética y política
que defiende y postula el valor primario de la libertad. En caso de
conflicto, un liberal dará prioridad a la libertad frente a otros valores, de
modo general.
La mera defensa de la libertad no define sin más al liberalismo: a
esto hay que añadir como mínimo los siguientes supuestos antropológicos e
incluso metafísicos:
·
Es individualista en cuanto que afirma la
supremacía moral de la persona frente a exigencias de cualquier colectividad
social.
·
Es igualitaria porque confiere a todos los
hombres el mismo status moral y niega la aplicabilidad, dentro de un orden
político o legal, de diferencias en el valor moral entre los seres humanos.
·
Es universalista, ya que afirma la unidad
moral de la especie humana.
·
Es meliorista, por su creencia en la
corregibilidad y las posibilidades de mejoramiento de cualquier institución
social y acuerdo político.
De esta manera se pone en marcha el ensayo inglés de introducción de
mecanismos parlamentarios para canalizar la solución de los conflictos
sociales.
La unión de una monarquía constitucional y parlamentaria, del
liberalismo de John Locke como teoría e ideología de soporte, y finalmente de
la revolución científica culminada por Isaac Newton, supuso un modelo a
imitar para toda la ilustración europea: un paradigma definido por esa unión
de libertad política, económica y de ideas que tanto habían defendido en el
atormentado siglo XVII europeo los primeros liberales.
Ya desde su inicio en los siglos XVI y XVII surgen el liberalismo dos
tradiciones:
ü
Una vinculada al derecho natural de raíz
cristiana, preocupada por dotar de una justificación filosófica a la idea del
contrato o pacto social, con el fin de proporcionar un sustento adecuado a la
defensa de los derechos y libertades individuales, John Locke.
ü
Y una segunda corriente, en la que se intenta
desligar el discurso ético y político liberal de la tradición cristiana e
iusnaturalista, centrándose no solo en la defensa de las libertades
individuales sino en el de la limitación del poder de las instituciones
políticas en función de criterios utilitarios: se persigue la defensa de la
libertad, pero no apelando a derechos naturales sino a un cálculo
convencional de la utilidad, David Hume.
Éste último considera que la única tarea de las
instituciones políticas es la de procurar la felicidad de los gobernados, en
ausencia de esta utilidad básica, la libertad de los individuos es
prioritaria y está justificada la desobediencia.
Otro teórico liberal destacable fue Jeremy Bentham,
considera que toda acción individual y/o política puede ser examinada en
primer lugar en términos de placer y dolor. Como los seres humanos están
conformados para buscar el placer y huir del dolor, deberían comportarse de
un modo que maximizara su utilidad, entendida ésta como la producción de la
mayor felicidad para el mayor número. De este esquema general hedonista y
materialista, suge un proyecto filosófico, el de diseñar y construir un buen
sistema de gobierno y de leyes, que no será otro que aquel que, partiendo de
cómo las personas son en realidad (buscadores de placer) contribuya a poner
los medios para que lleguen a ser como deberían ser (maximizadores de su
utilidad).
Precisamente porque el Gobierno y los Estados, a
través de la clase política principalmente, tienden a olvidar que solo
existen, como dijo Hume, para proteger nuestras libertades (mejor que
nuestros derechos), es prudente protegerse del poder político y de nuestras
instituciones, estableciendo un elaborado sistema de leyes constitucionales
en el que, piensa Bentham, es fundamental la democracia representativa, pero
no solo ésta, sino también un sistema de compensación y limitación de los
distintos poderes, en aplicación del dicho humeano de que “los seres humanos
no son unos canallas, pero hay que diseñar las leyes como si lo fueran”.
Bentham no es tan ingenuo para suponer, que
intereses individuales y colectivos se armonizarían solos o digamos de un
modo natural. Toda articulación de intereses, deseos o preferencia se produce
en un marco institucional legislativo, político o económico artificial.
El corpus político de ese régimen liberal se resume
en dos conceptos: “iguales poderes de participación de todos los individuos y
mecanismos de control sobre los gobernantes”.
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LA SOCIALDEMOCRACIA CLÁSICA (1945-1973)
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NEOLIBERALISMO (finales del silo XX)
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En 1959, año en el que se celebró el Congreso del Partido
Socialdemócrata
Alemán (SPD) en Bad Godesberg, se reconoció la obsolescencia del
marxismo
frente a los retos que implicaba sobrevivir en una situación de
posguerra y
frente a la posibilidad de llegar al gobierno.
Finalmente, la socialdemocracia, en este segundo periodo, se
consolidó como
una de las principales fuerzas políticas leal al sistema capitalista,
teniendo su
mayor periodo de auge entre los años 1945 y 1973.
Ya no se trataba de alcanzar aquella sociedad sin clases; ahora se
pretendía
humanizar el capitalismo y reformar el Estado. Una vez más la
socialdemocracia adoptaba una estrategia pragmática y realista que se
adaptaba a las nuevas circunstancias.
Los cinco elementos que
componen el paradigma socialdemócrata clásico son:
ü El
liberalismo político: la aceptación de las instituciones liberal-democráticas.
ü El
Estado de bienestar: la ejecución de políticas sociales tendientes a
distribuir la riqueza de una
forma más equitativa, mitigando los
efectos del mercado, y a
promover la justicia social, corrigiendo los
desequilibrios económicos.
ü El
keynesianismo: la ejecución de políticas económicas tendientes a
lograr pleno empleo, salarios
elevados, estabilidad de precios y
aumento del gasto público.
ü El
compromiso con la igualdad social.
Durante este periodo la socialdemocracia logró grandes éxitos. No
sólo en
términos de victorias electorales, sino también respecto a la
difusión de su
modelo: conjunción de la democracia liberal, el capitalismo y el
bienestar social.
Entre los más destacados dirigentes políticos de estos años se
encuentran: el
Primer Ministro sueco Olof Palme (1969-1976, reelegido en 1982); el
Canciller
de Austria Bruno Kreisky (1970-1983) y; el Canciller alemán Willy
Brandt
(1969-1974).
Continuando con la estrategia política de establecer y fortalecer a
partidos
interclasistas, la socialdemocracia clásica buscó la integración
social del
electorado para obtener el mayor número de votos posible. Es decir,
buscó el
apoyo fuera de la clase obrera. Así, esta búsqueda de aliados se
arraigó a partir
de entonces como una táctica inherente al electoralismo.
Las diferencias entre la socialdemocracia originaria y la
socialdemocracia clásica se resumen en:
En los años setenta, la crisis del petróleo y la consecuente alza de
los precios en el mercado
desencadenaron una recesión económica. A escala doméstica la crisis
del Estado de bienestar fue insostenible, la realidad mostraba las fallas y el agotamiento de las
políticas de bienestar económico y social.
Algunos de los problemas que se presentaron fueron: el aumento
excesivo de los gastos públicos, los índices elevados de inflación, el
aumento de la deuda pública, la ineficiencia de la burocracia, la pérdida de
competitividad de las
empresas públicas, etc.
Ciertamente el modelo económico de los años de posguerra se había
agotado, no obstante, no sólo se trataba de la caducidad de ciertas políticas
del Estado benefactor. También la globalización económica, desencadenada con
gran fuerza a partir de la década de los ochenta, planteaba nuevos
escenarios, nuevos retos y nuevas exigencias.
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No define una teoría económica concreta, y se usa más para referirse
a la institucionalización de un sistema en el comercio mundial. Tampoco el
neoliberalismo es una filosofía política unificada debido a la diversidad de
escuelas y movimientos que se le suelen relacionar. Aunque sí existe un alto
acuerdo sobre qué medidas políticas y concretas adoptar, aunque existan
diferencias menores entre diferentes proponentes.
En teoría, el neoliberalismo suele defender algunos conceptos
filosóficos del viejo liberalismo clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos
políticos y su implicación con ideas posteriores, hace de él una doctrina
diferente de dicho liberalismo clásico.
El neoliberalismo, como política tecnocrática y macroeconómica (y no
propiamente filosófica), tiene una dimensión geopolítica mercantilista ajena
en la práctica al liberalismo económico propiamente dicho, es decir el
neoliberalismo no es necesariamente sinónimo de mercado libre -sin trabas
burocráticas ni privilegios sectoriales-, razón que explicaría que sea
asociado al corporativismo internacional.
El neoliberalismo propone que se deje en manos de los particulares o
empresas privadas el mayor número de actividades posible. Igualmente propone
una limitación del papel del Estado en la economía; la privatización de
empresas públicas y la reducción del tamaño del Estado, es decir, una
reducción del porcentaje del PIB controlado o administrado directamente por
el Estado. Respecto al derecho laboral, mercantil y las regulaciones
económicas generales el neoliberalismo propugna la "flexibilización"
laboral, la eliminación de restricciones y regulaciones a la actividad
económica, la apertura de fronteras para mercancías, capitales y flujos
financieros y se reduce el tamaño del Estado.
Tanto Margaret Thatcher como la administración de Ronald Reagan pusieron
en práctica estas teorías con resultados desiguales, por diferentes motivos.
Los primeros en usar el término neoliberal fueron destacadas figuras
del liberalismo, como Ludwig von Mises, en su libro Liberalismus usa el
término neoliberalism para traducir lo que en alemán von Mises denominó neuen
Liberalismus (nuevo liberalismo). En este libro Von Mises usa el término para
designar a los socialistas que se hacen pasar por liberales (término que
después reemplazó por seudoliberales).
Louis Baudin, en su obra de 1953, L'aube d'un nouveau libéralisme (El
alba de un nuevo liberalismo), relata que el término neoliberalismo fue
deliberadamente acuñado y usado para su posterior difusión en el coloquio de
destacados pensadores liberales realizado en París en agosto de 1938, cuando
ya se anunciaba la inevitabilidad de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo
fue diferenciarse del entonces desacreditado liberalismo político, al que se
atribuía una importante responsabilidad por haber llegado a ese callejón sin salida.
Entre los rasgos esenciales
del neoliberalismo se incluyen la
garantía legal de la libre competencia y la convicción de que al libre
mercado deben agregarse otras consideraciones sociales. No se puede hablar de
una definición universalmente aceptada, uniforme en el espacio y constante en
el tiempo, sino sólo de usos del término neoliberalismo en diferentes
contextos.
El término es usado tanto por detractores del capitalismo
(socialistas, comunistas, etc.) como algunos partidarios críticos del capitalismo
(proteccionistas, postkeynesianos, Nueva economía internacional). Estos y
otros grupos suelen usar el concepto como una generalización para referirse a
cualquier posición que se oponga a limitar los mercados o reducir la
intervención del Estado en la economía.
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LA TERCERA VÍA (1998-2005)
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SOCIAL LIBERALISMO
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Una tercera vía que se ubicó entre el
modelo socialdemócrata clásico y el modelo neoliberal. En palabras de
su gran
ideólogo, Anthony Giddens:
...la “tercera vía” se refiere a un marco de pensamiento y política práctica
que busca adoptar la socialdemocracia a un mundo que ha cambiado
esencialmente a lo largo de las dos o tres últimas décadas. Es una tercera
vía en cuanto que es un intento por trascender tanto la socialdemocracia a la
antigua como el neoliberalismo.
En términos generales, se trató de un proyecto de centro-izquierda
para
renovar la socialdemocracia en el marco de la globalización y para
responder a la ola neoconservadora. En Europa y Estados Unidos los gobiernos
que representan esta tendencia son: el británico encabezado por Tony Blair y
su “Nuevo Laborismo” (1997); el alemán con Gerhard Schröder y su “Nuevo
Centro” (1998) y; el norteamericano dirigido por el demócrata William
Clinton (1993-2001).
Estos gobiernos aceptaron las condiciones de disciplina fiscal,
estabilidad macroeconómica y reformas políticas que demandaba el
neoliberalismo. Sin embargo, fieles a los principios y valores socialdemócratas,
también fueron capaces de mantener la esencia del modelo: a) un Estado
socialmente
responsable, b) un Estado como regulador último de la economía y c)
el compromiso con el bienestar social de las mayorías.
En este sentido, dichos gobernantes fueron tildados de pragmáticos y
en algunos casos duramente criticados. En otros países se mantuvo una
tendencia
más tradicional. Tal es el caso de la Francia gobernada por el
socialista Lionel
Jospin (1997-2002), quien calificó la tercera vía de Blair y Schröder
como un
neoliberalismo disfrazado.
Las diferencias entre la socialdemocracia clásica y la tercera vía se
resumen en:
Esta tendencia se propone que las políticas públicas ya no estén
dirigidas a la redistribución de la riqueza, sino más bien a la creación de
ésta.
Es decir, “en lugar de ofrecer subsidios a las empresas, el Gobierno
debería
promover condiciones que llevan a las compañías a innovar y a los
trabajadores
a ser más eficientes en la economía global”. Estas ideas estuvieron
animadas
e implementadas por el presidente Bill Clinton.
En suma, los partidarios de la tercera vía consideran que la
globalización económica ha vuelto obsoleto el estatismo de la vieja
izquierda. Por ello Giddens propone que los socialdemócratas modernizadores
deben estimular la colaboración internacional en cinco áreas básicas: la
gobernancia de la
economía mundial, la gestión ecológica global, la regulación del
poder corporativo, el control de las guerras y el fomento de la democracia
transnacional.
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El socioliberalismo, o '"social liberalismo"', también
conocido como liberalismo radical, liberalismo solidario, liberalismo progresista, liberalismo
democrático y en Estados Unidos liberalismo moderno, es una tendencia
política que propugna que el bienestar y desarrollo de la sociedad es
compatible con la libertad de sus individuos.
Para ello propugna regulación social, y una intervención parcial del
Estado en la economía, con el objeto de garantizar una economía de mercado
completa y genuinamente libre, que castigue la formación de monopolios y la
consolidación de intereses monopolísticos. Los social liberales son críticos
con el socialismo y su pretensión de socializar la economía, que, según
ellos, cae en el paternalismo, coarta la libertad de comercio, y genera
ineficiencia económica e injusticia social. Según los social liberales la
función del Estado es la de garantizar la igualdad de oportunidades,
fomentando el desarrollo personal y la libertad de todos los ciudadanos, pero
en ningún caso la de sustituirlos en la toma de decisiones.
El social liberalismo nace como corriente progresista del liberalismo
clásico, e introduce la justicia social y la democracia liberal en su
programa de reformas. Es una teoría de origen europeo basada en corrientes
racionalistas ilustradas relacionadas, sobre todo, con Kant y Voltaire, así
como en el liberalismo ilustrado británico, en especial la teoría política de
John Locke. Más allá, se pueden encontrar raíces en los orígenes del
iusnaturalismo en Tomás de Aquino y Francisco Suárez, en la Escuela de
Salamanca, y en el humanismo renacentista.
Mención aparte requiere la figura de John Rawls (1921-2002). En su Teoría
de la justicia Rawls argumenta heurísticamente en favor de una reconciliación
de los principios de libertad e igualdad a través de la idea de la justicia
como equidad. Sostiene que las desigualdades son aceptables, siempre que los
beneficios que obtienen los que están la parte alta de la cúspide económica,
repercutan también en la mejora de las condiciones de los menos favorecidos
que se encuentren en la parte baja de las rentas.
Otro destacado pensador es Norberto Bobbio uno de los principales exponentes del socioliberalismo,
es percibido como el filósofo de “La democracia en el mundo contemporáneo”,
entendida como la búsqueda crítica de consensos. Según su opinión, son
esenciales una participación colectiva y no coercitiva en las decisiones
comunes, la alternancia no violenta de los partidos y sectores sociales en el
poder, etc.
En resumen, el social liberalismo es una corriente de origen liberal
que incluye la justicia social en sus postulados, como mecanismo esencial
para fomentar la igual libertad, y para distribuir de manera equitativa la
riqueza generada por la economía libre de mercado. Tiene sus fuentes tanto en
las tesis más racionalistas de la Ilustración, como en el desarrollo del
capitalismo liberal e industrial del S. XIX, con el que comulga sin rubor.
Sus fundamentos teóricos se encuentran en las filosofías liberales de John Locke,
Jeremy Bentham, Thomas Jefferson, Voltaire, John Stuart Mill, y, más
recientemente, John Maynard Keynes, Isaiah Berlin, John Rawls o Norberto
Bobbio.
PRINCIPIOS TEÓRICOS DEL SOCIAL LIBERALISMO
Las posturas social liberales postulan que las libertades
individuales son compatibles con la justicia social. Para asegurar la
compatibilidad, el Estado está legitimado para intervenir en temas como
educación, sanidad, desempleo a la vez que expandir los derechos civiles a
todos los ciudadanos, arbitrando conflictos, y evitando cualquier
discriminación.
Los primeros social liberales aparecieron durante el siglo XIX y formularon
sus puntos de vista en respuesta al liberalismo clásico del siglo XVII y del
siglo XVIII. Los social liberales pusieron gran énfasis en las libertades
individuales, tanto en su vertiente positiva (libertad positiva) como
negativa (libertad negativa), y en la interacción de tales libertades con
otras funciones esenciales de la vida comunitaria, como son la solidaridad y
la empatía, que pueden servir para acrecentar las oportunidades de los menos
privilegiados en la sociedad. Según los socioliberales, el Estado regula y
protege libertades civiles, pero no puede usurpar la autonomía de los
individuos. Por ello, la soberanía reside en exclusiva en la ciudadanía, y se
transmite a través de los mecanismos propios de la democracia liberal. Este
liberalismo es, en consecuencia, radicalmente demócrata, y a sus defensores a
menudo se les conoce también como liberal-demócratas.
También defienden la idea de que el Estado no debe moralizar a los
ciudadanos, sino que, al contrario, tiene la obligación de garantizar su
autonomía moral, pues la moral pertenece a la esfera privada. Por ello,
defienden una concepción laica del Estado, abogando por una completa
separación entre Iglesia y Estado, y, en concreto, defendiendo el derecho de
mujeres y hombres a elegir cuando y cómo tener hijos.
En lo político, el pensamiento socio-liberal se entiende como una
evolución natural del progresismo liberal, como adaptación a los tiempos
actuales, desarrollando sus propias teorías acerca de las soluciones
necesarias para resolver los problemas de la sociedad.
En el mundo anglosajón, es conocido como "liberalismo
moderno", en contraposición al liberalismo clásico o a los
neoconservadores o liberal-conservadores. En Estados Unidos, estas posturas
están defendidas por el Partido Demócrata de Estados Unidos. Allí, los
demócratas son conocidos, simplemente, como "liberales". La
Internacional Liberal es la principal organización internacional de partidos
liberales, incluyendo los social liberales.
En general, el Social Liberalismo basa su programa político en la
defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los
individuos, elecciones libres y justas en una democracia pluripartidista,
justicia social, entendida como el mecanismo fundamental para lograr la igual
libertad, tolerancia, libre comercio, economía de mercado regulada y
genuinamente libre, sostenibilidad medioambiental así como solidaridad
internacional, puesto que sus tesis suelen ser universalistas y
cosmopolitistas.
En general, el Social Liberalismo basa su programa político en la
defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los
individuos, elecciones libres y justas en una democracia pluripartidista,
justicia social, entendida como el mecanismo fundamental para lograr la igual
libertad, tolerancia, libre comercio, economía de mercado regulada y
genuinamente libre, sostenibilidad medioambiental así como solidaridad
internacional, puesto que sus tesis suelen ser universalistas y
cosmopolitistas.
|
Fuentes
·
LOS PRINCIPIOS Y VALORES DE LA TERCERA VÍA
Fundación por la Socialdemocracia de las Américas, http://www.fusda.org/socialdemocracia.pdf
·
GÉNESIS Y EVOLUCIÓN DEL LIBERALISMO CLÁSICO EN
EL PENSAMIENTO POLÍTICO BRITÁNICO. José L.
tasset Universidad de la Coruña
EL ESTADO A LA CARTA, Edt, United p.c. Autor Juan J. Molina
e
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