Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

miércoles, 27 de enero de 2010

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA (III)


¿Por qué democracia participativa?

Hay buenas razones por las cuales la democracia participativa debiera funcionar:
Aprovecha las experiencias y la capacidad de todos. La sociedad funciona mediante una red que interrelaciona al gobierno, las diversas comunidades, los grupos de intereses, los sectores y las instituciones. Además, los ciudadanos tienen un conocimiento mucho más íntimo a nivel local de las necesidades de la población que ningún grupo de políticos desde un gobierno altamente centralizado.
Promueve la legitimidad. Las instituciones, los organismos sectoriales, las empresas y los gobiernos acabarán por apreciar que tienen mucho que ganar en confianza, apoyo y colaboración de parte de los ciudadanos si los incluyen de alguna forma en sus decisiones. Los propios ciudadanos tienen una mayor facilidad de promover iniciativas destinadas a hacer más eficaz el medio en que se desenvuelven.
Desarrolla nuevas capacidades. La participación desarrolla la capacidad de las personas de trabajar en colaboración con los demás, de identificar prioridades y de lograr que las cosas se hagan y los proyectos se realicen. La actividad participativa los convierte así en mejores ciudadanos.
Mejora la calidad de vida. Estudios realizados por economistas, sociólogos y psicólogos han demostrado que las personas que participan en la toma de decisiones son más felices que los que se limitan a aceptar o aplicar las decisiones de otros, debido a que se sienten responsables del mejoramiento de su calidad de vida. Además, la participación brinda al ciudadano una oportunidad de mayor eficacia en la colaboración.
Fuente: Instituto de política y democracia

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA (II)


Razones para su promoción
Una de las razones fundamentales para promover la democracia participativa consiste en que tal sistema ofrece al ciudadano una capacidad de participar en decisiones orientadas a desarrollar una economía socialmente justa y humanista. Esto promueve un ambiente de cooperación porque se aprecian directamente las consecuencias de tales decisiones para todos y cada uno de los miembros de la sociedad.
La democracia participativa auténtica hace énfasis muy especial en dar voz a los individuos y a las comunidades, cuyas opiniones, anhelos y aspiraciones rara vez hallan eco o atención en los mecanismos tradicionales de la democracia representativa.
Este es un proceso de transformación -que ya está en marcha en muchas sociedades democráticas- que debe apuntar a promover mecanismos prácticos de participación, medios transparentes de información e investigación, adiestramiento desde la escuela en las técnicas de participación y un programa político estable que defina claramente sus metas destinadas a generar una energía social de participación en las comunidades orientada a la vida y decisiones del barrio, del municipio, de la provincia y de la nación, con el consecuente resultado de concertación, tolerancia y colaboración que necesariamente desemboque en una evidente mejora de la calidad de vida.
La participación
La participación que se desarrolla por diversos medios en muchas democracias modernas está comenzando a consolidarse dentro del ámbito de la democracia representativa como una nueva manera de hacer las cosas. La participación no ha de limitarse, sin embargo, a que las autoridades locales y otros organismos públicos informen a la población de sus actividades y decisiones o inviten a los ciudadanos a presenciar sus debates, sino que implica escuchar a la población en la formulación de sus propios problemas y en la búsqueda de oportunidades y mejoras. Además, es indispensable proporcionarles los medios para encauzar una acción política, social o económica y participar en las decisiones públicas con propósitos de cambio.

Algunas formas de participación serían:
Participación en la Toma de Decisiones: Mediante procesos de selección de quienes integrarán los órganos de Gobierno -a través del sufragio universal- o mediante espacios institucionalmente abiertos para consultas sobre los contenidos de las políticas y programas de gobierno.

Participación en la Ejecución de Decisiones: Mediante la desconcentración y descentralización de la gestión política, que permitan una participación más activa de los ciudadanos y refuercen las capacidades de organización de la sociedad civil. (Vea principio de subsidiariedad)
Participación en el Control de la Ejecución: Mediante modalidades y mecanismos que permitan verificar el desarrollo del proceso, para apoyarlo, corregirlo, mejorarlo o rechazarlo.

Participación en los Aportes: Mediante la evaluación de la totalidad del esfuerzo social -en moneda, trabajo y/o ideas- para abrir perspectivas de solidaridad tanto en función de las capacidades de los actores como de sus necesidades.
Participación en los Beneficios: Mediante la utilización de los beneficios del esfuerzo social por el Estado como eficiente regulador del ámbito económico y la justicia social.

Mecanismo e iniciativas
Es indispensable calibrar con mucho cuidado los mecanismos de participación para que en la práctica no provoquen una fatiga improductiva de comunidades abrumadas de consultas y debates.
La participación potencia a los ciudadanos para tomar decisiones desde la base popular a nivel comunitario y municipal, pero debe dejar los manejos administrativos en manos de funcionarios públicos electos para desempeñar esa función. La participación popular permite la supervisión comunitaria de estos funcionarios y establece procesos derogatorios aplicables a quienes incumplan los mandatos que su elección implique. A nivel provincial, regional o nacional, la participación directa es imposible -salvo mediante el recurso a referéndum o plebiscito- y requiere un mecanismo representativo intermediario que canalice las iniciativas de base.
Las iniciativas de democracia participativa no deben orientarse a organizar una utópica democracia directa sino a promover al grado más alto y amplio posible la participación en un bien articulado entorno institucional. Las soluciones de cada grupo humano sobre el mecanismo que permita canalizar las iniciativas populares puede ser tan diverso como los intereses y la idiosincrasia de cada pueblo.
Fuente: Instituto de política y democracia

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA (I)


DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
Democracia participativa o semidirecta es una expresión amplia, que se suele referir a formas de democracia en las que los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa.

Puede definirse con mayor precisión como un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas. En la actualidad se manifiesta usualmente por medio de referendos o plebiscitos que los representantes elaboran para consultar de iniciativas de consulta que los ciudadanos presentan a los representantes. En una etapa más avanzada, el proyecto fundamental de la democracia participativa es la creación de un mecanismo de deliberaciones mediante el cual el pueblo, con su propia participación, esté habilitado para manifestarse por igual con puntos de vista tanto mayoritarios como minoritarios ... Sin negar que todo sistema democrático eventualmente ha de descansar en decisiones mayoritarias, los mecanismos o instituciones de participación tienen el propósito de hacer hincapié en el pleno respeto a las minorías, sus opiniones y su amplia manifestación a través de un mecanismo participativo e institucionalizado

La democracia participativa no es una participación desordenada, caótica ni inorgánica, sino una disciplinada forma de participación, respetuosa de los intereses, ideas y principios de los demás.
Bajo este término se incluyen también diversas formas o variantes de democracia:
Democracia directa
Democracia deliberativa
Democracia consensual
Democracia sin partidos
Democracia dirigida
La democracia participativa y estas otras formas no deben considerarse como excluyentes entre sí. Más bien, cada una de ellas apunta en una determinada dirección sobre cómo hacer avanzar la democracia representativa tradicional hacia sistemas con mayor grado de participación. En la práctica, un sistema concreto de democracia participativa puede basarse en ideas y métodos provenientes de distintas variantes.
A nivel académico, algunos politólogos abogan por una redefinición del término 'democracia participativa' como una actividad de base comunitaria en el ámbito de la sociedad civil, argumentando que es indispensable una firme base no gubernamental como condición previa a la formación y consolidación de una auténtica democracia liberal. Estos autores tienden también a destacar la importancia de que se mantenga una clara separación entre la sociedad civil y el ámbito de la actividad política formal e institucional.
Democracia participativa y Gobierno de la mayoría
El problema básico del concepto de democracia participativa es la disyuntiva de cómo reconciliarlo con el gobierno de la mayoría. Sir Arthur Lewis, laureado con el Premio Nobel, señaló en una de sus obras que todos aquellos afectados por una decisión deben tener la oportunidad de participar en el proceso de tomar esa decisión, ya sea en forma directa o mediante representantes electos. Esto implica que en esa "oportunidad de participar" se tomen decisiones mayoritarias dentro de un concepto de consenso nacional en cuestiones relativas a principios básicos y derechos humanos. Esto no excluye el pluripartidismo sino que busca en la diversidad y el debate una política consensual con pleno respeto a las minorías.
Fuente: Instituto de política y democracia

LA DEMOCRACIA SEGÚN...


PLATÓN:
Hay tres formas de gobierno principales; monarquía, el mando de los pocos, y democracia; estas se expanden a cinco por la división de la monarquía en realeza y tiranía, y del gobierno de los pocos en aristocracia y oligarquía.(...)Extranjero: ¿No es la tercera forma de gobierno el mando de la multitud, que es llamada por el nombre de democracia? El Joven Sócrates: Ciertamente.(...)La democracia es el mejor de los gobiernos sin ley y el peor de los gobiernos en los que se respeta plenamente la ley.


TUCÍDIDES:
Recreando el Discurso fúnebre de Pericles: Tenemos un régimen político que no se propone como modelo las leyes de los vecinos, sino que más bien es él modelo para otros. Y su nombre, como las cosas dependen no de unos pocos, sino de la mayoría, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en los conflictos privados, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una categoría, sino el mérito lo que hace acceder a ellos; a la inversa, la pobreza no tiene como efecto que un hombre, siendo capaz de rendir servicio al Estado, se vea impedido de hacerlo por la oscuridad de su condición.

Juan de Mariana:
La república, verdaderamente llamada así, existe si todo el pueblo participa del poder supremo; pero de tal modo y tal templanza que los mayores honores, dignidades y magistraturas se encomienden a cada uno según su virtud, dignidad y mérito lo exijan. Mas cuando los honores y cargos de un Estado se reparten a la casualidad, sin discernimiento ni elección, y entran todos, buenos y malos, a participar del poder, entonces se llama democracia. Pero no deja de ser una gran confusión y temeridad querer igualar a todos aquellos a quien la misma naturaleza o una virtud superior han hecho desiguales.

Gaetano Mosca:
Todos aquellos que por riqueza, educación, inteligencia o astucia tienen aptitud para dirigir una comunidad de hombres y la oportunidad de hacerlo -en otras palabras, todos los clanes de la clase dirigente- tienen que inclinarse ante el sufragio universal una vez éste ha sido instituido y, también, si la ocasión lo requiere, defraudarlo.

James Madison:
Las democracias siempre han ofrecido el espectáculo de la turbulencia y de la discordia; se han mostrado siempre enemigas de cualquier forma de garantía a favor de las personas o de las cosas. (El Federalista)


Simón Bolívar:
Sólo la democracia... es susceptible de una absoluta libertad, libertad que se define como el poder que tiene cada hombre de hacer cuanto no esté prohibido por la ley.

Alexis de Tocqueville:
Un estado democrático de la sociedad, similar al de los americanos, puede ofrecer singulares facilidades para establecer el despotismo. (1840)

Abraham Lincoln:
...gobierno, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo... (Gettysburg, 1863)

Winston Churchill:
La democracia es la peor forma de gobierno, excepto todas las otras formas que se han probado de tiempo en tiempo. (Casa de los Comunes, 1947)

Eric Hobsbawm
En general se la usa para justificar las estructuras existentes de clase y poder: Ustedes son el pueblo y su soberanía consiste en tener elecciones cada cuatro o seis años. Y eso significa que nosotros, el gobierno, somos legítimos aún para los que no nos votaron. Hasta la próxima elección no es mucho lo que pueden hacer por sí mismos. Entretanto, nosotros os gobernamos porque representamos al pueblo y lo que hacemos es para bien de la nación... La esencia de la democracia es que el gobierno tiene que tomar en cuenta lo que el pueblo quiere y no quiere. No hay ningún mecanismo eficaz para hacerlo: el gobierno representativo no es muy eficaz. A veces funcionan mejor la prensa o los movimientos directos.

Nelson Mandela:
Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento. (Ushuaia, 1998)

lunes, 25 de enero de 2010

DEMOCRACIA CONSENSUAL, IDEALISMO O FUTURO


Uno de los aspectos más criticados en el sistema de democracia consensual es la dificultad de poner de acuerdo a personas de distintas ideologías, partidos políticos, concepciones religiosas, minorías culturales, étnicas, idiomáticas etc.…Indudablemente el consenso requiere algo más que el simple hecho de juntar grupos heterogéneos y ponerlos a debatir, es necesario un cambio en la concepción que tenemos de entender el gobierno y la propia democracia. Con la actual mentalidad cuyo fin principal es imponer las tesis de cada cual a toda costa ningún sistema tiene posibilidades de éxito real, simplemente las leyes y las decisiones son impuestas por la regla de la mayoría y las minorías perdedoras tienen que acatarlas como parte del juego democrático. Al intentar cambiar ésta regla a todas luces funcional pero injusta, proponiendo que todos los implicados tengan voz y voto según el apoyo proporcional que tengan, los detractores no están faltos de razón al argumentar que no serán capaces de llegar a acuerdos y se torpedearan los unos a los otros continuamente. Pero eso aun siendo en parte verdad sería una justificación al miedo a no querer avanzar por temor a perdernos, en realidad el primer paso no es la obligatoriedad de alcanzar un consenso obligatorio, sino la voluntad de reunirnos y trabajar juntos a pesar de nuestras diferencias para alcanzar un hipotético acuerdo.
La democracia consensual requiere pues que nos despojemos de las pinturas de guerra de nuestras respectivas tribus para trabajar por el bien de una nueva tribu, la tribu común de todos. Un gobierno formado por los representantes de toda la población no es un barco con marineros que obedezcan a diferentes capitanes, ahora son la tripulación de un nuevo barco y tienen que trabajar unidos porque de ello depende que avancen o se hundan todos sin importar el uniforme que llevaran.
Estos fundamentos en los que se basa esta forma de entender la democracia son tachados por muchos de idealistas, los que argumentan esto no creen que el ser humano haya alcanzado la madurez suficiente como para mirar por el bien común por encima del individual y llegar a un acuerdo, por eso algunos regímenes que dicen luchar por la igualdad y el bienestar de todos, han sustituido al consenso según ellos inalcanzable, por gobiernos totalitarios donde una élite supuestamente superior y capaz de discernir cual es el bien común y como conseguirlo gobierna sin oposición. Esta posición es propia de las ideologías de corte socialista. Por otra parte en el lado opuesto están las teocracias o dictaduras conservadoras, donde la religión se ha convertido en el consenso último e inapelable, la palabra de Dios y sus leyes rigen todos los ámbitos de la vida social y de nuevo la oposición a esto es aniquilada con lo que gobiernan sin restricciones.
En algún momento los países con sociedades más avanzadas y desarrolladas tendremos que dar el salto de estas democracias básicas, basadas en la alternancia de poder para evitar que los distintos grupos rivales lleguen a enfrentamientos violentos, a otra forma de entender la democracia mucho más sofisticada y justa, un primer paso hacia esto es la democracia consensual que no va a suponer y menos al principio una panacea para todos nuestros problemas, pero sin duda es un salto cualitativo en lo que se refiere a la mejora de la representatividad y al paso decisivo de querer encontrarnos para hablar y buscar puntos comunes por encima de nuestras preferencias e intereses.

sábado, 23 de enero de 2010

DEMOCRACIA Y NORMAS VERSUS DEMOCRACIA JUSTA


Democracia y normas, voy a intentar aclarar en la medida de mis posibilidades esta ensalada que algunos hacen mezclando de una manera muy "rara" éstas dos palabras.
Democrático significa decidido por el pueblo, o por sus representantes o por los miembros de una asociación, partido político, etc...Si esas normas han sido votadas en un proceso legal y sin corrupciones, tenemos que admitir que esas normas son democráticas. ¿Democrático significa de obligado cumplimiento? No, unas normas pueden ser democráticas pero ir contra los principios y los valores de alguien y por lo tanto éste está en su derecho a no cumplirlas, ¿qué puede ocurrir entonces? Pues que ésta persona tendrá que sufrir las consecuencias, que pueden ser de cualquier índole, desde cárcel, multas, expulsión de un país u organización, etc...Por lo tanto una norma puede ser democrática pero al mismo tiempo no ser justa para algunos, por ejemplo, la regla de la mayoría que aplicamos en una votación aun siendo democrática no es justa. Sirva de ejemplo éste: en la sociedad plural de Irlanda del Norte, dividida en una mayoría protestante y minoría católica, el gobierno de la mayoría comportó que el partido Unionista, que representa a la mayoría protestante, ganara todas las elecciones y formara todos los gobiernos entre 1921 y 1972. Las protestas católicas en masa de finales de 1960 desembocaron en una guerra civil entre protestantes y católicos que solo pudo ser controlada mediante la intervención militar británica y la imposición del gobierno directo desde Londres.
Bajo estas condiciones, el gobierno de la mayoría aún revestido de democracia es también peligroso, puesto que las minorías a las que constantemente se les niega el acceso al poder se sienten excluidas y discriminadas y son susceptibles de perder su lealtad al régimen.
La excusa muy en boga actualmente de que las normas están para cumplirlas y si no aténgase a las consecuencias, es muy débil por si sola, podemos decidir muy democráticamente que los albinos no puedan conducir por sus problemas de visión y los albinos tendrían que acatarla, pero una buena norma diría en todo caso, los albinos dados sus problemas de visión tendrán que someterse a revisiones especiales, por ejemplo.
Lo que quiero decir con todo esto es que algunos se escudan en que unas normas por el simple hecho de ser democráticas ya son justas y hay que cumplirlas sin rechistar, y eso no es cierto en absoluto, las normas no solo tienen que ser votadas y aprobadas, ante todo y por encima de todo tienen que ser escrupulosamente justas y no discriminatorias, solo una vez salvados éstos requisitos podremos hablar de una democracia justa. No pocos son los ejemplos que nos ha dejado la historia de como valiéndose de los procesos democráticos hemos llegado a las más altas cotas del totalitarismo y la barbarie, confundiendo los términos democracia y normas de una manera muy peligrosa. Todo el mundo está en su derecho de no cumplir aquellas normas que considere no son justas, aunque por supuesto luego tendrá que acarrear con las consecuencias.
Finalmente el exito o fracaso de un gobierno u organización que se precie de ser democrática dependerá, no tanto de la forma en que legitime democráticamente sus leyes o estatutos, sino de lo justas, éticas, equitativas y respetuosas que sean esas normas.

martes, 19 de enero de 2010

HAITÍ Y EL SÉPTIMO DE CABALLERÍA


"A mi tampoco me gustan éstos americanos, pero son los únicos americanos que tenemos". Algunos atribuyen ésta frase a al Canciller alemán Helmut Kohl, desconozco si es cierto pero sea de quien sea no puedo estar más de acuerdo. Con la tragedia de Haití se ha vuelto a poner sobre el tapete la incapacidad de Naciones Unidas para liderar una operación de tal envergadura, no dispone ni de los medios logísticos y militares necesarios y lo que es más grave, no tiene la independencia imprescindible para tomar decisiones. Por el otro lado está nuestra querida Europa y su corral de gallitos, lo de gallo en este caso viene que ni al pelo, la gran potencia moral de Occidente sigue sin tener un teléfono al que llamar en caso de emergencia, como diría un buen amigo mío, "si no fuera porque lo entiendo todo, diría que no entiendo nada".
Y al final pasa lo que tenía que pasar, que terminan yendo los de siempre, los americanos. Llegarán mascando chicle, sin mascullar una palabra en francés que es el idioma oficial de Haití, repartirán chocolatinas y gorras de béisbol y por supuesto contratos por doquier a las empresas americanas para reconstruir el país, ¿pero que esperaban?, o acaso el resto de países no harían lo mismo si pudieran. El cabreo de Sarkozy es una pataleta de la humillada "Grandé" francesa, resulta que el país más pobre del Hemisferio Occidental fue casualmente una colonia francesa y habla francés, que mala suerte tuvieron los pobres haitianos. Si tan preocupado está por pillar parte del pastel solo tiene que mandar 12000 soldados franceses y un chorro de millones de euros para poner en marcha lo que queda de ese país.
Europa como siempre en los últimos tiempos ni está ni se la espera, cada uno llega por su cuenta y con sus banderitas por si había dudas. Así este proyecto de Pan-Democracia que se llama Unión Europea nunca liderará nada, como siempre llegarán primero los del Séptimo de Caballería y ya se sabe que quien parte y reparte, se lleva la mejor parte.

domingo, 17 de enero de 2010

ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE DEMOCRACIAS COSENSUALES Y MAYORITARIAS



DEMOCRACIA CONSENSUADA

La definición de democracia como “el gobierno del y para el pueblo” plantea una pregunta fundamental: ¿quién gobernará y a los intereses de quién responderá el gobierno cuando el pueblo esté en desacuerdo y tenga preferencias divergentes?
Una respuesta a este dilema es lo que diga la mayoría. Ésta es la esencia del modelo mayoritario de democracia. La respuesta mayoritaria es simple y directa y desprende un gran atractivo, puesto que es obvio que el gobierno de la mayoría y de acuerdo con los deseos de la mayoría se acerca más al ideal democrático de “gobierno del y para el pueblo” que el gobierno por y de acuerdo con una minoría.
Una respuesta alternativa al dilema es el mayor número de gente posible. Éste es el punto capital del modelo consensual. No se diferencia del modelo mayoritario en lo referente a aceptar que el gobierno de la mayoría es mejor que el gobierno de la minoría, pero acepta el gobierno de la mayoría únicamente como un requisito mínimo. En lugar de contentarse con mayorías estrechas para la toma de decisiones, busca maximizar el tamaño de estas mayorías. Sus normas e instituciones pretenden una amplia participación en el gobierno y un amplio acuerdo sobre las políticas que el gobierno debería seguir. El modelo mayoritario concentra el poder político en manos de una mayoría escasa y, a menudo, incluso en una mera mayoría relativa en lugar de una mayoría, mientras el modelo consensual intenta dividir, dispersar y limitar de distintas formas. Una diferencia estrechamente relacionada es que el modelo mayoritario de democracia es excluyente, competitivo y de confrontación, mientras que el modelo consensual se caracteriza por la inclusión, el pacto y el compromiso. Por ello, la democracia consensual podría denominarse también “democracia de negociación”.
“Todos los que están afectados por una decisión deberían tener la oportunidad de participar en la toma de esa decisión de forma directa o a través de sus representantes elegidos. Impedir que los grupos perdedores participen en la toma de decisiones es una clara violación del significado primordial de democracia.”(Sir Arthur Lewis Premio Nóbel y economista).
Los mayoritarios pueden responder legítimamente que la incompatibilidad que Lewis observa puede resolverse cumpliendo la siguiente condición. La exclusión de la minoría se suaviza alternando mayorías y minorías en el gobierno de tal manera, que el que hoy es partido minoritario pueda convertirse en mayoritario en las próximas elecciones en lugar de quedarse permanentemente en la oposición. Pero esto no siempre es cierto, especialmente en las sociedades plurales – sociedades que se hallan profundamente divididas por motivos religiosos, ideológicos, lingüísticos, culturales, étnicos o raciales en auténticas subsociedades separadas que cuentan con partidos políticos, grupos de interés y medios de comunicación propios- es probable que la flexibilidad necesaria para conseguir una democracia mayoritaria no exista. Bajo estas condiciones, el gobierno de la mayoría no solo es antidemocrático sino también peligroso, puesto que las minorías a las que constantemente se les niega el acceso al poder se sienten excluidas y discriminadas y son susceptibles de perder su lealtad al régimen. Por ejemplo, en la sociedad plural de Irlanda del Norte, dividida en una mayoría protestante y minoría católica, el gobierno de la mayoría comportó que el partido Unionista, que representa a la mayoría protestante, ganara todas las elecciones y formara todos los gobiernos entre 1921 y 1972. Las protestas católicas en masa de finales de 1960 desembocaron en una guerra civil entre protestantes y católicos que solo pudo ser controlada mediante la intervención militar británica y la imposición del gobierno directo desde Londres.
En las sociedades que se encuentran más profundamente divididas, como es el caso de Irlanda del Norte, el gobierno de la mayoría presagia, mas que una democracia, una dictadura de la mayoría, así como lucha civiles. Lo que estas sociedades necesitan es un régimen democrático que haga hincapié en el consenso en lugar de en la oposición, que incluya más que excluya y que intente maximizar el tamaño de la mayoría gobernante en lugar de contentarse con una mayoría escasa: la democracia consensual.
Arend Lijphart, Modelos de democracia. Ariel ciencia política.



Teniendo en cuenta las instituciones y normas democráticas más importantes, podemos deducir diez diferencias muy claras entre los sistemas mayoritarios y consensuales:

En la dimensión ejecutivos partidos

SISTEMA MAYORITARIO
- Concentración de poder en gabinetes mayoritarios de partido único
- Dominio del ejecutivo sobre el legislativo
- Bipartidismo
- Sistemas electorales mayoritarios y desproporcionales
- Sistemas de grupos de interés de mayoría relativa con competencia libre

SISTEMA CONSENSUAL
- División del poder ejecutivo en amplias coaliciones multipartidistas
- Equilibrio de poder entre ejecutivo y legislativo
- Multipartidismo
- Representación proporcional
- Sistemas de grupos de interés coordinados y “corporatistas” orientados al compromiso y la concertación

En la dimensión federal-unitaria

SISTEMA MAYORITARIO

- Gobierno unitario y centralizado
- Concentración del poder legislativo en una legislatura unicameral
- Constituciones flexibles que aceptan enmiendas mediante mayorías simples
- Sistemas en los que las legislaturas tienen la última palabra en lo referente a la constitucionalidad de su propia legislación
- Bancos centrales que dependen del ejecutivo

SISTEMA CONSENSUAL

- División del poder ejecutivo en amplias coaliciones multipartidistas
- Equilibrio de poder entre ejecutivo y legislativo
- Multipartidismo
- Representación proporcional
- Sistemas de grupos de interés coordinados y “corporatistas” orientados al compromiso y la concertación


SITUACIÓN ESPAÑOLA

En cuanto a la dimensión ejecutivos-partidos, nuestra democracia es claramente de carácter mayoritario:
- Concentración de poder en gabinetes mayoritarios de partido único
- Dominio del ejecutivo sobre el legislativo
- Bipartidismo
- Sistemas de grupos de interés de mayoría relativa con competencia libre
- Representación proporcional, tenemos un sistema electoral de RP pero es tan desproporcionado (expliqué los motivos de dicha desproporción en el apartado de reforma electoral) que está considerado como impuro, de hecho en las democracias de RP estamos los antepenúltimos en desproporción, solo son peores Colombia y Venezuela.

En la dimensión federal-unitaria, nuestra democracia solo cumple de manera satisfactoria un marcador consensual, de los otros cuatro uno es claramente mayoritario y los otros tres sin ser mayoritarios son abiertamente defectuosos para ser considerados consensuales.

- Gobierno federal y descentralizado, España está considerada como un sistema semi/federal debido a la división de poderes existentes entre los distintos gobiernos Central y autonómicos, pero sin llegar a ser un gobierno federal de facto, tenemos un bicameralismo débil entre otras cosas.
- Concentración del poder legislativo en una legislatura unicameral, España es bicameral y asimétrica, en realidad una de las cámaras ostenta todo el poder mientras que la otra solo tiene poder para ralentizar la entrada en vigor de dichas leyes.
- Constituciones rígidas que únicamente pueden cambiarse mediante mayorías extraordinarias
- Sistemas en los que las leyes están sujetas a una revisión judicial para analizar su grado de constitucionalidad mediante tribunales supremos o constitucionales, por desgracia la independencia de esos poderes judiciales está muy en entredicho con lo que sus decisiones pierden legitimidad democrática.
- Bancos centrales que dependen del ejecutivo

En definitiva, nuestra democracia es claramente mayoritaria.

CALIDAD DE LA DEMOCRACIA, LA DEMOCRACIA CONSENSUAL RESULTA VENTAJOSA

En todas las tablas que los expertos han hecho para clasificar la calidad democrática de los países considerados democráticos, véanse por ej. Clasificación de Dahl 1969, Clasificación de Vanhanen 1980-1988. Deducimos lo siguiente:

- En lo referente a la dimensión ejecutivos-partidos, en concreto, las democracias mayoritarias no superan a las democracias consensuales en la gestión macroeconómica y el control de la violencia –de hecho, las democracias consensuales gozan de una reputación ligeramente mejor- ; sin embargo, éstas últimas superan claramente a las democracias mayoritarias en lo referente a la calidad de la democracia y representación democrática, así como en lo que se ha llamado benignidad y benevolencia en sus orientaciones en materia de política pública. En la segunda dimensión, las instituciones federales de la democracia consensual comportan evidentes ventajas a los países grandes, y los bancos centrales independientes que forman parte de este mismo conjunto de características consensuales resultan efectivas para el propósito de controlar la inflación.
- Puesto que el desempeño global total de las democracias consensuales es claramente superior al de las democracias mayoritarias, la opción consensual es la opción más atractiva.
- Todos los resultados empíricos demuestran que la democracia de alta calidad no está reñida en absoluto con la efectividad gubernamental.
- Para una democracia consensual hay dos elementos formales de gran importancia, la RP y un sistema de gobierno parlamentario. Tanto una como otra permiten diseños que sirvan para solucionar posibles problemas, la RP demasiado proporcional puede dar al excesivo multi/partidismo, pero eso se puede controlar mediante los umbrales electorales. Algunos aducen que la combinación de RP y gobierno parlamentario puede traer consigo gabinetes muy débiles sin capacidad de gobernar, pero no es cierto, primero porque en los gobiernos de coalición las fuerzas políticas tienden al entendimiento y no a la confrontación por la cuenta que les trae y segundo, países como Alemania y Francia han elaborado leyes que sirven para evitar estos posibles colapsos de gobierno y encima funcionan (véase Lijphart, Modelos de democracia pag. 281/282).
- Los gobiernos mayoritarios quizás sean capaces de tomar decisiones más rápidamente que los gobiernos consensuales, pero las decisiones rápidas no son siempre las más acertadas. Las políticas que cuentan con el apoyo de un amplio consenso tienen más posibilidades de ser llevadas a cabo con éxito y de durar que aquellas impuestas por un gobierno “decisivo” que vaya en contra de los deseos de importantes sectores de la sociedad. Finalmente, para mantener la paz civil en sociedades divididas, la conciliación y el compromiso –metas que requieren la mayor inclusión posible de grupos rivales en el proceso de toma de decisiones- son probablemente mucho más importantes que las decisiones precipitadas. Lijphart, Modelos de democracia
- España es un país con una sociedad plural marcada por profundas divisiones lingüísticas, le sucede lo mismo a Bélgica, Suiza, Finlandia o la India. Por lo tanto nuestro país es un candidato idóneo para los usos de una democracia consensuada, a continuación veremos como funcionan las instituciones de dos países considerados como los mejores ejemplos de democracia consensual, Suiza y Bélgica.

DIVISIÓN DEL PODER EJECUTIVO EN GABINETES DE AMPLIA COALICIÓN

EL PRINCIPIO CONSENSUAL PERMITE A TODOS O LA MAYOR PARTE DE LOS PARTIDOS IMPORTANTES COMPARTIR EL PODER EJECUTIVO EN UNA COALICIÓN AMPLIA.
El Consejo Federal, el ejecutivo nacional de siete miembros suizo, es un ejemplo excelente de este tipo de coalición. Los tres grandes partidos (democristiano, socialdemócrata y demócrata-radical), cada uno de los cuales ocupó cerca de una cuarta parte de los escaños en la cámara baja de la legislatura durante la época que siguió a La Segunda Guerra Mundial, y el partido popular suizo, con cerca de una octava parte de los escaños, comparten las siete posiciones ejecutivas de forma proporcional de acuerdo con la llamada fórmula mágica de 2:2:2:1, que se estableció en 1959. un criterio adicional es que los grupos lingüísticos estén representados en una proporción aproximada a sus tamaños respectivos, lo que resulta en cuatro o cinco de habla alemana, uno o dos de habla francesa y, con frecuencia, uno de habla italiana. A pesar de leyes informales, ambos criterios se cumplen rigurosamente.
La constitución belga ofrece un ejemplo de la estipulación formal que el ejecutivo debe contar con representantes de los grupos lingüísticos más numerosos. La formación con un número aproximadamente igual de ministros que representaran a la mayoría de habla holandesa y a la minoría de habla francesa no es una costumbre que se haya adoptado reciente. Se convirtió en ley formal en 1970 y la nueva Constitución Federal vuelve a estipular que “con la posible excepción del primer ministro, el Consejo de Ministros (gabinete) cuenta con tantos miembros de habla francesa como miembros de habla holandesa”.


EQUILIBRIO DE PODER ENTRE EJECUTIVO Y LEGISLATIVO

El sistema político suizo no es ni parlamentario ni presidencial. El politólogo suizo Jürg Steiner explica la relación entre el Consejo Federal ejecutivo y el legislativo de la siguiente manera: “Los miembros del consejo son elegidos de forma individual para un periodo fijo de cuatro años y, con arreglo a la Constitución, el legislativo no puede votar una moción de censura durante este periodo. Si una propuesta gubernamental es rechazada por el Parlamento, ni el miembro que promueve la propuesta ni el Consejo Federal como cuerpo están obligados a dimitir.” Esta separación formal de poderes ha hecho posible que tanto el ejecutivo como el cuerpo legislativo disfruten de mayor grado de independencia, con lo que su relación es mucho más equilibrada. El Consejo Federal suizo es poderoso pero no supremo.
Bélgica cuenta con una forma de gobierno parlamentaria con un gabinete dependiente de la confianza de la legislatura, sin embargo, los gabinetes belgas, en gran parte por tratarse a menudo de coaliciones amplias y no cohesionadas, no ejercen en absoluto un dominio tan claro y tienden a mantener una auténtica relación de intercambio con el parlamento.

Ambos países tienen sistemas multipartidistas sin ningún partido que se acerque a la posición de mayoría. Los dos países cuentan con sociedades plurales y líneas divisorias muy marcadas, unas de carácter lingüístico y otras de tipo religioso.
Sus sistemas electorales se rigen por REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL, mucho más proporcionales que el español.

Ambos países muestran con claridad los tres elementos generales del CORPORATISMO: la concertación tripartita, los grupos de interés relativamente escasos y amplios, y la proliferación de asociaciones punteras.

AMBOS SON ESTADOS FEDERALES Y DESCENTRALIZADOS

POSEEN UN BICAMERALISMO FUERTE, en Suiza el Consejo Nacional es la cámara baja y representa al pueblo suizo y el Consejo de los Estados es la cámara alta o Federal y representa a los Cantones. En Suiza, la “igualdad absoluta” de las dos cámaras es una regla “sacrosanta”. En Bélgica el bicameralismo es algo más débil.

RIGIDEZ CONSTITUCIONAL Bélgica y Suiza tienen una Constitución escrita, un único documento que contiene las reglas básicas de gobierno y que solo puede ser cambiado por mayorías especiales.

REVISIÓN JUDICIAL, Suiza se aleja del modelo consensual en este punto ya que su Tribunal Supremo, el Tribuna Federal, no tiene derecho a la revisión judicial. Bélgica en este caso si posee una fuerte revisión judicial con el llamado Tribunal de Arbitraje.

INDEPENDENCIA DE BANCO CENTRAL, el banco central suizo ha sido considerado siempre uno de los bancos centrales más fuertes e independientes junto con el Bundesbank alemán y el sistema de Reserva Federal de los Estados Unidos. El banco central belga también disfruta de un alto grado de autonomía.

PROPUESTAS PARA UNA DEMOCRACIA CONSENSUAL EN ESPAÑA

En la dimensión ejecutivos partidos

- Propiciar siempre que sea posible el entendimiento con todas las fuerzas políticas con representatividad, en todas las instituciones democráticas, parlamento, senado, parlamentos autonómicos, ayuntamientos etc.… Mediante acuerdos escritos, coaliciones o cualquier fórmula que pueda ser válida para fomentar la cooperación y el entendimiento.
- Dar entrada en los ejecutivos de manera proporcional a todas las fuerzas políticas con unos mínimos (que habrá que establecer) de representación en las instituciones democráticas, parlamento, senado, parlamentos autonómicos, ayuntamientos etc.…
- Reforzar la autonomía de los parlamentarios respecto a los dirigentes de sus partidos. Para ello deberán reformarse los reglamentos de las cámaras de modo que:
- b.1) - Los parlamentarios dispongan de mayores recursos en materia de personal de apoyo.
- b.2) - Los parlamentarios (o un número mínimo de ellos) puedan presentar mociones, y no sólo los grupos.
- b.3) - Los parlamentarios puedan presentar iniciativas (como enmiendas o preguntas) sin necesidad de visto bueno por el portavoz de su grupo.
- Rebajar los umbrales electorales para fomentar la entrada de nuevas fuerzas políticas y rebajar el fuerte bipartidismo.
- Llevar acabo las reformas electorales necesarias, en pos de un sistema mas proporcional y representativo.
- Fomentar el asociacionismo y el corporatismo.

En la dimensión federal-unitaria

- Consensuar y cerrar de una vez el cupo de transferencias que corresponden a las comunidades autónomas y las que corresponden al Estado Central, recuperando si es necesario aquellas cuya transferencia a los gobiernos autónomos sean orígenes de conflictos, desigualdades o insolidaridades territoriales. Gobiernos descentralizados pero solidarios.
- La reforma del Senado para transformarlo en una verdadera cámara de representación territorial, en coherencia con lo que establece la Constitución. División del poder legislativo en dos cámaras igualmente fuertes pero constituidas de forma diferente.
- Despolitizar el poder judicial dándole autonomía de acción y de elección de sus órganos dirigentes frente al poder político.
- Dar mayor independencia la banco central para que lleve a cabo una verdadera política de regulación económica sin condicionamientos coyunturales de carácter político.

viernes, 15 de enero de 2010

EL SAMURAI Y LOS 100.000 ENEMIGOS


No dejan de sorprenderme estos personajes que se compran una espada de samurai y un quimono japonés y tienen la osadía de ir diciendo por ahí que son samuráis de pura cepa, luego incluso se atreven a hacer algunas piruetas con la espada y después de ver sus patéticas evoluciones por la pista, el personal no tiene más opción que descojonarse y despotricar del espécimen, entonces éste en su delirio paranoico ve en esas críticas a un ejército de enemigos enorme, cien mil o más y deduce que cuantos más le critican e insultan mejor lo está haciendo él.
Ésta patética escena se da un muchos campos de la vida pero sobre todo es algo ya casi natural en la política, personajes que se apuntan a una organización política ondeando soflamas de regeneración democrática y “pá” demócrata quítate tú que me ponga yo, pero que a la hora de la verdad, es decir, cuando empiezan a evolucionar por la pista con sus aberrantes déficits democráticos, hacen el mayor de los ridículos y empiezan a coleccionar detractores, en la mayoría de los casos esos críticos suelen ser gente más íntegra y pulida democráticamente, a los que chirría oír como se califica a los que piensan diferente o discrepan como toxinas de las que hay que deshacerse, como se justifican actos injustos y poco equitativos con excusas como: éstas son las normas (no debatidas ni consensuadas por supuesto) y hay que cumplirlas, sin importar cuan democráticas o representativas sean las susodichas. Como entienden la democracia como una confrontación continua frente a los otros a los que hay que echar a toda costa, porque el poder es su tesoro.
Pero lo más trágico es el escenario que rodea todo éste proceder, la política en nuestro país y por desgracia en todas partes se asemeja a una representación de teatro tradicional japonés pero hecha en Villa Tortas, la mayoría de los espectadores no la entienden, los actores son lo peorcito de la profesión y los que entienden y critican el bodrio al que asistimos todos, son expulsados del teatro por la nunca bien pagada Clá de turno.
Se tercia una revolución, estos personajillos rancios y enmohecidos sobran desde hace ya demasiado tiempo, vamos a tener que abrir las ventanas para que corra el áire y huela por fin a algo fresco, al sutíl perfume que desprende el consenso y la democracia bien entendida, ojalá que nosotros lo podamos ver.

martes, 12 de enero de 2010

TERRITORIOS DE CALMA


"Cuando Diez Osos no encontraba una respuesta satisfactoria a aquello de lo que se trataba siempre terminaba las reuniones con la misma frase, seguiremos hablando otro día. Nunca tenía prisa por alcanzar una respuesta inmediata, ésta, como una fruta madura tenía que llegar en su justo momento y solo entonces la cuestión se daba por zanjada. Admiro ese saber esperar, la paciencia y el placer de aquellas reuniones en su tienda fumando una pipa hecha con sus propias manos en la que mezclaba a partes iguales tabaco, amistad, experiencia y la sabiduría que nace de ese saber entender la vida con una cadencia suave y lenta." (Bailando con lobos).
En las tribus africanas la imagen de los viejos sentados bajo un árbol ancestral usado para lo mismo desde generaciones, formaba parte del paisaje social, los ancianos hablaban y hablaban sin prisa, buscando en la experiencia y los conocimientos transmitidos por sus antepasados las respuestas a los problemas diarios, el solo hecho de aquella visión cotidiana tranquilizaba a la gente que se sentía segura y confiada en las decisiones de sus mayores.
La vieja tradición japonesa nos relata los "Encuentros" o "Zatsudan", de las gentes de la aldea para tratar temas que concernían a todos y donde el fin principal no era llegar a una conclusión, ni siquiera decidir que propuesta u opinion era la mejor, lo realmente importante era el hecho de reunirse, de hablar, de escuchar a todos y respetar todas las opiniones como la verdad indiscutible proveniente de la vivencia individual, una cultura que interpretaba hasta los silencios de aquellos que no intervenían como una forma de hablar, porque el silencio también es una forma de hablar.
¿En qué momento perdimos esa capacidad de escucharnos, perdimos la paciencia para esperar la respuesta adecuada, la sensibilidad para oír la palabra de los que callan? Hemos avanzado mucho y para mejor, pero en el camino hemos ido dejando tesoros que nos legaron nuestros antepasados, cosas que solo podremos recuperar echando la vista a atrás, volviendo hacia territorios de calma y sosiego donde conversar, escuchar y reunirse vuelvan a ser un placer y una forma más sana de gobernar nuestras cosas.

lunes, 11 de enero de 2010

OTHER TYPES OF DEMOCRACY


The Western model of representative democracy these days appears to be imposing itself on the rest of the world. In many countries it has served as a liberatory mechanism against a totalitarian order; in others, however, it has led to the destruction of collective ways of life in more traditional communities. This has been the case in many regions of Africa. Kwasi Wiredu, in a suggestive article, proposes an alternative. African tradition before colonization developed, in a number of peoples, varieties of democracy different from the Western ideal. In place of the imposition of the majority, dialogue amongst everyone, which would lead to a consensus, assured that, in the final agreement, no one was excluded. Instead of the battle between parties or the predominance of a single one, there was rational dialogue between all members of society.
These forms of consensual democracy are analogous to similar practices in many indigenous peoples of America, which reminisce an era preceding the European conquest. In many indigenous communities, the ideal of consensus persists – a consensus upon which is arrived by the participation of the whole people in assemblies. These assemblies also designate certain members of the community to assume leading ranks, based on age and wisdom. The rulers are subject to the will of the members of the community, as asserts the popular motto: they should "serve obeyingly." These procedures intend to preserve community relations; therefore, they frequently clash with the regime of political parties that divide the community itself.
An ethnolinguist, Carlos Lenkersdorf, describes as follows the assembly practice of a Tojolabal community (a people of Mayan descent) in Mexico: »During the assembly everyone takes the stand and discusses; at the end of the discussion, an old man interprets and sums up the decision at which has been arrived. He announces: 'We have thought and now decide that…' That is to say – writes Lenkersdorf – being that the old man is wise and of good judgment, he intuits our reasoning and announces it. A consensus has been reached that is expressed by the word 'we.' This type of meeting demonstrates intersubjectivity in action. The community lives on, thanks to the participation of each and of all the people.«
This traditional spirit reanimates a movement in favor of the rights of the indigenous peoples of various Latin American countries: Mexico, Guatemala, Ecuador, Bolivia. By means of defending their autonomy, they aim to preserve and renew the kinds of communal life that are threatened by modern individualistic society.
It is worth comparing democracy's return to African sources with the revival of similar indigenous traditions in America. Don't these similarities indicate an endeavor of universal scope – as Wiredu himself doesn't merely insinuate – that goes far beyond the borders of a people?

Luis Villoro
On Consensual Democracy
Concerning Kwasi Wiredu's Ideas

ALATERNATIVAS DE LA DEMOCRACIA


El modelo occidental de democracia representativa parece imponerse actualmente en el mundo. En muchos países ha servido para liberarse de un sistema totalitario, pero también, en otros, ha llevado a la destrucción de formas colectivas de vida de comunidades tradicionales. Ha sido el caso en muchas regiones de Africa. Kwasi Wiredu, en un sugerente artículo, propuso una alternativa. La tradición africana anterior a la colonización desarrolló, en varios pueblos, formas de democracia diferentes a la occidental. En lugar de la imposición de las mayorías, el diálogo entre todos, que conduce a un consenso; en el acuerdo final nadie queda excluido; en vez de la lucha entre varios partidos o la predominancia de uno solo, el diálogo razonado entre todos los miembros de la comunidad.
Es notable que esas formas de democracia consensual presentan una analogía con prácticas semejantes en muchos pueblos indígenas de América, que se remontan a un pasado anterior a la conquista europea. En muchas comunidades indígenas persiste el ideal del consenso, al que se llega por la participación de todo el pueblo en asambleas. La asamblea designa también, para cargos dirigentes, a personas que destaquen por su edad avanzada y su sabiduría. Los gobernantes están sujetos al control de los miembros de la comunidad, como proclama un lema común: deben "servir obedeciendo". Estos procedimientos intentan preservar las relaciones de comunidad; por ello chocan a menudo con el régimen de partidos políticos que la dividen.
Un etnolingüista, Carlos Lenkersdorf, describe así la práctica de una asamblea en una comunidad tojolabal (pueblo de ascendencia maya) en México: »En la asamblea todos toman la palabra y discuten; al final de la discusión un anciano interpreta y resume la decisión a que se ha llegado. Anuncia: 'nosotros pensamos y decimos ...' Es decir – escribe Lenkersdorf – gracias al hecho de tener corazón ya, intuye nuestro pensar comunitario y lo anuncia. Se ha logrado un consenso expresado por la palabra 'nosotros'. Esta clase de asambleas nos demuestran la intersubjetividad en acto. Es la comunidad que vive gracias a la participación de todos y de cada uno.«
Este espíritu tradicional anima un movimiento renovado en favor de los derechos de los pueblos indígenas, en varios países de América Latina: México, Guatemala, Ecuador, Bolivia. Mediante la defensa de su autonomía, intentan preservar y renovar las formas de vida comunitaria amenazadas por la sociedad individualista moderna.
Es notable comprobar cómo el retorno a las fuentes africanas de la democracia es paralelo a un renuevo de ciertas tradiciones indias similares en América. ¿No indica este hecho que se trata de un proyecto de alcance universal – como el mismo Wiredu no deja de sugerir – que rebasa con mucho las fronteras de un pueblo?

Luis Villoro
Sobre democracia consensual
En torno a ideas de Kwasi Wiredu

sábado, 9 de enero de 2010

"FORGOTTEN" DEMOCRACY


If the meaning of democracy does not consist in the majority rule, but in the sovereignty of people, the first problem to be considered is how people can find the place for free discussion.
On this point, the MIYAMOTO's contribution is great: He uncovered the forgotten forms of consensus in the traditional human relationship. MIYAMOTO clearly announced what is the "forgotten". The "forgotten" refers to what has been neglected in the process of Westernization or under the name of "progress". »The illusion that all the progress is in itself good leads us to misunderstand what is degenerating as progress, and to annihilate not only human being but also all kinds of living beings.«
In one chapter of his book The Forgotten Japanese, he describes how people discuss and come to the consensus in village meetings. When a problem is raised and becomes a matter of controversy, what is considered most important is to discuss the matter long enough that all members feel that they have expressed their opinions fully. Consequently, it was not out of the ordinary for it to take several days to come to a consensus about one problem. Not the discussion in search of the truth, but the conversation for mutual communication is the main concern. Therefore the "chat" (zatsudan) itself is more important.
To sum up, there are at least four important features of this kind of democracy in the traditional Japanese meeting. First, mutual communication is the most important objective for the meeting. A political decision can be made only after the members have had enough mutual exchange of opinions without deciding which opinion is the best. Second, it is especially important that the members can talk about anything that they found to be related to the theme. Much attention is paid to the contributions of the members who speak based on their own experiences. This makes it possible that all the opinions can be respected as the unique expression of one's life experience.
Third, it is absolutely necessary to guarantee enough time for deliberate consideration to reach the final decision. This is necessary to avoid useless conflicts among the members who are present in the same meeting. It is natural that no one wants his opinion to be neglected or refuted in the meeting. So the best way to reach the agreement is that everyone's opinion should be respected as unique, as it is rooted in one's own experience. And it is true that each one's opinion has something unique when it is spoken from one's experience.
Fourth, therefore the decision-making and the deeper mutual communication are closely related with one another. Even if one opinion is adopted as the decision of the meeting, other opinions should not be denied or negated but carefully discussed and considered. The meeting is the place where each member can elaborate his opinion by listening to others and taking their views into consideration. By paying attention to others, one can improve one's opinion until all the members can accept the decision. The key to the decision is that all the members' opinions should be duly respected and not so instantly excluded or by-passed. When the members' opinions are made light of, they feel as if their existence itself were not accepted.

Kazuo Sato
Chat and Consensus in the Japanese Traditional Meeting

LA DEMOCRACIA OLVIDADA


Si el significado de la democracia no consiste en la regla de la mayoría sino en la soberanía del pueblo, el principal problema a ser considerado es cómo la gente puede encontrar un lugar para la libre discusión.
En este punto, la contribución de Miyamoto es grande: descubrió las formas olvidadas del consenso en la relación tradicional humana. Miyamoto anunció claramente que es lo "olvidado". Lo "olvidado" se refiere a lo que ha sido rechazado en el proceso de occidentalización o bajo el nombre de "progreso". »La ilusión de que todo el progreso es en sí mismo bueno nos lleva a mal comprender lo que está degenerando como progreso y aniquilar no solamente el ser humano sino todas las clases de seres vivientes.«
En un capítulo de su libro "El Japón olvidado", él describe cómo la gente discute y llega al consenso en los encuentros de aldea. Cuando un problema aumenta y deviene en un tema de controversia, lo que se considera más importante es discutir el tema lo suficiente para que todos los miembros sientan que ellos han expresado totalmente sus opiniones. Consecuentemente, no es fuera de lo común tomar varios días para llegar a un consenso sobre un problema. No es la discusión en búsqueda de la verdad sino la conversación para una comunicación mutua el interés fundamental. Por lo tanto la "charla" (zatsudan) en sí misma es lo más importante.
Para resumir, hay al menos cuatro importantes características de esta clase de democracia en el encuentro tradicional japonés. Primero, la comunicación mutua es el objetivo más importante para el encuentro. Una decisión política puede ser lograda solamente después de que los miembros han tenido un suficiente intercambio de opiniones sin decidir cuál opinión es la mejor. Segundo, es especialmente importante que los miembros puedan hablar sobre todo lo que ellos encuentran relacionados al tema. Se presta mucha atención a las contribuciones de los miembros que hablan basado en sus propias experiencias. Esto hace posible que todas las opiniones puedan ser respetadas como la expresión única de la propia experiencia de vida.
Tercero, es absolutamente necesario garantizar el tiempo suficiente para la consideración deliberada, para buscar la decisión final. Es necesario evitar conflictos sin sentido entre los miembros que están presentes en el mismo encuentro. Así, el mejor modo de buscar el acuerdo es que la opinión de cada uno sea respetada como única, como enraizada en su propia experiencia. Y es verdadero que cada opinión tiene algo único cuando es contada desde la experiencia propia.
Cuarto, en consecuencia la producción de decisiones y una más profunda comunicación mutua están íntimamente relacionadas una con otra. Aun si una opinión es adoptada como la decisión del encuentro, otras opiniones no deberían ser rechazadas o denegadas sino cuidadosamente discutidas y consideradas. El encuentro es el lugar donde cada miembro puede elaborar su opinión al oír a otros y tomar sus puntos de vista en consideración. Al prestar atención a otros uno puede desarrollar su propia opinión hasta que todos los miembros puedan aceptar la decisión. La clave para la decisión es que las opiniones de todos los miembros deberían ser debidamente respetadas y no ser instantáneamente excluidas o dejadas de lado. Cuando las opiniones de los miembros son tratadas sin importancia, ellos sienten como si sus existencias mismas no fueran aceptadas.

Kazuo Sato
Diálogo y consenso en el encuentro tradicional japonés

viernes, 8 de enero de 2010

CONSENSUAL DEMOCRACY


"For all concerned, the system was set up for participation in power, not its appropriation, and the underlying philosophy was one of cooperation, not confrontation."
Representative democracy limits the participation of the elector to specific actions; done with these, the citizen then leaves, losing control of his representatives, who then decide for him. Representative democracy is a procedure that replaces the power of the citizens; it creates a social class linked to parties and public functions, which is where the power is illegitimately retained; this class is comprised of a political bureaucracy and supported by economic power. Representative democracy is founded in the principle of competition, just as the bureaucracy of the triumphant party has ruled out its electors. Once it has attained power, it then pushes to the side the defeated minorities; exclusion is a necessary feature of democratic procedure.
Consensual democracy, the ideal of many non-Western communities, behaves as a rectification of the faults inherent in representative democracy. It would have the same sense as the proposals of a "radical" or "participative" democracy of other authors. It would emphasize procedures that would secure the participation in decisions that concern all members of a society, as well as their say about who represents those decisions. It would be anchored to the principle of agreement, not to party competition. Its regulative idea would be the avoidance of exclusion. Opposed to the competitive individualism of liberal democracy, this democratic alternative would fortify the bonds that constitute a community.
As Wiredu accurately indicates, consensual democracy presumes that all the members of the society are able to arrive, by way of communication, at a substantive common good: »Human beings have the ability eventually to cut trough their differences to the rock bottom identity of interests.« In effect, in premodern communities, the people may coincide with the best goals and values that are accepted by tradition, which tend to maintain unity within the community. On the other hand, modern, multifaceted democratic societies do not necessarily behave this way. Rather the liberal idea of democracy is grounded upon the opposite supposition; it is a way of responding to the multiplicity of conceptions about the common good that spring from divergent interests. If the state were to accept a basic idea of the common good, it would be because of the imposition of one social sector above the rest. In fact, this is what could happen in reality if the principle of majority rules continues to be rigidly adhered to.
Now, this adherence to the principle of consensus was a premeditated option. It was based on the belief that ultimately the interests of all members of society are the same, although their immediate perceptions of those interests may be different. This thought is given expression in an art motif depicting a crocodile with one stomach and two heads locked in struggle over food. If they could but see that the food was, in any case, destined for the same stomach, the irrationality of the conflict would be manifest to them.

Luis VilloroOn Consensual Democracy
Concerning Kwasi Wiredu's Ideas

jueves, 7 de enero de 2010

La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento



¿Cuántas veces tienen que ser fusiladas las esperanzas para que sus verdugos sean desenmascarados?
¿Cuanta gente íntegra y buena tiene que ser despeñada por los de siempre para que la dignidad y la sabiduría se habran paso?
¿Cuántas batallas tienen que perder los hombres que merecen ese nombre para ganar la guerra de todos los justos?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento
¿Cuántas veces volveremos a nuestras casas con los sueños rotos por los que vociferan tan solo por su provecho?
¿ Cuántas manos vacías y ensangrentadas tendremos que ver para que los que todo lo quieren dejen de robarnos?
¿Y cuántas veces veremos las caras de nuestros hijos esperandonos volver con una luz de esperanza que ilumine su futuro?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento
¿Cuánto tiempo podrán seguir fingiendo que no ven las mentiras, los abusos y las injusticias aquellos que dicen mirar por nuestro bien?
¿Cuánto tiempo podremos seguir soportando la hipocresía, la incapacidad, la maldad y la desvergüenza de unos pocos sobre tantos?
¿Cuánto tiempo seguiran gobernandonos los palmeros y los trepas, los incapaces y los más tontos del planeta?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
la respuesta está flotando en el viento.

martes, 5 de enero de 2010

DEMOCRACIA Y CONSENSO


"Para todos los implicados, el sistema estaba constituido para participar en el poder y no para apropiarse de él. La filosofía subyacente era una de cooperación y no de confrontación."
La democracia representativa restringe la participación del elector a ciertos actos puntuales; terminando éstos, el ciudadano se ausenta, pierde el control de sus representantes quienes deciden por él. La democracia representativa es un procedimiento para substituir el poder de los ciudadanos; crea un estamento social ligado a los partidos y a las funciones públicas, el cual es el verdadero detentador del poder; está constituido por una burocracia política y sostenido por el poder económico. La democracia representativa se funda en el principio de la competencia; igual que la burocracia del partido triunfante ha descartado a sus electores; una vez llegado al poder hace un lado también a las minorías perdedoras. Un rasgo necesario del procedimiento democrático es la exclusión.

La democracia consensual, se puede presentar como un correctivo a esas fallas inherentes a la democracia representativa. Pondría énfasis en procedimientos que aseguraran la participación en las decisiones que les conciernen de todas las personas situadas en una sociedad y su control sobre quienes las representen. No se basaría en la competencia partidista sino en el principio del acuerdo. Su idea regulativa sería evitar la exclusión. Frente al individualismo competitivo de la democracia liberal, esta alternativa de democracia consolidaría los lazos que constituyen una comunidad.

Como señala acertadamente Wiredu, la democracia consensual supone que todos los miembros de la comunidad pueden llegar, por el diálogo, a descubrir un bien común sustantivo. »Los seres humanos tienen la capacidad de abrirse paso entre sus diferencias hasta tocar fondo en la identidad de intereses.« En efecto, en las comunidades premodernas, el pueblo puede coincidir en los fines y valores superiores, aceptados por la tradición, que presentan unidad a la comunidad. En cambio, las sociedades democráticas modernas y complejas no comparten necesariamente ese supuesto. La concepción liberal de la democracia se levanta sobre el supuesto contrario; es una manera de responder a la multiplicidad de concepciones del bien común que responden a intereses divergentes. Si el Estado aceptara una concepción sustantiva del bien común, sería por la imposición de un sector de la sociedad sobre los demás. De hecho, eso es lo que puede suceder, en la realidad, si se sigue con rigidez el principio del gobierno de la mayoría.

La adhesión al principio del consenso es una decisión consciente. Ella se fundamenta en la creencia de que en último término los intereses de todos los miembros de la sociedad son los mismos aunque su percepción inmediata pueda ser diferente. Este pensamiento se expresa en un motivo artístico ( de la tribu ashantis africana) que representa a un cocodrilo con un estómago y dos cabezas que luchan entre sí por el alimento. Si ellas pudieran ver que el alimento por el que ellas luchan va destinado para el mismo estómago, se les haría claro la irracionalidad del conflicto.

Luis Villoro
Sobre democracia consensual en torno a ideas de Kwasi Wiredu