Juan J. Molina

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miércoles, 19 de abril de 2017

Los enemigos de la libertad

Ahora es Xi Jinping, el dictador “comunista” chino, el que abandera el movimiento a favor de la globalización mientras que un presidente norteamericano tontea con el bando populista de los enemigos del comercio libre.
Antonio Escohotado.

Un artículo de SANTIAGO NAVAJAS

Con la publicación del tercer tomo de su trilogía Los enemigos del comercio. Una historia moral de la propiedadAntonio Escohotado se ha confirmado como nuestro ensayista maratoniano por antonomasia (aunque también ha demostrado su excelencia en distancias más cortas, ver Caos y orden o El espíritu de la comedia). Si con su monumental Historia de las drogas dejó un legado de referencia, con su genealogía de las ideas “pobristas” ha marcado un nuevo hito para entender el mecanismo ideológico que subyace a las muy variadas tendencias que se han opuesto tradicionalmente a las ideas de la libertad política y económica para crear diversos modelos de “oasis no mercantiles”.
Esta entrega está además de “rabiosa actualidad” ya que se cumplen cien años de las dos revoluciones que se produjeron en Rusia
Esta entrega está además de “rabiosa actualidad” ya que se cumplen cien años de las dos revoluciones que se produjeron en Rusia. 1917 comenzó luminoso y terminó tenebroso en el país que había sido de los zares. En febrero, un golpe de Estado dio lugar a la primera democracia constitucional en Rusia. En octubre, otro golpe acabó con el incipiente régimen liberal e instauró una dictadura bolchevique de tan nefastas y totalitarias consecuencias durante gran parte del siglo XX. Entre ambos, por supuesto, la otra gran ideología que competía con las dos anteriores, el fascismo, esa versión del comunismo sustituyendo la “lucha de clases” por la “lucha entre naciones”, “razas” u otras entidades colectivistas. El comunismo y el fascismo llegaron a formar un gran frente (popular) contra la propiedad privada y el libre comercio. 
“El gran logro político de bolcheviques y nazis fue precisamente consolidar como posturas enfrentadas una misma pasión totalitaria, reñida con las libertades civiles en función de su fervor mesiánico”
“Marx es el profeta que trae las tablas de la Ley y Lenin es su ejecutor”
Un frente común basado también en una metodología política de acción violenta que llevaría a Gorki, convertido finalmente en marioneta de los bolcheviques, a exclamar: “¡Por la fuerza será arrastrada la humanidad a ser feliz!”. Donde no se sabe si da más repelús el medio propuesto o el fin perseguido, la fuerza o la felicidad, un concepto escurridizo y variopinto que no significa lo mismo en la mente de AristótelesBelén Esteban Pablo Iglesias, cuyo ídolo Lenin proclamó
“El terror es el único atajo hacia la virtud pública en épocas de revolución”
Precisa, rigurosa y exhaustiva, la investigación de Escohotado no resulta nunca árida o seca debido a su prosa de fino ensayista que le lleva a encontrar imágenes estilistas de gran fuerza plástica. Además, a Escohotado le caracteriza el temperamento irónico y el carácter guerrero. Durante años ha estado investigando enfrascado en la gran biblioteca de Internet como uno de los monjes-soldado epicúreos, a la vez líricos y épicos, que trabajaban entre libros, azucenas y vides junto a los acantilados de mármol que describió su idolatrado Ernst Jünger. Podemos imaginarlo con un par de vasos de vino y dos grandes rebanadas de pan negro y salado, mientras googlea algo así como “ingenieros sociales filantrópicos” o “religión rigurosamente científica” con una sonrisa en la comisura de los labios.
“El marxismo fundó una religión política prolongada como gobierno totalitario”
O, en palabras de Trotsky“Marx es el profeta que trae las tablas de la Ley y Lenin es su ejecutor”. A veces, leyendo sobre los gurús te indignas, otras veces te horrorizas pero en ocasiones te tienes que reír. Por ejemplo, con Schopenhauer y su “utopía razonable” consistente en castrar a todas las “sabandijas” mientras que a los hombres de carácter noble se les concedería un harén entero, y así en una generación tener una casta de seres humanos mejores que Pericles. Claro que la sonrisa se hiela cuando se advierte que la utopía schopenhaueriana de una eugenesia de corte platónico dio lugar a una casta por la izquierda con Lenin y Stalin a la cabeza, mientras que por la derecha con Hitler (todos ellos, afortunadamente para el proyecto de mejores hombres que Pericles, más bien castos. Mao Tse Tung fue la excepción entre los más bien reprimidos sociópatas políticos). Por otro lado, “castrar a las sabandijas” se transmutó en el proyecto de exterminar a las “razas inferiores” o al “enemigo de la clase trabajadora”. 
Del Sermón de la Montaña a Sartre pontificando en un café de París pasando por el Manifiesto Comunista y El Estado y la revolución de Lenin
Del Sermón de la Montaña a Sartre pontificando en un café de París pasando por el Manifiesto Comunista y El Estado y la revolución de Lenin, Escohotado transita en esta trilogía magna por las diversos ataques que contra el individualismo se han hecho en nombre del “yo-masa” en sus diferentes versiones político-religiosas, del ebionismo judío al comunismo soviético. En el fondo un hegeliano, pero abonado a una forma expresiva de línea clara, Escohotado se mueve como salmón contra corriente en los turbios torrentes del marxismo dialéctico e histórico, solo que a diferencia de los hegelianos de izquierda no ha olvidado que 
“Para Hegel el motor último es un progreso de la libertad -concretamente, que el espíritu se reconozca libre, y obre movido de modo responsable por tal destino-”
La investigación de Escohotado que comienza con la revolución soviética de Lenin termina aproximadamente con la revolución bolivariana de Chávez. De la tragedia a la farsa
La investigación de Escohotado que comienza con la revolución soviética de Lenin termina aproximadamente con la revolución bolivariana de Chávez. De la tragedia a la farsa. Ahora es Xi Jinping, el dictador “comunista” chino, el que abandera el movimiento a favor de la globalización mientras que un presidente norteamericano tontea con el bando populista de los enemigos del comercio libre. Mientras, en un pequeño país que fue durante mucho tiempo tierra promisoria para los adversarios de la libertad y la riqueza, es un empresario multimillonario que se ha hecho a sí mismo, y que dona millones de euros a los hospitales públicos, y un joven intelectual erigido en tribuno de la plebe, y que apoya a los que ejercen la violencia política, los que se polarizan el arco mediático. Y nos viene a la memoria lo que nos advierte Escohotado a propósito de los bolcheviques
“Una y otra vez quien exasperó a los líderes niveladores no fue tanto el rico por filiación o privilegio como el nuevo rico”
Está el panorama del siglo XXI para que Escohotado se suba las solapas hegelianas y se ponga a trabajar ocho horas diarias durante siete días a la semana para escribir otra monumental obra, titulada esta vez Los amigos de la libertad donde, sin duda y haciendo caso omiso a la falsa modestia, un capítulo podría dedicárselo a sí mismo.
Fuente: http://www.vozpopuli.com/entre_escila_y_caribdis/enemigos-libertad_7_1018168176.html

lunes, 17 de abril de 2017

Intolerancia y otras idioteces

PATENTE DE CORSO

Hace tiempo que los libros de texto escolares en España se han convertido en interesante territorio donde espigar lo que nos espera. O lo que vamos teniendo ya. Un observador superficial deduciría que todo responde al plan maquiavélico de un profesor Moriarty que se proponga convertirnos, de aquí a una generación, en un país de imbéciles analfabetos; aunque, eso sí, rigurosa y políticamente correctos. Pero no creo que haya plan. Ojalá tuviéramos uno. Se trata, en realidad, de simple contagio colectivo e inexorable, propio de un país como el nuestro, donde cuando se celebre el Día del Orgullo Gilipollas no vamos a caber todos en la calle.
El último hallazgo acabo de hacerlo en un texto escolar de 5º de Primaria. Tras la triple pregunta ¿Cuál era la religión en los reinos de los reyes católicos? ¿Qué les sucedió a los judíos y musulmanes en esta época? ¿Qué era el Tribunal de la Inquisición?, cuestión absolutamente lógica y que con buenos profesores se presta a útiles debates sobre momentos decisivos –para bien y para mal– en la historia de España, figura, bajo el epígrafe Educación Cívica, otra doble pregunta de carga envenenada:¿Crees que los Reyes Católicos eran tolerantes? ¿Qué opinas sobre que se obligue a las personas a practicar una religión?.
La respuesta a esa simpleza no puede ser más que una: los Reyes Católicos no eran tolerantes ni por el forro, y es malo que se obligue a nadie a practicar una religión, como hicieron ellos y sus sucesores. Faltaría más. La misma forma de plantear la pregunta conduce, inevitablemente, a esa respuesta simple, que en realidad no lo es tanto. De ahí lo peligroso del asunto. Su carga envenenada.
Vistos desde aquí, por supuesto, los Reyes Católicos no eran tolerantes en absoluto. Lo que eran es una mujer, Isabel de Castilla, y un hombre, Fernando de Aragón –reino que incluía el condado de Cataluña, entre otras cosas–, cuyo matrimonio unió a dos extraordinarios personajes de Estado que, con decisión política y visión de futuro, consiguieron la unidad de España al conquistar el reino musulmán de Granada. Los dos eran inteligentes y poderosos –los más poderosos de su tiempo en Europa–, pero desde luego no eran tolerantes. No podían serlo, como no lo fue ninguno de sus coetáneos, ni el papa de Roma, ni los reyes de Francia o Inglaterra, ni el sultán de Turquía, ni nadie con mando en plaza. La tolerancia, como la entendemos hoy, estaba reñida con el poder, con las nacionalidades que se empezaban a afirmar –la española fue de las primeras– y con la guerra y la violencia, instrumento habitual de relación entre comunidades, territorios, pueblos, estados y religiones. Con tolerancia no se habría construido España, como tampoco ninguno de los países hoy conocidos. Y en el siglo XV, la religión era fundamental a la hora de establecer todo eso. Sin unidad religiosa era imposible establecer unidades políticas; y esa cruda realidad aún daría pie a muchas guerras y atrocidades en los siglos siguientes: guerras de religión que ensangrentarían Europa y muchos otros lugares.
Desde luego que la respuesta es no. Desde una mirada actual, tolerantes no fueron los Reyes Católicos, ni antes de ellos los cruzados, ni Saladino, ni los reinos hispanos, ni Almanzor, ni lo serían después Carlos V, Felipe II, Lutero, Calvino, Napoleón, Robespierre, Lenin, ni nadie que haya pretendido consolidar su poder y vencer a sus enemigos. Ni en Atapuerca lo eran. La Historia de la Humanidad, entre otras cosas, está hecha de intolerancias. Y atribuir ese rasgo a unos reyes decisivos para España sin situar el asunto en el contexto real de su tiempo, supone una irresponsabilidad. Significa echar, sobre nuestras siempre maltrechas espaldas históricas, falsas responsabilidades y complejos perniciosos y estúpidos.
Nuestro pasado fue tan crudo, triste, fascinante y admirable como el de cualquier otro país. Transcurrió en un mundo en el que todos jugaban con las mismas reglas, o ausencia de ellas. Juzgar a sus actores con ojos del presente es una injusticia y un error, sobre todo en esta España que vive mucho de lo oído y poco de lo leído. Aplicar la mirada ética de hoy a los hechos de entonces no sirve sino para que los jóvenes renieguen de una historia que no es mejor ni peor que en otros países o naciones. Así que no mezclemos churras con merinas. Preguntemos a un joven estudiante si un neonazi, un maltratador de mujeres o un yihadista son tolerantes, y situemos a los Reyes Católicos en el contexto que les corresponde. El deber de un sistema educativo es conseguir que la historia, el pasado, la memoria, se estudien para comprenderlos. No para condenarlos desde la simpleza y la ignorancia.
Fuente: http://www.xlsemanal.com/firmas/20170416/perez-reverte-intolerancia-y-otras-idioteces.html

domingo, 16 de abril de 2017

Libro blanco, corazón negro y el futuro de Europa

 GUILLERMO DORRONSORO

2017 es un año cargado de significado para el proyecto europeo. No tanto por el pasado (el 25 de marzo se han cumplido 60 años de la firma de los Tratados de Roma), sino por el presente y el futuro.
El Brexit ha tenido el efecto de poner Europa en el centro del debate. En cada una de las elecciones que se celebrarán este año en los estados europeos, los partidos dedicarán una parte importante de su campaña a explicar su posicionamiento respecto a más o menos Europa. Cada victoria, cada derrota, estará llena de significado.
Junckers ha querido aprovechar ese momento, y ha invitado a ser más explícito en esa explicación de “más o menos Europa”. En su Libro Blanco, ha definido cinco posibles escenarios, y en el Consejo Europeo que se celebrará en Bruselas el 14 y 15 de Diciembre de este año, pedirá que cada Estado se retrate, y ponga sus apuestas en una de las cinco casillas. Desde una Europa más federal (más USA, para entendernos), a una Europa reducida a tratados comerciales, pasando por una Europa partida en dos velocidades (los que apuestan por los Estados Unidos de Europa, frente a los que no pueden o no quieren jugar ese juego).
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En mi vida profesional he tenido la ocasión de vivir muchos procesos de integración de organizaciones. Alianzas estratégicas, modelos de integración baja o alta, fusiones frías o calientes, parciales o completas… He ido acumulando una experiencia que me acompaña, un sexto sentido que me dice cuando estos procesos van bien, y cuando viajan a ninguna parte…
He leído el Libro Blanco de Junckers con interés, cada uno de los cinco escenarios. Ya sabes que el primer Libro Blanco de la Historia lo encargó Churchill hace casi un siglo para aclararse sobre qué hacer en el conflicto entre judíos y palestinos (la Sociedad de Naciones le encargó que se hiciese cargo, después de la Primera Guerra Mundial). Vistos los últimos cien años de conflictos, no tengo la impresión de que acertaron mucho…
Tengo la impresión de que Junckers tampoco acierta en esta ocasión. En mi experiencia, esto de preguntar a alguien si quiere mandar menos, más o lo mismo, no es demasiado práctico. Porque todos tenemos por dentro un corazón negro, que solo quiere mandar más. Es igual que se lo preguntes a un Director General, que a un Jefe de Estado. Nadie, nunca, quiere mandar menos, acepta voluntariamente entregar la soberanía sobre algo. Solo aceptamos de buen grado procesos de integración si se nos garantiza que, al final, sobre lo que resulte, acabaremos siendo nosotros quienes mandemos.
El Libro Blanco se equivoca, porque hace la pregunta equivocada a las personas equivocadas. Invoca el corazón negro de Europa. “Jefes de Estado de la Unión Europea ¿queréis mandar más o menos?…”.
Supongo que trata de ponerles una trampa, porque si deciden que la respuesta es menos Europa, quedarán como líderes cortos de vista. Si, por el contrario, eligen un escenario de mayor integración, por coherencia tendrán que hacer más concesiones, mandarán menos.
Quedan varios meses para escuchar las respuestas que los Jefes de Estado pronunciarán en el Consejo de Europa, pero estoy seguro que no me equivoco nada si te las resumo con esta frase, que también lleva un color: “Verdes las han segado”. Son palabras educadas, que utilizamos cuando queremos decir “Si esperas que te conteste, mejor espera sentado”.
Europa es hoy un campo de espigas verdes. La promesa de las semillas que se plantaron después de la Segunda Guerra Mundial, abonadas por la sangre de tantos europeos, no ha madurado, sesenta años después.
Así que no servimos ni para alimentar a los refugiados que buscan nuestro asilo, ni para iluminar al mundo en estos nuevos tiempos de gobernanza global, ni siquiera para responder a los europeos. Si no servimos para eso cómo vamos a sostener el estado de bienestar que tanto esfuerzo nos ha costado construir… Ésa es nuestra realidad, la que tenemos delante de nuestros ojos.
Vienen tiempos de sol, me temo, un sol que castigará a muchos. Ojalá sirva para que maduremos. Para que entendamos que quienes sembraron el sueño de Europa hace sesenta años lo hicieron con la esperanza de una cosecha que nos alimentaría en momentos de escasez, como los que afrontaremos en las próximas décadas.

Ojalá nos sirva para entender que la solución de los problemas de Europa no depende de que los Estados manden más, menos o igual. No depende del ancho de línea con el que dibujemos sus fronteras. Depende, más bien, del coraje de los ciudadanos europeos para afrontar un Segundo Renacimiento que el mundo está esperando. De nuestra capacidad de olvidarnos de Libros Blancos, y utilizar en cambio un papel el blanco donde escribir un futuro diferente…

Fuentehttp://www.sintetia.com/libro-blanco-corazon-negro/: