Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

domingo, 11 de noviembre de 2018


NOTAS TRAS LA LECTURA DE “SOBRE LA TIRANÍA” DE TIMOTHY SNYDER

 Sobre La Tirania: Veinte Lecciones Que Aprender Del Siglo Xx


El protagonista de una novela de David Lodge dice que uno no sabe, cuando está haciendo el amor por última vez, que está haciendo el amor por última vez. Algunos alemanes que votaron al partido nazi en 1932 sin duda eran conscientes de que aquéllas podrían ser las últimas elecciones sustancialmente libres por algún tiempo, pero la mayoría no lo sabía.

La oligarquía rusa que se consolidó tras las elecciones de 1990 sigue funcionando, y promueve una política exterior diseñada para destruir la democracia en el resto del mundo.

Es posible que algún día te ofrezcan la oportunidad de exhibir símbolos de lealtad. Asegúrate de que esos símbolos incluyen a tus conciudadanos en lugar de excluirlos.

Las SS nacieron como una organización fuera de la ley, se convirtieron en una organización que trascendía las leyes y acabaron siendo una organización que anuló las leyes.

Churchill dijo que la historia sería benévola con él porque pretendía escribirla él mismo.

La posverdad es el prefascismo.

Y sí, es posible encontrar una conspiración en la red: la que te lleva a estar todo el día conectado a internet, buscando conspiraciones.

“Si el fundamento del sistema es la “vida en la mentira”-escribía Havel-, no es de extrañar que “la vida en la verdad” sea su principal peligro”.

El más inteligente de los nazis, el teórico jurídico Carl Schmitt, explicaba en términos claros la esencia de la forma de gobernar del fascismo. El modo de destruir todas las normas, explicaba, era centrarse en la idea de la excepción. Un líder nazi desarma a sus oponentes por el procedimiento de convencer a la gente de que el momento actual es excepcional, y después transformando el estado de excepción en una emergencia permanente. Entonces los ciudadanos sacrifican su libertad real en aras de una falsa seguridad.

Para los tiranos, la lección del incendio del Reichstag consiste en que un momento de conmoción hace posible una eternidad de sumisión.

Un nacionalista nos anima a ser la peor versión de nosotros mismos, y después nos dice que somos los mejores.

La democracia fracasó en Europa en las décadas de 1920, 1930 y 1940, y hoy en día está fracasando no sólo en gran parte de Europa sino en otros muchos lugares del mundo. Esa historia y esa experiencia son las que nos revelan el sombrío espectro de nuestros posibles futuros. Un nacionalista dirá que “eso no puede ocurrir aquí”, lo que equivale al primer paso hacia el desastre. Un patriota dice que eso podría ocurrir aquí, pero que lo impediremos.

Es lo que se denomina una teología: una narración del tiempo que conduce a una meta cierta y a menudo deseable. El comunismo también ofrecía una teología, ya que prometía una utopía socialista inevitable. Cuando esa historia quedó hecha añicos hace veinticinco años, nosotros sacamos una conclusión equivocada. En vez de rechazar las teologías, nos imaginamos que nuestro propio cuento era verdad.