NOTAS
TRAS LA LECTURA DE “SOBRE LA TIRANÍA” DE TIMOTHY SNYDER
El protagonista
de una novela de David Lodge dice que uno no sabe, cuando está haciendo el amor
por última vez, que está haciendo el amor por última vez. Algunos alemanes que
votaron al partido nazi en 1932 sin duda eran conscientes de que aquéllas
podrían ser las últimas elecciones sustancialmente libres por algún tiempo,
pero la mayoría no lo sabía.
La oligarquía
rusa que se consolidó tras las elecciones de 1990 sigue funcionando, y promueve
una política exterior diseñada para destruir la democracia en el resto del
mundo.
Es posible
que algún día te ofrezcan la oportunidad de exhibir símbolos de lealtad. Asegúrate
de que esos símbolos incluyen a tus conciudadanos en lugar de excluirlos.
Las SS
nacieron como una organización fuera de la ley, se convirtieron en una
organización que trascendía las leyes y acabaron siendo una organización que
anuló las leyes.
Churchill
dijo que la historia sería benévola con él porque pretendía escribirla él
mismo.
La posverdad
es el prefascismo.
Y sí,
es posible encontrar una conspiración en la red: la que te lleva a estar todo
el día conectado a internet, buscando conspiraciones.
“Si
el fundamento del sistema es la “vida en la mentira”-escribía Havel-, no es de
extrañar que “la vida en la verdad” sea su principal peligro”.
El más
inteligente de los nazis, el teórico jurídico Carl Schmitt, explicaba en
términos claros la esencia de la forma de gobernar del fascismo. El modo de
destruir todas las normas, explicaba, era centrarse en la idea de la excepción.
Un líder nazi desarma a sus oponentes por el procedimiento de convencer a la
gente de que el momento actual es excepcional, y después transformando el estado
de excepción en una emergencia permanente. Entonces los ciudadanos sacrifican
su libertad real en aras de una falsa seguridad.
Para
los tiranos, la lección del incendio del Reichstag consiste en que un momento
de conmoción hace posible una eternidad de sumisión.
Un nacionalista
nos anima a ser la peor versión de nosotros mismos, y después nos dice que
somos los mejores.
La democracia
fracasó en Europa en las décadas de 1920, 1930 y 1940, y hoy en día está fracasando
no sólo en gran parte de Europa sino en otros muchos lugares del mundo. Esa
historia y esa experiencia son las que nos revelan el sombrío espectro de
nuestros posibles futuros. Un nacionalista dirá que “eso no puede ocurrir aquí”,
lo que equivale al primer paso hacia el desastre. Un patriota dice que eso
podría ocurrir aquí, pero que lo impediremos.
Es lo
que se denomina una teología: una narración del tiempo que conduce a una meta
cierta y a menudo deseable. El comunismo también ofrecía una teología, ya que
prometía una utopía socialista inevitable. Cuando esa historia quedó hecha
añicos hace veinticinco años, nosotros sacamos una conclusión equivocada. En vez
de rechazar las teologías, nos imaginamos que nuestro propio cuento era verdad.
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