Juan J. Molina

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domingo, 25 de diciembre de 2016

Libertad Económica… y mucho más (Índice Sintetia 2016)

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economic-freedom
En mayo del año 2014 se nos ocurrió efectuar en esta casa un pasatiempo analítico que luego resultó tener bastante repercusión. Tratábamos entonces de poner en perspectiva el concepto de libertad económica que se define, valora y ordena en el ranking que regularmente publica la Fundación Heritage.  Para ello, nos propusimos contrastar, de manera sencilla y poco académica, los 50 primeros países de dicha clasificación con los del ranking libertad de prensa y los del Índice de Desarrollo Humano. Construimos un sencillo índice sintético constituido por la suma de los respectivos rankings de cada nación en las dimensiones consideradas, y ordenamos los países de menor a mayor puntuación (cuanto menor, mejor).
Pretendíamos con ello corroborar nuestra intuición sobre lo que debería constituir una verdadera libertad económica: aquella en la que no sólo las transacciones económicas están libres de trabas y aseguradas jurídicamente, sino donde el resto de libertades civiles disfrutan de un elevado grado de madurez en su ejercicio, materializándose todo ello en una ciudadanía próspera, longeva, saludable y bien educada.
Posteriormente, la muy enriquecedora interacción con los lectores, y en especial con Javier Poveda y Lorenzo Gianninoni (@LorenzTrader en Twitter y coautor de esta entrada) propició un refinamiento de ese índice sintético mediante la inclusión de nuevas dimensiones, recogidas en los rankings Doing BusinessPISACorrupciónSalud y Contaminación, que en esta edición hemos sustituido por el Environmental Performance Index de Yale. El top 10 final de aquel experimento analítico fue el siguiente:
top-10-2014

Nuevos chicos en el barrio
Transcurridos dos años desde aquel experimento, hace unas semanas creímos llegado el momento de actualizar los rankings con los últimos datos disponibles y ampliar el espectro, siguiendo el mismo sistema. Decidimos incorporar a las mencionadas clasificaciones una dimensión económica adicional, a través de un ranking de deuda pública per capita; una dimensión geopolítica, mediante el índice Soft Power, así como tres indicadores de bienestar socioeconómico como son el World Happinness Index, el ranking Expat que mantiene HSBC y el State of the Internet Report 2016. En total, partiendo del último informe de Libertad Económica, hemos construido un índice sintético de 12 componentes, bastante completo.
En este punto, conviene recordar el disclaimer que hicimos en nuestra primera entrega: esto no es un artículo académico, sino un sencillo ejercicio destinado a reflexionar y que puede ofrecer (así lo esperamos) interesantes conclusiones. Somos conscientes que algunos de los índices que proponemos son a su vez compuestos y pueden incluir algunas de las dimensiones contempladas en otros indicadores. Hemos renunciado asimismo a ponderar los diferentes elementos, con el fin de no introducir más subjetividad que la de la propia elección de rankings. Que conste en acta.
Aclarado este punto, la tabla con los primeros países del ranking pueden descargarla haciendo clic en este enlace. El resultado resumido del Top 25 es el siguiente:
top-25-indice-sintetia

Analizando el ranking de 2016
Los datos actualizados más las nuevas dimensiones incorporadas no han introducido sustanciales cambios en la clasificación con respecto 2014, como por otra parte era de esperar. En la parte superior del ranking siguen figurando prácticamente las mismas naciones, aunque con algunos cambios de posiciones. Noruega (32ª en libertad económica) sube siete puestos para alcanzar lo más alto del podio, sustituyendo a Nueva Zelanda, que pierde 3. Entre los países que más mejoran del top 25 destacan Suecia (sube 9 puestos), la República Checa (+7) y España (+7). Entre los que más descienden, Japón (-12 puestos) y Estonia (-12), seguidos de Finlandia (-6) y Australia (-6). Insistimos: son movimientos entre líderes globales.
Hay dos excepciones notables: desaparecen del top 25 Hong Kong (número 1 en el Índice de Libertad Económica) y Lituania (13), para dar paso a Francia y Polonia. Estos dos países no destacan en sus respectivos puestos de libertad económica (75 y 39), pero escalan posiciones gracias a su fortaleza en otros indicadores. Se trata, no obstante, de un fenómeno aislado. De manera general, podemos comprobar como una elevada libertad económica convive con altos niveles de desarrollo humano, calidad institucional, educación, libertades civiles, posicionamiento global y bienestar social. Expresado con otras palabras: libertad económica, sin duda… pero mucho más.
Aunque debemos ser muy prudentes con las correlaciones, estamos convencidos que hay un potente entramado de causalidades que realimentan positivamente estos resultados. Así, de los primeros 25 países de nuestro ranking:
  • 22 forman parte de los 25 países del mundo con mejores resultados en PISA
  • 21 forman parte de los 25 países del mundo con más desarrollo humano
  • 21 forman parte de los 25 países del mundo con menor percepción de corrupción
  • 21 forman parte de los 25 países del mundo mejor posicionados en soft power
  • 17 forman parte de los 25 países del mundo con más libertad económica
  • 17 forman parte de los 25 países del mundo con mayor libertad de prensa
  • 16 forman parte de los 25 mejores países del mundo países para hacer negocios
  • 15 forman parte de los 25 países del mundo más felices
  • 15 forman parte de los 25 países del mundo con mejor equilibrio medioambiental
  • 15 forman parte de los 25 mejores países del mundo para los expatriados
  • 15 forman parte de los 25 países del mundo con más calidad de Internet
La relación sigue siendo significativa, aunque algo menos robusta, cuando entramos en el terreno de la salud (12/25) y deuda per capita (9/17). De ahí la importancia de considerar todos los indicadores en su conjunto: estar liderando el ranking global no es casualidad, y se debe a multitud de factores interconectados, sin olvidar los históricos, políticos y geográficos.
Por ejemplo, es destacable que en ese grupo de 25 naciones no haya ningún país latinoamericano (Chile aparece en el puesto 29) ni africano, y que grandes potencias como Rusia y China anden lejos de la cabeza. De hecho, antiguas repúblicas soviéticas como Estonia (22), Lituania (28) y Letonia (31) superan a Rusia (35) en nuestro índice, al igual que otros miembros recientes de la Unión Europea, como son Polonia (25), Eslovenia (27), Hungría (33) y Croacia (34). Nos parece un hecho muy significativo, al igual que 15 de los 25 primeros países del ranking pertenezcan a la UE. Digno de reseñar en estos tiempos de euroescepticismo pertinaz.
Finalmente, no debemos olvidar la buena posición de España, 18 en nuestro top 25, con un avance notable con respecto 2014, como ya hemos comentado. Los españoles tendemos a ser derrotistas y a fustigarnos en extremo, con mucho dramatismo, sin darnos cuenta de que nuestro país resiste con robustez comparaciones globales en muy diversas áreas. A las pruebas nos remitimos.
Animamos a los lectores a reflexionar sobre todo ello y a aportar, como en la edición anterior, su grano de arena.
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Bajando de las nubes.
“El césped del vecino siempre es más verde”.
O casi siempre nos lo parece, pero en este artículo no hemos querido contemplar ese césped sin saber el trabajo que hay detrás de su verdor. ¿Qué determina que existan culturas más libres, más ricas, más atractivas? ¿Son mejores porque son más ricas o son más ricas porque son mejores? ¿Cómo se puede cambiar o mejorar un país entero?  Nuestro ranking nos da algunas pistas sobre ello, aunque no pensamos que sea sencillo replicar los mismos ingredientes con idéntico éxito. No se trata de envidiar a quien está mejor, sino de entender, aprender y, en la medida de nuestras posibilidades, implantar.
Vivimos en un tiempo donde un notable porcentaje de quienes nacieron en paz y crecieron con sus necesidades cubiertas pretenden desmontar, con etéreos planteamientos o vetustas medidas repetidamente fracasadas, aquellos principios en los que se cimentó su bienestar. Si todo nos parece debido y desconocemos los mecanismos básicos que generan (o hacen desaparecer) los recursos necesarios para vivir con dignidad; si la prosperidad es un derecho sin deberes; si la riqueza justamente ganada es objeto de culpabilización y escarnio público, corremos el riesgo de que triunfen aquellos que buscan explotar ese sentimiento de culpa, silenciando de paso nuestras opiniones y libertades.
Cuando nos dedicamos a soñar un lugar ideal para nosotros, lo hacemos por muchas razones. Pero no lo hacemos sin lógica. Sabemos perfectamente que si existen naciones con mejor nivel de vida que el nuestro suele ser porque, como hemos visto, sus ciudadanos comparten unos valores fundamentales y los disfrutan con libertad, responsabilidad, seguridad, salud, educación, trabajo y ocio.
También sabemos, pero nos cuesta mucho más reconocerlo, que tales mejoras no se logran sólo a golpe de Real Decreto, sino que implican esfuerzo, sacrificio y compromiso personal.  Nuestros mayores nos lo enseñaron: nadie va a hacer las cosas por nosotros. El buen o mal proceder, por modesto que sea, está en nuestras manos, incluso en medio de las mayores dificultades.
Dicho esto, ¿nos ponemos ya manos a la obra?

Fuente: http://www.sintetia.com/libertad-economica-y-mucho-mas-indice-sintetia-2016/ Y 

sábado, 26 de noviembre de 2016

COHEN


Hay una grieta en todo, 
así es como la luz penetra.

There is a crack in everything,
that's how the light gets in.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Discurso de Leonard Cohen al recibir el Premio Príncipe de Asturias


Una bonita historia de dignidad y agradecimiento. Merece la pena escucharlo de su propia voz.




TO LEONARD COHEN WITH WHOM WE SHARED SO MUCH LOVE, by Juan J. Molina

“…death has taken from me, as if struck by lightning…” In this way began the poet his elegy to  friend died. This early morning death has taken from us, as if struck by lightning Leonard Cohen with whom we shared so much love. Few times I have felt so much the death of an artist as in this occasion. Sometimes, it is not necessary to know somebody to believe that you actually known him, that he was one more of your friends.
Allelujah! Of having been able to enjoy of your work, take Manhattan first and then  Berlin. We dance together to the end of love in your secret live and we whisper things to Suzanne, Marianne and many others… In the Chelsea Hotel, Things that everybody know. And we had the honour to enjoy Alexandra’s evening, and we were brave when the god of love prepared us to her depart and we did not invent excuses or strategies about causes and effects. Even I can imagine you dancing that waltz with your famous blue raincoat.

And your last song, as an accurate epitaph, thine is the glory and our the shame, Hineni, hineni, you want it darker. I am ready, my Lord. Beyond where you want that are, if there is a God, I am sure that he has gone to find you.   


viernes, 11 de noviembre de 2016

A Leonard Cohen, con quien tanto quería...Por Juan J. Molina

“…Se me ha muerto como del rayo…” así empezaba el poeta su elegía al amigo muerto. Esta madrugada se nos ha muerto como del rayo Leonard Cohen, con quien tanto queríamos. Pocas veces he sentido la muerte de un artista como esta, a veces, no hace falta conocer a alguien para llegar a creer que lo conocías, que era uno más de tus amigos
Allelujah! De haber podido gozar de tu música, tomamos Manhattan primero y después Berlín. Danzamos juntos al final del amor en tu vida secreta y susurramos cosas al oído de Suzanne, Marianne y tantas otras… en aquel hotel de Chelsea, cosas que todo el mundo sabe. Y tuvimos el honor de disfrutar de las tardes de Alexandra, y fuimos valientes cuando el Dios del amor nos preparó para su partida y no inventamos excusas, ni estrategias sobre las causas o los efectos. Aún te puedo imaginar bailando aquel waltz con tu famosa gabardina azul.

Y tu última canción, como un epitafio certero, tuya es la gloria y nuestra la pena, Hineni, Hineni, Tú lo quieres más profundo. Estoy preparado mi señor.  Allá donde quiera que estés, si hay Dios, seguro que fue a recibirte.




jueves, 10 de noviembre de 2016

En democracia no hay violencia justificable, por Juan J. Molina

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Algunos persisten en la idea de que se puede permitir cierto grado de violencia, ´violencia pequeñita´, como rodear el Congreso en el Pleno de investidura del nuevo presidente del Gobierno, es sólo libertad de expresión, dicen. Llamar ´putas´ a las diputadas de un partido político por personas que normalmente se rasgan las vestiduras si alguien usa un lenguaje que ellos consideren sexista, pero que en este caso se unen entusiastas al coro acusador; llamar fascistas a los diputados de un partido, al mismo tiempo que se les lanzan todo tipo de objetos, botellas, monedas, mecheros, latas de cerveza, etc. y vitorear a los de otro, cuyos dirigentes lo justifican porque «es que la gente está frustrada y tienen derecho a dar rienda suelta a sus frustraciones».
Todos nos frustramos cuando no conseguimos aquello que esperábamos, pero eso no justifica que boicoteemos a aquellos que sí alcanzan lo que anhelaban, a no ser que lo hubieran conseguido con trampas; ¿pero es eso lo que insinúan los que rodean el Congreso, insultan y agreden a otros? ¿Los justifican los líderes de algunos partidos porque piensan, de verdad, que este Gobierno no es legítimo? ¿Cuándo es un Gobierno legítimo para esta gente? La respuesta es sencilla, es legítimo si son ellos los que gobiernan. Por eso tienen un plan B, que no esconden: tensionar la sociedad. Crear agitación, buscar el conflicto, agitar la calle. Si yo no gobierno, no gobierna nadie, al menos no gobernará en paz.
Es una hoja de ruta clásica del revolucionario trasnochado: a río revuelto, ganancia de pescadores, cuanto peor, mejor. Ese es el plan que la izquierda populista tiene para lo que dure esta legislatura y cuando acabe, el asalto final para tomar la Bastilla, o lo que es lo mismo, lo que quede del Psoe. Bernstein dijo en aquel histórico Congreso Socialista: «Señores, ya no es tiempo de revoluciones, la gente ya no quiere derribar Gobiernos, quiere mejores sueldos, poder comprarse una casa y tener un mes de vacaciones». El socialismo real, revolucionario y no democrático acababa de morir y nacía la socialdemocracia. Por desgracia, aquellos herederos de esa socialdemocracia en España aún no se han enterado del todo, por no hacer, ni siquiera se han cambiado el nombre como han hecho la mayoría de partidos de izquierda europeos y han pasado a denominarse socialdemócratas con algún añadido delante o detrás. No es de extrañar que entre tanta confusión mental los populistas, que sí son todavía socialistas y marxistas, crean que pueden tomar el castillo. Es un momento crucial para el Psoe, quizás el mejor momento para coger el toro por los cuernos y dar el salto hacia lo que en realidad son y no pueden dejar de ser si es que quieren sobrevivir en un país occidental de libre mercado y con una democracia liberal, y refundarse de una vez como el partido socialdemócrata español.

Mientras tanto, los que justifican la ´violencia pequeñita´ no entienden, o peor, les da igual; que no existe tal pequeñez, que se empieza insultando, se pasa al lanzamiento de objetos y de ahí al empujón, el puñetazo y la paliza solo media un breve espacio de tiempo; lo que viene después ya todos lo conocemos, lo hemos sufrido durante muchísimos años en este país y se ha pagado con sangre. Dicen ellos, los dirigentes de Podemos y otros allegados, que la violencia tiene una explicación política, incluida la del terrorismo; por supuesto y filosófica si te empeñas. Cuando maten a alguien vais y le explicáis el por qué un mal nacido le ha quitado la vida a un hermano o a un hijo o a un amigo, que veréis por donde se pasa vuestra explicación los parientes del muerto. Una vez llegado a ese punto, la gente ya no quiere, ni necesita explicaciones, lo que tiene en sus manos es la justificación para devolver el golpe y también tendrá su explicación, y mucho más sencilla: venganza.
Por eso, en democracia, no se pueden justificar los actos violentos, por muy ´pequeñitos´ que parezcan. La violencia engendra más violencia y cada vez de más calibre. No sigan por ese camino, condenen la violencia venga de donde venga y no sean ingenuos, no crean que la dirección va a ser siempre la misma, la violencia siempre tiene un camino de ida y vuelta, antes o después se vuelve contra los que la producen, la amparan o la justifican.
Fuente:http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/11/07/democracia-hay-violencia-justificable/780603.html 

martes, 1 de noviembre de 2016

Una enfermedad llamada pobreza JUAN JOSÉ MOLINA

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La pobreza es una lacra social que no podemos permitirnos. En una sociedad avanzada y tecnológica como la nuestra no puede haber quienes lo tengan todo y quienes no tengan nada. Es posible y hemos de admitir que no puede haber de todo para todos, pero sí que puede haber para todos lo mínimo necesario. El derecho a unos bienes mínimos, debería ser, junto con el acceso a la salud y la educación, un derecho fundamental.
Los datos de la Región de Murcia en cuanto a índices de pobreza son descorazonadores. Uno de cada diez murcianos está en situación de pobreza extrema y cuatro de cada diez, en riesgo de pobreza y exclusión. Estos son los síntomas de una sociedad enferma. Enferma de pobreza.
La pobreza es una enfermedad compleja porque tiene muchos desencadenantes y muchos son también los tratamientos probados, con mayor o menor éxito. La desigualdad es uno de esos desencadenantes porque permite que en sociedades prósperas la riqueza sólo alcance a unos en abundancia, a otros de refilón y a algunos ni por asomo. Tampoco el igualitarismo, como tratamiento, la soluciona, pues si bien a todos les llega algo, en general toda la sociedad se empobrece y sólo determinadas élites gozan de un estatus privilegiado.
Como dice el refranero, «Señor, no me des, pero ponme donde haya». Sin duda, la creación de riqueza es el mejor antídoto en una sociedad rica si algunos no alcanzan nada es porque hay una distribución inadecuada y falta de solidaridad, pero eso puede arreglarse. El problema es mucho más grave cuando nada hay que repartir, cuando lo único distribuible es la propia pobreza.
Por suerte, nosotros vivimos en sociedades productivas y prósperas; por lo tanto, tenemos superado lo más importante: hay riqueza para repartir. Ahora nos toca ser capaces de arbitrar medidas para que aquellos que, por las circunstancias que sean, no logran alcanzar unos mínimos de subsistencia dignos reciban esa parte de prosperidad a la que tienen derecho. Porque si cuando eres productivo la sociedad te demanda una parte de tu beneficio, cuando ya no lo eres, esa misma sociedad no puede abandonarte a tu suerte.
Las sociedades han prosperado y prosperan por una causa perfectamente identificada, la esperanza que tenemos todos de mejorar, de alcanzar nuestros sueños, para eso trabajamos todos. Pueden ser sueños materiales o de otra índole, pero esos sueños son el incentivo que nos mueve a todos. Cuando el fruto de nuestro trabajo no nos va a permitir prosperar, a lo sumo solo nos servirá para subsistir, qué sentido tiene el esforzarse.
La complejidad de las soluciones para la pobreza consiste en saber encontrar el punto de equilibrio entre un reparto justo y no crear la sensación de que no esforzarse, a conciencia, puede ser rentable.
Las medidas que tenemos que tomar para erradicar la pobreza no deben ir encaminadas a que los pobres sean menos pobres, si no a que dejen de ser pobres. Cuando hay una gotera, la solución no puede ser poner cubos para recoger el agua, debemos ir a la raíz del problema y arreglar el tejado.
Dar subsidios para tapar agujeros en la economía de una familia que no tiene ingresos es una medida de emergencia, necesaria en un primer momento, pero las medidas reales tienen que ir a paliar el verdadero problema, ¿por qué esas personas son incapaces de encontrar un hueco en el mercado laboral? Ese es el camino, al menos, así lo creemos nosotros.
Y desde Ciudadanos Murcia lo abordamos con medidas concretas, nuestro proyecto de Tarjeta Solidaria, que ha ido transformándose con el tiempo gracias a las aportaciones que ha ido recibiendo de diferentes colectivos, va directamente en esa dirección. El objetivo principal es sacar del círculo vicioso en que se encuentran las personas en situación de pobreza extrema o en riesgo de pobreza, por encima de las ayudas monetarias priorizamos las medidas complementarias, como decía al principio de mi intervención, no queremos que sean menos pobres, queremos que dejen de serlo.
Es un acuerdo de investidura que aún no se ha puesto en marcha, ni se pondrá hasta que no se cumplan todas las condiciones que creemos necesarias. Es un proyecto de investigación social, porque es necesario evaluar las políticas que hacemos, saber si dan buenos resultados y si hemos acertado. Las políticas públicas deben poder evaluarse, porque no hay nada que no tenga costes. El papel lo soporta todo y algunos plantean sus programas como buenos en sí mismos y para todo el mundo, pero no siempre es así. Igual que perseguimos el éxito, no debemos tener miedo al fracaso, es una parte más del proceso que debe servir para aprender.
La innovación y la búsqueda de nuevas soluciones para problemas viejos, y el de la pobreza es muy viejo, debe ser un objetivo en nuestras políticas. Por ejemplo atraer la inversión privada en la financiación de las políticas sociales, que ya se hace en otros sitios y funciona.
Un ejemplo son los Bonos de Impacto Social (BIS, o contratos de pago por éxito) que ofrecen un mecanismo innovador de financiación de servicios sociales. Los BIS se instrumentan a través de un contrato de servicios entre una administración pública y una organización proveedora de servicios sociales, en que la financiación se condiciona a la obtención de determinados resultados u objetivos sociales. La novedad de esta filosofía de trabajo se encuentra no sólo en vincular la financiación a la obtención de resultados, sino a que el gobierno, mediante su compromiso de pagar a cambio de resultados, logra incentivar la participación de inversores privados en la financiación de los programas.
En definitiva, tenemos que conseguir erradicar esta enfermedad social que es la pobreza, difícilmente soportable y muy peligrosa porque socava los cimientos de la paz social, y hemos de hacerlo yendo al origen y con políticas valientes e innovadoras. «Las sociedades que no saben usar su riqueza son de una pobreza incurable, porque es pobreza de espíritu».
Fuente: http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/10/24/enfermedad-llamada-pobreza/777184.html

El fin del automóvil tal como lo conocemos está muy cerca: la revolución que ya es real

Algo que creíamos imposible hace sólo unos meses parece una realidad: el fin del automóvil como lo hemos conocido hasta ahora. Los acontecimientos se están acelerando a una velocidad de vértigo. Mientras Singapur se convierte en una “first-mover nation” en este ámbito, permitiendo que la startup NuTonomy despliegue una flota de taxis autoconducidos, Uber realiza su propia prueba piloto en Pittsburg, y Fordanuncia que lanzará coches sin conductor (pero también sin motor, sin volante, sin cambio de marchas, y sin pedales) en 2021. BMW tiene planes similares, y la mayoría de grandes marcas de automoción, dormidas hasta el momento, se han lanzado a una desesperada carrera de adquisición de startups que dominan las tecnologías clave del coche conectado: navegación, inteligencia y visión artificial, ciberseguridad y batería eléctrica, entre otras. Volvo se alía con Uber, GM con Lyft (competidor de Uber), y BMW con Intel.
Las revoluciones tecnológicas no son fáciles de predecir
La alocada carrera, impulsada por billones de dólares de capital riesgo, y propulsada por tecnologías de desarrollo exponencial (por primera vez, la ley de Moore aplicará al automóvil) tiene un punto final: el coche autoconducido, eléctrico y compartido. Tesla fue la primera que rompió la barrera de prestaciones del antiguo motor de combustión, demostrando que podía lanzar al mercado un vehículo eléctrico de igual prestaciones (rango, aceleración y potencia), y al mismo precio. Su modelo 3, lanzado en abril, tuvo 276.000 pedidos en una semana. Pero la arquitectura final parece que no será sólo el vehículo eléctrico. El nuevo paradigma supondrá la desaparición del conductor, y la irrupción de un nuevo modelo de negocio: el coche compartido.
El automóvil pasará de ser un producto a ser un servicio, a la vez que la vieja máquina mecánica se convierte en un gran PC con ruedas. Por eso, Google, Apple, Baidu (el Google chino) o Alibabá (el Amazon chino) también amenazan entrar en el sector. Un sector que se ha considerado “fortaleza” en las escuelas de negocio durante un siglo, hasta que la combinación explosiva de fuerzas de tecnología de crecimiento exponencial, innovación disruptiva en modelo de negocio y nuevas tendencias de economía colaborativa y sostenibilidad han reconfigurado un nuevo y sorprendente paradigma.
En pocos años, usted podrá abonarse a una empresa de movilidad, y programará sus necesidades mediante una aplicación en su smartphone. Cada día, por la mañana, un robotaxi le pasará a buscar puntualmente para llevarle al trabajo. El sistema de inteligencia artificial de su empresa de movilidad determinará la ruta a su destino. Le asignarán un slot de salida y una ruta, como si se tratase de tráfico aéreo. Los atascos dejarán de existir, pues los programas informáticos de control de tráfico rodado los podrán anticipar y disolver. También dejaremos de ver semáforos en las calles, dado que los robots no necesitan interpretar visualmente luces verdes o rojas: bastará un bit activado por el centro de control (¿vemos semáforos en las pistas de despegue de aviones?). Si se pincha una rueda, otro vehículo de la flota será movilizado inmediatamente para recogerle y continuar cómodamente su trayecto (ya se encargará el sistema de mantenimiento corporativo de rescatar y reparar el antiguo). Si llega tarde a su destino, recibirá una bonificación. Y, a final de mes, recibirá una factura en su domicilio de consumo de movilidad en función de los kilómetros recorridos.
Futuro de los vehículos
El nuevo paradigma será mucho más eficiente medioambientalmente y en la gestión de recursos. No será necesario comprar un automóvil. Bastará con subscribirse a un servicio de transporte. Eso significará que, progresivamente, dejaremos de ver vehículos personales en las calles, y cada vez más veremos automóviles corporativos autoconducidos. Hasta el punto que, en unos años, sólo circularán estos últimos. Flotas de robotáxis serán los únicos coches que veremos en las carreteras. Cuando desee desplazarse, a través de su teléfono móvil, comunicará su trayecto y, en unos minutos (el objetivo de las empresas que lideran el cambio de modelo es hacer esperar al usuario un máximo de 60’), el robotaxi disponible más cercano le vendrá a recoger. La dinámica del sector será de unas pocas grandes compañías con inmensas flotas, compitiendo en velocidad y calidad de servicio por el usuario.
La desaparición del vehículo como instrumento de propiedad individual tendrá otras repercusiones: la reducción drástica del parque de vehículos existente. De hecho, el automóvil es un activo de muy poco uso medio. Se anticipan posibles caídas masivas de las ventas de coches a particulares. ¿Cómo afectará eso a la economía de zonas con fuerte presencia de la industria automotriz? Los automóviles corporativos estarán permanentemente en circulación, saturados al 100%, y eso significará otro sorprendente cambio: la desaparición de los parkings. Como usted no tendrá coche, no tendrá que aparcarlo. Se liberarán inmensos espacios urbanos con ello.
Las tecnologías clave del sector serán otras. Los vehículos serán similares a grandes ordenadores móviles, dotados de baterías eléctricas y completamente softwarizados. Que tiemblen las petroleras. Países como Holanda y Noruega se plantean prohibir la circulación de coches de combustión hacia 2030. La ola de destrucción creativa se llevará también por delante a las gasolineras y, quizá, a las autoescuelas. ¿Desaparecerán los permisos de conducir, si los robots conducen por usted? ¿Habrá problemas de seguridad con ello? Quizá no tanto, al fin y al cabo un autómata no bebe alcohol ni lee sus e-mails mientras conduce. Tampoco habrá robots de 90 años conduciendo. Además, sistemas de seguridad redundantes (con medidas superpuestas a través de radar, láser y ultrasonidos) garantizarán la seguridad en la conducción. Si algo no se podrán permitir los líderes del nuevo modelo será un fallo de seguridad. El efecto sería mediáticamente tan catastrófico como un accidente de aviación. Los sistemas de cobertura de seguro ya no cubrirán al particular, sino a la compañía de servicios, con garantías astronómicas, multimillonarias, en caso de fallo informático. El modelo significará también un revulsivo para los sistemas de transporte público. ¿Serán necesarios? Probablemente se conviertan en una extensión a bajo coste de los servicios privados.
Nuevos paradigmas sector automovil
Entramos en una era de efervescencia y transformación radical en un sector tan aparentemente sólido y estable como el del automóvil. Un sector que ha sido piedra angular de la industrialización de las naciones avanzadas, y una gran escuela de buenas prácticas. Pero hoy las grandes marcas de automoción parecen haber perdido el control de dos factores clave para su competitividad: las tecnologías de control y posicionamiento que dominarán el futuro, y las nuevas interfaces de usuario. El fin de automóvil como lo conocemos reconfigurará el ecosistema de movilidad, arrastrando fabricantes, proveedores, cadenas de distribución de combustible, talleres auxiliares, aseguradoras y servicios de parking, entre otros. El dominio de la movilidad de usuario puede favorecer el asalto de todo el sector logístico y de transporte de bienes en una segunda fase.
Los paradigmas se rompen

Si pregunta a especialistas del sector, le dirán que este escenario es imposible. Precisamente porque son especialistas (insiders) del modelo actual, y jamás han visto otra realidad. Las rupturas tecnológicas jamás son anticipadas con facilidad. Nadie podía imaginar en 1980 la revolución de PC. Ni en 1990 la de internet. Ni en 2000 la de los smartphones. Nadie creía hace pocos años que el teléfono iba a substituir a las cámaras fotográficas… Y si cree que este radical cambio de paradigma jamás será aceptado espere a tener que tomar la decisión de comprar un nuevo vehículo y ver que a su vecino cada día le pasa a buscar un silencioso automóvil robotizado de última generación, ultraconfortable, autoconducido, con espacio de business center interno para que pueda revisar la prensa o sus e-mails mientras va al trabajo por una tarifa plana de 50 € mensuales.
El modelo Uber puede significar al automóvil lo que la fotografía digital a Kodak, el iPhone a la telefonía móvil o Amazon a Noble & Barnes. Nuestros nietos quizá se sorprendan y crean que era una insólita práctica neolítica el hecho de que sus abuelos compraran ruidosos automóviles de gasolina y los guardaran en extraños habitáculos adyacentes a su casa.

Fuente:http://www.sintetia.com/el-fin-del-automovil-tal-como-lo-conocemos-esta-muy-cerca-la-revolucion-que-ya-es-real/

martes, 25 de octubre de 2016

“La mayoría de universidades del mundo van a desaparecer”

El experto en innovación y miembro de Singularity University, la universidad de Silicon Valley, cree que la certificación ya no es útil

Cuando David Roberts era pequeño, su padre le contó que Thomas Edison había hecho mucho más por la humanidad con el descubrimiento de la bombilla que cualquier político en la historia. Esa idea marcó su camino. Roberts es uno de los mayores expertos en tecnología disruptiva del mundo y también uno de los rostros más conocidos de Singularity University, la universidad de Silicon Valleycreada en 2009 con el apoyo de la NASA y de Google.
David Roberts tras su ponencia en la Oslo Innovation Week.
Roberts considera que el negocio de las universidades tiene los días contados y que solo sobrevivirán aquellas que tengan una gran marca detrás. Singularity University ha roto con el modelo de certificación; no expide títulos ni existen los créditos. Su único objetivo es formar líderes capaces de innovar y atreverse a romper las normas para alcanzar el ambicioso reto que se ha marcado la universidad desde su creación. Sus alumnos están llamados a utilizar la tecnología para resolver los 12 grandes desafíos del planeta: alimentar a toda la población, garantizar el acceso al agua potable, la educación para todos, la energía sostenible o cuidar el Medio Ambiente, entre otros. Todo en menos de 20 años.
Roberts atiende a EL PAÍS en la Oslo Innovation Week, un encuentro organizado por el gobierno noruego estos días para detectar las nuevas tendencias en innovación que están transformando la economía.
Pregunta. En Singularity University (SU) los cursos no están acreditados. Eso quiere decir que están rompiendo con los títulos oficiales. Las universidades y los gobiernos hacen negocio con ello. ¿Creen que están dispuestos a cambiar el modelo?
Respuesta. No, no creo que estén abiertas a transformarse. Estos años estamos viendo la mayor disrupción de la historia en la educación y la mentalidad habitual ante estas transformaciones tan radicales suele ser la de pensar que lo anterior es mejor. Sucedió en el mercado estadounidense cuando llegaron los coches japoneses; eran más baratos y todos pensaban que de peor calidad, hasta que se demostró que eran mejores. Con la educación va a pasar lo mismo; las grandes universidades no quieren ofrecer sus contenidos online porque creen que la experiencia de los alumnos será peor, que no hay nada que pueda igualar el cara a cara con el profesor en el aula. Mientras ignoran la revolución que está sucediendo fuera, la experiencia de aprendizaje online irá mejorando.
Los programas académicos cerrados y la acreditación ya no tienen sentido porque en los cinco años que suele durar los grados los conocimientos se quedan obsoletos. Nosotros no ofrecemos grados ni créditos porque el contenido que enseñamos cambia cada año.
P. ¿Hay alguna plataforma de aprendizaje online que esté destacando sobre las demás?
David Roberts tras su ponencia en la Oslo Innovation Week.  EUP-BERLIN
R. Udacity. En 2011 el profesor de laUniversidad de Stanford Sebastian Thrun, el mejor experto en Inteligencia Artificial de los Estados Unidos, se planteó impartir uno de sus cursos en Internet, gratis y para todo el mundo. Casi 160.000 estudiantes de más de 190 países se apuntaron y el porcentaje de alumnos que obtuvo una A (un sobresaliente) fue superior al de las clases presenciales. Thrun dejó Stanford y montó Udacity, donde ha desarrollado una metodología de enseñanza totalmente nueva. Además, ha creado un nuevo modelo de negocio: si terminas el curso a tiempo te devuelven tu dinero y si no consigues un trabajo tres meses después, también. ¿Te imaginas esto en una universidad tradicional? Las únicas universidades que van a sobrevivir son las que tienen una gran marca detrás, como Harvard o Stanford, o en el caso de España las mejores escuelas de negocios. Las marcas dan caché y eso significa algo para el mundo. El resto, van a desaparecer.
P. Uno de los programas que ofrece SU, el Executive Program, cuesta 14.000 dólares (unos 12.800 euros) y tiene una duración de seis días. Ese precio se aleja bastante de uno de sus retos: la educación accesible para todos.
R. La nuestra es una universidad excepcional. No se trata solo de adquirir información o aprender algo muy específico online, como sucede, por ejemplo, con Khan Academy. Nosotros vamos más allá. Ofrecemos una experiencia que cambia tu mentalidad, que transforma a la gente y cuando se marchan no vuelven a ser los mismos. A mí me sucedió. Unos años después del 11-S me puse a disposición del Gobierno y me incorporé como oficial de las fuerzas aéreas. Cuando escuché que querían crear una universidad para resolver los grandes problemas del mundo, tuve claro que participaría. Y lo hice; primero como alumno y después como vicepresidente y director del Global Solutions Program. Allí te das cuenta de que la vida es corta y de que puedes hacer cosas ordinarias o extraordinarias. Cuando estás en clase con otras personas, empiezas a darte cuenta del potencial que tienes, tu visión de ti mismo y de futuro cambia. No llegas a ese punto con el método habitual de recibir información únicamente.

SOFTWARE, 3D Y DRONES

Reconocido como uno de los mejores expertos en innovación disruptiva del mundo, David Roberts fue vicepresidente de Singularity University y director de su programa Global Solutions Program. Graduado en Ingeniería Informática por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), más tarde se especializó en Inteligencia Artificial e Ingeniería Bio-Computacional y cursó un MBA en Harvard Business School. Es presidente de la compañía de drones HaloDrop, de la primera empresa de software para ordenadores quantum 1Qbit y asesor de Made-In-Space, responsable de la creación del primer objeto fabricado con una impresora 3D para la Estación Espacial.
P. ¿Cuál es hoy es principal problema de la educación?
R. La educación se ha roto. Hemos enseñado a la gente de la misma forma durante los últimos 100 años y, como hemos crecido en ese sistema, creemos que es normal, pero es una locura. Enseñamos en las escuelas lo que los colonialistas ingleses querían que aprendiese la gente: matemáticas básicas para poder hacer cálculo, literatura inglesa… Hoy no tiene sentido. Tenemos que enseñar herramientas que ayuden a las personas a tener una vida gratificante, agradable y que les llene. Algunos son afortunados de tener unos padres que les ofrecen eso, pero la mayoría no. Los programas académicos están muy controlados porque los gobiernos quieren un modelo estándar y creen que los exámenes son una buena forma de conseguirlo. Otro de los grandes dramas es la falta de personalización en las aulas. Cuando un profesor habla, para algunos alumnos irá demasiado rápido, para otros muy despacio y para cuatro a la velocidad idónea. Luego les evalúan y su curva de aprendizaje no importa, les aceleran al siguiente curso. Hoy sabemos que si nos adaptamos a los diferentes tipos de inteligencias, el 98% de los alumnos obtendrán el mejor resultado.
P. ¿Qué materias deberían ser imprescindibles?
R. La idea de aprender mucho, solo por si algún día hace falta, es absurda. Quizás deberíamos sustituir la idea de educación por la de aprendizaje y permitir que la gente aprenda en tiempo real, según sus necesidades. El verdadero propósito de la escuela debería ser crear curiosidad, gente hambrienta de aprender, ahí es donde los profesores tienen que ser buenos. Las habilidades emocionales van a jugar un papel muy importante en la nueva economía. Pongo un ejemplo. Los conductores de Uber en Estados Unidos son puntuados por los clientes de uno a cinco. Si alguno de los conductores tiene menos de 4,6 o más de tres opiniones negativas, directamente se le saca de la plataforma. Lo mismo sucede con los usuarios, si tienen menos de 4,6, ningún conductor les recogerá. ¿Quién me enseña hoy a ser honesto, íntegro y a tener compasión?
P. Se ha hablado mucho de que en menos de 50 años los robots terminarán con la mayoría de trabajos. ¿Cómo será el nuevo mercado laboral?
R. Hace 50 años éramos granjeros. Todos estaban preocupados porque las máquinas nos quietarían el trabajo, era la única manera de ganar dinero: tener una granja y vender comida. Hoy las cosas cambian 50 veces más rápido; hace 20 años nadie sabía lo que era un desarrollador web y ahora hay miles, es muy fácil y cualquiera puede hacerlo. Todo el mundo se pregunta en qué trabajo seremos mejores que los ordenadores. En ninguno. Esa no es la pregunta correcta. Hay que plantearse qué tareas no queremos que hagan, aunque lo puedan hacer mejor. No los queremos como militares, ni como alcaldes, tampoco que decidan qué presos pueden abandonar la cárcel. Eso es lo que tenemos que enseñar a la gente a decidir.
P. ¿Cómo podemos estar seguros de que habrá trabajo para todos?
R. La cuestión que me preguntas es si el dinero va a ser más o menor importante en el futuro. Yo solía pensar que la evolución de la tecnología hace que los costes bajen y que la gente pague menos por los mismos servicios. Siguiendo esa predicción, se podría pensar que vamos a trabajar menos porque no necesitaremos tanto dinero y vamos a tener más ocio. Es incorrecto. El ser humano va a seguir creando productos excepcionales, como el iPhone; todo el mundo querrá uno. Tendremos que ser capaces de crear valor para generar dinero y poder comprar esas cosas. La realidad virtual, la impresión 3D, o la salud van a ser algunos de los campos que nos van a sorprender. El mundo seguirá girando alrededor del dinero, que es la energía para hacer cosas o cambiarlas. Esos nuevos inventos te inspirarán a trabajar para poder comprar.
P. La clave del éxito, ¿está en la confianza en uno mismo? ¿Se aprende eso en SU?
R. Como alumno, yo aprendí que una sola persona puede impactar positivamente a todo el planeta. Ese don no está reservado a personas especiales, sino a gente normal, como tú y yo. La gente se convierte en lo que piensa. ¿Qué potencial tiene un bebé? La mayoría de la gente responde que es ilimitado, pero si les preguntas sobre su potencial, no responderán lo mismo. Mi misión ahora es viajar por el mundo bajo la marca de Singularity University para mostrar a los gobiernos, empresas e instituciones que el poder para innovar está ahí, solo tienen que dar el primer paso: cambiar su mentalidad.
P. ¿Cree que los universitarios deben cambiar también su mentalidad?
R. Sí. La aspiración no debe ser que una empresa te contrate. Eso significa que te van a pagar menos de lo que mereces. No tenemos que enseñar cómo conseguir un trabajo, sino cómo crearlo.
Fuente:http://economia.elpais.com/economia/2016/10/23/actualidad/1477251453_527153.html?id_externo_rsoc=FB_CM