Juan J. Molina

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miércoles, 14 de julio de 2010

Raíces de la violencia en las Escrituras (VI)


El trabajo más reciente de Lefebure, Revelation, the Religions, and Violence (2001), es una exploración acerca de las raíces de la violencia en las Escrituras. Concentrándose en el cristianismo y la Biblia, Lefebure conduce a sus lectores por un rápido pero esclarecedor viaje a través de las Escrituras y la tradición, preguntándose cuales son las creencias que han inspirado las actitudes y comportamiento de los cristianos hacia las otras religiones y en su uso de la violencia. También remarca que, a lo largo de toda la Biblia, y hasta los tiempos de la Iglesia medieval, la imagen de Dios era confusamente dual. En la Biblia, Dios es tanto un guerrero como amigo no violento de todos por igual. Lefebure apunta que lo divino abarca a todos los pueblos, pero sin embargo destina a algunos a »suplantar« a otros. Por lo tanto, concluye, en las Escrituras y la tradición del cristianismo pueden encontrarse las raíces de la violencia y la animosidad interreligiosa.
25 Aunque el análisis de Lefebure se centraba en el cristianismo, sus conclusiones tienen una aplicación más amplia. La naturaleza dual de lo sagrado, que se presta a la explotación por parte de aquellos que pretenden incitar a la violencia, puede observarse también en otras religiones y constituye una fuente de inspiración para los elementos de la jihad en la religión. Krishna, por ejemplo, que conduce la carroza de Arjuna y es su amigo, lo aconseja, inspira y alienta para que haga la guerra como deber sagrado. Para los hindúes, la vengativa Kali y la serena diosa de la sabiduría, Sarasvati, son dos caras de lo divino. No es necesario explicar el potencial de la imagen de Kali para incitar a la violencia relacionada con la religión. Además, Rama representa para los hindúes el rey ideal que, después de catorce años de exilio en el bosque, regresa para establecer un reino de justicia. Pero, debido a la dualidad de su personalidad (guerrero y personificación de ideales humanos), las fuerzas Hindutva explotaron su papel como guerrero para promover el resurgimiento y la movilización política hindúes.
26 Si en la mayoría de las religiones es la imagen de lo sagrado la que presenta un carácter dual, en el Islam es el concepto de la jihad el que asume esta ambivalencia. El significado principal de jihad es »lucha espiritual contra el mal«. El Islam reconoce cuatro formas de llevar a cabo una jihad: con el corazón, la lengua, la mano y la espada. La primera hace referencia a la batalla espiritual del corazón contra el vicio, la pasión y la ignorancia; la segunda, a la propagación del Islam mediante el lenguaje; la tercera, a la elección de hacer el bien y evitar el mal con la propia mano; y la cuarta, acerca de la guerra contra los no musulmanes con la espada. De estas cuatro formas, las ramas fundamentalistas acentúan la cuarta, insistiendo en que si las naciones no se rinden a la fe islámica, deberán hacerlo a su dominio. Hasta ese momento, se espera que todos los hombres musulmanes adultos y sanos tomen parte en las jihads hostiles contra los vecinos no musulmanes y sus tierras (cf. Jihad 1999). Es fácil ver que cuando los inescrupulosos explotan tales ambivalencias, la religión se convierte en fuente de inspiración para la violencia.

Augustine Perumalil

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