Juan J. Molina

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Juan J. Molina

jueves, 22 de julio de 2010

El deterioro de las instituciones liberales y seculares (IX)


Como apunta J.S. Mill en su obra On Liberty, la intolerancia de las diferencias es natural en los seres humanos (Mill 1859). Cuando a los conflictos y la intolerancia natural se añaden factores tales como la pérdida de privilegios sociales, el recuerdo de agravios pasados y los prejuicios, son las instituciones seculares y liberales las que apaciguan los miedos y calman las pasiones mediante la promesa de un tratamiento justo e imparcial. Pero cuando estas instituciones se desmoronan, ya sea por el ataque deliberado contra ellas o porque la sociedad se ha vuelto tan comunalizada y partisana que ningún personaje importante defiende valores morales, incluso un acontecimiento menor (como la discusión por una taza de té) puede conducir a un brote de violencia. Esto resulta evidente en el reciente genocidio en Gujarat.

En un artículo publicado en The New Indian Express (Sardesai 2002, 6), Rajdeep Sardesai demuestra que la matanza comunal no se produjo de la noche a la mañana, sino que fue el resultado de un ataque continuado contra las instituciones seculares y liberales llevado a cabo por las fuerzas Hindutva y por el abandono de esos mismos valores por parte de la sociedad en general. Entre las medidas adoptadas por el Sangh Parivar para debilitar las instituciones seculares y liberales, y para silenciar la voz de aquellos que defendían tales valores, Sardesai enumera la circular emitida por el gobierno del Gujarat por la que se autorizaba que los empleados gubernamentales se asociaran a cualquier organización; las transferencias de promoción o castigo sobre la base de lealtad o deslealtad a la causa de Hindutva; el adoctrinamiento ideológico mediante textos reescritos; la infiltración gradual y consiguiente ocupación de los medios de comunicación locales e incluso nacionales; la ruptura de relaciones sociales a través de la incitación; la nacionalización de la violencia; el rechazo de la culpabilidad del estado así como la negación de inmunidad y protección contra la acción legal de los perpetradores de la violencia (llegando incluso a presentarlos como modelos a seguir); la presentación de falsedades obvias como si fuera la »verdad« oficial, con la esperanza de que cuando la falsedad se haya repetido unas cuantas veces, comenzará a sonar como verdad; la prohibición de canales de TV que han cubierto acontecimientos desagradables para el gobierno; la unión de grupos dispares e incluso beligerantes mediante el precepto de »odiar a las minorías porque son peligrosas«; la intimidación de personas destacadas en los medios de comunicación que son percibidas como defensoras de valores seculares y liberales; y difamando la voz de los secularistas como antinacionalista y »seudo-secularista«.
Entre las razones para el abandono de los valores seculares y liberales de la sociedad en general, Sardesai nombra el oportunismo y la duplicidad de los políticos, »no convencidos acerca de la necesidad de ser seculares«; la poca disposición de industriales influyentes a hablar claro, temerosos de las consecuencias; el silencio de los activistas sociales por miedo a contrariar a la multitud; el cansancio de los seguidores de Gandhi frente a otra batalla; y, en el contexto del debilitamiento de las voces moderadas, el exitoso intento de Sangh Parivar de dirigir la necesidad gujarati de forjar una nueva identidad en el mundo globalizado hacia una visión más estrecha, es decir, la creación de una »hermandad hindú«, opuesta al enemigo común: musulmanes y cristianos.
Cuando, por las razones antes mencionadas, las instituciones liberales y seculares se deterioran y las voces liberales se vuelven silenciosas, la tendencia natural hacia la animosidad frente a todos aquellos que son diferentes aumenta y es avivada por los líderes partisanos de la época que buscan sus propios beneficios. La sensación de un ultraje real o imaginario, la frustración que surge de las privaciones socioeconómicas y la falta de fe en la justicia de un gobierno secular, conduce a la gente al abandono del camino liberal y los hace acatar las insinuaciones de los líderes comunales.

Augustine Perumalil

CONTINÚA

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