Juan J. Molina

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Juan J. Molina

martes, 31 de enero de 2012

El Comunismo, simplemente, no funciona.



  • Tras realizar una de las películas de mayor impacto del cine europeo reciente, "4 meses, 3 semanas y 2 días", el rumano Cristian Mungiu señala que "fue directamente horrible, algo que cuesta aceptar a un gran número de occidentales de izquierdas seducidos por sus principios teóricos".



  • Tras realizar una de las películas de mayor impacto del cine europeo reciente, "4 meses, 3 semanas y 2 días", el rumano Cristian Mungiu decidió rodar con varios directores de su país relatos de amor y humor en la era Ceaucescu. Algunos de ellos se estrenan ahora en España en "Historias de la Edad de Oro".
    "El Comunismo, simplemente, no funciona. Fue directamente horrible, algo que cuesta aceptar a un gran número de occidentales de izquierdas seducidos por sus principios teóricos", asegura en una entrevista con Efe el director de este proyecto colectivo junto a Iona Uricaru, Hanno HöferRazvan Marculescu y Constantin Popescu.
    "Nos cuesta aceptar que a pesar de su fracaso global en Europa del Este o de la trágica situación enCorea del Norte todavía hoy, se siga pensando que era una buena idea arruinada por la gente equivocada", prosigue este realizador, nacido en Iasi en 1968.
    Sin embargo, y tras el trágico periplo del aborto relatado en su anterior película(galardonada con la Palma de Oro en Cannes) ahora Mungiu ha apostado por el humor para abordar la tragedia de su país.
    "La gente es todavía más difícil de entender que la Historia, y de una extraña manera, los rumanos parecían tener más sentido del humor en los años 80, mientras que ahora se han convertido en personas más amargas", explica.
    De ese peculiar humor está lleno "Historias de la Edad de Oro", que encuentra la comicidad en anécdotas reales que se convirtieron en relatos que pasaron de boca en boca hasta convertirse en pequeñas leyendas y que reflejaban la gran tragicomedia existente entre las ambiciones e imposiciones del régimen y la realidad del país.
    De hecho, esa Edad de Oro era el nombre propagandístico de lo que en realidad fue el capítulo más negro de la Historia reciente rumana. Y en ese espejo entre lo oficial y lo oficioso es donde se miran los pequeños cuentos rodados por estos seis realizadores.
    "La leyenda de la inspección del activista" muestra los esfuerzos de un pequeño pueblo para recibir a Ceaucescu; "La leyenda del fotógrafo oficial", los avatares de un fotógrafo para corregir en su imagen un error de protocolo del dictador, y "La leyenda de los vendedores de aire" recrea la atípica corrupción de una pareja de enamorados para poder sacar un dinero extra.
    Además, el sorteo de las regulaciones de la propiedad privada hace que un hombre quiera gasear un cerdo lentamente para que no chille en "La leyenda del policía avaricioso"; el tráfico de huevos en época de Pascua exprime ese humor crudo en "La leyenda del transportista de gallinas" y los esfuerzos de un maestro por alfabetizar un remoto pueblo componen "La leyenda del instructor político entusiasta".
    "La corrupción floreció durante el comunismo, como en cualquier lugar donde haya pobreza, pero sería muy fácil culpar al comunismo de un comportamiento que todavía hoy sigue en nuestro país", asegura Mungiu.
    Pero hoy en su país está floreciendo un movimiento de cineastas que lo han colocado en el objetivo de los festivales más importantes del mundo, gracias a títulos como "La muerte del Señor Lazarescu", de Cristo Puiu, o "Politist Adjetif", de Corneliu Poromboiu, algunos de los títulos más sorprendentes de los últimos años.
    "Definitivamente, algo está pasando en el cine rumano en los últimos diez años, pero los motivos o las características de este movimiento las tienen que describir los periodistas o los historiadores", dice Mungiu.
    Sin embargo, y a pesar de que ha sido la columna vertebral de su cine, el director reivindica que fuera de Rumanía sólo interesa el cine que muestre el país como una víctima de un régimen atroz.
    "Es el momento de ser un poco más curiosos entre nosotros en Europa e interesarnos sobre cosas profundas que trascienden los estereotipos habituales, como Rumanía-Drácula-Ceaucesco o España-Toros-Franco", concluye.



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