Juan J. Molina

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Juan J. Molina

domingo, 16 de noviembre de 2014

EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI, FUNDAMENTOS ECONÓMICOS. Por Juan J. Molina



“La gran paradoja de las revoluciones Marxistas conocidas hasta el presente es que han terminado en pesadillas peores que las realidades sociales que creían combatir”

Ricardo Rodriguez Morales

En su obra “Fin del capitalismo global. El nuevo proyecto histórico”, Dietrich junto con el científico Arno Peters establecieron el que sería el modelo económico de nuevo proyecto histórico que reemplazaría definitivamente las imperfecciones de la economía de mercado: La Economía planificada de equivalencias.
La economía planificada de equivalencia concentra el valor del trabajo en el hombre y no en el capital. Este sistema rompe con el esquema clásico de la explotación laboral con fines meramente crematísticos para apoyarse en el verdadero valor del trabajo, motivando a los hombres a trabajar por el bienestar y el sostenimiento social a través de la asignación de un valor establecido para la hora laboral sin importar el trabajo que realicen, el género de la persona o su edad. A través de esta planificación se elimina de manera inmediata la expoliación, la dominación y la enajenación, haciendo a los hombres dignos de su trabajo, teniendo en cuenta que solo ganarán más en cuanto a la relación de las horas laboradas.[i]
Este esquema tan simple es la base de la economía del “nuevo” socialismo del siglo XXI: trabajo a destajo. En aras de un igualitarismo a todas luces imposible por injusto e inviable, la solución para evitar desigualdades económicas sería unificar el precio de la hora de trabajo sin tener en cuenta, ni la calidad, ni la cualificación necesaria para llevarlo a cabo. Dará lo mismo que seas cirujano cardiovascular que afinador de gaitas. Qué sentido tendrá prepararse durante años para un oficio complicado y de alta responsabilidad, si la recompensa a tu esfuerzo es la misma que cualquier otro trabajo menos complicado y con menos esfuerzo o responsabilidad. Quién va a desempeñar los oficios más duros y sucios si los más sencillos producen la misma recompensa. ¿La satisfacción personal de realizarlos? Esa posibilidad puede funcionar en algunos y al principio de sus carreras profesionales pero para la inmensa mayoría, a menor responsabilidad y esfuerzo e igual rentabilidad, el camino a seguir está clarísimo: lo que no me gusta, me cansa o requiere un esfuerzo superior, que lo haga otro.
Con este sistema solo habría una forma de prosperar: trabajar más horas. La gente con ganas de mejorar su situación económica y de poder realizar  algún proyecto personal, solo podrá hacerlo matándose a echar horas a destajo. ¿Les gustaría que les operase a corazón abierto un cirujano que trabajase todos los días una media de 15 horas? ¿Qué les realizara la revisión de su instalación de gas un técnico que lleve 16 horas revisando instalaciones? Así podríamos poner una infinidad de ejemplos y nunca acabaríamos.
Qué ocurriría con los trabajos que nadie quiere y son indispensables: recoger la basura, enterrar a los muertos, barrer las calles, asfaltar carreteras, recoger aceitunas, limpiar las alcantarillas, etc. El gobierno del socialismo del siglo XXI terminaría por obligar a los ciudadanos a hacerlo, total, si da lo mismo lo que hagas porque siempre cobrarás lo mismo, no tendremos más remedio que tragar con hacer también lo que nadie quiere hacer o el sistema colapsará.
¿Y las empresas? Quién se va a molestar en coordinar a los trabajadores de un turno o en pedir a un operario que no se duerma en su puesto de trabajo o que llegue a su hora, con el mal rollito que supone, si haga lo que haga, me esfuerce más o menos, la hora de trabajo vale lo que vale y no hay más cáscaras.
Como es lógico este tipo de medidas no se pueden poner en marcha de un día para otro, es un proceso lento y continuo. El primer paso es limitar los sueldos por arriba con la idea de evitar desigualdades extremas. El siguiente paso, lógico en este camino, es ir igualando los sueldos más bajos con los más altos hasta alcanzar unos baremos que, de manera suave y sin fricciones, nos conduzcan a esa hora de trabajo a un precio fijo cuya variabilidad será tan exigua, que nos hará caer en la situación antes descrita: no habrá incentivos suficientes para esforzarse y solo el trabajo a destajo permitiría mejoras económicas, el pluriempleo y la muerte del tiempo libre serán las dos primeras consecuencias de este despropósito. En Cuba el sueldo medio mensual es de 24 dolares, el de un médico que es de los más altos, es de 28 dolares, la diferencia es irrisoria.
Partidos radicales como Podemos, Izquierda Unida y los socialistas pivotan sus programas laborales y económicos en este tipo de estrategias que nos llevarían al desastre.  Unos de una forma más explícita y otros con más o menos disimulo, pero al final, la meta es la misma: un igualitarismo perverso que acaba con la libertad y mata los incentivos. Estas dos plagas han acabado arruinando a todas las sociedades que se dejaron engañar por los cantos de sirena del socialismo y el marxismo. Sin embargo, en nuestros días todavía hay gente que cae en sus redes y se creen los cuentos de un paraíso terrenal. Créanme, no existe un paraíso en la tierra, ni nadie tiene la capacidad y la inteligencia necesaria para crearlo. Lo que sí existe es el esfuerzo y la recompensa, la solidaridad entendida como un acto de justicia y no solo como puro altruismo y Existe la libertad que a lo largo de los tiempos ha producido las sociedades más prósperas y cultas. Si nos engañan y les vendemos libertad a cambio de pan, lo lamentaremos y cuando queramos reaccionar puede que ya sea tarde, ha pasado y sigue pasando desde tiempos ancestrales.

1 comentario:

  1. La explicación es clara como el agua (no contaminada). Aunque creamos que es un cuento..., lo del Paraíso terrenal, "ganarás el pan con el sudor de tu frente, está de una actual vigencia. La persona olgazana, no es justo que reciba lo mismo que la que ha trabajado durante la jornada. Las aspiraciones en la vida son necesarias y el esfuerzo es el resultado de los grandes inventos... la penicilina, la imprenta, etc. etc.

    Te felicito por tus escritos y aclaraciones que están tan bien redactadas, que todos las podemos entender.

    Un abrazo.Conchita

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