Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

viernes, 24 de julio de 2015

Posicionamiento de C's sobre la enmienda socialista a la apertura de comedores escolares en verano




Señora Presidenta, señorías


En ocasiones me da la impresión de que hay mucha prisa y poca coordinación. No podemos, al menos en temas tan básicos y en los que la mayoría estamos de acuerdo, hacer competiciones para ver quién es el primero que mete la moción, porque pasa lo ha ocurrido hoy, que hemos tenido que enmendar, remendar y terminar esta moción en el último minuto, a través de llamadas de teléfono y visitas in extremis de despacho en despacho. Bien está lo que bien acaba, pero les pido a sus Señorías, de aquí en adelante, menos prisa y más coordinación y diálogo.

Abrir los comedores en verano es una intención loable en cuanto medida excepcional destinada a paliar una situación de emergencia, pero sin perder la perspectiva de que éste no puede ser el objetivo último de los poderes públicos.
 Muy al contrario, esas administraciones tienen que poner en el centro de sus decisiones políticas la prioritaria distribución de la riqueza, la generación de empleo y la lucha contra el fraude (el millonario y el minimalista) anteponiendo la salvaguarda de los servicios públicos y garantizando la igualdad de oportunidades entre las personas.
Esas medidas harían innecesarias, a medio plazo, estas otras que no dejan de constituir un remedio del auxilio social de la posguerra, suponiendo una derrota colectiva para nuestra sociedad en pleno siglo XXI.
Sin embargo, una medida no por ser bien intencionada, ya se convierte en una buena medida. Abrir los comedores escolares en verano no es la mejor solución para paliar la pobreza infantil.  Acudir al comedor escolar durante las vacaciones fomenta la estigmatización del niño  “porque es señalar a los pobres”.
 Pero  la gran pega de este modelo reside en aspectos de «economía elemental»: cada colegio cuenta con un porcentaje diferente de niños que acuden al comedor, por lo que se tienen que agrupar a los menores en situación de vulnerabilidad en distintos centros educativos, lo que puede implicar un gran tiempo de desplazamiento para las familias y un enorme coste en transporte.
Por otra parte, tampoco queda muy claro que, desde un punto de vista psicopedagógico, sea muy adecuado mantener a los niños vinculados al mismo espacio físico (el colegio) en un periodo vacacional y veraniego. ¿Qué pensarían sus señorías si en sus vacaciones tuviera que, por decreto, ir a comer a su puesto de trabajo? Pues algo parecido puede sucederles a estos niños.
Sería más coherente poder generar actividades lúdicas y educativas en las cuales los participantes tuvieran incorporado el acceso a un servicio de comedor, de forma natural, pero fuera del entorno escolar. Estoy aludiendo a campamentos, colonias urbanas, etc.
El argumento de no abrir los comedores para no estigmatizar a los niños y para evitar todos estos problemas aludidos anteriormente, "puede ser válido" siempre que se dé una respuesta "paralela" para paliar este tipo de situaciones en los hogares.
 La respuesta tiene que ser otra: paliar esas necesidades en el hogar familiar, que la familia pueda acceder al desayuno, comida, merienda y cena sin tener que derivar a los niños a comedores especiales.
“Quiero creer que en Murcia probablemente no hay niños que pasen hambre, pero sí los hay que sus familias tienen carencias estructurales importantes; existen muchas familias que no necesitan comida, pero sí vivir con un poco de dignidad”.
Todo esto que les he contado, no son invenciones mías, son reflexiones hechas por dirigentes de organizaciones como Cáritas y Cruz roja, el llamado tercer sector que ayer mismo estuvo visitándonos en esta casa. Si ellos, que son los que más saben de esto, por su dedicación diaria a tratar con las personas que sufren de pobreza y exclusión social, opinan que hay alternativas mejores que la de abrir los comedores escolares en verano, yo creo que debemos fiarnos de sus consejos y poner en marcha otro tipo de soluciones que no supongan estigmatización y vayan más directas al verdadero problema, no hay niños pobres, hay  familias pobres.


2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo. En la infancia penetra todo lo que se vive, los niños son esponjas, que las vivencias les marca de por vida.
    Tengamos sensibilidad y apliquemos el sentido común. Piensen los políticos que harían si fueran sus hijos y sean consecuentes.

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  2. Estoy totalmente de acuerdo. En la infancia penetra todo lo que se vive, los niños son esponjas, que las vivencias les marca de por vida.
    Tengamos sensibilidad y apliquemos el sentido común. Piensen los políticos que harían si fueran sus hijos y sean consecuentes.

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