Juan J. Molina
lunes, 8 de noviembre de 2010
"No a la crisis" AUTOR: DASHIELL
Me levanté pronto para comprobar si Dios iba a ayudarme.
Lo hizo. A través de los periódicos digitales en Internet, los mismos que acusan a alguien de ser homosexual equiparándolo a un delito o cuelgan la etiqueta de homicida y pederasta a un veinteañero friegaplatos que nunca rompió uno.
"No a la crisis", ese era el lema balbuceante alrededor del cual protestaban los ciudadanos en las fotografías de una manifestación sevillana del Partido Comunista, los Sindicatos y las asociaciones de jornaleros.
"Por una salida de izquierdas a la recesión", no dejaba de ser anecdótico que todos esos piquetes representantes de los más necesitados prefiriesen mantener a un cuarto de la masa laboral en el paro a que se tomasen las medidas necesarias para reducir el desempleo.
Preferían garantizar el trabajo a las condiciones necesarias para que se crease, al ser lo primero imposible, se aspiraba a endulzar el desastre con prestaciones, ayudas y todo una serie de limosnas estatales con fecha de caducidad.
Esa era la forma de ser católico y ateo al mismo tiempo, de reivindicar a Max Weber.
Preferían convertir a cada empleado en funcionario y catalogar a cada inversor como alguien que explota a sus semejantes.
"No a la crisis", el dadaísmo corría a tumba abierta por el cementerio económico del país a golpe de charanga silbato y embotellamiento. Mucho ruído de recesión para tan pocas nueces de ideas en medio de una tempestad antishakespeariana sin futuro Próspero ni Ariel.
26% de paro en Andalucía y Canarias, 25% en Extremadura, 21% en Baleares, la lista continuaba por todo el sur de España y la costa de levante, ese cielo enladrillado de promesas y podrido por el trabalenguas autonómico de la corrupción urbanística.
Gracias a los periódicos comprendí el verdadero problema de España, un problema que iba más allá del simple nepotismo de Islandia.
¿Quién tendría el valor de enfrentarse a las protestas sociales, de introducir una tasa por cada vez que se pisa un centro médico, de flexibilizar el mercado de trabajo, de suspender las ayudas al carbón, de despolitizar las Cajas de Ahorros, de en definitiva, convertir el país en un lugar menos anquilosado y más dinámico?
Nadie.
Y hasta entonces:
"¡No a la crisis.... no a la fuerza de la gravedad y.... qué coño...no a la segunda ley de la termodinámica!"
http://www.elsentidodelavida.com/2009/12/no-la-crisis.html
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