Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL OCCIDENTE SIN RUMBO


Occidente viaja sin rumbo, su Dios agoniza en la penumbra de unas iglesias donde ya solo se escucha la monótona letanía de unas cuantas ancianas y algún viejo en silla de ruedas que no pudo escaparse. En Europa dios se volvió blando, se hizo progre, todos los pecados son veniales y se puede ir al cielo sin comulgar los domingos, los curas son sospechosos de todo, los crucifijos molestan y el Papa no “mola” porque no le gustan los mariquitas ni los condones. Ya no hay tierras vírgenes con indios bajitos que evangelizar y de las cruzadas ni hablemos, podrían molestarse los sarracenos. Hemos perdido el norte que durante siglos movió este viejo continente y no se trata de justificar la cristiandad, en realidad eso fue la excusa que nos guió, no importaba lo justa que fuera ni vamos a defender las barbaridades que se cometieron en su nombre, pero lo que no podemos negar es que sin una meta, sin un objetivo, por muy idiota que éste sea, se camina sin rumbo y sin sentido. Ningún paraíso repleto de vírgenes espera a los ciudadanos de occidente, el purgatorio está a rebosar porque ya nadie hace las penitencias y los creyentes prefieren quedarse allí antes que estirar un músculo del alma, la apatía y la indiferencia se ha apoderado de esta sociedad de moral difusa y ánimo acojonado. Los viejos valores de libertad y democracia son un espejismo en un desierto de incapacitados mentales que juegan a políticos, la casta gobernantes se ha colmado de prebendas para su buen vivir mientras los ciudadanos engordábamos sentados en cómodos sofás de Ikea abducidos por la basura televisiva. Europa se hunde lentamente en una charca de incultura y estúpido progresismo que basa su ideología en agacharse a coger el jabón cada vez que un dictadorzuelo de tres al cuarto o el Ayatolá de turno tira la pastilla al suelo. Y lo peor no ha llegado aún, esta vez no será como cuando Churchill dijo aquello de hoy ya tienen el deshonor mañana tendremos la guerra, después de que las potencias aliadas le besaran el culo reiteradamente a Hitler esperando un morreo de su parte, nosotros mañana no tendremos ni eso, de un día para otro nos levantaremos por la mañana y viviremos en otra Europa, las viejas iglesias se habrán convertido en pubs o puticlubs con lucecitas de colores, habrán proliferado las mezquitas por doquier y grandes carteles nos enseñaran las últimas tendencias en gurkas para la temporada otoño-invierno, por fin tendremos algo por lo que luchar, aunque solo pensarlo me cansa, setenta y pico vírgenes por barba cuando la palmemos, como decía aquella, yo por mis vírgenes mato, ¡mato!.


En el fondo no podemos quejarnos, estamos donde nuestros pasos nos han llevado y a conciencia, mientras los reyezuelos y dictadores del mundo no libre mantenían a sus pueblos en la pobreza y la injusticia adoctrinándolos de paso en la guerra contra el “culpable” de su situación: el Occidente capitalista, usurero e infiel fruto de todos los males. Aquí tirábamos la casa por la ventana rasgándonos las vestiduras con una estúpida mala conciencia, vendida a diestro y siniestro por una progresía intelectual de izquierdas y unas multinacionales que arrasaban sin escrúpulos todo cuanto se ponía a tiro creando este caldo de cultivo donde nos van a cocer como a garbanzos en un cocido y después nos comerán con patatas.

Quizás sea mejor así, cuando el primer mundo caiga devorado por el tercero y vivamos todos en el segundo, ese que nadie nombra y que está a punto de ser parido. Un mundo donde el Dios que todos conocíamos ni está, ni se le espera.

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