El 27S y las encuestas han convertido al líder de Ciudadanos en el líder de moda
Hasta él mismo se sorprendió por los corrillos que se formaron a su alrededor el 12 de octubre Sobre su mesa hay solictudes de entrevistas de medios de Estados Unidos, Rusia o Alemania
Políticos, empresarios y representantes de la sociedad civil hacen cola a la puerta del candidato a la Moncloa para presentar sus credenciales
Albert Rivera interviene durante un acto de Ciudadanos en Barcelona.
albert Rivera es el político de moda. El líder de Ciudadanos no sólo se ha erigido en apenas unos meses en el líder más valorado sino que además ha logrado colocar a su formación en una envidiable posición de salida cara a las generales del 20 de diciembre. En apenas nueve años de existencia la formación naranja ha pasado de ser una pequeña fuerza autonómica a aspirar a todo. Incluso a la Presidencia del Gobierno, como no se cansa de repetir su jefe de filas. Nadie pone en duda de que el mérito corresponde por entero a Rivera, que hasta las pasadas autonómicas era el único líder reconocible en Ciudadanos.
Que Rivera es el político del momento quedó patente durante la recepción que los Reyes ofrecieron el pasado lunes con motivo de la festividad del 12 de octubre. Durante el cóctel resultaba sencillo identificar el lugar en el que se encontraba el líder de Ciudadanos por el corrillo de personas que se arremolinaban a su alrededor. A pesar de lo protocolario del evento, fueron tantas las tarjetas de visita que recibió Rivera que hasta él mismo se mostró sorprendido de que aún perdurara esa costumbre. A partir del 21 de diciembre Ciudadanos puede tener mucho que decir en el Gobierno de España y nadie quiere quedar rezagado en presentarse ante la posible llave política del futuro.
Otro de los termómetros para medir la popularidad de la que goza Rivera es su exposición mediática. Todos los medios llaman a su puerta para pedir entrevistas, hasta el punto de llegar a dar varias al día. Desayuna en una radio, a la hora de comer aparece en una televisión y por la tarde atiende un periódico y por la noche vuelve a otra emisora. En Ciudadanos destacan que el volumen de peticiones para todo tipo de reportajes antes del verano era muy considerable, pero que con el inicio de la precampaña electoral se ven desbordados. Rivera tiene sobre la mesa solicitudes de medios de Estados Unidos, Rusia, Chile, Argentina, Portugal, Alemania...
Si el líder de la formación es objeto de deseo entre fuerzas políticas, empresarios y medios de comunicación no es lo menos cuando pisa a la calle. Sus estrechos colaboradores destacan como cada uno de sus desplazamientos en avión, tren o a pie se traduce en una sucesión de ‘selfies’ y conversaciones informales con españoles anónimos. Siempre, añaden, en un tono distendido y amable, ya sean sus interlocutores simpatizantes o no de Ciudadanos. Varias son las claves sobre las que se asienta el auge de la figura política de Rivera. La primera es él mismo. Juventud, forma física envidiable y una excelente oratoria son sus primeras cartas de presentación. Frente a otros dirigentes que siempre dan la sensación de distancia o de estar enfadados, el candidato de la formación naranja ha hecho de la sonrisa su bandera. Y a su facilidad de palabra suma una gran dosis de autocontrol que le permite mantener la calma en los momentos más acalorados de los debates.
Simpatía y poca ideología. Otro de los secretos que ha permitido a Rivera convertirse en el político más valorado ha sido su calculada ambigüedad ideológica. Él reconoce que antes de entrar a política votó a PSOE y PP, pero añade que en los tiempos actuales ya no cabe la división entre rojos y azules. El futuro está en el centro, defiende. Para eso se declara «suarista». Sus adversarios políticos no le creen. Mientras desde el PP se tacha a Ciudadanos de socialdemócrata, desde el PSOE y Podemos se le acusa de ser una marca blanca de los populares. Hasta ahora la formación naranja ha dado muestras de que, en determinados aspectos, los tres tienen parte de razón.
La defensa de Ciudadanos en el aumento de las partidas para educación, sanidad o dependencia aproxima la formación naranja al centro-izquierda. Sus recetas económicas, con medidas como la rebaja de impuestos o el contrato único, lo sitúan en el campo del liberalismo. Por último, en asuntos como la defensa de la integridad de España y sus símbolos o la supresión del concierto económico vasco para algunos adelanta por la derecha a los conservadores. La fórmula parece funcionarle a Ciudadanos, al menos según las encuestas. Los últimos sondeos señalan que roba votos a populares, socialistas y Podemos.
El propio líder de Ciudadanos admite que existe esa dificultad para situar a su partido en algún punto del espectro ideológico. Rivera no se cansa de repetir que pretende reformar España como lo hicieron Suárez, González y Aznar. Un presidente de cada casa.
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