REFLEXIONES POLÍTICAS LIBERALES PARA ALCANZAR UNA DEMOCRACIA CONSENSUADA Y COOPERATIVA EN CONTRAPOSICIÓN A NUESTRA ACTUAL DEMOCRACIA MAYORITARIA Y COMPETITIVA.
LIBERAL POLITICS THOUGHTS TO GET A CONSENSUAL AND COOPERATIVE DEMOCRACY AS OPPOSED TO OUR CURRENT MAJORITY AND COMPETITIVE DEMOCRACY
En ocasiones me da la impresión de que hay mucha prisa y poca coordinación. No podemos, al menos en temas tan básicos y en los que la mayoría estamos de acuerdo, hacer competiciones para ver quién es el primero que mete la moción, porque pasa lo ha ocurrido hoy, que hemos tenido que enmendar, remendar y terminar esta moción en el último minuto, a través de llamadas de teléfono y visitas in extremis de despacho en despacho. Bien está lo que bien acaba, pero les pido a sus Señorías, de aquí en adelante, menos prisa y más coordinación y diálogo.
Abrir los
comedores en verano es una intención
loable en cuanto medida excepcional
destinada a paliar una situación de emergencia, pero sin perder la perspectiva
de que éste no puede ser el objetivo último de los poderes públicos.
Muy al contrario, esas administraciones tienen
que poner en el centro de sus decisiones políticas la prioritaria distribución de la riqueza, la generación de empleo y la lucha contra
el fraude (el millonario y el
minimalista) anteponiendo la salvaguarda de los servicios públicos y
garantizando la igualdad de oportunidades entre las personas.
Esas medidas
harían innecesarias, a medio plazo, estas otras que no dejan de constituir un
remedio del auxilio social de la
posguerra, suponiendo una derrota colectiva para nuestra sociedad en pleno
siglo XXI.
Sin embargo,
una medida no por ser bien intencionada,
ya se convierte en una buena medida. Abrir
los comedores escolares en verano no
es la mejor solución para paliar la pobreza infantil. Acudir al
comedor escolar durante las vacaciones fomenta la estigmatización del niño “porque es señalar a los pobres”.
Pero la
gran pega de este modelo reside en aspectos de «economía elemental»: cada colegio cuenta con un porcentaje
diferente de niños que acuden al comedor, por lo que se tienen que agrupar a
los menores en situación de vulnerabilidad en distintos centros educativos, lo
que puede implicar un gran tiempo de desplazamiento para las familias y un
enorme coste en transporte.
Por otra
parte, tampoco queda muy claro que, desde
un punto de vista psicopedagógico, sea muy adecuado mantener a los niños
vinculados al mismo espacio físico (el colegio) en un periodo vacacional y
veraniego. ¿Qué pensarían sus señorías si en sus vacaciones tuviera que, por
decreto, ir a comer a su puesto de trabajo? Pues algo parecido puede sucederles
a estos niños.
Sería más
coherente poder generar actividades
lúdicas y educativas en las cuales los participantes tuvieran incorporado
el acceso a un servicio de comedor, de forma natural, pero fuera del entorno
escolar. Estoy aludiendo a campamentos, colonias urbanas, etc.
El argumento
de no abrir los comedores para no estigmatizar a los niños y para evitar todos
estos problemas aludidos anteriormente, "puede ser válido" siempre
que se dé una respuesta
"paralela" para paliar este tipo de situaciones en los hogares.
La
respuesta tiene que ser otra: paliar esas necesidades en el hogar familiar,
que la familia pueda acceder al desayuno, comida, merienda y cena sin tener que
derivar a los niños a comedores especiales.
“Quiero creer que en Murcia
probablemente no hay niños que pasen hambre, pero sí los hay que sus familias
tienen carencias estructurales importantes; existen muchas familias que no
necesitan comida, pero sí vivir con un poco de dignidad”.
Todo esto
que les he contado, no son invenciones mías, son reflexiones hechas por dirigentes de organizaciones como Cáritas y
Cruz roja, el llamado tercer sector que ayer mismo estuvo visitándonos en
esta casa. Si ellos, que son los que
más saben de esto, por su dedicación diaria a tratar con las personas que
sufren de pobreza y exclusión social, opinan
que hay alternativas mejores que la de abrir los comedores escolares en
verano, yo creo que debemos fiarnos de
sus consejos y poner en marcha otro tipo de soluciones que no supongan
estigmatización y vayan más directas al verdadero problema, no hay niños pobres, hay familias pobres.
En ciudadanos las personas, y especialmente a aquellas en mayores dificultades, son
el centro de nuestra acción, no existe una prioridad más clara que la de rescatar
a los ciudadanos en situación de pobreza
o exclusión, así lo hemos manifestado dentro y fuera de esta cámara.
Creemos que la forma en la que se deben
llevar a cabo las políticas sociales a de ser participativa, cercana,
donde el objetivo sea conseguir la
mejor atención posible a los ciudadanos, incluyendo mecanismos de evaluación y mejora continuos. Hay que poner solución
a los problemas inmediatos; pero
también construir a medio y largo plazo
una nueva manera de hacer política social.
Es necesario un nuevo
modelo de gestión del Sistema de Bienestar Social en el que se pase de un modelo competitivo entre
entidades públicas y privadas, a uno de cooperación, participación y decisión conjunta, (Comunidad Autónoma,
ayuntamientos, tercer sector) impulsadas por la Consejería de familia e igualdad de oportunidades.
La evitación
de duplicidades y el mejor aprovechamiento de los recursos nos permitirán extender, mejorar y dar estabilidad a los servicios a los
ciudadanos, ya sean desarrollados directamente por la administración pública o
en colaboración con entidades privadas sin ánimo de lucro. Estas han de estar financiadas de forma suficiente,
recibiendo los recursos a tiempo y de forma estable, prefiriendo el convenio por servicios y reservando la
financiación por subvenciones para
acciones realmente puntuales o para proyectos piloto.
Deberíamos unificar las responsabilidades de planificación de las acciones y
ejecución del presupuesto dentro de
la Consejería, a fin de simplificar los
trámitesadministrativos, tanto
para los ciudadanos como para las entidades sin ánimo de lucro que colaboran
con la Consejería.
Defendemos
la municipalización de la mayoría de los
Servicios de Bienestar Social dado que el ayuntamiento es la institución más
cercana a los ciudadanos. La Comunidad
Autónoma ha de reservarse las labores de planificación, coordinación, supervisión e inspección, a fin de
dotar de coherencia, equidad y calidad a todo el sistema.
Una “Red regional de coordinación de políticas
sociales” nos parece de una indefinición
que puede llevar a la confusión, cuando no, a la inoperancia. Parece ser que se trata de una web donde se
vertería toda la información, pero al final, alguien tendrá que gestionar esa
información y tomar decisiones. Suponemos que su idea es la de saber qué se está haciendo en cada uno
de esos entes, Comunidad, Ayuntamientos y Tercer Sector para efectivamente coordinar esas políticas, hasta ahí todo
correcto, pero el planteamiento “de Red” no lo compartimos, si no va acompañado de una dirección
encargada de dar sentido a ese volumen de información.
Nosotros proponemos que esa Red se gestione desde el
Departamento correspondiente de la Dirección General de Familia y Políticas
Sociales, que dependa directamente de La Consejería de familia e igualdad de
oportunidades.
Organismo que tendrá como fin coordinar, supervisar y evitar duplicidades,
así, además de mejorar el aprovechamiento de los recursos, nos permitirá extender, aumentar y dar
estabilidad a los servicios que prestemos a los ciudadanos, ya sean
desarrollados directamente por la administración pública o en colaboración con
entidades privadas sin ánimo de lucro.
En cuanto a
la enmienda socialista de
elaboración de un proyecto de Ley
regional de políticas sociales. Tras la aprobación en el pleno del 13 de
julio de la moción para redactar una Ley
contra la pobreza extrema y la exclusión social, creemos que es dentro de
esa futura ley donde se deben articular los cimientos de la nueva forma de
hacer políticas sociales en la R. de Murcia. No vemos, por lo tanto necesario que desarrollemos además otra Ley
de servicios sociales, cuando lo más probable es que en esa futura ley de
pobreza y exclusión, a la que podíamos llamar “Ley de políticas sociales, contra la pobreza extrema y la exclusión
social” queden recogidas, o al menos así lo creemos nosotros, la mayoría de
las normas que deben regir esas políticas sociales.
Una de las
cosas que compartimos en esta cámara algunos grupos es el de simplificar la normativa,
normas sí, pero las justas y necesarias.
Por lo tanto no creemos necesarios dos proyectos de ley para asuntos que están indisolublemente unidos.
Lo realmente
importante es que seamos capaces de coordinar
las acciones y evitar duplicidades para ganar eficiencia.
Nos complace gratamente la afición que de un
tiempo a esta parte ha adquirido el grupo popular por las consultas populares. En veinte años de gobierno mayoritario
en la región de Murcia no se les ocurrió plantear ni una sola consulta al
pueblo para aprobar alguna de las muchas leyes que han promovido y sin embargo,
en tres semanas sin mayoría, penan
por hacer un referéndum para aprobar una Ley, que casualmente, no la promueven
ustedes.
Bueno, no
pasa nada, nunca es tarde si la
dicha es buena. Queremos pensar que esta falera
por la democracia popular se debe a la buena influencia que mi partido está ejerciendo sobre el grupo
parlamentario popular, lo bueno también se pega.
Voy a ser
absolutamente sincero, yo creo que ustedes no tienen ningún interés por
apoyar este cambio de Ley electoral. Firmaron el acuerdo porque no les quedaba otra y ahora, tampoco me
creo que su afición por las consultas populares
sea por convicción si no por
conveniencia. Ustedes son
conservadores y nada les viene mejor que conservar una ley que les
beneficia. Su estrategia es una forma de ganar
tiempo y de demorar lo que ya es
inevitable, que el 23 de julio del 2015 se va a aprobar una nueva Ley
electoral, más justa y democrática.
Pero sea por lo que sea que ustedes quieran
hacer una Ley para regular las consultas populares, nosotros desde Ciudadanos, les vamos a apoyar. Trabajaremos para redactar, si fuera el caso, esa ley o
para enmendarla en aquellos aspectos
que consideremos oportunos.
Entre otros
aspectos queremos destacar que la actual ley nacional sobre consultas, permite el desarrollo de la legislación
sobre todo para consultas sectoriales o
municipales, nunca para temas de índole regional además de reservarse el
gobierno de la nación la potestad de autorizar dichas consultas. Esta Ley, no podrá en ningún caso plantear una
consulta sobre la Ley Electoral de la
Región de Murcia puesto que carece
de competencias para poder llevar a cabo este procedimiento. Lo digo por si
alguien está haciéndose ilusiones sobre
imposibles.
Los países
con más tradición en realización de
referéndums para la aprobación de leyes son probablemente Suiza y Bélgica, dos países con democracias consensuales que es un sistema bastante diferente al
nuestro. Nosotros funcionamos con sistemas
mayoritarios, que ustedes conocen muy bien, el que obtiene la mayoría
absoluta ya sea solo o en coalición se come
toda la tarta mientras el resto mira y en un sistema consensual, cada uno
se come la porción que le
corresponde porcentualmente. Se las
conoce también como democracias de
negociación.
Negociar es algo que estamos
aprendiendo a hacer
en esta cámara desde el 15 de junio, algunos y no quiero mirar a nadie, están muy desentrenados. Cuando nadie tiene mayoría, no queda otra solución que negociar y
llegar a acuerdos para poder gobernar, en ese ambiente de pluralidad y diálogo, tiene mucho sentido el consultar aquellas leyes o decisiones que
puedan tener una trascendencia importante en la vida de los ciudadanos. Nos
estamos haciendo un poco más
consensuales, nos queda mucho por
delante, aquí hay todavía parlamentarios que no tienen intención de sentarse en la misma mesa con sus
oponentes políticos. Quizás, con el
tiempo, cuando nosotros seamos capaces de demostrar con nuestro ejemplo que
ya hemos madurado políticamente y podemos gobernar mediante el acuerdo y
la negociación, será mucho más fácil y normal
que con más frecuenciay no cada
cuatro años, les preguntemos a los ciudadanos sobre decisiones importantes
para que las tomemos juntos. Mientras
tanto, es una buena idea que empecemos a elaborar esa ley de consultas
populares, que no sean consultas meramente consultivas,
si no en lo posible, vinculantes
siempre que cumplan determinados requisitos de participación.
Quisiera empezar mi intervención con una frase de Nelson
Mandela
“Si no hay
comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si
hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la
democracia es una 'cáscara vacía', aunque los ciudadanos voten, tengan Congreso
y Presidente.”
La pobreza y la
desigualdad extrema son probablemente las dos mayores vergüenzas que venimos sufriendo en nuestro sistema de organización
social y económico. Vivimos en sociedades ricas
y prósperas, capaces de producir bienes de consumo y servicios en
cantidades más que suficientes para abastecer a toda la población, sin embargo,
no hemos sido capaces de establecer un sistema que permita, al menos, que todos
los ciudadanos tengan acceso a los
mínimos materiales y de servicios básicos e indispensables para llevar a
cabo un proyecto de vida digno.
No es
cuestión de hacer una sociedad igualitaria
donde todo el mundo reciba lo mismo sin importar el esfuerzo y las capacidades
individuales, ese tipo de igualitarismo además de ser injusto, pues no valora
al individuo como ser único y distinto al resto de sus congéneres, es un
fracaso como organización política, social y no digamos económica. Las
sociedades que han vendido su libertad
por una supuesta seguridad, han
terminado perdiendo la libertad y esa ansiada seguridad.
Pero tampoco es un buen sistema aquel que deja a sus
ciudadanos expuestos a la intemperie
de las circunstancias, siempre imprevisibles, de la existencia humana. Los
ciudadanos vivimos en sociedad y no
podemos exiliarnos de ella, las democracias liberales nos proveen de una
serie de derechos y obligaciones, y no podemos sustraernos a esas obligaciones. Cuando somos productivos no nos queda otra que
aportar con parte de nuestra riqueza a la organización social pero cuando
dejamos de ser capaces de crear riqueza, no es justo que esa misma sociedad se olvide de nosotros y nos
deje tirados sin una protección mínima.
Puede que el capitalismo,
yo prefiero llamarlo libre mercado, sea el peor de los sistemas posibles, pero
si lo comparas con el resto conocidos y probados, es sin duda el que mejores resultados y sociedades ha dado.
Eso no quita que tenga problemas graves
que hay que solventar, el mayor de ellos es sin duda la desigualdad extrema. En una misma sociedad no pueden convivir gente que nada en la opulencia y gente
que no tiene donde caerse muerta. Tenemos
la obligación debuscar soluciones a
este problema para que todos podamos convivir en armonía y justicia.
No podemos
ser felices si sabemos que nuestros vecinos tienen la nevera vacía, se
duchan con agua fría en invierno y sus niños van a clase sin desayunar.
Podremos mirar para otro lado y
disimular, pero algo dentro de
nosotros se remueve y nos crea mal cuerpo porque sabemos que algo está
fallando de manera estrepitosa. Aunque
solo sea por puro egoísmode
alcanzar nuestra propia felicidad, tenemos que comprometernos en acabar con esta lacra insoportable de
la pobreza extrema en nuestra tierra.
Crear una Comisión
para la pobreza está bien, pero les
pido a sus señorías que tengamos altura de miras, vayamos más allá, creemos una Ley contra la pobreza extrema y
la exclusión en la región de Murcia. No busquemos paliar los problemas puntuales de unos tiempos de crisis, hay que ir a las raíces y declarar la guerra a la pobreza,
deberíamos ser capaces de llegar al punto de prohibir la pobreza en las tierras de Murcia. Y esto no es una utopía, tenemos los recursos
para hacerlo, somos una sociedad próspera
y emprendedora, ahora necesitamos crear las herramientas más eficaces para llevar a cabo este objetivo. Entre
esas herramientas nosotros desde ciudadanos proponemos la tarjeta Solidaria, un instrumento de solidaridad para permitir a
los ciudadanos y las familias de Murcia poder llevar a cabo un proyecto vital
digno y justo.
Las cifras de pobreza
en nuestra región son, por desgracia, muy preocupantes:
·La tasa de
población en riesgo de pobreza es del 32.5%
·Nuestra
población bajo el umbral de la pobreza es del 28.65% esto es personas que viven
con menos del 60% dela renta media nacional.
·El 6.3% sufre privaciones materiales severas, no
pueden permitirse cosas como pagar el alquiler o una letra; mantener la casa
adecuadamente caliente; afrontar gastos imprevistos; una comida de carne, pollo
o pescado (o sus equivalentes vegetarianos) al menos 3 veces por semana, etc.pagar unas vacaciones al menos una semana al año; un coche; una
lavadora; un televisor en color; un teléfono (fijo o móvil).
·El 5.8% de
los hogares murcianos tienen baja intensidad de trabajo, solo trabaja un
miembro de la familia.
En todos los
indicadores superamos con creces a la media nacional en sentido negativo. Somos la sexta comunidad en índice de
pobreza de toda España, está claro que tenemos que hacer algo y tenemos que
hacerlo ya.
Proponemos por tanto, el
desarrollo de un proyecto de ley para crear las herramientas legales que
permitan erradicar la pobreza severa y la exclusión social de nuestra sociedad.
Pido a sus Señorías que se
comprometan en este proyecto que puede marcar un hito histórico en la política social de nuestra región y por ende,
de nuestro país. No será fácil,
todas las empresas difíciles y esta, sin duda lo es, dada su altura de miras,
requerirá de no pocos esfuerzos sobre todo presupuestarios. Tendremos que buscar la mejor forma de financiar esta
Ley priorizando el gasto y ahorrando de partidas menos necesarias,
cuando no, absolutamente innecesarias. Lo
primero es el bienestar social y el acceso a los mínimos necesarios para llevar
a cabo un proyecto de vida digno.
No hay
igualdad de oportunidades si no se parte de unos mínimos vitales: el acceso a
la alimentación, ropa, vivienda, cuidados médicos y educación. Aspecto este último en el que tenemos que hacer un esfuerzo especial, los índices de
pobreza se triplican del 9% al 28%
entre las personas con estudios superiores y las que solo tienen estudios
primarios. La educación y la cultura
son factores básicos para paliar la pobreza y para ello no debemos escatimar
recursos que nos permitan mejorar el maltratado sistema educativo de nuestra
región.
No es un
acto de caridad, es un acto de justicia social. No hay mandato más sagrado en la vida de un
político que el de mejorar las
condiciones de vida de sus ciudadanos, ese es nuestro cometido y para lo
que la sociedad nos paga nuestros salarios. No podremos decir que hemos hecho bien nuestro trabajo si no somos
capaces de sacar de la pobreza extrema a ese treinta por ciento de murcianos, uno de cada tres, que conviven entre
nosotros en condiciones de precariedad inaceptables. Solo saldremos adelante si lo hacemos todos, si no, será una salida en
falso.
Pido a sus
Señorías que apoyen esta enmienda para que esa Comisión sea el punto de
partida que nos permita, cuando acabe esta legislatura, volver a casa con la cabeza alta después de haber cumplido con el
más justo de los deberes que podía recaer sobre nuestras conciencias: Acabar con la pobreza extrema y la exclusión
social en las tierras de Murcia.
El tema de la implantación de la LOMCE en nuestra comunidad
es un tema capital al que debemos prestar la máxima atención. Caminamos de fracaso en fracaso educativo por la falta de consenso y de un pacto
educativo a nivel nacional que esté por encima de ideologías o intereses
partidistas, y así nos va.
Nos tememos que de nuevo, vamos por el mismo camino, otra vez
una ley no consensuada y unas formas y
un calendario de implantación sin la participación real de los distintos
colectivos educativos, y cuando digo real, me refiero a tener en cuenta las
opiniones de esos colectivos y buscando puntos de encuentros, no poniéndose
medallas de reuniones que después caen en saco roto.
Estamos ante una Ley
muy cuestionada que probablemente tenga una vida muy corta y no es porque
pensemos que toda la ley sea mala, como en toda Ley, normalmente, hay cosas
buenas y malas. De todas formas, hoy por hoy, es la Ley vigente y con la que tenemos que convivir y tenemos que
tratar por todos los medios de que su implantación se haga de la mejor forma
posible, siempre teniendo como prioridad
la mejora de la calidad de nuestro sistema educativo. Por desgracia, en
muchas ocasiones priman por encima de esta premisa de calidad cuestiones más
cercanas a problemas de índole laboral que educativas.
Hoy tenemos sobre la mesa dos mociones, una del partido socialista sobre la aplicación del mínimo
desarrollo curricular de la LOMCE. Aspecto que compartimos pues creemos que falta un trabajo de estudio y debate
más amplio hasta llegar a consensos que sean admitidos por la mayoría de la
comunidad educativa, pero que adolece de
esa búsqueda de diálogo, parece contentarse con lo que ellos creen que
sería la mejor forma de minimizar el daño de una ley que consideran injusta y
perniciosa. No es precisamente el
partido socialista el más adecuado para hablar de leyes educativas buenas y
malas, la mayoría de los problemas que arrastramos en nuestro sistema educativo
provienen de la única Ley Educativa real que se ha aprobado en nuestro país, la LOGSE, el resto de leyes que ha
habido después han sido revisiones o enmiendas a ésta Ley que se ha demostrado
a lo largo del tiempo bastante deficiente.
Por el otro lado, tenemos una enmienda a la totalidad del partido popular sobre esta moción socialista, con un texto
que es una copia prácticamente
literal del documento de acuerdo que firmamos para la investidura del actual
Presidente del Gobierno de Murcia. Como es lógico no podemos estar en
desacuerdo con algo que hemos promovido nosotros. Pero es cierto, que las prisas por llevar a cabo los
cambios y la forma, a nuestro
entender, poco dialogante con que se han llevado a cabo esos cambios no nos
parece la forma más adecuada de trabajar. Y ahora, por desgracia, no nos queda otra que tragarnos una
serie de cambios, más de los necesarios, que no sabemos muy bien los resultados
que van a dar. Desde luego, si de aquí en adelante, el gobierno sigue
trabajando de esa forma va a ser difícil
que alcancemos acuerdos y se establezca una línea de trabajo operativa y
fructífera.
Ambas propuestas tienen cosas que nos gustan y compartimos y
echamos en falta los aspectos que ya he comentado. Nos están pidiendo que
elijamos entre papa y mama y eso es
muy complicado.
Nosotros proponemos unos cambios
mínimos que no supongan un problema grave en cuanto a la perdida de carga
lectiva en determinadas asignaturas y desplazamiento de profesores por pérdida de
horarios.
Entre otros proponemos:
·Dejar la distribución de materias en primer ciclo
(1º-3º) como estaba, modificando únicamente lo imprescindible, o sea:
·Introducir la opción A y B en las matemáticas de 3º
·Cambiar las actividades de estudio por valores éticos
·Reforzar el inglés con las dos horas de desdoble que
se había previsto.
· En consonancia
con el dictamen 11/2015 emitido por el Consejo Escolar de la Región de Murcia,
concretamente al final del mismo, en
referencia a la observación final que realiza dicho órgano, donde expone su
preocupación por casi la extinción de los contenidos propios de la especialidad
de Tecnología, consideramos que:
·En el programa de mejora del aprendizaje y el
rendimiento PMAR, en su primer curso (correspondiente a 2º de la ESO) la
asignatura de robótica (que deberá ser impartida por los profesores del
departamento de tecnología) deberá tener una carga horaria de 3 horas y podrá
ser para todos los alumnos, inclusive los bilingües.
·Igualmente en segundo curso de PMAR (3º ESO) entre sus
materias de los diversos ámbitos se configurarán 3 horas de tecnología más
otras 3 horas de robótica.
·Por otro lado, sin hablar de aumento de gasto, al
menos que se cumpla la normativa en cuanto a las consignaciones
presupuestarias. Por cuarto año consecutivo, hemos llegado a finales de junio
con sólo el 40% del presupuesto recibido en los centros. En estos años hemos
acumulado un desfase económico equivalente al presupuesto de un ejercicio
entero. Habría que recuperar la percepción del 70% en el primer semestre, como
por otro lado dice la norma que sigue vigente.
·Clara es también la insuficiencia en la oferta de
ciclos de formación profesional, que fuerza a cientos de alumnos a quedar fuera
del sistema si no pueden pagarse el título en los centros privados, que crecen
exponencialmente de año en año gracias a esta insuficiente oferta. Duplicar turnos en ciclos
con muy alta demanda apenas supondría un mínimo incremento del gasto, aunque es
más barato que se queden fuera, claro.
· Hay que acabar
con la no sustitución del profesorado que está de baja durante los diez
primeros días lectivos. Esta medida puede que sea la más injusta de las que se
han adoptado. Especialmente dañina cuando afecta a alumnado de segundo curso de
Bachillerato o al profesorado de algunos ciclos de FP que puede llegar a tener
doce o catorce horas con su grupo.
Y al mismo tiempo proponemos la apertura, inmediata, de una mesa de negociación educativa
para tratar de una forma sosegada y reflexiva la mejor manera de implantar la
LOMCE en nuestra región, siempre teniendo en cuenta que lo que nos ha de
motivar es, sin ninguna excepción, la mejora de la calidad de la enseñanza de
nuestros alumnos. Ambas mociones no deberían de enfrentarse si no muy al
contrario, complementarse.
Camaradería puede ser una de las palabras más recurridas de la historia y, como tantas otras aquilatadas en lances de armas, también ésta es española. El término que designa universalmente la fraternidad entre soldados, nace como institución única y ejemplar hace cuatro siglos: “las camaradas” de los Tercios Viejos.
A diferencia del “contubernio” romano –al que no dejaban de emular– las camaradas carecían de carácter orgánico, pero sin la ligazón transversal de estas agrupaciones para hacer rancho común sin más criterio que el azar o el paisanaje, aquella infantería nunca hubiera llegado a funcionar con la eficacia y combatividad que la hizo legendaria.
Las camaradas fueron un poderosísimo factor de cohesión interna que diferenciaba a nuestros Tercios de otros ejércitos de la época. No respondían a ningún requisito de formación o destino y su dimensión era antes emocional que táctica, pues llegarían a significar mucho más que un mero acuerdo de logística gregaria, prevaleciendo su legado hasta nuestros días. Ocho o diez compañeros de armas compartían la misma “cámara” o habitación alquilada, contribuyendo a los gastos comunes. En campaña, la camarada se mantenía adaptándose a las nuevas circunstancias desde el esfuerzo solidario de cada uno de sus miembros, estableciéndose cometidos de interés: uno hacía de despensero, otro tesorero, otro buscaba leña, otro cocinaba, otro trapicheaba…etc.
Así daba cuenta a su respectiva “Signoria” un embajador veneciano informando, a principios del XVII, de una de las razones de la fortaleza de los Tercios Viejos.
“Hacen la “camareta”, esto es, se unen ocho o diez para vivir juntos dándose entre ellos fé y juramento de sustentarse en la necesidad y en la enfermedad como hermanos. Ponen en esa camareta las pagas reunidas y proveyendo primero a su vivir y después se van vistiendo con el mismo tenor, el cual da satisfacción y lustre a toda la compañía”
Cuando era necesario distribuir paño, víveres o cualquier otro socorro o pertrecho que asistiera la penuria de las tropas, sargentos y sargentos mayores de compañía daban la instrucción “repártase por camaradas” para que fuera ecuánime. Ante las camaradas no cabían argucias de acaparadores… por la cuenta que a estos traía. No obstante las situaciones de campaña, en el contexto general de nomadismo militar en el que debe entenderse el despliegue de los Tercios, ya fuera a lo largo del Camino Español, en las galeras del Mediterráneo o en las plazas fuertes, fortalezas y presidios que jalonaban las fronteras de los Habsburgo, mayoritariamente los soldados no estaban acuartelados, sino que vivían en “régimen de camaradas”.
De la raigambre de la institución da idea el que oficiales y Maestres de Campo tenían también sus propias camaradas. La del capitán, formada por soldados viejos bien acreditados y poco pendencieros, añadía la ventaja de mantenerle al tanto de la moral y estado de ánimo de la tropa al mando de la compañía. La del alférez actuaba como una suerte de guarda privada que le protegía de los muchos peligros que implicaba su cometido de portar la enseña durante el combate. Los más modernos estudios de psicología del combate coinciden en que la motivación profunda del soldado, más allá de los espacios comunes de la patria, los grandes ideales o incluso la bandera, vinculan la implicación en la lucha y la aceptación de los sufrimientos y penalidades a algo mucho más tangible y próximo. En este sentido las camaradas refrendaban a cada combatiente la convicción, constatada en la práctica, de formar parte de algo más grande que ellos mismos.
Las camaradas podían asumir también un carácter benéfico o, más en terminología de nuestros tiempos, de “protección social”. Así se “sugería” que los oficiales asumieran en sus camaradas aquellos soldados con menos posibles para que recuperar sus maltrechas haciendas o completar su equipo con el dinero que ahorraban, siendo relevados de la mesa por otros compañeros necesitados una vez superado el mal momento. Todo un ejemplo de solidaridad para aquellos para aquellos soldados profesionales, sin el que resulta impensable concebir situaciones como las que cita Quatrefages en la carta que los soldados de Flandes dirigen a los amotinados de Alost pidiéndoles que, pese a haberse salido de disciplina por el prolongadísimo impago de haberes y otras penurias acumuladas, retomasen las armas para socorrer a los sitiados en Gante por los herejes:
“Siendo como somos… en la afición propios de hermanos… prometemos como Españoles y juramos como cristianos… de morir por ellos… porque Españoles pelear tienen por gloria y vencer por costumbre. Pues vamos señores por amor de Díos a socorrer el castillo de Gante donde están nuestros amigos y hermanos.”
Ni que decir tiene que a los amotinados les faltó tiempo para tomar toledanas, vizcaínas, picas y arcabuces partiendo con la mayor diligencia en socorro de Gante para, una vez liberada la plaza, tornar a su amotinamiento en reivindicación de haberes y compromisos incumplidos. Esta situación habría sido absolutamente impensable –lo es aún hoy en día, o quizá más hoy en día – en otra Infantería que no fuera la Española de aquellos siglos terribles y maravillosos.
Pues esto es, señores, lo que eran y deberían seguir siendo “las camaradas”, como forja y crisol de lo que hoy entendemos por camaradería. Más allá del preciso origen y significado de ambos términos, a todos consta que han sido asimilados por fuerzas armadas de muchos otros países y aún como jerga de aproximación en partidos políticos, sindicatos, y regímenes afines. Huelga decir que toda semejanza de estas acepciones con la camaradería inspirada por nuestros antepasados españoles en la profesión de las armas, no es tanto mera coincidencia como oportunista y espuria apropiación indebida.
Así les ruego que tengan todo esto muy en consideración, tanto por el homenaje a nuestros antepasados como por honrar el contenido profundo de tan hermosa palabra para que sea administrada conforme a su dignidad, reservándola así para quienes realmente sean merecedores de ella.
En 1935, Rafael Suñén estaba poniendo en marcha una industria para crear petróleo a partir de carbón vegetal. Su invento pudo cambiar el equilibrio energético en Europa, pero nunca lo sabremos
La búsqueda de fuentes de energía alternativas al petróleo no es nada nuevo. Aunque hoy para muchos prima la preocupación medioambiental, en las convulsas primeras décadas del siglo XX era una cuestión geostratégica y militar fundamental. Por entonces, las potencias europeas trataban de encontrar un procedimiento que las hiciese energéticamente independientes. En ese escenario, un inventor aragonés, Rafael Suñén Beneded, logró dar con la clave: ideó un sistema para fabricar petróleo sintético.
Aunque despertó el interés de países como Francia, Inglaterra o Italia, su intención nunca fue otra que utilizar su invento en España: “[Mi invento] representa la mayor conquista que España haya hecho en los tiempos modernos. Las materias características del suelo español serán vendidas en Europa como una materia prima, y eso representa una inyección de riqueza en la economía patria, transformando la nación en todos los aspectos dentro de breves años”, declaraba el inventor en una entrevista publicada en el diarioLa Libertad en noviembre de 1934.
Nacido alrededor de 1894 en la localidad de Layana, al noroeste de Zaragoza, la vida de Suñén estuvo marcada por sus innovadores inventos y por sus inclinaciones políticas hasta que en 1936 se lo tragó la tierra. O mejor dicho, la guerra. Nunca se volvió a saber de él, y su gran invento desapareció sin llegar a causar el impacto económico que él esperaba.
“Era un ‘devoralibros'”
De familia acomodada, los padres de Suñén murieron cuando aún era joven, de forma que él y su hermano quedaron bajo el cuidado de un familiar que les llevó a uno de los mejores colegios de Barcelona, donde vivió desde pequeño. Según relata este artículo del Heraldo de Aragón, no está claro qué decidió estudiar, “pero seguro que destacó sobre los demás. Era un devoralibros, un hombre muy inteligente con una enorme capacidad de trabajo”, cuenta uno de sus nietos, que lleva su nombre.
Siendo aún muy joven se alistó como aviador para ir de voluntario a África. De sus tiempos entre aviones nació su primer invento, patentado en 1921: unas alas que daban a las aeronaves más estabilidad que las tradicionales. Evaristo Fábregas actuó como mecenas, construyendo un prototipo que superó todas las pruebas de la Escuela Catalana de Aviación. A pesar de su éxito, nunca llegó a fabricarse con intenciones comerciales.
Solo un año después diseñó un fuselaje especial que mantenía la presurización de los aviones, permitiendo que la tripulación trabajase sin problema a miles de metros de altura. Hizo llegar su invento a las autoridades militares, que también lo evaluaron y le dieron su visto bueno.
Actividad política y exilio a París
De la misma época data su interés por la política. Suñén mantuvo una intensa actividad política, siempre ligado a opciones conservadoras, monárquicas y de derechas. En 1927 recogió firmas para solicitar la retirada de una estatua que representaba a una mujer desnuda, y contribuyó a crear las Juventudes Recreativas Patrióticas, una entidad tradicional y españolista que terminó integrándose en Unión Patriótica. Era recibido a menudo por Primo de Rivera, y sirvió durante los primeros años de la dictadura como censor del gobierno en Barcelona.
Cuando en 1931 se declaró la Segunda República, prefirió emigrar a París, donde conoció a otro español que sería clave en su trayectoria: Juan Jaime Puig, dueño de un taller de coches. Fue de esa relación de donde surgió la idea de crear un nuevo combustible. Aunque no fue el primero que lo intentó, ya que en Alemania ya se trabajaba en extraer hidrocarburos a partir del carbón, la idea de Suñén contemplaba partir de vegetales y de materiales de desecho, lo que aseguraría unos precios mucho más bajos que los del petróleo normal.
Suñén realizó pruebas en la Academia de Ciencias de París, y tanto el jefe del Estado Mayor francés como el Foreign Office británico y delegados de Mussolini se interesaron por sus desarrollos. En una época de tensas relaciones internacionales en Europa, con la Segunda Guerra Mundial en ciernes, alcanzar la independencia energética y hacerlo a bajo coste era un objetivo más que deseable para todas las potencias. Y eso era precisamente lo que el zaragozano prometía.
Protagonista en la prensa
Los periódicos de la época se hacen eco de su logro. Explicaron que había conseguido “la destilación de algunos vegetales”, y que trabajaba “con los desperdicios que van al pudridero de lo inservible”. La revista La Industria Nacional habló de su invento bajo el siguiente titular: “Petróleo de madera a diez céntimos el litro. En la Universidad de Zaragoza se ensaya el invento de un español”. En ese artículo, publicado el 31 de enero de 1935, se podía leer que “de dar buen resultado, como se espera, el invento producirá una gran revolución en el mercado de carburantes, ya que según ha manifestado su inventor, el precio no excedería de 10 céntimos el litro”.
‘De dar buen resultado el invento producirá una gran revolución en el mercado de carburantes, ya que el precio no excedería de 10 céntimos el litro’
Según cuenta al Heraldo el investigador Javier Abrego, del Grupo de Procesos Termoquímicos de la Universidad de Zaragoza, el procedimiento ideado por Suñén se basaba en crear un gas de síntesis a partir de carbonato (por ejemplo caliza), cualquier forma de carbono (carbón vegetal en este caso) y vapor. Aplicando ciertos procesos químicos a ese gas se podía sintetizar combustible líquido. Esta última fase, llamado proceso Fischer-Tropsch, había sido patentada en los años 20 en Alemania y probada en un programa piloto en 1934. Que Suñén la conociese y emplease en 1935 demostraba que estaba a la última en el desarrollo científico y tecnológico en su campo.
Un pariente le convenció de que volviese a España y mostrase su invento, que despertó suficiente atención como para que el 19 de junio de 1934 el Gobierno aprobase una comisión para analizarlo. Gonzalo Calamita, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza dirigió las pruebas, que al parecer se desarrollaron con éxito. Tras contactar con CEPSA, se instaló en un laboratorio en Madrid y comenzaron los preparativos para montar una planta industrial que sacase partido de su invento, además “todas las industrias anexas de derivados: lubrificantes, explosivos, colorantes, abonos agrícolas…”, se puede leer en la revista Aragón, en su número de febrero de 1935.
“¡Yo soy así!”
Según sus propias palabras, recogidas en La Libertad, con su invento quería traer una fuente de riqueza a España: “España es débil porque es pobre. Se despobló porque buscó el oro en otras latitudes. Para repoblarla es necesario que haya otra vez ese oro líquido en Espala, y el destino parece que se lo proporciona”. Aunque aseguraba haber recibido “tentadoras ofertas” de “dos grupos de naciones”, él quería dar a España la ventaja que supondría su invento, “a sabiendas de que yo pierda en los otros países lo que tengo derecho por divulgación forzada… ¡Pero yo soy así”.
‘Antes de este invento hice otros, dándolos todos desinteresadamente al Estado español del régimen caído, que seguramente dormirán en algún archivo’
En esa entrevista, reflejaba, con algo de teatralidad, lo que suponía ser un inventor en nuestro país en aquella época. “Antes de este invento hice otros, dándolos todos desinteresadamente al Estado español del régimen caído, que seguramente dormirán en algún archivo: el ala autoestable, el fuselaje neumático, la introcoilita (un explosivo que que puede ser nacional algún día), amén de otros trabajos de laboratorio que no han tenido otro valor para mí hasta hoy que de entretenimiento y juguete, sin haberme reportado ni una peseta, a pesar de haber sufrido mucho”.
Sin embargo, todo quedó en nada con el estallido de la Guerra Civil. Fuertemente significado los años anteriores, Suñén pasó varias semanas escondido en Madrid, hasta que, más tranquilo, decidió entregarse. Su familia recibió una carta suya explicándole que estaba en la cárcel Modelo (situada en el mismo lugar que hoy ocupa el Cuartel General del Ejército del Aire), pero cuando acudieron a llevarle ropa y algunas pertenencias, les aseguraron que no había ningún Rafael Suñén en sus archivos. Nunca se volvió a saber de él. Allí terminó la historia de un inventor que pudo revolucionar el equilibrio energético de la Europa de entreguerras pero del que nunca se volvió a saber y cuyos desarrollos se perdieron con él durante la guerra.
He tenido el honor de ser nombrado Presidente de la Comisión de Educación y Cultura de la Asamblea regional de Murcia. Ahora toca trabajar por la educación y la cultura de nuestra región.