Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

sábado, 11 de octubre de 2014

EL ABRAZO MEDIDO, por Juan J. Molina




Nos abrazamos poco y muchas veces, mal. Es difícil calcular el tiempo que debe durar un abrazo. Nos da miedo prolongarlos demasiado, por si pudiera parecer otra cosa y a menudo, los terminamos antes de tiempo. Hay pocas cosas tan tristes como un abrazo incompleto, ese que abortaste a destiempo o que no te permitieron prolongar lo suficiente. Es como una obra inacabada que ya no podrás terminar, nunca. El abrazo es un gesto puntual en el tiempo y en los sentimientos, hay que medirlo muy bien y ejecutarlo a conciencia, concentrando todo lo que quieres transmitir, sin pudor, sin prisas. Los abrazos son muchos más que un beso en una mejilla, una palmadita en la espalda o un apretón de manos. Cuando nos abrazan, de verdad, sentimos el calor del otro, la medida fuerza de esos brazos que nos aprietan en un gesto protector, generoso, nos sentimos un poco menos solos en el universo, unidos a alguien por unos segundos, ese tiempo necesario para cargarnos del reconfortante calor de la amistad, del amor y la fraternidad. 
Yo he malgastado muchos abrazos, por ignorante o por distraído y alguna vez, por cobarde. Cobarde de amor. Malgasté el último abrazo que me dio mi padre, no le deje acabarlo, cuando me despegué de él noté como, con las pocas fuerzas que le quedaban, quiso retenerme un poco más, temí derrumbarme si aquel abrazo hubiese durado una fracción de segundo más. Fui cobarde, lo sé, pero no me volverá a pasar. Nunca me arrepentiré lo suficiente, y ya, no puedo arreglarlo. Por eso ahora, procuro no malgastar ni uno más, los doy sin pudor y si peco de algo, es de exceso y nunca de tacañería. No me dejan acabarlos todos, porque como yo cuando no sabía, la gente calcula mal sus abrazos, pero no me importa, si abrazo lo hago a conciencia y en exceso. No seré yo quien tenga que arrepentirme de haber malgastado otro abrazo por abortarlo a destiempo. Poco a poco voy para veterano de abrazos, maestro en tiempos y apretones, novato siempre en elecciones, pero eso es lo de menos, mejor un abrazo a quién no se lo merece que dejar sin uno a quien lo necesita.

Abrazad a vuestros amigos, a vuestros padres, a los hijos y a los amigos de tus amigos, al vecino y al hijo de todo vecino y sois capaces, abrazad a vuestros enemigos. Pero hacedlo a conciencia y con generosidad de tiempos y apretones, que no tengáis que arrepentiros más de un abrazo mal medido.

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