Juan J. Molina

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lunes, 10 de enero de 2011

Liberalismo y solidaridad Por Gabriela Calderón de Burgos

ACLARANDO EQUÍVOCOS

Liberalismo y solidaridad

Por Gabriela Calderón de Burgos

Muchas personas confunden el cumplimiento de la ley tributaria y del código laboral con la solidaridad; otras, el gastar el dinero de los demás con ser solidario. Creo oportuno explicar a la gente lo que los liberales solemos entender por solidaridad.
Un escocés dijo: "Por muy egoísta que se suponga que es el hombre, es evidente que hay en su naturaleza algunos principios que le hacen interesarse por la fortuna de los demás, y hacerle necesaria su felicidad, aunque nada derive de ella si no es el placer de verla". Ese escocés era Adam Smith, y usualmente es recordado solamente por aquello de "la mano invisible" y la búsqueda del interés propio.
Pero sucede que Smith entendía que la solidaridad es algo que se da solamente en libertad. El individuo, para ser solidario, tiene que tener la libertad para elegir cómo, cuánto y a quién da parte de sus recursos y de su tiempo.
Eso tiene mucho que ver con el individualismo, palabra que suele ser considerada sinónima de egoísmo. Dicha concepción no es sino una distorsión de lo que los liberales entendemos por individualismo. Friedrich Hayek, uno de los pensadores liberales más importantes del siglo XX, explicaba que el individualismo verdadero afirma el valor de la familia y de la colaboración en el seno de comunidades y grupos pequeños, cree en la autonomía local y en las asociaciones voluntarias y sostiene que, en muchos casos, aquello por lo que se pide que el Estado haga uso de su capacidad de coacción se obtiene con mejores resultados mediante la cooperación voluntaria.
En Navidad, mucha gente ayuda al prójimo de forma voluntaria. Unos llevan regalos a niños con cáncer, otros aportan dinero para que una familia sin recursos pueda tener un hogar, o qué comer, etcétera. Lo importante es que lo hacen sin que nadie les obligue; y podrían hacer más si tuvieran más ingresos y si el Estado les quitara menos dinero y no les pusiera tantas trabas cuando quieren generar riqueza.
Piense por un momento en los recursos que manejan las entidades estatales que realizan obra social... y en lo que podría hacer con esos mismos recursos un grupo de individuos a los que una la causa de dar una mejor educación, una mejor vivienda, una mejor atención médica a los más necesitados. Finalmente, considere quién cree que maneja de manera más eficiente los recursos destinados a los más pobres, ¿una organización pública, donde políticos y burócratas administran dinero ajeno, o una organización privada, donde la gestión recae en quien se está jugando su propio dinero?

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