Juan J. Molina

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viernes, 22 de mayo de 2009

¿Oigan? Que les traigo a mi niño, ¿Dónde se lo dejo?

¿Oigan? Que les traigo a mi niño, ¿Dónde se lo dejo?



Al final va a ser más seguro darle la tutela de nuestros hijos al estado y que él se las entienda con ellos, una llamada al organismo competente y santas pascuas, ¿oiga? Soy el padre de fulanito, que me parece que mi hijo se mete todo lo que pilla y un poco más, a ver como me lo solucionan. Perdone ¿lo mío como va? Si hombre lo de mi hija que ya no quiere respirar porque dice que el aire le engorda. A ver por favor algún funcionario que sea tan amable de decirme cuantas veces ha abortado mi hija en este año. Mire que mi hijo me da una paliza si le miro a los ojos y tengo una duda, ¿puedo quejarme cada vez que me arrea o mis alaridos se pueden considerar una intromisión perjudicial para el desarrollo de su personalidad?
Esta progresía, minimalista en lo que a inteligencia se refiere, fue la misma que en aras de no se qué socavó los pilares básicos del el sistema educativo, el respeto al profesor, la necesidad de adquirir conocimientos y el valor del esfuerzo y la recompensa que ello conlleva. No contentos con ello ahora han decidido acabar con los cimientos de respeto y educación que han regido las bases de la convivencia familiar. Educar según este gobierno socialista y compañía es entrometerse en la libertad individual de nuestros hijos, sin embargo que un gobierno decida como debe de regirse el principio de autoridad entre padres e hijos ¿no es una intromisión?
En algunos sistemas utópicos de gobiernos de carácter socialista, los niños eran entregados desde su nacimiento a instituciones estatales que se encargaban de su educación y desarrollo, fabricando ciudadanos adoctrinados según la ideología del partido (siempre partido único). Quizás como he dicho al principio ésta sea la mejor solución, quédense ustedes con los niños y allá se las apañen porque castigar sin la playstation, hablarle a un hijo con dos decibelios más de los permitidos o no darle la paga del fin de semana por la trastada que sea, puede ser considerado una intromisión grave en el derecho al disfrute, un posible intento alevoso de causarles una otitis o un ataque al patrimonio económico al que tienen derecho por nacimiento.
Lo dicho, ¿oigan? Que les traigo a mi niño, ¿Dónde se lo dejo?

Juan Jose Molina Gallardo

2 comentarios:

  1. Muy bueno, Juanjo; de acuerdo totalmente. Tú y yo tenemos un amigo común, muy progre aunque también muy buena persona, que hablando de educación, cuando se toma tres cervezas confiesa que, efectivamente, lo que cree es que los niños debe recogerlos el Estado cuando nacen y educarlos él. En el fondo eso es lo coherente con la progresía y la meta hacia la que nos dirigen paso a paso, con vaselina y sin advetirnos para que no nos soliviatemos.
    Pedro

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  2. DIOS NOS LIBRE DE LA PROGRESÍA DE IZQUIERDAS, QUE DE LOS CARCAS DE LA DERECHA YA ME LIBRO YO!!
    Juanjo

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