Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

miércoles, 20 de mayo de 2009

"DONDE NO HAY MATA, NO HAY PATATA"


“DONDE NO HAY MATA, NO HAY PATATA”

Si queremos democracias de tercera generación, es decir democracias de alta calidad tenemos que cambiar muchas cosas, una de ellas serían los profundos déficits democráticos y culturales que tienen nuestros políticos. Que el pueblo no tenga un conocimiento serio y reflexivo de cómo funciona un buen sistema democrático es algo no deseable, pero dentro de lo cabe es comprensible, pero que lo tenga la clase dirigente es inadmisible. Esta falta de virtud política para ser un buen dirigente proviene en gran medida por no decir absolutamente de las organizaciones políticas. Los partidos políticos hasta el momento no poseen unos protocolos serios para seleccionar a sus cuadros dirigentes, a los futuros líderes no se les exige ni la más mínima preparación, ni siquiera unos requisitos mínimos para desempeñar con cierta dignidad cargos de tanta responsabilidad. En este país desde el presidente del gobierno para abajo es de lo más normal que nadie hable idiomas a un nivel aceptable, en el contexto en el que se mueve la política española este es un requisito indispensable, a los candidatos se les oye hablar de la futura construcción de la Europa unida y resulta que ellos en esa Europa van a ser muditos porque no pueden comunicarse con nadie si no es con un traductor de la mano. Es tristísimo ver a nuestro presidente en las cumbres internacionales como un autista, solo y aburrido mientras los otros hacen corros charlando y confraternizando. Este es solo uno de los muchos problemas que aquejan a nuestras clases dirigentes, la falta de preparación no solo atañe a los idiomas, si les hiciéramos un examen no muy duro sobre sistemas políticos y principios democráticos básicos, no pasaban el corte ni un cuarto de los que están en activo y viviendo de la política.
Mientras los partidos políticos no tomen cartas en el asunto y empiecen a cribar mejor a sus futuros dirigentes exigiendo unos requisitos mínimos de calidad, nuestros futuros gobernantes no se pondrán las pilas para cultivarse un poco más y por desgracia seguiremos disfrutando de una fauna indescriptible pululando por las más altas instancias del poder. Una democracia de alto standing requiere de gestores de la misma talla por eso nuestras democracias, porque esto es un mal generalizado en todos los países, son democracias de baja calidad, el sistema no es malo aunque tenemos que mejorarlo bastante, pero los que tienen que llevar a cabo esas mejoras no están preparados para realizar esa tarea de manera satisfactoria. Como dicen en la huerta “ donde no hay mata, no hay patata”.

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