Juan J. Molina

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martes, 9 de diciembre de 2014

“Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra Ya hablaremos de capitulación después de muertos” Francisco Arias de Bobadilla


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El milagro de Empel fue un suceso acaecido entre 7 y el 9 de diciembre de 1585 cerca del pueblo de Empel, municipio de Hertogenbosch en Holanda. En aquel tiempo un tercio español el denominado Tercio Viejo de Zamora dotado de 5.000 soldados se salva de una destrucción mas que segura, propiciando la declaración de La Inmaculada Concepción como patrona de los Tercios españoles y de la actual infanter­ia española.
Los soldados reclutados para este tercio eran de Zamora y provincia, formaron parte del tercio viejo de Zamora (de ahi­ su nombre) y el maestre de campo Francisco Arias Davila de Bobadilla IV Conde de PuñonRostro fue su Comandante en jefe. El Tercio de Zamora o de Bobadilla son enviados el lunes 2 de diciembre a tomar el llamado Bommelerwaard (al norte de is-Hertogenbosch), un terreno de 25 km de este a oeste y 9 km de norte a sur delimitado por el ri­o Mosa, Waal y canales afluentes. Pese a lo rico de la tierra, el invierno golpeaba fuerte y los campesinos habi­an guardado su ganado.Para empeorar la situacion de hambruna y desabastecimiento del tercio, una poderosa flota rebelde holandesa de 100 barcos  al mando del conde de Holak (Felipe de Hohenlohe-Neuenstein) aparece en el horizonte, y bloquea a los españoles por las vi­as fluviales.
Es asi­ como a principios de diciembre de 1585 el Maestre de campo Francisco Arias de Bobadilla se ve sumido en una grave situacion de asedio. El comandante de las fuerzas holandesas propuso entonces una rendicion honrosa pero la respuesta española fue clara: “Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulacion despues de muertos”. Tal jjustificación fue muy popular en la infanteri­a española, y es también conocida por haber sido empleada en el segundo cerco de Zaragoza (1808-1809). Ante tal respuesta, el comandante holandés Holak recurrió a un método harto utilizado en ese conflicto en aquellas tierras tan llanas y bajas: intentar abrir los diques de los rios para inundar el campamento enemigo, cosa que solo consiguio en parte pues Bobadilla tenia a sus fuerzas protegiendo todos los flancos. Pronto el campo quedo totalmente inundado, salvo pequeñas isletas y Bobadilla ordena replegarse a un montículo de tierra firme, el montículo de Empel.
Los españoles fueron aquella noche cañoneados con fuego de artilleri­a y arcabuceria rebelde, cosa que aguantaron estoicamente durante horas. Sin embargo, con la llegada de la noche, los decididos españoles devolvieron el fuego (contaban con algunas piezas de artilleri­a) y pusieron en fuga a sus enemigos. Desesperado, Francisco de Bobadilla ordeno al capitán Bartolome Torralva y a un acompañante flamenco atravesar el bloqueo en una pequeña barca (pleyta) con varias cartas de auxilio. Entre ellas, se podía distinguir una que tenia como destinatario a Mansfeld, el que mas cerca se hallaba del lugar de los hechos, otra a Juan de Águila y otra a la cercana guarnición de Bolduque.
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El di­a 7 de diciembre, de acuerdo con la tradición, un soldado del tercio cavando una trinchera cerca de la iglesia o cementerio para guarecerse del aire y la artilleri­a, tropezó con un objeto de madera alli enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepcion. Anunciado el hallazgo, colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal de la protección divina, insta a sus soldados a luchar encomendandose a la Virgen Inmaculada y a cantar la Salve. Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien, que por intercesion de la Virgen Mari­a, esperaban en su bendito día. Segun indica la citada tradicion, un viento completamente inusual e intensamente frio se desato aquella noche, helando las aguas del rio Mosa, lo cual era bastante inusual incluso en esta Ãpoca del año.
La «aparición» la relata el capitán toledano Alonso Vázquez, coetáneo de aquellas lides, del siguiente modo en su libro «Los sucesos de Flandes y Francia del tiempo de Alejandro Farnese»:
” En ésto, estando un devoto soldado español haciendo un hoyo en el dique para guardarse debajo de la tierra del mucho aire que hacía junto a su tienda y cerca de la iglesia de Empel, a las primeras azadonadas que comenzó a dar para cavar la tierra saltó una imagen de la limpísima y pura Concepción de Nuestra Señora, pintada en una tabla, tan vivos y limpios los colores y matices como si se hubiera acabado de hacer. Como si hubiera descubierto un tesoro acuden de las tiendas cercanas. Vuela allá el mismo Maestre de Campo Bobadilla .Llevanla pues como en procesión al templo entre las banderas la adoran pecho por tierra todos: y ruegan a la Madre de los Ejércitos que pues es la que solo podía hacerlo, quiera librar a sus soldados de aquella asechanzas de elementos y enemigos: que tenían por prenda de su libertad cercana su imagen entregada piadosamente cuando menos imaginaban y más necesidad tenían, que prosiguiese y llevase a cabo su beneficio. Pusieron la tabla en una pared de la iglesia, frontero de las banderas, y el Padre Fray García de Santisteban hizo luego que todos los soldados le digesen una salve, y lo continuaban muy de ordinario. Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien, que por intercesión de la Virgen Maria, esperaban en su bendito día”.
Al amanecer del día 8 de diciembre, Holak se vio obligado a ordenar retirada a sus barcos en busca de aguas saladas, para no quedar con ella varado o atrapado en el hielo a merced de los españoles. El lunes 9 de diciembre, el grueso de la flota habi­a abandonado las inmediaciones del dique y los campos anegados, pero los rebeldes ocupaban todavi­a sus fuertes de las isletas apoyados por seis navi­os a sus inmediaciones. Los españoles de Bobadilla, envalentonados por aquel cambio de acontecimientos sacaron algunas barcazas (pleytas) y cayeron sobre los holandeses rezagados, algunas versiones dicen que llegaron a asaltar y capturar 10 navi­os enemigos y a hacer un cierto numero de prisioneros, sin contar embarcaciones holandesas hundidas. Rescatados con ayuda de este milagro, y tras 8 dias de asedio, el tercio de Zamora de Bobadilla se habi­a salvado. Con ayuda de la caridad de los vecinos católicos de Bolduque y los hombres de Mansfeld, se atendieron a los heridos y se alimentaron a los hambrientos. Los españoles obtuvieron una victoria tan completa que el almirante Holak, mientras huia llega a decir: “Tal parece que Dios es español al obrar, para mi­, tan grande milagro”.
«Cuando los rebeldes iban pasando con sus navíos río abajo les decían a los españoles, en lengua castellana, que no era posible sino que Dios fuera español, pues había usado con ellos un gran milagro» (escribió el capitán Vázquez)
Cinco mil españoles que eran a la vez cinco mil infantes, y cinco mil caballos ligeros y cinco mil gastadores y cinco mil diablos. Aquel mismo dia, entre vi­tores y aclamaciones, la Inmaculada Concepcion es proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia. Ese patronazgo perdura asi­ en la infanteri­a española hasta nuestros di­as!
Fuente: http://laverdadofende.wordpress.com/2014/12/08/los-infants-espanoles-prefieren-la-muerte-a-la-deshonra-ya-hablaremos-de-capitulacion-despues-de-muertos-fernandez-de-bobadilla/

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