Juan J. Molina

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lunes, 1 de diciembre de 2014

A 66 años de la resolución de la partición de Palestina de las Naciones Unidas


El 29 de noviembre (fecha conocida en hebreo como Caf Tet beNovember) se cumplió el 66 aniversario de la resolución 181 de partición de Palestina de las Naciones Unidas, por la que se decidió crear un estado judío y otro árabe. También, hoy se cumple el aniversario del 30 de noviembre de 1947, día en que estalló la guerra civil entre los judíos y los árabes en el Mandato Británico de Palestina, como así también la expulsión de los ciudadanos judíos de los países árabes.
La guerra continuaría durante cinco meses, transformándose en la Guerra de la Independencia, cuando el régimen del Mandato terminó definitivamente la medianoche 14 de mayo 1948, y el Estado de Israel, comenzó formalmente a existir.
Aunque las hostilidades existían antes y continuaron durante décadas, el detonante inmediato de la guerra civil fue la resolución de partición. El Plan de Partición propuso dividir el territorio – que había estado bajo gobierno británico desde 1920 – en un estado judío y árabe, con Jerusalén bajo un régimen internacional especial.
Los británicos, que aún se recuperaban de la Segunda Guerra Mundial, estaban dispuestos a salir pero poco dispuestos a intervenir en la escalada de violencia.
La mayoría de los judíos celebraron la resolución, pero los árabes palestinos y los estados árabes rechazaron la partición. Al día siguiente, el 30 de noviembre de 1947, el Alto Comité Árabe, que actuó como órgano de gobierno de los árabes de Palestina, llamó a protestas y una huelga. Hombres armados emboscaron a dos autobuses judíos cerca de la ciudad de Petah Tikva, matando a siete personas, y francotiradores árabes dispararon contra los autobuses y peatones en Haifa, Jerusalén y Tel Aviv. La guerra civil había comenzado. En ese momento, había más de 600.000 judíos y alrededor de 1.340.000 árabes en Palestina.
La resolución de la partición
La resolución pedía una división del Mandato de Palestina en dos estados, uno judío y otro árabe. El plan de partición se discutió por primera vez en la escena internacional en la década de 1930, sugerido por las conclusiones de la Comisión Peel, una delegación de investigación británica que fue enviada a la Palestina del Mandato para analizar la situación tras la violencia entre judíos y árabes.
La comisión Peel llegó a la conclusión de que la continuación del Mandato Británico no era beneficiosa y recomendó entonces dividir la tierra en tres partes, dejando una zona a permanecer bajo el dominio británico.
Las recomendaciones de la Comisión Peel fueron rechazadas por ambas partes, judía y árabe, aunque las discusiones sobre el asunto continuaron. Al final de la Segunda Guerra Mundial, después de las revelaciones del Holocausto, los Estados Unidos presionaron al Reino Unido en relación con el Plan de Partición.
Una vez que los británicos habían cedido ante las demandas y presiones, las Naciones Unidas crearon un nuevo comité – el Comité Especial de las Naciones Unidas sobre Palestina (UNSCOP) – bajo cuyas recomendaciones
la ONU votó la partición el 29 de noviembre.  El importante rol de las diplomacias latinoamericanas
Las diplomacias latinoamericanas desempeñaron, en particular, un papel decisivo en la resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) sobre la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe (nov. 1947). El peso numérico de los Estados latinoamericanos (un tercio de los miembros) y el rol central de la AGNU otorgaron a los representantes latinoamericanos una responsabilidad histórica en uno de los problemas más espinosos que ha tenido que tratar la comunidad internacional. Las naciones europeo-occidentales, junto con Estados Unidos, sumaron 12 países que votaron a favor, mientras que los países latinoamericanos, sumaron trece. En el resto del mundo, cada zona obtuvo muy escasos votos a favor, alrededor de uno o dos (Europa del Este, cinco, África, dos, Asia Pacífico, uno).
Votaciones según países:
Los 33 países (58%) que votaron a favor de la resolución 181 fueron: Australia, Bélgica, Bielorrusia, Bolivia, Brasil, Canadá, Checoslovaquia, Costa Rica, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Guatemala, Haití, Holanda, Islandia, Liberia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Panamá, Paraguay, Perú, Polonia, Suecia, Sudáfrica, URSS, Ucrania, Uruguay y Venezuela.
Los 13 países (23%) que votaron contra la Resolución 181 fueron: Afganistán, Arabia Saudí, Cuba, Egipto, Grecia, India, Irán, Irak, Líbano, Pakistán, Siria, Turquía y Yemen.
Los países que se abstuvieron fueron 10 (el 18%): Argentina, Colombia, Chile, China, El Salvador, Etiopía, Honduras, México, Reino Unido y Yugoslavia. Tailandia estuvo ausente en la sesión plenaria.
En los debates previos al voto, los embajadores Pedro Zuloaga de Venezuela, Jorge García Granados de Guatemala, Enrique Rodríguez Fabregat de Uruguay y Oswaldo Aranha de Brasil – este último como Presidente de la AGNU – fueron particularmente activos en la defensa de la creación del Estado judío, incluyendo su postura en la UNSCOP a favor de la necesidad del pueblo judío de un refugio nacional ante su persecución.
Por cierto, seis Estados latinoamericanos se abstuvieron (Argentina, Chile, Colombia, El Salvador, Honduras y México) y uno se opuso (Cuba). Cualquiera haya sido su voto en la resolución 181, a principios de la década del 1950, toda Latinoamérica había iniciado formalmente relaciones diplomáticas con el Estado judío. En un contexto de radical rechazo de la existencia de Israel por parte de los palestinos y otros árabes, las posiciones latinoamericanas adoptadas entre 1947 y 1967 pueden por lo tanto ser consideradas como más bien favorables a Israel, y eso a pesar de la retórica pro-equilibrio y pro-imparcialidad de la mayoría de ellos.
Algunos cambios comenzaron a surgir, sin embargo, a mediados de los años 1960. La entrada masiva de países descolonizados de África y Asia en las Naciones Unidas así como el auge del movimiento de los no-alineados, se tradujo en un apoyo mucho más fuerte a favor de la causa palestina en las instancias multilaterales.
En este contexto, las posiciones latinoamericanas evolucionaron también, aunque con menos radicalidad hacia Israel que las del bloque afroasiático.
FUENTE: http://laverdadofende.wordpress.com/2014/11/30/a-66-anos-de-la-resolucion-de-la-particion-de-palestina-de-las-naciones-unidas/

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