Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

viernes, 11 de febrero de 2011

CONSIDERACIONES SOBRE LAS FORMAS DE ESTADO, J. J. Molina




CONSIDERACIONES SOBRE LAS FORMAS DE ESTADO



El estado es tan solo una forma de organización consustancial al ser humano, la forma más simple de estado sería la individual, todos nos organizamos a nosotros mismos de alguna manera y esas normas que repetimos porque las consideramos buenas para nuestra vida, serían un principio de estado donde pueblo y gobierno convergen en una unidad. A partir de este estado básico se han formado todos los demás ya sean de dos individuos, cien o cien millones. Cuando en un estado convergen más de un individuo las tareas de gobernantes y gobernados pueden tomar diferentes caminos, pueden compartirse o pueden recaer solo en una de las partes. Las posibilidades de repartición del poder, forma de ejercerlo y de elección de la parte llamada a gobernar han dado las diferentes formas de estado que conocemos, democracias, teocracias, totalitarismos, tiranías, oligarquías, y dictaduras principalmente.
El estado en sí, considerado por algunos como “un mal necesario” no es de per sé perverso, si no existiera tendríamos que crearlo. Su origen fue la organización para la protección y la subsistencia, ya desde los albores de nuestra existencia como grupos tribales fue necesaria una repartición de tareas y roles entre los individuos para optimizar los escasos recursos disponibles. Ni que decir tiene, que con el paso del tiempo y el aumento de los individuos en los grupos de humanos la complejidad de las relaciones sociales fue a su vez cambiando los cometidos de dicha institución, lo que en un principio nació como herramienta de protección y optimización, pasó a ser una forma de obtener poder y con el poder, privilegios. A partir de ese momento el estado ya no se originaba o se legaba de una forma natural sino a través de una despiadada lucha entre individuos, tribus, clanes, familias, naciones, etc. Los que obtenían la preciada institución la manejaban sin piedad imponiendo sus leyes y condiciones, fue la época de las tiranías que aún persisten. Uno o unos pocos ejercían todo el poder en su nombre, en éste tipo de estados los individuos o mejor dicho súbditos no eran tenidos en cuenta excepto para explotarlos sin disimulo, no existían derechos y la obligación principal era obedecer y tributar para el disfrute de unos pocos. Herederos de esta casta dominante es lo que se viene en llamar conservadores, pues pretende conservar en cierta medida privilegios heredados. Cuando comenzaron las revoluciones, francesa y marxistas después, el pueblo guiado por intelectuales se levantó contra estas castas despóticas y privilegiadas e instauraron lo que ellos mismos denominaron la “dictadura del proletariado”. El pueblo tantos siglos oprimido y explotado, tomaba revancha e imponía su autoridad, es decir, conquistaban el estado y con ello el poder. Ahora los nuevos propietarios de la institución le dan un giro absoluto a su uso. Si durante siglos el estado no se había preocupado para nada de los individuos a no ser para sacarles provecho, ahora será todo lo contrario, el estado planificará la vida de los ciudadanos, la propiedad privada será abolida y todo, ciudadanos, vidas, haciendas y medios de producción son propiedad del estado. El ciudadano ya no tiene que preocuparse de nada porque el estado piensa y dispone por él. Todos los ámbitos quedan intervenidos, esta forma de estado es la propia de lo que se denomina progresistas, se autodenominan así porque conciben esta forma de organización como un progreso para la humanidad.
Históricamente, la connotación política de los términos “derecha “ e “izquierda” tuvo su origen en la Revolución Francesa, donde los moderados y liberales Girondinos se sentaban en la Asamblea Nacional del lado derecho, y los extremistas Jacobinos a la izquierda. Los derechistas Girondinos fueron quienes llevaron adelante la revolución liberal, aboliendo los privilegios de la nobleza, y estableciendo la igualdad ante la ley. Mientras que fue el ascenso al poder de los izquierdistas Jacobinos lo que terminó con el “período liberal” de la Revolución Francesa (1791-1793) dando comienzo al “Reino del Terror”.
Sin embargo en la actualidad dichos términos, izquierda y derecha, se identifican con progresistas y conservadores respectivamente.
Dependiendo de la finalidad del estado, administrar o planificar, podemos distinguir dos tipos bastante definidos.
Un estado administrativo cuyas funciones son las de administrar los recursos comunales, procurar la paz y  la seguridad, hacer cumplir las leyes y procurar la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. Características de estados dirigidos por ideologías liberales.
Y el estado planificador, caracterizado por su intervencionismo en todos los ámbitos de la vida de los individuos, privado, económico, social o incluso moral. Bajo la premisa de la redistribución de los recursos y del bien común, el estado pasa a ser el actor principal y el individuo un actor secundario. Son los estados de tipo marxista, socialista y socialdemócratas en orden descendiente en cuanto al grado de intervencionismo.
La cualidad democrática  de un estado no tiene que ver tanto con la ideología como con la forma de elección de sus gobernantes, la democracia es un sistema de elección y de toma de decisiones, pero no una ideología filosófica en cuanto al propósito de gobierno. Un estado democrático puede ser perfectamente intervencionista aunque cuanto más intervencionista sea, también será menos democrático. Por el contrario un estado liberal difícilmente puede no ser democrático, ya que el respeto liberal por las libertades individuales impide que se puedan imponer gobiernos sin la libre elección de los ciudadanos, si eso fuera así sería cualquier cosa pero desde luego nunca un estado liberal.
De manera que podemos distinguir dos conceptos básicos en la forma de los estados, el estado finalista, o lo que es lo mismo: intervencionista. Que se propone la utilización de los medios estatales en pos de un fin más o menos loable. Y el estado liberal, que concibe a esta institución como la garante de las libertades y los derechos de los ciudadanos, pero que no se propone utilizar los medios estatales para la consecución de un fin determinado para todos los ciudadanos, sino que se limita a crear las condiciones de paz e igualdad de oportunidades para que los individuos puedan conseguir sus anhelos. Otra forma de distinción sería la del gobierno de los hombres, estados finalistas que se encaminan hacia un fin determinado por la mayoría en el poder. O gobierno de las leyes propio de los estados liberales, donde impera el estado de derecho y el orden necesario para la convivencia común de las distintas formas de entender la vida.

1 comentario:

  1. Yo creo que no Juanjo. Mira el proceso de estatalización. De la tribu, a la aldea agrícola, a los imperios de regadío, y a estados más modernos. El salto siempre se daba por una necesidad de cambio en el sistema de producción, ante la falta de recursos. Un cambio, en principio a peor, para poder sobrevivir ante el destrozo ecológico.

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