Querida mamá:
Sigo bien en Alemania, aunque llueve, se come mal y echo de menos la improvisada espontaneidad de casa nostra. Ayer en la fábrica conocí a Jürgen, el viejo judío que hizo la guerra. Muchas veces me has preguntado por qué en Cinto ha penjat una senyera amb un triangle i un estel, i com és que la Carme ja només diu somcollonuts,espanyansroba i anem a Catadisney. Se lo expliqué a Jürgen y me dijo que se llama nacionalismo. Parecía conocerlo bien, así que lo invité a cenar a casa. Creo que lo que me explicó os interesará mucho a ti y a papá.
Dice Jürgen que el nacionalismo es la ideología más influyente y decisiva de los siglos XIX y XX, los más sangrientos de la historia, donde casi nos destruimos para siempre. Desde la revolución francesa casi todos los trastornos fueron impulsados por actitudes nacionalistas; el nacionalismo está en el origen de la formación de Alemania e Italia; el nacionalismo penetró en Rusia a través de su occidentalización, culminada en el marxismo soviético; el nacionalismo fue la causa de las 2 guerras mundiales; la independencia de muchos países de la época colonial obedece a la doctrina nacionalista aprendida en Europa por sus líderes. Y en muchos países el nacionalismo desempeña hoy el papel de triste y crustácea religión oficial.
Según el viejo Jürgen que no hay nacionalismo antes de la Revolución Francesa.“Entonces ¿por qué antes del siglo XIX también se habla de ‘nación’?” le pregunté. Me dijo que la palabra “nación” en esa época no tenía un significado político, sino de origen geográfico, costumbrista y cultural, referido al lugar de nacimiento. Por eso se hablaba de “nación tortosina”, “valenciana”, “picarda”, “germana” o “catalana”. Pero hoy “nación” sólo tiene significado exclusivamente político.
Jürgen insiste en que no debemos dejarnos engañar: Cataluña podía ser una nación con el concepto del siglo XVII, pero no lo es para quienes hablamos en el siglo XX. Me contó que es como la palabra “pérfido” referida a los judíos, que antiguamente significaba incrédulo pero hoy quiere decir “perverso”, y para evitar malentendidos ya no se usa en la misa. A mi me parece que es como poner un sugus de piña en la envoltura de uno de fresa: te lo venden como de fresa pero te cuelan la piña. Me dijo Jürgen que los nacionalistas utilizan la lengua y la cultura para colar la política; así timó Pujol al tiet Ramon, te’n recordes? Així que no et deixis enganyar, mamà: Cataluña no es una “nació” y punto.
¿Y qué significa “nación” ahora, cuál es su significado político? Pues una mezcla de 4 cosas que me explicó Jürgen
- El nacionalismo es hijo del romanticismo, una huida de la realidad que consiste en 2 actitudes: por un lado hay un gusto arcaizante, que imagina y mitifica el pasado, y en este invento se quiere encontrar la personalidad del pueblo como solución a los problemas de la realidad. Por otro está la actitud futurista y revolucionaria, utópica, que ve la solución de todos los problemas en un futuro inexistente e imposible. Ambas actitudes, arcaizante y futurista, se acaban manifestando en la afirmación del yo, la exaltación de la propia singularidad individual y colectiva. A mí me parece que es lo que pasa en Cataluña: la obsesión por inventarse el pasado (¿te acuerdas de Cucurull?), elsomcollonuts y el timo de la ANC diciendo eso del noupaís donde habrá “gelat de postres cada dia”.
- Después está un tal Rousseau, que decía que la vida en sociedad no era algo natural, sino fruto de un pacto, de las voluntades de los individuos, expresada en una cosa metafísica que él llama “voluntad general”. Según parece Rousseau decía que esa voluntad general siempre acierta. En realidad no es la voluntad de la mayoría, sino que la detenta una minoría que se cree intérprete de todo el pueblo. El nacionalismo considera que el pueblo debe conformar su pensamiento con el de la minoría que ya ha adquirido la plenitud de la “conciencia nacional”. Por eso esta minoría utiliza la educación para “iluminar” al pueblo, para que el pueblo entienda lo que realmente necesita. El pueblo sólo llegará a la plenitud cuando piense igual que esos iluminados que dicen ser portadores de la “conciencia nacional”. ¿Entiendes ahora el adoctrinamiento en las escuelas, en TV3 y los medios del Règim? ¿Entiendes el Programa 2000 de Pujol para “nacionalizar” a los catalanes? ¿Entiendes por qué un referéndum de secesión es un neveréndum, sólo es válido si sale lo que quieren los nacionalistas, pues sólo entonces será que el pueblo ha adquirido la suficiente “consciència nacional”?
- Luego viene Kant, que según Jürgen también influyó en la formación del nacionalismo a través de su principio moral. Aristóteles fundaba la moral en la naturaleza humana, pero Kant dice que lo importante es sólo la voluntad. La naturaleza humana, la historia y la realidad no son determinantes, sino que es la voluntad lo que determina la vida política. Por eso se inventa el derecho de autodeterminación; Jürgen sostiene que es un derecho falso, porque si un pueblo dice que tiene derecho a autodeterminarse es porque ya se autodetermina. Ahora entiendo por qué salió Mas con esa campaña deldretadecidir y “la voluntat d’un poble”, y por qué los separatistas están dispuestos a cortar relaciones familiares, sociales, históricas y culturales: porque yo lo valgo, porque hoy me da la gana y punto. Y si todo se trata de la opinión, me gasto millones en campañas de publicidad y arreglado. Pero claro, por esa regla mañana Barcelona dice que decide separarse de Cataluña, o Sarriá de Barcelona, y ya me dirás tú cómo vamos a vivir así, con este desorden monumental. No té ni cap ni peus.
- Y finalmente están otros alemanes. Herder, el que decía que la diversidad de pueblos es un principio divino intocable, y que el espíritu del pueblo se manifiesta en la lengua. Fichte, que decía que el individuo sólo encontrará la realización de sus aspiraciones de eternidad si se sumerge en el pueblo, porque los pueblos son eternos; y para que el pueblo tome “conciencia nacional” debe usarse la educación. Dice Jürgen que por eso el nacionalismo es un sustituto de la religión, porque la nación exige la última y máxima lealtad, aquella que antes se debía a Dios. Y finalmente está Hegel, que cree que toda nación necesita un Estado para continuar existiendo, y que la principal tarea del Estado es reafirmar la “conciencia nacional”. Por eso el nacionalismo siempre es separatista. Cuando me explicaba estas cosas no he podido evitar pensar en la obsesión por encontrar fets diferencials en todas partes, la manía de laimmersió, la alegría de los manifestantes del 11-S al sentirse parte de algo que les da su personalidad, las cubanas en el Barça y los campanarios, el abandono del cristianismo por tantos nacionalistas, el Somescola (nacionalista), el adoctrinamiento constante y planificado por parte de la Generalitat (¿te acuerdas del Programa 2000?), las estructuresdestat, el estatpropi y todas las mandangas nacionalistas.
Bueno mamá, no sé si te he explicado bien lo que me contó el viejo Jürgen. Al acabar me miró seriamente: “ahora ya lo entiendes todo. Aquí pasó algo parecido hace muchos años y acabó muy mal. No dejes que suceda en tu patria”. “¿Qué puedo hacer?” le contesté. El viejo levantó la cabeza y agitó el agua azul de sus ojos: “Vence al mal con el bien. Ahoga al nacionalismo en amor, verdad y belleza”. Ens hi posem, mamà?
El teu fill que t’estima…
Pepe
Fuente: https://www.dolcacatalunya.com/2016/09/nacionalismo-explicado-madre/
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