Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

martes, 23 de abril de 2013

LA IZQUIERDA PELIGROSA, por Juan J. Molina



El hecho de no entender los mecanismos de la democracia o lo que es peor, no aceptarlos, es evidente en una gran parte de la izquierda española. Desde la segunda república, la izquierda ha decidido que la derecha no puede gobernar este país por las buenas, aunque haya conseguido dicho derecho en las urnas y democráticamente:
*Se suele decir que la Segunda República se proclamó tras una victoria electoral republicana. Nada más lejos. En las Elecciones Municipales del 12 de abril de 1931, los republicanos obtuvieron 5.775 concejalías frente a las 22.150 conseguidas por los monárquicos. El número de concejales monárquicos casi cuadruplicaba al de concejales republicanos.
Sin embargo, el voto republicano se concentró en las ciudades, obteniendo la victoria en la mayor parte de las capitales de provincia, lo que sembró la euforia entre los partidarios de la caída de la monarquía y sembró el desánimo en la Corte de Alfonso XIII, que dos días después de los comicios partía hacia Cartagena y de allí hacia el exilio para evitar que un conflicto entre monárquicos y republicanos acabase en un baño de sangre: “quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil”, afirmaba el monarca en una carta publicada el 17 de abril por el diario ABC.
La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil-Robles, gana las Elecciones Generales del 19 de noviembre de 1933 -las primeras elecciones de la historia de España en las que votan las mujeres-, obteniendo 115 diputados. La segunda formación más votada, el Partido Radical, obtiene 102, y la tercera, el PSOE, se queda con 59. A pesar de los resultados, la izquierda amenaza con una insurrección si la CEDA forma gobierno. La izquierda más extremista ni siquiera espera a que ocurra tal cosa: los anarquistas de la CNT inician el 8 de diciembre de 1933 un levantamiento golpista disfrazado de huelga general, que se salda con 89 muertos y 163 heridos, atentados con explosivos, destrucción de archivos, quema de iglesias y atentados contra vías férreas, puentes, líneas telegráficas y telefónicas. El acto más grave de esa intentona golpista es el descarrilamiento del tren rápido Barcelona-Sevilla en Punzol (Valencia), un atentado terrorista que mata a 23 pasajeros y deja 38 heridos.
El 18 de diciembre el Presidente de la República, Alcalá Zamora, ignora los resultados electorales y encomienda la formación de un nuevo gobierno a Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, el segundo más votado. La CEDA se pliega a las amenazas de la izquierda y decide apoyar el gobierno de Lerroux. Sin embargo, en el otoño de 1934 la CEDA exige a Lerroux que le permita participar en el gobierno. Alcalá Zamora lo acepta y el 4 de octubre entran tres ministros de la CEDA en el ejecutivo de Lerroux. Al día siguiente, el PSOE pone en marcha una nueva intentona golpista bajo el disfraz de una huelga general. En Madrid miembros armados del sindicato del PSOE, la UGT, intentan asaltar -sin éxito- los edificios de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de la Gobernación. En diversas zonas de España la intentona golpista se traduce en una semana de violencia, lo que obliga al gobierno a hacer intervenir al Ejército. El golpe se salda con más de un millar de muertos, entre ellos 35 sacerdotes asesinados por los golpistas. Se trata del levantamiento armado más grave sufrido por la Segunda República antes del 17 de julio de 1936.
La sangrienta experiencia revolucionaria de octubre de 1934 no es un caso aislado en la actitud del PSOE hacia la Segunda República. Basta con repasar los incendiarios discursos de Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT hasta 1938 y presidente del PSOE entre 1932 y 1935. Ya el 23 de noviembre de 1931, cuando ocupaba el cargo de Ministro de Economía y ante la posibilidad de que se disolviese el gobierno por falta de apoyos parlamentarios, Largo Caballero advirtió: “No puedo aceptar la posibilidad, que sería un reto al partido, y que nos obligaría a ir a una guerra civil“. En febrero de 1933 vuelve a repetir su amenaza: “Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”. En agosto evidencia en otro acto del PSOE lo que opina de la República: “Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista“.
En plena campaña para las Elecciones del 19 de noviembre de 1933, Largo Caballero vuelve a mostrar su peculiar talante: “El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder“. El 5 de octubre de 1934, como acabamos de ver, cumplió con creces su amenaza, cuatro días después de afirmar en un mitin en Madrid lo siguiente: “Nuestro partido, es ideológicamente, tácticamente, un partido revolucionario… cree que debe desaparecer este régimen“.
Tras esa intentona golpista, Largo Caballero es detenido. El 1 de diciembre de 1935 es puesto en libertad. De cara a las Elecciones Generales de febrero de 1936, el presidente del PSOE continúa con sus soflamas golpistas. El 19 de enero de 1936 afirma en un mitin en Alicante: “si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada”. Al día siguiente, en otro mitin socialista en Linares (Jaén), aclara todavía más su posición respecto de la República: “la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución“. El 10 de febrero, en el Cine Europa de Madrid, declara sin rodeos: “estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”. En ese mismo mitin Largo Caballero deja claro lo que entiende por “nuestra democracia” con estas palabras: “Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos.”
Los dirigentes de esos partidos y sindicatos eran los líderes de los mismos partidos y sindicatos de izquierda que ahora nos gobiernan cuando ganan las elecciones, y que no dejan gobernar cuando las pierden, dejando patente que los vicios antidemocráticos y totalitarios que anidan en sus raíces aún siguen vivos. Desde la llegada de la democracia la izquierda a seguido con sus vicios antidemocráticos, después de 40 años de dictadura militar/católica y cuando por fin parecía que podíamos tener un sistema político libre de totalitarismos, comprobamos como una y otra vez, cada vez que la izquierda pierde unas elecciones es incapaz de soportar el periodo de oposición de una manera sosegada, muy al contrario, se dedica a alentar movimientos ciudadanos de toda índole con la única idea de sabotear la acción de gobierno de la derecha. A mí tampoco me gusta la derecha, pero si me gusta la democracia, no ésta que tenemos creada a gusto y disfrute de la casta política que nos gobierna desde la caída del dictador franco, preferiría una democracia consensual, evolucionada y dirigida por políticos de talante más liberal y solidario, pero en fin, esto es lo que tenemos y más vale que no lo destrocemos a patadas como hacen los políticos de izquierda, con la única finalidad de acaparar el poder sí o sí.
Corroborando estas afirmaciones, por otra parte muy duras hacia la izquierda, cualquiera puede comprobar que la mayoría de los grupos y actos terroristas en nuestra democracia, exceptuando los islamistas, provienen de grupos radicales de izquierda de carácter marxista y nacionalista como ETA, Terra Lliure, Exercito do poblo gallego y Grapo  de extrema izquierda. Todos los movimientos sociales de carácter más o menos reivindicativo e incluso violento o coactivo, tienen adscripción de izquierdas, con acciones como intentar  tomar el congreso o coaccionar a políticos en sus propias casas. La izquierda en nuestro país tiene patente de corso, cualquiera de estos atentados contra las reglas del sistema democrático que vinieran desde un ámbito radical de derechas, hubieran sido catalogados como lo que son en realidad, atentados y actos ilegales, sin embargo, la actitud de los partidos y los políticos de izquierda respecto a estos actos no es solo laxa y benevolente, sino que en bastantes ocasiones son apoyados y entendidos como una forma aceptable de protesta.
Si este despropósito continua, más pronto que tarde los radicales de derechas, que por suerte suelen matar el tiempo bebiendo cervezas y viendo futbol, empezarán a ver la violencia como un acto político tan justificable como los de izquierdas ven sus violencias y coacciones. Volveremos a solucionar nuestros problemas en las calles, a tiros, navajazos y bombazos.  Todo un logro de esta visión benevolente por parte de la izquierda que, de manera infantil, supone que la violencia solo tiene una dirección y esta es siempre a su favor. No cabe un pensamiento más estúpido y peligroso que éste, la izquierda juega con fuego y lo peor es que cuando no puedan controlarlo, terminaremos quemándonos todos.
·         Fuente consultada sobre la República: http://www.outono.net/elentir/2011/04/14/cosas-que-posiblemente-no-te-han-explicado-sobre-la-segunda-republica/

domingo, 21 de abril de 2013

España, 2013: hambre en Andalucía, por Carlos Sánchez



 
La geografía del hambre es dispersa. Pero no tiene nada que ver con el capricho de los dioses. Ni, por supuesto, con un cierto determinismo histórico. Tampoco con condicionantes geográficos, naturales o culturales. El hambre -o la ausencia de un mínimo nivel de bienestar general- hay que vincularlo, fundamentalmente, con elentramado institucional de un territorio. En última instancia con la democracia. Las sociedades mejor organizadas son, de hecho, las que han alcanzado mayores niveles de prosperidad material.
Eso explica, por ejemplo, y como ha evidenciado el economista Carlos Sebastián*, que en 1960, en plena descolonización, el África subsahariana tuviera un nivel de PIB per cápita superior al de muchas zonas del Extremo Oriente o de Asia central.
Sin duda que el precipitado y caótico proceso descolonizador tuvo mucho que ver con el súbito empobrecimiento de la región. Cuando las potencias europeas ocupantes abandonaron África, no se preocuparon de dejar a la población africana nicapital humano ni equipamiento en infraestructuras, lo que determinó su futuro inmediato. Hoy, como se sabe, África subsahariana es la región más pobre del planeta.
No hay que irse tan lejos para encontrar un proceso de empobrecimiento similar. Desde luego no con la misma intensidad y desgarro humano, pero sí, igualmente, significativo que pone de relieve la importancia de la calidad de las instituciones.
Aunque cueste creerlo, Andalucía era la región más rica de España en 1800, tanto en relación al peso de su PIB respecto del conjunto del país (el 25,7%) como por su riqueza per cápitaAunque cueste creerlo, y como han demostrado diferentes estudios, Andalucía era la región más rica de España en 1800, tanto en relación al peso de su PIB respecto del conjunto del país (el 25,7%) como por su riqueza per cápita. De hecho, y como han sugerido algunos historiadores, Andalucía lo tenía todo para ser la cuna de la revolución industrial en España. Nunca lo fue.
Como sostiene el historiador Jiménez Blanco**, el desinterés de su clase dirigente por todo lo que no fuera conservar supatrimonio territorial, llevó a la frustración y a la decadencia, y eso explica que al comienzo de la Transición política Andalucía representara ya tan sólo el 12,5% del PIB de España, la mitad que dos siglos antes. Algún tiempo antes, intelectuales comoAlfonso Carlos Comín, Alfonso Grosso y Armando López Salinas habían escrito libros seminales como Noticia de Andalucía Por el Río Abajo, en los que se denunciaban las condiciones de vida de la región.
Razones políticas y económicas
El libro de Comín y otros muchos publicados durante la Transición pueden justificar en parte que Andalucía ocupara el centro del debate nacional. No sólo por razonespolíticas (el referéndum del 28-F o el hecho de que los máximos dirigentes del PSOE fueran sevillanos), sino también económicas. La región más pobre del país se enfrentaba a su futuro en una España democrática. Lo mejor estaba por llegar.
Y lo cierto es que en la región se han invertido decenas de miles de millones de euros en los últimos años. Precisamente, para vencer el subdesarrollo y darle la vuelta a la situación. Unas veces con ahorro interno y otras con fondos procedentes de la Unión Europea destinados a mejorar la renta de los territorios más desfavorecidos. Era, sin duda, una cuestión de justicia histórica recuperar el tiempo perdido en la región más poblada del país.
Tres décadas después, el resultado no puede ser más estremecedor. Andalucía representa hoy el 13,4% del PIB nacional, apenas un punto más que hace 30 años, pese a que la región ha consumido buena parte de los recursos públicos. Y aunque es verdad que sus niveles de bienestar material han crecido de forma significativa, lo cierto es que hoy su nivel de  prosperidad no ha supuesto ningún avance respecto del que se ha producido en otras regiones del país pese a que los recursos con los que ha contado han sido muy superiores. O dicho en otros términos, no ha habido ninguna mejora relativa. Andalucía, junto a Extremadura, continúa siendo el territorio con menor renta per cápita del país: 16.960 euros. O lo que es lo mismo, un 25% menos que la media de España.
Andalucía lo tenía todo para convertirse en la cuna de la revolución industrial en España. Nunca llegó a serloEste fracaso colectivo de la región, con un Gobierno monocolor desde que Andalucía logró la autonomía, es lo que justifica un decreto de próxima aparición promovido por la Junta que golpea la conciencia de cualquier bien nacido. No por lo que encierra, sino por lo que delata. Las familias andaluzas podrán acogerse a una norma que garantiza que los niños pobres puedan recibir tres comidas al día.
La frustración de un pueblo
Ocurre en España y ocurre en 2013, lo cual demuestra el fracaso de una región gobernada durante décadas por una casta -nunca mejor empleada esta expresión- que ha convertido la política en un gigantesco teatro de la demagogia y del oportunismo. Lo curioso del caso es que se presenta la medida como un gesto progresista de solidaridad, cuando en realidad lo que deja entrever es la frustraciónde un pueblo condenado a la beneficencia pública. Precisamente, por la ausencia de políticas generadoras de puestos de trabajo y de riqueza. La cultura de la subvención y del clientelismo como supremo instrumento de acción política. La región que más necesita la inversión extranjera para aligerar su ingente carga de pisos vacíos es, paradójicamente, la que pone más barreras de entrada.
Un auténtico fracaso colectivo que parece desconocer que la pobreza no es sólo un fenómeno de carácter económico vinculado a la falta de comodidades y al sufrimiento. La pobreza es también una condición social y psicológica que convierte a los ciudadanos en súbditos. Aunque no sólo eso. Como han puesto de manifiesto innumerables estudios, el trabajo es el principal elemento de integración social. La posición de cada uno en la sociedad viene dada por lo que es, no por lo que no es. Y cuando no solamente se está parado sino que, además, hay que recurrir a la beneficencia pública, es que la fractura social existe. La democracia es una estafa.
Andalucía se ha metido en una espiral destructiva de la que es incapaz de salir. Que seis de cada cien niños estén en riesgo de exclusión social, no es más que el reconocimiento del fracaso del partido que lleva tres décadas gobernandoLos programas burocráticos de asistencia a los desfavorecidos, como sosteníaAnthony Giddens, el padre de la Tercera Vía, pueden contribuir a aliviar la situación de penuria, pero también pueden reforzarla. Las personas pasan a depender de sistemas de asistencia que les resultan ajenos y sobre los que ejercen escaso control democrático. El subsidio estructural aleja a quien lo recibe de la cosa pública, toda vez que percibe su propia subsistencia como ajena a los estándares de vida cotidiana. La pobreza es individual, el trabajo socializa.
La caridad no es un derecho subjetivo vinculado a una contribución inicial -como es el seguro de desempleo- sino que despoja de su esencia al ciudadano. En feliz expresión del sociólogo Ulrick Beck, el pobre, transita por una zona gris del ir y venir que lo deja a merced de los gobernantes.
Andalucía se ha metido en una especie de espiral destructiva de la que es incapaz de salir. Y el hecho de que seis de cada cien niños se encuentren en riesgo de exclusión social, es decir, de pobreza extrema, como ha admitido la consejeraSusana Díaz, no es más que el reconocimiento del fracaso de un partido que lleva tres décadas gobernando, y que ha hecho de la caridad, de la beneficencia, su razón de ser.
Carlos SebastiánSubdesarrollo y esperanza en África. Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores. 
** José Ignacio Jiménez Blanco. Las raíces agrarias del crecimiento económico andaluz y el grupo Larios. Asociación Española de Historia Económica.

miércoles, 17 de abril de 2013

Políticas científicas racistas en la República de Weimar. Paco Fernández.

Grotjahn fue miembro del SPD (Partido Socialdemócrata alemán)  desde 1921 hasta 1924 y miembro del Reichstag . También fue el autor de la sección de política de salud de Görlitz programa del SPD de 1922.
Por si alguien dudaba del origen y la ideología subyacente en todo el proyecto nacional socialista de Hitler.
El programa de exterminio de los judíos de Europa por parte del régimen nazi se fundamentaba en una doctrina de la superioridad racial de los arios que exigía la desaparición de las subrazas, especialmente, la judía. Esta se presentaba como un obstáculo cuasi metafísico para la consecución del ideal nacionalsocialista. El proyecto T4 fue el comienzo de un proceso que alcanzó su punto álgido con la Solución Final (Endlösung Der Judenfrage). Ahora bien, la higiene racial no fue un invento nazi. La primera cátedra fue creada durante la República de Weimar. En 1923, Fritz Lenz fue elegido catedrático de higiene racial en la Universidad de Múnich. En 1927, los responsables de las políticas científicas de Weimar volvieron a insistir en la cuestión y crearon el Instituto Emperador Guillermo de Antropología, Herancia Humana y Eugenesia, con Eugen Fischer como director. Así, ya en los tiempos de la República de Weimar, antes de la llegada de Hitler al poder, se incubaba en Alemania el contexto "científico" que serviría para fundamentar y legitimar el antisemitismo y las acciones posteriores contra los judíos: desde la segregación y la discriminación hasta la deportación y, finalmente, el exterminio. A partir de estudios estadísticos, Baur, Fischer y Lenz, en una obra de 1921 llamada Herencia e higiene racial humana, establecieron que la raza judía era inferior a la raza nórdica. Se comenzó a fraguar la idea de un programa eugenésico tal y como señala Lenz citando al portavoz de la política sanitaria de la socialdemocracia alemana Alfred Grotjan: "Hay que influir en el proceso de la naturaleza humana mediante la enseñanza de una teoría y una práctica eugenésica, y debe hacerse de una forma racional que impida eficazmente la reproducción de los constitutivamente inferiores".

lunes, 15 de abril de 2013

DESDE IU SE EXALTA EL EXPOLIO CONTRA UN SÍMBOLO DE LA CULTURA DEL ESFUERZO Mientras Sánchez Gordillo se dedica al saqueo, Mercadona crea riqueza y empleo, POR


DESDE IU SE EXALTA EL EXPOLIO CONTRA UN SÍMBOLO DE LA CULTURA DEL ESFUERZO

Mientras Sánchez Gordillo se dedica al saqueo, Mercadona crea riqueza y empleo


Ayer fue noticia el robo en un supermercado de Mercadona en Écija (Sevilla) y la agresión contra dos de sus empleadas por parte de un grupo encabezado por el diputado autonómico de Izquierda Unida Juan Manuel Sánchez Gordillo. Además de un delito en toda regla,la acción de robo y agresión liderada por Sánchez Gordillo es todo un reflejo de la distinta forma de entender la economía que tienen él y Mercadona: la cultura comunista del saqueo contra la cultura de la competitividad, de la excelencia y del esfuerzo.
Para entenderlo basta con remitirse a la web del Ayuntamiento de Marinaleda -localidad de la que Sánchez Gordillo es alcalde desde 1979, 33 años nada menos- y a la web de Mercadona.
Marinaleda: una ‘utopía’ comunista basada en el saqueo y la coacción
Empecemos por el ayuntamiento andaluz. Además de jactarse de la ocupación ilegal de tierras (ante la que cedió el gobierno socialista de Felipe González por miedo a que los alborotadores de Sánchez Gordillo echasen a perder la Expo 92 de Sevilla, tal como habían amenazado), también explica su peculiar técnica para construir viviendasprimero expropiamos y luego municipalizamos miles de metros en los alrededores de nuestro municipio. Una vez que tuvimos suelo nos pusimos a reivindicar ante el Gobierno Central y el Autonómico dinero para hacer viviendas.” La forma de “reivindicar” ese dinero la explica este charlatán de la política en el siguiente vídeo:
Transcribo por si alguien tiene dificultades auditivas:
“En caso de que todos los vecinos decidan una cosa y no haya dinero para hacerla, nosotros tenemos claro lo que tenemos que hacer: inmediatamente nosotros nos tenemos que movilizar para conseguirla. Por ejemplo: si nosotros decimos que necesitamos viviendas y vamos al Consejero de la Vivienda y no nos da viviendas, decimos: consejero, queremos viviendas. Si el Consejero dice: no hay dinero, nosotros decimos: Consejero, si no hay dinero, mañana te ocupamos la Consejería. Entonces el Consejero encuentra dinero y así conseguimos los objetivos que nos proponíamos.”
Así pues, la “utopía” roja de Sánchez Gordillo en Marinaleda consiste en pisotear el derecho a la propiedad y en coaccionar a las demás administraciones para que sostengan ese experimento comunista. Obvia decir que esas administraciones sostienen tal experimento con el dinero que pagamos los contribuyentes. Así funciona la ‘utopía’ de Marinaleda.
En 15 años la población de Marinaleda aumentó un 5,94% y el presupuesto municipal un 337,06%
Según la Wikipedia, en 1996 esa localidad tenía 2.622 habitantes. En 2011 su población había crecido poco: 2.778. Paralelamente, los presupuestos anuales de su ayuntamiento han pasado de 1.057.180 euros en 1995 a 4.260.517 euros en 2011. Es decir, desde mediados de los 90 la población de Marinaleda ha crecido un 5,94% y su presupuesto municipal un 337,06%. En Marinaleda, un pequeño pueblo sin grandes empresas, el gasto municipal por habitante es de 555,09 euros. En Vigo, la ciudad más grande de Galicia, con un enorme suelo industrial y numerosas empresas, es de 139,60 euros por habitante.
Entre 1995 y 2011 el dinero de otras administraciones para Marinaleda aumentó un 346%
Los detalles de los presupuestos anuales también revelan hasta qué punto Sánchez Gordillo se ha tomado en serio eso de que su experimento comunista se mantenga a costa del dinero de los demás: en 1995 las transferencias del resto de administraciones al Ayuntamiento de Marinaleda fueron de 745.904 euros; en 2011 ya alcanzaban los 3.332.960 euros: han crecido un 346%. De pagar una media de 248 euros por cada habitante de Marinaleda a mediados de los 90, las demás administraciones públicas han pasado a pagar 1.199 euros por habitante en 2011. En 1995 esas transferencias eran el 70,55% del presupuesto municipal de Marinaleda: en 2011 ya ascendían al 78,22%. En Madrid, en el mismo año y teniendo en cuenta todas las infraestructuras del Estado que tiene la capital, esas transferencias no llegaron en 2011 al 29% del presupuesto municipal (un 28,44%, para ser más exacto).
Su población apenas crece, pero Marinaleda cobra ya un 192% más en impuestos y tasas
En cuanto a la presión fiscal, la suma de ingresos municipales vía impuestos directos,impuestos indirectos y tasas municipales en Marinaleda en 1995 fue de 216.820,39 euros: una media de 82,69 euros por habitante. En 2011 el Ayuntamiento de Marinaleda ingresó por esas vías 633.557,45 euros, una media de 228,06 euros por habitante. En resumen: desde 1995 a 2011 la recaudación vía impuestos y tasas en Marinaleda aumentó un 192% pese a que el número de habitantes creció sólo un 5,94%.
Una ‘utopía’ dirigida a que los ciudadanos dependan por completo del ayuntamiento
El cuadro que dibujan las cuentas de Marinaleda es muy revelador, porque demuestra que el experimento de Sánchez Gordillo se basa en exprimir cada vez más a los habitantes de su pueblo y, sobre todo, a las demás administraciones, es decir, a los contribuyentes del resto de España. Así pues, no es extraño que el diputado comunista se jacte de entrar a robar en un supermercado de Mercadona, como si esto fuese algo normal e incluso legítimo: de hecho su experimento “utópico” se basa en eso mismo, en saquear a los contribuyentes, con el único fin de hacer que los habitantes de Marinaleda sean totalmente dependientes de su ayuntamiento: clientelismo político en estado puro.
Mercadona da trabajo a 70.000 personas, todas con contratos fijos
Veamos ahora el caso de Mercadona. La empresa se fundó en 1977, dos años antes de que Sánchez Gordillo se convirtiese en alcalde de Marinaleda. Según la Wikipedia, en 1981 Mercadona sólo tenía 8 tiendas de ultramarinos en Valencia. A pesar de la dura competencia de cadenas francesas como Alcampo y Carrefour, la empresa española comenzó su expansión y hoy en día, según su web, tiene una red de 1.383 supermercados que da trabajo a más de 70.000 personas, todas ellas con contratos fijos.
A pesar de la crisis, en 2011 creó 6.500 nuevos puestos de trabajo
A pesar de la situación de crisis y del constante aumento del paro en España, en 2011 Mercadona creó 6.500 nuevos puestos de trabajo, con una facturación de 17.831 millones de euros (un 8% más que en 2010) y un beneficio neto que creció un 19%. De los 922 millones de euros de beneficio bruto obtenidos en 2011, 223 millones de euros fueron a sus trabajadores (más de 3.000 euros por cabeza aparte del sueldo) en concepto de prima por objetivos, la empresa pagó 225 millones de euros en concepto de impuestos, y los 474 millones de euros restantes se dedicaron, en su mayor parte y tras descontar la retribución de dividendos a los accionistas, a incrementar los recursos propios de la compañía. Todo eso es posible, además, con unas medidas muy admirables de conciliación de la vida laboral y familiar. Es por ello que el presidente de Mercadona Juan Roig recibió en 2010 el Premio Príncipe Felipe a la Excelencia Empresarial por “su carácter emprendedor e innovador, que ha convertido a la empresa Mercadona en una empresa pionera por sus buenas prácticas de recursos humanos y responsabilidad social corporativa, además de su apuesta por una política de sostenibilidad medioambiental”.
El presidente de Mercadona explica su receta: “la cultura del esfuerzo y del trabajo”
El secreto del éxito de Mercadona lo explicó Juan Roig el año pasado, cuando animó a“pasar de la cultura del maná a la cultura del esfuerzo y del trabajo”. Roig señaló que se ha generado “una sociedad sobre la base de la reducción del esfuerzo, sobre la base de que el maná nos dará lo que necesitamos”Precisamente esa cultura del maná, o mejor sería llamarla cultura del saqueo, es la que inspira al comunista Sánchez Gordillo. Es lógico que un modelo de éxito fruto de la economía de mercado -ese capitalismo que odian tanto los nostálgicos del Muro de Berlín- sea objeto de las iras de un tipo que sostiene una ideología trasnochada que ya ha dejado en la ruina a países enteros. El caso es que si no hubiese emprendedores como el presidente de Mercadona y contribuyentes que pagan con su esfuerzo los impuestos de los que vive Marinaleda, comunistas como Sánchez Gordillo no tendrían a quien saquear y su experimento “utópico” se iría a garete. Ésa es la cruda realidad.
P.D.: he corregidos los datos de transferencias de administraciones públicas a Marinaleda, ya que me había olvidado de sumar las transferencias de capital. Así pues, el total de transferencias es mucho mayor del que había señalado inicialmente.

LA FALACIA DE LA VENTANA ROTA


«Todos sabemos qué hacer, lo que no sabemos es cómo ser reelegidos si lo hacemos». Por Juan Manuel López Zafra


«Todos sabemos qué hacer, lo que no sabemos es cómo ser reelegidos si lo hacemos».



Acabar con el desastre

Una de las características más interesantes de la actual crisis de deuda es la reapertura de un debate que los economistas de las dos escuelas de pensamiento mayoritarias -keynesianos y monetaristas- se habían preocupado de ocultar. Efectivamente, los primeros acabaron aceptando como mal menor que la política monetaria -aumentar la oferta de dinero artificialmente y controlar los tipos de interés- tenía su sentido, y los seguidores de Chicago, a su vez, admitieron las tesis keynesianas de que un cierto nivel de gasto público sostenido puede ser un activador de la demanda. Un buen día, la política de manipulación de los tipos de interés de los bancos centrales y el aumento desmesurado de la deuda pública convergieron en el desastre que algunos economistas llevaban tiempo augurando.

Desde hace más de 70 años la escuela keynesiana ha promocionado el gasto público como vía de solución a las crisis. «Es precisamente gracias a los hombres desempleados y al equipo sin utilizar, y nada más, que podremos hacer estas cosas», escribió Keynes. Ante la falta de acción del sector privado, sólo las obras públicas pueden recuperar la economía. No cabe duda que el planteamiento, rompedor en su época, tiene su atractivo. Todo el mundo entiende que los precios fluctúan, en un mercado libre, de acuerdo con la oferta y la demanda. Sin embargo, al tener el control de la emisión de moneda y actuar como «prestamistas de última instancia», en expresión del periodista inglés Walter Bagehot que ha hecho fortuna, los bancos centrales tienen la potestad de fijar, discrecionalmente, los tipos de interés e intervenir de esa manera en las decisiones de gasto e inversión de empresas y particulares, aumentándolos para enfriar la economía y reduciéndolos para estimular el consumo.

Esos son los dos mecanismos básicos por los que se han regido las economías avanzadas durante los últimos 60 años, buscando soluciones claramente cortoplacistas para situaciones excepcionales. Pero los estados no tienen ya fondos para invertir en obra pública (ésta era la condición de Keynes) y han decidido comerse el ahorro de las generaciones futuras mediante la emisión de deuda pública. Al tiempo, los bancos centrales no tienen margen para bajar más los tipos de interés y en casi todos los casos han optado por la emisión de moneda. Y ha sido la aplicación excesiva de políticas de estímulo la que ha llevado a la situación en la que nos encontramos, como bien recordaba David Stockman, ex director de Presupuestos con Ronald Reagan, hace dos semanas en The New York Times.

El panorama parece sombrío. Sin ahorro real para financiar inversión del Estado, sin margen para reducir los tipos ¿queda alguna posibilidad? La respuesta es sí. Claro que hay alternativas. Además de la necesaria austeridad presupuestaria (que consiste no en subidas de impuestos, sino en el imprescindible adelgazamiento del Estado), sólo hay una forma de hacerlo: fijar el valor de la moneda a un patrón de referencia. En ese sentido, el euro ha jugado en parte ese papel, al obligar al político a renunciar a su siempre excesiva propensión al gasto; sin embargo, las continuas renegociaciones de los niveles fijados de déficit (que en la práctica se traducen en fracturas de la credibilidad de aquellos países que lo incumplen) hacen que, a pesar de sus innegables ventajas, el patrón euro sea laxo en exceso. 

John Cochrane, de la Booth School of Business, considera que es necesaria la existencia de algún tipo de patrón de referencia para evitar la peligrosa monetización (compra de deuda pública por los bancos centrales) en la que nos encontramos. Sin embargo, se muestra reacio a un retorno al patrón oro clásico por su desconexión actual con los precios de los bienes que se desean proteger, y el hecho de ser físicamente limitado. Así, considera más apropiada la emisión de bonos indexados a la inflación, protegiendo de este modo el valor del dinero y «proporcionando automáticamente más dinero cuando exista demanda real del mismo, como en la crisis financiera». Caben dos críticas a esta postura: los políticos siempre podrán modificar la referencia, el índice de precios empleado, y no impide la compra masiva de deuda por los bancos centrales.

Por ello, sólo la combinación del patrón oro con un retorno al coeficiente de caja del 100% por parte de los bancos podrá evitar la sucesión de burbujas que venimos padeciendo. Es cierto que el oro, que siempre ha sido el patrón de referencia de la moneda en circulación, adolece de algunos problemas. Una vuelta al patrón metálico no solucionaría de raíz los problemas de inflación/deflación de la moneda, pues los bancos centrales podrían seguir comprando deuda pública contra su oro acumulado, facilitando de este modo la progresión de la emisión de deuda. Y también es cierto que los gobernantes (hoy representados, en este terreno, por los bancos centrales) siempre han sucumbido a la tentación de la modificación de la referencia: «La onza de oro pasará de valer hoy 1.000 euros 1.100» ha sido un mensaje recurrente a lo largo de los tiempos. Y si en la antigüedad se financiaron guerras por esa vía, hoy se financiarían esas obras públicas «imprescindibles para estimular la economía».

No, no es ésta quizá la mejor solución; puede que estén equivocados economistas como Huerta de Soto, Fekete, Zoellick (quien ya en 2010 abogó por una lanzar un Bretton Woods II, con el oro como patrón de base), o Mundell, premio Nobel de Economía que defiende la necesidad de llegar al INTOR, moneda única a nivel internacional respaldada por el oro. Pero es sin duda una solución infinitamente mejor que la actual, en forma directa o mediante una cesta de metales preciosos. Son muchas las razones de su superioridad, pero hay una evidente: mientras que Bernanke, King, Kuroda y Draghi monetizan deuda cuando no imprimen directamente, una devaluación del patrón metálico siempre ha sido mal vista por la población, al ser considerada como una vía directa de pauperización.

Así pues, claro que hay solución. Una solución, que pasa por volver a asumir la responsabilidad como eje de las relaciones internacionales y como valor fundamental en el comercio. Responsabilidad con nosotros mismos, con nuestros hijos y con quienes más lo necesitan. Porque no olvidemos que la solución de nuestros problemas mediante cualquiera de las formas de emisión no hace sino incrementar precios, quizá ahora mismo no en nuestros bienes de consumo; pero sí en bienes básicos para el tercer mundo, como los alimentos.

Con niveles de endeudamiento del Estado superiores al 90% del PIB (un esfuerzo escaso, según los economistas keynesianos), hemos alcanzado lo que denominamos nivel de saturación. La distorsión añadida en el corto plazo que tales niveles de deuda provocan (expulsión del sector privado generador de empleo, necesarias subidas de impuestos a empresas y particulares para financiar el gasto, caídas del consumo, etcétera) son incompatibles con la actividad económica normal.

El cinismo imperante queda reflejado en la cita de Juncker: «Todos sabemos qué hacer, lo que no sabemos es cómo ser reelegidos si lo hacemos». No se trata, como constantemente proclaman algunos, de liquidar y castigar. Se trata de algo mucho más serio: de desenganchar el ciclo económico del ciclo político-electoral. De acabar con el desastre, definitivamente.

Juan Manuel López Zafra es profesor titular de la Universidad CUNEF.

domingo, 14 de abril de 2013

Cosas que posiblemente no te han explicado sobre la Segunda República. LA VERDADERA CARA DE LA IZQUIERDA ESPAÑOLA


Cosas que posiblemente no te han explicado sobre la Segunda República


Hoy es 14 de abril. Tal día como hoy, hace 80 años, se proclamaba la Segunda República, un régimen sobre el que se han difundido numerosas falsedades. A continuación ofrezco algunos datos que posiblemente no te hayan explicado sobre aquel régimen:
Una República instaurada tras una victoria electoral monárquica
Se suele decir que la Segunda República se proclamó tras una victoria electoral republicana. Nada más lejos. En las Elecciones Municipales del 12 de abril de 1931, los republicanos obtuvieron 5.775 concejalías frente a las 22.150 conseguidas por los monárquicosEl número de concejales monárquicos casi cuadruplicaba al de concejales republicanos.

Sin embargo, el voto republicano se concentró en las ciudades, obteniendo la victoria en la mayor parte de las capitales de provincia, lo que sembró la euforia entre los partidarios de la caída de la monarquía y sembró el desánimo en la Corte de Alfonso XIII, que dos días después de los comicios partía hacia Cartagena y de allí hacia el exilio para evitar que un conflicto entre monárquicos y republicanos acabase en un baño de sangre: “quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil”, afirmaba el monarca en una carta publicada el 17 de abril por el diario Abc.
Una Constitución aprobada sin referéndum y sin voto femenino
La Constitución de la Segunda República fue aprobada el 9 de diciembre de 1931 por las Cortes Constituyentes, elegidas el 28 de junio de ese año en unas elecciones en las que sólo pudieron votar los hombres (el voto femenino no fue aprobado hasta el 1 de octubre) y que dieron lugar a un parlamento con una insignificante presencia de la derecha. Para colmo de defectos, no se convocó ningún referéndum para aprobar esa Constitución. Las Cortes republicanas negaron al pueblo español su derecho a decidir sobre esa Carta Magna.
Dos diputadas socialistas en contra del voto femenino
En el otoño de 1931 se debatió la aprobación del voto femenino. En aquellas Cortes republicanas sólo había dos mujeres, que irónicamente no pudieron votar en las elecciones: Clara Campoamor, del Partido Radical, y Victoria Kent, del Partido Republicano Radical Socialista. La primera votó a favor del voto femenino, y la segunda en contra. En su discurso, Kent no dudó en basar su rechazo al voto femenino en una “cuestión de oportunidad para la República”, llegando a afirmar lo siguiente: “Si las mujeres españolas fueran todas obreras, si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un periodo universitario y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino.” Curiosamente, el mismo argumento se podría haber usado para rechazar el voto masculino…
El caso más esperpéntico de rechazo al voto femenino vino de Margarita Nelken, del PSOE, que resultó elegida diputada por Badajoz en las elecciones parciales celebradas el 4 de octubre de 1931. Nelken no dudó en mostrar su rechazo al voto femenino con estas palabras: “Poner un voto en manos de la mujer es hoy, en España, realizar uno de los mayores anhelos del elemento reaccionario”. Hoy en día la web del PSOE presenta a Nelken como una pionerapero no menciona su voto en contra del sufragio femenino. Las mujeres votaron por primera vez en unas Elecciones Generales el 19 de noviembre de 1933, dando la victoria por mayoría a la derecha y evidenciando el motivo sectario por el que buena parte de la izquierda se negó a apoyar este derecho de las mujeres.
Censura de prensa y duras limitaciones a la libertad de expresión
El Artículo 34 de la Constitución de la Segunda República afirmaba: “Toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, valiéndose de cualquier medio de difusión, sin sujetarse a previa censura.” Sin embargo, la Ley de Defensa de la República de 1931convirtió en delitos ciertos ejercicios de la libertad de expresión y de información, por ejemplo:
  • “La difusión de noticias que puedan quebrantar el crédito o perturbar la paz o el orden público”
  • “Toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones u organismos del Estado”
  • “La apología del régimen monárquico o de las personas en que se pretenda vincular su representación, y el uso de emblemas, insignias o distintivos alusivos a uno u otras”
Con ello, se impedía a cualquier ciudadano, asociación o medio de comunicación ejercer la crítica al gobierno o al régimen, lo que proporcionaba a la Segunda República normas represivas propias de una dictadura. En la práctica, esta ley supuso la instauración de una férrea censura previa, que llenó los periódicos de diverso signo de espacios en blanco bajo el título de “visado por la censura”.
Censura en el cine a escenas “lujuriosas” de abejas y flores
Durante la Segunda República también se censuraban las películas. La censura suprimía escenas de desnudos, aquellas que tuviesen una cierta carga erótica e incluso cualquier mención a la prostitución o a los homosexuales, como señalan María Antonia Paz Rebollo y Julio Montero Díaz en “Las películas censuradas durante la Segunda República. Valores y temores de la sociedad republicana española (1931-1936)”. En dicho trabajo se recogen, además, casos de censura en “una escena que recogía la cópula de las abejas”, o “una escena de una yegua y un caballo y otra en la que se fecundan las flores”, pues “se consideró que presentaban una tendencia lujuriosa”.
Censura política e ideológica en las obras de teatro
Durante la Segunda República también existía censura previa en las obras de teatro, incluso en las infantiles. Como señaló Manuel L. Abellán: “Autores, empresarios o representantes de las compañías teatrales elevaban una instancia con anterioridad al estreno de la obra.” En su trabajo se indica como diversas obras fueron censuradas por motivos políticos e ideológicos, e incluso suprimiendo críticas al gobierno.
La Ley de Vagos y Maleantes, un invento de la Segunda República
Hay mucha gente que piensa que la tristemente famosa Ley de Vagos y Maleantes fue un invento del franquismo, pero la realidad es que fue promulgada el 4 de agosto de 1933, durante la Segunda República, y fue un proyecto del gobierno izquierdista de Manuel Azaña. Laversión original de la ley declaraba “en estado peligroso” a diversos individuos entre los que contaban los “vagos habituales”, los “ebrios”, “los que ocultaren su verdadero nombre” o incluso los que no justificasen la posesión del dinero que se hallase en su poder. Los castigos iban desde multas al internamiento, pasando por la pérdida del dinero y demás posesiones.
Un escudo monárquico para una bandera que no usó la Primera República
A diferencia de lo que muchos piensan, la bandera tricolor de la Segunda República no fue utilizada durante la Primera República (1873-1874), régimen que usó la bandera bicolor que había establecido Carlos III como bandera nacional en 1785. La Segunda República cambió el diseño de la bandera, pero irónicamente mantuvo el escudo con los cuarteles que representan a los reinos de Castilla, León, Navarra, Aragón y Granada, cuya unión ha simbolizado siempre el Reino de España. La Segunda República también mantuvo las Columnas de Hércules con la cinta luciendo el lema “Plus Ultra”, incorporado por Carlos V para simbolizar su Imperio. Simplemente, se suprimió el escusón con las flores de lis que representaban a la dinastía borbónica, y se sustituyó la corona real por una corona mural, elección muy inadecuada pues dicha corona se usaba tradicionalmente en diversos países -mayoritariamente monarquías- para timbrar los escudos de los municipios, y no de una nación.
Una Constitución que lesionaba la libertad religiosa
La Constitución de la Segunda República, en su Artículo 26, establecía la disolución de las órdenes religiosas que estableciesen un voto de “especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado”. Se proscribía así a las órdenes que hacían voto de obediencia al Papa. A comienzos de 1932, esa norma dictatorial se utilizó para disolver la Compañía de Jesús, nacionalizar sus bienes e iniciar una auténtica persecución contra sus miembros.
La Constitución de 1931 establecía, además, la disolución de todas las órdenes religiosas que “constituyan un peligro para la seguridad del Estado”. Con una afirmación así se abría la puerta a que cualquier gobierno se cargase toda orden que no complaciese los caprichos del poder. Además, dicha Constitución prohibió a las órdenes religiosas dedicarse a la enseñanza, una labor a la que los religiosos había dedicado enormes esfuerzos y que había permitido educarse a numerosas personas de las clases más humildes. Se trataba deun atropello en toda regla que violaba el derecho a la libertad de educación. Pero las medidas anticatólicas de esa Constitución no acababan ahí.
El Artículo 27 proscribió los cementerios religiosos, ya fueran católicos, judíos, protestantes, etc. Dicho Artículo también establecía lo siguiente: “Las manifestaciones públicas del culto habrán de ser, en cada caso, autorizadas por el Gobierno.” Se sometía así a la voluntad del poder el ejercicio de la libertad religiosa, suprimiéndola de facto.
Una República sin libertad de educación
El Artículo 48 de la Constitución de la Segunda República afirmaba: “La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana.” Como ya he señalado, se prohibía a las órdenes religiosas dedicarse a la educación. Al declarar la enseñanza laica se excluía a la religión del sistema educativo, algo que hoy en día violaría el Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El citado Artículo 48 de la Constitución de 1931 se limitaba a afirmar: “Se reconoce a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos.” Es decir, que la República reconocía a la Iglesia el derecho a enseñar su religión en sus parroquias, conventos o monasterios… pero incluso así esa enseñanza estaría sometida al control del Estado.
Significativamente, y en línea con las tesis de las logias masónicas -un poderoso y socialmente muy minoritario grupo de presión, pero al que pertenecían nada menos que 151 de los 470 diputados de las Cortes Constituyentes-, ese Artículo 48 reconocía la “libertad de cátedra” -es decir, que los profesores podían imponer sus opiniones y tesis ideológicas a sus alumnos- pero omitía toda mención al derecho de los padres a decidir la educación que deseaban para sus hijos, derecho históricamente denostado por la izquierda pero que hoy recoge el Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Cuando la derecha ganó las elecciones y no la dejaron gobernar
La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil-Robles, gana las Elecciones Generales del 19 de noviembre de 1933 -las primeras elecciones de la historia de España en las que votan las mujeres-, obteniendo 115 diputados. La segunda formación más votada, el Partido Radical, obtiene 102, y la tercera, el PSOE, se queda con 59. A pesar de los resultados, la izquierda amenaza con una insurrección si la CEDA forma gobierno. La izquierda más extremista ni siquiera espera a que ocurra tal cosa: los anarquistas de la CNT inician el 8 de diciembre de 1933 un levantamiento golpista disfrazado de huelga general, que se salda con 89 muertos y 163 heridos, atentados con explosivos, destrucción de archivos, quema de iglesias y atentados contra vías férreas, puentes, líneas telegráficas y telefónicas. El acto más grave de esa intentona golpista es el descarrilamiento del tren rápido Barcelona-Sevilla en Punzol (Valencia), un atentado terrorista que mata a 23 pasajeros y deja 38 heridos.
El 18 de diciembre el Presidente de la República, Alcalá Zamora, ignora los resultados electorales y encomienda la formación de un nuevo gobierno a Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical, el segundo más votado. La CEDA se pliega a las amenazas de la izquierda y decide apoyar el gobierno de Lerroux. Sin embargo, en el otoño de 1934 la CEDA exige a Lerroux que le permita participar en el gobierno. Alcalá Zamora lo acepta y el 4 de octubre entran tres ministros de la CEDA en el ejecutivo de Lerroux. Al día siguiente, el PSOE pone en marcha una nueva intentona golpista bajo el disfraz de una huelga general. En Madrid miembros armados del sindicato del PSOE, la UGT, intentan asaltar -sin éxito- los edificios de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de la Gobernación. En diversas zonas de España la intentona golpista se traduce en una semana de violencia, lo que obliga al gobierno a hacer intervenir al Ejército. El golpe se salda con más de un millar de muertos, entre ellos 35 sacerdotes asesinados por los golpistas. Se trata del levantamiento armado más grave sufrido por la Segunda República antes del 17 de julio de 1936.
La actitud golpista del PSOE durante la Segunda República
La sangrienta experiencia revolucionaria de octubre de 1934 no es un caso aislado en la actitud del PSOE hacia la Segunda República. Basta con repasar los incendiarios discursos de Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT hasta 1938 y presidente del PSOE entre 1932 y 1935. Ya el 23 de noviembre de 1931, cuando ocupaba el cargo de Ministro de Economía y ante la posibilidad de que se disolviese el gobierno por falta de apoyos parlamentarios, Largo Caballero advirtió: “No puedo aceptar la posibilidad, que sería un reto al partido, y que nos obligaría a ir a una guerra civil. En febrero de 1933 vuelve a repetir su amenaza: “Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”. En agosto evidencia en otro acto del PSOE lo que opina de la República: “Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista“.
En plena campaña para las Elecciones del 19 de noviembre de 1933, Largo Caballero vuelve a mostrar su peculiar talante: “El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder“. El 5 de octubre de 1934, como acabamos de ver, cumplió con creces su amenaza, cuatro días después de afirmar en un mitin en Madrid lo siguiente: “Nuestro partido, es ideológicamente, tácticamente, un partido revolucionario… cree que debe desaparecer este régimen“.
Tras esa intentona golpista, Largo Caballero es detenido. El 1 de diciembre de 1935 es puesto en libertad. De cara a las Elecciones Generales de febrero de 1936, el presidente del PSOE continúa con sus soflamas golpistas. El 19 de enero de 1936 afirma en un mitin en Alicante: “si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada”. Al día siguiente, en otro mitin socialista en Linares (Jaén), aclara todavía más su posición respecto de la República: la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución. El 10 de febrero, en el Cine Europa de Madrid, declara sin rodeos: “estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”. En ese mismo mitin Largo Caballero deja claro lo que entiende por “nuestra democracia” con estas palabras: “Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos.”