Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

martes, 18 de mayo de 2010

EL MAL ESPIRITU




Los grandes maestros espirituales enseñan a discernir entre el buen y mal espíritu que mueve las intenciones y conductas de los hombres. El buen espíritu es constructor y positivo, anima, fortalece, empuja hacia delante, hace crecer, estimula. Virgilio, en La Eneida, describe a unos remeros que vencen a contrincantes superiores a ellos y los expresa magníficamente diciendo: ‘possunt quia posse videtur’, ‘pueden porque están convencidos de que pueden’. El mal espíritu, por el contrario, amilana, encoge, paraliza, llena de miedos y temores las cavernas del alma, desanima el esfuerzo, convence de la propia impotencia.
Éramos ‘la ciudad alegre y confiada’ que describió Don Jacinto Benavente, parecía que ‘la nueva Jerusalén’ descendía sobre nosotros con sus muros de oro y piedras preciosas para nuestro disfrute eterno y , de pronto, se oscureció el cielo y los cuatro Jinetes, con la copa de ira en la mano, nos sacaron del sueño del bienestar y la seguridad engañosa. Nos encontramos endeudados y nuestros prestamistas dudaban de nuestra solvencia. Y cundió el desanimo, nos invadió el mal espíritu, porque nos daban a probar una amarga medicina y nos exigían un ayuno obligado penitencial. Vinieron tiempos de vacas flacas y estábamos desarmados.
Al mal espíritu solo se le combate con la virtud de la fortaleza, ‘agere contra’, actuando contra él, resistiendo sus embates, haciendo de la necesidad virtud, pisando suelo y afirmando los pies sobre la tierra, generando ánimo en la adversidad. Sin horizonte de futuro el mal espíritu es el dueño de la escena…
Muchos pensamos que nuestra crisis tiene sus orígenes más allá de la economía. Durante años hemos despilfarrado nuestra herencia moral, hemos marginado nuestra cultura cristiana y puesto a Dios en un rincón oscuro de la vida, hemos negado los valores que hacen a un hombre y a una sociedad dignos y los hemos sustituido por las normas del patio de Monipodio, donde el hampa reina: hemos mirado hacia otro lado cuando se trataba de corrupción, hemos rebajado los niveles de exigencia y calidad en la enseñanza, hemos avalado comportamientos fraudulentos, fomentado la codicia y renunciado a la excelencia. El bien particular prevaleció sobre el bien común. No somos inocentes. Nos hemos conformado con una democracia más formal que real. La democracia tiene contenidos si va de la mano del desarrollo humano de una sociedad: cuando las gentes tienen la capacidad de manejar la información fidedigna sobre la realidad, la pueden comprender, hacer juicios acertados y actuar en consecuencia responsablemente. Sin esto es imposible tomar decisiones acertadas. Se está a favor de la democracia cuando se está a favor del crecimiento y madurez de las personas, se favorece una información imparcial y una educación que capacite a las personas para entender, juzgar y actuar libremente en consecuencia. No sé de qué nos extrañamos ahora.
Pero lo alarmante es el desanimo, una enfermedad contagiosa del mal espíritu. Porque al mal espíritu le hemos abierto las puertas nosotros mismos. No se puede decir: ‘qué le vamos a hacer’, sino ‘qué vamos a hacer’. Lo primero corregir nuestros errores, lo segundo mirar al futuro, generar esperanza con ‘sangre, sudor y lágrimas’, movilizar energías y aunar fuerzas, promover iniciativas. Nadie puede jugar a ser ‘Don Tancredo’, el impasible, ni a descargar sobre hombros ajenos mi propia carga, y menos sobre los más débiles y pequeños. En las grandes crisis se pone a prueba el hombre y la sociedad.

Manuel Matos

4 comentarios:

  1. Enhorabuena por su blog. Lo he enlazado con el mío para estar al tanto de los artículos que vaya publicando. Un saludo

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  2. Muy bien Juanjo. Estoy completamente de acuerdo con los escritos de tu blog, tus quejas tus inquietudes tus ganas de protestar ante tanta injusticia como nos rodea me parece muy bien ,se nota claramente que sabes trasmitir tus inquietudes tus ideas y sentimientos, a través de la escritura , te animo para que sigas haciéndolo, es un buen método para descargar adrenalina y dejar constancia de la realidad vivida y la impotencia que se siente ante este tipo de situaciones que es tan grande que parece un muro infranqueable, la sociedad parece dormida, solo espera que alguien les lleve la solución a sus problemas a las puerta s de sus respectivas casas, la poca participación, la poca implicación por parte de la sociedad hace que el campo este abonado para esa casta de políticos que esta enraizada en nuestro País y que tanto daño nos ha hecho, mi pregunta es ¿ hasta cuando seguir escribiendo y escribiendo sobre los mismo temas , cuando la sociedad tomara conciencia de la necesidad de un gran cambio en el sistema? Escritos importantes y reales sin lugar a duda.
    En estos dos últimos años y desde muchos foros cada uno a su manera venimos diciendo lo mismo , algunos me atrevo a decir muchos años antes. mientras tanto el problema cada vez se esta enraizando mas y este barco tiene una vía de agua con peligro de hundimiento, busquemos formulas y comencemos a forjar un nuevo presente con un futuro mas halagüeño, todos o casi todos los que hacemos nuestros tus escritos tenemos que pasar a la acción antes de que el agua nos ahogue. Un saludo

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  3. Tienes razón, escribimos y nos quejamos mucho pero hacemos poco y lo peor es que el márgen de actuación es mínimo, apenas si quedan resquicios por donde pinchar y despertar a esta adormecida y tumefacta sociedad. En fin aún nos queda la palabra, pero me gustaría cambiar los deseos del poeta y decir: pido la revolución ahora y la palabra luego...

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