Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

miércoles, 15 de noviembre de 2023

ANÁLISIS DEL ACUERDO DE INVESTIDURA ENTRE PSOE Y ERC

Análisis del acuerdo de investidura entre Psoe y ERC:

ACUERDO ENTRE EL PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL Y ESQUERRA REPUBLICANA DE CATALUNYA PARA LA SEGUNDA FASE DEL PROCESO DE DIÁLOGO, NEGOCIACIÓN Y ACUERDO

 1. MARCO PREVIO Y ANTECEDENTES


En todo acuerdo y más en uno que se presume bilateral, se debe pedir respeto para los símbolos y las instituciones de ambas partes, más teniendo en cuenta que una de ellas, la nacionalista catalana veja y falta el respeto continuamente a los símbolos y a las instituciones nacionales de España, sin embargo, no se alude en absoluto al respeto que deben de tener los nacionalistas catalanes a los de España.

2. ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONFLICTO POLÍTICO


Equipara al mismo nivel la legitimidad parlamentaria con la constitucional, a sabiendas de que, en nuestro sistema político los Parlamentos están bajo la tutela de la Constitución y, por Ley no pueden legislar en contra de ésta, ni sobrepasar los límites que marca la Carta Magna. Un régimen de Monarquía parlamentaria y constitucional se basa en la supremacía legítima de la Constitución, equiparar los Parlamentos a la Constitución es una aberración, del mismo modo se podían equiparar a los ayuntamientos con los estatutos de autonomía, puesto que también son soberanía popular.


No cabe el reconocimiento como nación de Cataluña porque según la Constitución sólo hay una nación: la española y en todo caso, reconoce tres nacionalidades, entre ellas Cataluña. Por lo tanto, sólo cambiando la Constitución se podría otorgar el término nación a una nacionalidad.

3. ACUERDOS DE LA SEGUNDA FASE DEL PROCESO DE DIÁLOGO, NEGOCIACIÓN Y ACUERDO


Hay que empezar diciendo que nadie a judicializado la política, sencillamente unos políticos han cometido delitos y como es lógico, la justicia ha intervenido. En cuanto a la constitucionalidad de una Ley de amnistía, no voy a entrar en el debate porque no soy jurista, sólo diré que confío en que hayamos construido un Estado de Derecho lo suficientemente fuerte y fiable para parar cualquier intento de saltarse la Constitución.

 


El marco político de Cataluña en tanto que modifique su estatus tiene derivadas sobre la situación en que quedan el resto de nacionalidades, comunidades o regiones, por lo tanto, no pueden votar solo una parte, sino que debe opinar el conjunto.



Ese déficit se da en todas las regiones, si se va a paliar el déficit anual con Cataluña, se tendrá que hacer lo mismo con todas las comunidades, como se suele decir, o jugamos todos o se rompe la baraja.


Esto en palabras sencillas viene a decir que el estado pondrá el dinero para pagar la deuda que la Generalitat tiene con el Estado, así cualquiera paga sus deudas, si al que le debo el dinero me lo da para que le pague…Esto no es otra que una condonación de deuda camuflada.


 

Otro chiringuito para contratar personal y dirigido por la Generalitat, pero pagado con dinero de los presupuestos generales del Estado.


Si ese párrafo quiere decir lo que parece decir, es un auténtico despropósito, osea, que priorizaran las necesidades y mejoras de los ferrocarriles de Cataluña por encima de los de cualquier otro territorio.


En este párrafo se abunda en la priorización, mejora continua y financiación anual por parte del Estado de los planes de la Generalitat para sus ferrocarriles, por encima de todos los demás territorios.



 

En esta parte y para curarse en salud, se habla de una modificación legal para todas las comunidades que cifra directamente para Cataluña en el 20% de su deuda con el FLA, unos 15.000 millones de €, dejando muy claro que, a pesar de la condonación, si lo estiman oportuno volverán a pedir dinero al FLA, normal, si después se lo condonan.


Más Mossos pagados también por el Estado español.


Más juzgados y más dinero del Estado.


Más dinero para recursos penitenciarios.


Competencia exclusiva para la Generalitat en materia de investigación y desarrollo, pero eso sí, con financiación estatal.


Todo lo dicho anteriormente y dos millones más…


Traspaso de inmuebles de titularidad del estado a titularidad de la Generalitat, por la face.

Aparte de las cuestiones económicas que priorizan a Cataluña por encima del resto de territorios, lo que supone una discriminación entre ciudadanos de este país, lo más grave es el concepto de conflicto democrático entre Parlamentos y Constitución poniendo la legitimidad de ambos al mismo nivel, de manera que la Constitución queda abolida de facto pues lo que salga de los Parlamentos tiene derecho propio por encima de ella por ser soberanía popular, todo un despropósito ideológico y una carga de profundidad a nuestro sistema democrático.


domingo, 30 de julio de 2023

¿Es el momento de una izquierda liberal?

Ese espacio electoral está disponible y podría condicionar el futuro el país, en lugar de hacerlo Puigdemont o Bildu

                                                                                                                   Ilustración de Erich Gordon

No se pueden ganar unas elecciones ni influir en el resultado sin presentarse. Ese es el error de la izquierda liberal (me incluyo), que ha estado presente en los medios de comunicación y ausente en las papeletas que los ciudadanos podían escoger a la hora de votar; y que, por eso, como se lamentaba vanamente Felipe González, sigue hoy «huérfana de representación». La esperanza de esa izquierda se cifraba en reconstruirse en torno al PSOE después de la derrota de Sánchez. Eso no ha funcionado. Si esa izquierda liberal, además de escribir artículos sobre España y el Estado de Derecho cómo grandes ideas para una agenda progresista, se hubiera presentado a estas elecciones, tal vez tendríamos ahora en el Parlamento un partido de izquierdas con suficientes diputados para condicionar el curso del país, en lugar de que lo hagan Puigdemont o Bildu.  

El error de la izquierda liberal, que en parte nos ha conducido a esta situación, se podría todavía subsanar si se tuvieran que convocar nuevas elecciones en diciembre. Parece evidente que el 23 -J no fue «el momento» del Partido Popular de Feijóo.  La pregunta que queda por responder es si con el bloqueo político resultante, el horizonte de una posible repetición de elecciones generales y la seguridad, en todo caso, de unas europeas en junio de 2024, ha llegado el momento del regreso de una izquierda liberal a España, cuya esperanza ya ilusionó a los españoles durante la transición a la democracia.

Puigdemont con su abstención tiene ahora la llave de La Moncloa. El precio a pagar por el llamado «bloque progresista» está por tanto muy claro: un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Si Sánchez no incluye de nuevo de tapadillo (como acostumbra) este referéndum no podrá gobernar. Esa es la situación. Feijóo, por su parte, a pesar de haber ganado, lo tiene prácticamente imposible; porque el PSOE de Sánchez (nunca ha sido más suyo) jamás se abstendrá ni llegará a ningún pacto con el partido que lo desplazaría del poder. El resumen de todo esto es que solo hay dos salidas para el actual bloqueo, o bien un referéndum de autodeterminación en Cataluña (que Sánchez se encargará de disfrazar de otra cosa más adelante) o una repetición de elecciones en diciembre. 

En 1976 la letra de una canción del grupo Jarcha «Libertad sin ira» nos pedía que nos guardáramos nuestro miedo y nuestra ira «porque hay libertad/sin ira, libertad. /Y si no la hay sin duda la habrá». El 23 -J fue una fiesta de la libertad y de la democracia con una alta participación electoral en pleno verano, pero lo que también resulta evidente es que muchos españoles no se han guardado  aún ni su «miedo» ni su «ira» ni han olvidado que «hubo una guerra» en España como se decía en la letra de esa canción: «Dicen los viejos que en este país/hubo una guerra/que hay dos Españas que guardan aún/el rencor de viejas deudas/, pero yo sólo he visto gente/muy obediente, / hasta en la cama;/gente que tan sólo pide/vivir su vida, sin más mentiras y en paz». 

«No existe una alternativa a la actual coalición gubernamental que contenga a Vox dentro de ella»

En la noche electoral quienes recordaban en la sede de Ferraz lo de la guerra eran ahora los jóvenes militantes del PSOE coreando ante Sánchez el eslogan de la defensa del Madrid de la República: «No pasaran». Es eso lo que también está en la mente de los electores de Sumar; y con ello hay que contar. En España ha triunfado, en consecuencia, el miedo a Vox antes que el miedo a Bildu y Puigdemont; y hay que tomar nota de que no existe, por tanto, una alternativa a la actual coalición gubernamental que contenga directa o indirectamente a Vox dentro de ella.  La única esperanza de alternativa sería pues la construcción del espacio político de una izquierda liberal.

Ese espacio ideal que ya estuvo presente en las elecciones de 1977 cuando el eurocomunista PCE (cuyos militantes  se habían enfrentado a la dictadura), se presentó  con el eslogan «socialismo en libertad» y un  renovado PSOE  (ausente de esa lucha  porque había sido recreado muy poco antes por Felipe González y un grupo de sindicalistas y abogados) con uno  muy parecido: «socialismo es libertad».  Un viento de socialismo liberal recorría el país en la izquierda y un sano liberalismo reformista en la Unión del Centro Democrático (UCD) que reunía entonces a liberales, democristianos, conservadores, y algunos funcionarios del anterior régimen, dejando solo fuera a lo que hoy sería Vox (la Alianza Popular de entonces, pero sin la inteligencia de Manuel Fraga). Los eurocomunistas españoles proclamaban aquellos días que dictaduras ni la del proletariado (ninguna), y abogaban por la reconciliación nacional y las libertades políticas. Los socialistas establecían una ecuación de igualdad entre socialismo y libertad. Más allá de ideologías la gente quería libertad en todos los sentidos; y eso es lo que trajo a España aquella generación de la verdadera movida, la de la oposición democrática al franquismo.  

¿Pero dónde puede rebrotar ahora esa delicada planta del progreso en libertad (la que cultivamos en la transición a la democracia y en los primeros gobiernos de un partido socialdemócrata en España)? No parece que pueda hacerlo en Sumar, el terreno donde han terminado los restos esclerotizados del PCE ya sin eurocomunistas, Podemos, y un popurrí de izquierdas provincianas. El erial en el que ha convertido Pedro Sánchez al PSOE es también un terreno abrupto; y después del resultado del 23-J creo que irrecuperable para esa izquierda liberal.  ¿Bajo las siglas de Ciudadanos que con su ausencia ha contribuido a que el PP haya ganado (formalmente al menos) estas elecciones? Lo veo difícil, pues lo que pudo ser y no fue (un Ciudadanos de izquierdas), feneció hace tiempo con su renuncia a formar gobierno con el PSOE, y más recientemente con su decisión (gran servicio al país) de no presentarse a las últimas elecciones.

 ¿Resucitamos entonces a UyPD (Unión, Progreso y Democracia) ?, pues también podría ser, pero tanto las resurrecciones como las vidas artificiales (véase a Frankenstein) no creo que nos lleven a buen puerto.  ¿Unas nuevas siglas entonces que agrupen a socialistas liberales dispersos hoy en el PSOE, y en las sucesivas experiencias fallidas del Centro Democrático y Social (CDS), UPD y Ciudadanos? Tal vez, ¿por qué no? Las siglas Izquierda Liberal están disponibles tanto en el registro de partidos políticos como en el espacio electoral. 

De hecho, en mi opinión, el gran fiasco de Ciudadanos fue precisamente intentar suplantar al PP en la derecha en lugar de ocupar en la izquierda el amplio lugar que había dejado vacío el PSOE con los gobiernos de Zapatero y Sánchez. Si lo hubiera hecho le habría restado votos a un PSOE aliado al independentismo en lugar de quitárselos a un PP centrado. Ese espacio sigue libre hoy, tanto para unas hipotéticas elecciones en diciembre cómo para las próximas elecciones europeas de junio de 2024.  Una izquierda liberal podría agrupar, además del millón de votos del PSOE  que los analistas creen que por miedo a Vox no se han sumado a la alternativa a Frankenstein, a muchos más ciudadanos.

«La democracia es mucho más que el gobierno de la mayoría; es también el respeto a las minorías y a los derechos fundamentales»

Se trata de un espacio en el que no se cree que baste con tener un gobierno elegido por la mayoría para tener democracia y libertad. Cómo subrayaba Stuart Mill, en su ensayo Sobre la libertad’, «la voluntad del pueblo significa, en realidad, la voluntad de la porción más numerosa y activa del pueblo, de la mayoría, o de aquellos que consiguieron hacerse aceptar como tal mayoría. Por consiguiente, el pueblo puede desear oprimir a una parte de sí mismo, y contra él son tan útiles las precauciones como contra cualquier otro abuso del poder. Por esto es siempre importante conseguir una limitación del poder del gobierno sobre los individuos».  Se entiende muy bien a Stuart Mill si uno piensa lo que hubiera podido pasar, sin leyes que lo impidieran, con las mayorías de Trump en EE UU o de Bolsonaro en Brasil; lo que ha pasado cuando una mayoría ha podido destruir las que limitaban su poder, como ha sucedido con Maduro en Venezuela o Daniel Ortega en Nicaragua; o lo que puede suceder ahora en España con un gobierno mayoritario apoyado en la abstención de un prófugo de la justicia.  

La limitación de las mayorías (que también pueden convertirse en déspotas) reside en la Constitución y en las leyes, que protegen derechos de cada uno de nosotros que nadie está legitimado a ignorar: el derecho a la vida, a la libertad y la identidad personal, el derecho de expresión, de reunión, de asociación, los derechos de ciudadanía, nuestra pertenencia a una nación, nuestro derecho a la intimidad, a nuestras preferencias y gustos personales, etc., etc.… La democracia es mucho más que el gobierno de la mayoría; es también el respeto a las minorías y a esos derechos fundamentales; de forma que un día la minoría pueda convertirse en mayoría. La democracia no puede darse sin un Estado de Derecho. Una izquierda liberal que defienda estas ideas es hoy totalmente necesaria en España. No demos por perdido nuestro país. La grandeza de la democracia consiste en que cuando pensamos que la mayoría se equivoca podemos actuar para que rectifique. Haríamos bien, por tanto, en no seguir únicamente interpretando lo que sucede «cuando de lo que se trata es de transformarlo». 

Cómo advierte Stuart Mill «la disposición de los hombres, sea como gobernantes, sea como ciudadanos, a imponer sus opiniones y gustos como regla de conducta a los demás, está tan enérgicamente sostenida por algunos de los mejores y peores sentimientos inherentes a la naturaleza humana, que ésta no deja de hacerse imponer más que en caso de que le falte poder para ello». Desde luego no parece que si alcanza de nuevo el poder a Sánchez le vaya a flaquear esa terrible disposición. En cambio, le  seguirá acompañando, sin duda, la querencia para obligar a los demás a vivir como uno quiere que vivan, que ya  ha demostrado estos años con creces (los excesos de la ideología de género y  del nacionalismo  catalán obligatorio, la demonización de la tauromaquia y la caza, la imposición del lenguaje inclusivo y  del catalán exclusivo, la enseñanza administrativa de la «nueva masculinidad», lo malo que es comerse un chuletón, etc…); pero,  como dice Stuart Mill, la especie humana ganaría «en dejar a cada uno que viva como le guste, más que en obligarle a vivir como guste al resto de sus semejantes». 

Publicación original: https://theobjective.com/espana/2023-07-29/momento-izquierda-liberal/ 

lunes, 19 de junio de 2023

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Bibliografía de Juan J. Molina





sábado, 25 de febrero de 2023

COHOUSING, EL ANTÍDOTO CONTRA LA SOLEDAD 

COHOUSING, EL ANTÍDOTO CONTRA LA SOLEDAD

Según previsiones de la OCDE, en el 2050 en Europa la mitad de la población será mayor de 50 años, pero para España la previsión es todavía más cruda, tres de cada cuatro españoles serán mayores de 65 años, el 75% de la población serán jubilados o muy cerca de serlo ¿se imaginan lo que puede suponer una sociedad así de envejecida?

Aunque de lo que quiero hablarles no es de esa cuestión demográfica, sino de cómo van a vivir esos millones de seniors los últimos años de su vida. Cada cual afronta su vejez como puede y le dejan, pero la mayoría, sino todos, tienen clara una cosa, no quieren estar solos. Ese es el gran problema de hacerse mayor junto con los cuidados por la mayor dependencia para casi todo que trae el paso de los años. La soledad ya es un problema muy serio en nuestra sociedad, más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas en nuestro país, y de esas, tres de cada cuatro son mujeres.

Hasta ahora las soluciones comunes eran las residencias, de las que hay un déficit de más de 70.000 plazas en estos momentos, o quedarse en casa con ayuda domiciliaria, esta última posibilidad tiene una ventaja, estás en tu casa y con tu entorno material y familiar, pero cada vez las personas se van aislando más, hasta llegar a tener sólo contacto con su cuidadora y familia. A estas dos salidas se ha unido otra alternativa, las viviendas colaborativas o cohousing, algo que ya lleva años desarrollándose en otros países y que aquí está empezando a tomar cuerpo.

El cohousing es una iniciativa que parte de un grupo de personas con la intención de crear un lugar pensado por ellos y para ellos, donde vivir de manera auto gestionada y en compañía los unos de los otros. La fórmula más común es la cooperativa con cesión de uso, en la que la cooperativa es la propietaria y las personas tienen derecho de uso indefinido. Es un derecho que se puede transmitir por herencia y se puede vender a través de la cooperativa. Este sistema evita la especulación con las viviendas y permite al grupo mantener siempre la última palabra en cuanto a nuevas incorporaciones.  No se trata de la simple promoción colectiva de vivienda, sino de la construcción de comunidades con vocación de establecer vínculos en su seno y con su entorno cercano.

El ‘senior cohousing’ es la vivienda colaborativa de y para personas mayores. El envejecimiento activo, la oportunidad de pensar en los espacios y servicios comunes desde el enfoque de la prevención de la dependencia y el fomento de la autonomía personal y el reto de la soledad en nuestras sociedades, confluyen en el espíritu de la vivienda colaborativa y la convierten en una alternativa atractiva para las personas mayores. Existen numerosos referentes en Europa, especialmente en los países nórdicos, pero también han sido varias las experiencias de este tipo emprendidas en nuestro país en los últimos años.

Hay tantos tipos de cohousing como grupos de personas promotoras de los proyectos, las tipologías más comunes son Senior e Intergeneracionales. El primero pensado para personas mayores y el segundo, donde no hay límites de edad, conviven desde familias con niños hasta personas ya jubiladas. A partir de esos dos modelos básicos, las condiciones de cada comunidad las dictan sus integrantes, de hecho, hay incluso cohousing donde sólo se admiten personas de un mismo sexo.

Un aspecto importante en los modelos de Cohousing es el enfoque en cuanto a los servicios que van a recibir sus integrantes. Actualmente la legislación de nuestro país (Asturias, Madrid) está cambiando respecto a las iniciativas de viviendas colaborativas, si el proyecto reúne las características adecuadas, puede ser autorizado como entidad de servicios Sociales, de manera que sus residentes recibirían los mismos cuidados sanitarios que tendrían en una entidad pública como, por ejemplo, una residencia, pero con las ventajas de la vida en un cohousing.

El gobierno nacional en el Plan Estatal para el acceso a la vivienda 2022-2025 ya incluye un apartado exclusivo de ayudas para proyectos de cohousing.

Un proyecto de viviendas colaborativas es un proyecto social, las personas que van a vivir allí lo hacen con la idea de interactuar también con el entorno en el que se ubican, la imbricación social y económica con la zona en la que se instalan es enormemente beneficiosa para ambas partes, pero construir un sueño tiene sus dificultades, la labor que hacen los facilitadores: expertos que guían a los grupos en cada parte del proceso es fundamental. También es importante la implicación de las administraciones tanto a nivel regional, como local, ayudando al desarrollo de estos proyectos en todas las facetas posibles.

Murcia, por sus características sociales y ambientales, reúne unas condiciones excepcionales para el desarrollo de este tipo de proyectos para una vejez activa y feliz, le auguro un gran futuro en nuestra región, y espero que los responsables políticos tomen nota y empiecen a legislar para favorecer este tipo de iniciativas, como ya han hecho en otras comunidades de España.

Juan J. Molina

Diputado Regional por el P. Ciudadanos durante la IX y X legislatura