Juan J. Molina

Juan J. Molina
Juan J. Molina

martes, 22 de junio de 2010

La íntima relación entre religión y violencia (I)


Desde el derramamiento de sangre en la Biblia hasta los combates de las Cruzadas y los ataques terroristas del 11 de septiembre en el World Trade Center, los atentados suicidas en Medio Oriente y los recientes incendios provocados a gran escala, violaciones y asesinatos en Gujarat, la violencia en nombre de la religión tiene una larga historia. Pero, como Mark Juergensmeyer señaló en su libro Terror in the Mind of God (2001) (»Terror en la mente de Dios«), desde la caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, se ha producido un aumento de los conflictos relacionados con la religión. Según él, la razón de este aumento se debe a que, desde la caída de la URSS, las luchas en nombre de la religión han reemplazado las batallas entre el Occidente capitalista y el bloque comunista. Las nuevas luchas, según Juergensmeyer, »ya no enfrentan mi forma de gobierno contra la tuya. Es mi religión y mis creencias contra las tuyas« (cit. en Shepard 2002).
William Edelen, en un artículo publicado en Internet y titulado »Religión is the Cause of Violence« (1999), cita un gran número de casos de violencia relacionada con la religión, tanto del pasado como de la historia reciente, y responsabiliza exclusivamente a la religión por los mismos, sosteniendo que fomentar conflictos y violencia es parte de su misma naturaleza. »Es la religión« – escribe – »la que históricamente ha producido siempre violencia. Desde Moisés a las Cruzadas, Enrique VIII, Salem, Hitler o Kosovo. En la actualidad, en nuestro propio tiempo, los países menos violentos son aquellos que no tienen ninguna religión.« (Edelen 1999)
El argumento anterior, aunque resulta simplista, destaca la íntima relación que existe entre la religión y la violencia. Si bien puede resultar una sorpresa para quienes consideran a la religión como una puerta hacia lo sagrado y un camino de crecimiento espiritual y realización humana, más de la mitad de las organizaciones terroristas que figuraban en 1988 en la lista de grupos terroristas internacionales del Departamento de Estado de los Estados Unidos eran de naturaleza religiosa (cf. Shepard 2002). También es importante prestar atención al hecho que la ferocidad e intensidad de la violencia inspirada en la religión (como, por ejemplo, el ataque del 11 de septiembre en Estados Unidos o la reciente violencia en Gujarat) sobrepasa la de la violencia inspirada por motivos puramente seculares, tales como la agitación para conseguir la separación de un estado en un país o la lucha por la libertad. Por lo tanto, no ha de sorprender que estudiosos de todo el mundo sientan la urgente necesidad de reconocer y explorar la íntima relación entre religión y violencia, y que, después del ataque del 11 de septiembre, muchos se concentren con mayor atención en el fenómeno.
El estudio de esta relación se ve muchas veces marcado por la negación en un bando y el prejuicio y la exageración en el otro. Los apologistas de la religión a menudo la consideran como la mensajera de la no-violencia, el amor y la paz, y niegan que la verdadera religión tenga algo que ver con la violencia. Para apoyar este parecer, mencionan a mensajeros de la paz y la no-violencia como Buda, Mahavira, Jesús, Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr., y califican a la violencia religiosa de comportamiento aberrante. En esta línea, muchos líderes religiosos, especialmente líderes religiosos musulmanes, afirmaron hace poco que las personas religiosas que utilizan su fe para justificar la violencia no son auténticamente religiosas y que los musulmanes que justifican la violencia no son musulmanes »reales« (cf. Ingersoll 2001). Por el contrario, los defensores del secularismo acusan a la religión, la responsabilizan de la mayoría de los conflictos y sostienen que su eliminación aseguraría una era de paz y prosperidad (cf. Edelen 1999).
»It is religion that, historically, has always produced violence. From Moses to the Crusades, Henry VIII, Salem, Hitler, Kosovo. Today, in our own time, it is those countries without religion that are the least violent.«
William Edelen
(1999)
No es necesario aclarar que ambas posturas tienen parte de verdad, aunque esa verdad sea sólo parcial. Descartar la afinidad entre la religión y la violencia, considerándola un fundamentalismo equivocado, como tienden a hacer ciertos defensores de la religión, resulta tan unilateral como exagerado. Es necesario evitar tanto el pensamiento ilusionado de los partidarios de la religión como la exageración de los secularistas, y someter la analogía entre religión y violencia a una investigación académica.
Descubrir y exponer la verdad acerca de la relación entre religión y violencia, sin embargo, resulta extremadamente difícil. Esto se debe, principalmente, a dos motivos. Primero, debido a que ninguna violencia es puramente religiosa por naturaleza, no es fácil distinguirla de otras clases de violencia. Es difícil, por ejemplo, decidir si el conflicto en Irlanda del norte es de tipo religioso, o si las recientes guerras en los Balcanes fueron conflictos étnico-religiosos o étnico-nacionalistas; o si el Sionismo se trata de una ideología secular o religiosa. Para superar esta dificultad, resulta útil hablar de la violencia inspirada en la religión, en lugar de violencia religiosa, y definirla como la violencia que surge principalmente de los conflictos en las creencias o prácticas religiosas o los conflictos entre grupos religiosos como grupos religiosos.
En segundo lugar, cada caso de violencia es tan único que toda generalización sobre la base del estudio de unos pocos casos resultará inaplicable al resto. Sólo la ingenuidad sociológica podría impulsarnos a buscar el mismo grupo de factores comunes detrás de todos los casos de violencia inspirada en la religión. Para un conocimiento exhaustivo de cada caso, por lo tanto, resulta obligatorio estudiar cada instancia en su propio contexto, prestando atención a las circunstancias y fuerzas específicas que contribuyeron a su erupción. Sin embargo, es posible que el análisis de diferentes manifestaciones de violencia religiosa ofrezca algunos elementos comunes. Lo que sigue a continuación es un intento de identificar esos elementos comunes a la mayoría, sino a todas, las instancias de violencia inspirada en la religión.
Dos maneras inadecuadas de enfocar la violencia religiosa
En un principio, puede resultar útil considerar dos enfoques de la violencia religiosa que son populares en ciertos círculos pero que no resisten el escrutinio crítico. El primero sostiene que la generación de violencia forma parte de la misma naturaleza de la religión; el segundo, popular entre algunas feministas, que la causa de la violencia religiosa es la presencia de los pronombres masculinos y las imágenes violentas en el discurso religioso.

Augustine Perumalil

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1 comentario:

  1. "Hoy se da un fenómeno nuevo. Todos los integristas, los partidarios de la violencia revolucionaria y del Terror, desilusionados con los partidos de izquierda y de extrema izquierda, y más aún con los países ex socialistas, se han volcado en el apoyo al islam radical. Este cambio es asimismo radical. Cuando defendían el comunismo defendían sociedades que consideraban más justas, y pensaban que si el Terror fue necesario a la Revolución Francesa, lo era aún más necesario para las sociedades comunistas, debido al "cerco imperialista". No les parecía en absoluto monstruoso vivir en sociedades comunistas, al revés, pero ninguno de nuestros jóvenes –con algún viejo– que apoyan hoy el terrorismo islámico aceptaría vivir en un régimen talibán, ni siquiera bajo las rígidas normas de Arabia Saudí, pongamos. No mutilan el clítoris de sus hijas, cuando tienen, no consideran a las mujeres como seres inferiores, ni siquiera creen en el Corán. Su universo intelectual y cotidiano, su forma de vivir, sus anhelos personales y colectivos están en perfecta contradicción con la ideología y la práctica coránicas de los regímenes y organizaciones islamistas, y sin embargo las defienden, y las defienden por un sencillo motivo: porque matan. Por lo tanto, son revolucionarias. Es de imbéciles, pero no más que esa señora, madre de familia, bondadosa y generosa, que me dijo que el ver en la pantalla de su tele los aviones suicidas estrellándose contra las Torres Gemelas de Nueva York le procuró la alegría más fuerte de su vida".
    (Extracto de "LA SACRALIZACIÓN DEL TERROR", artículo de Carlos Semprún Maura en "La Ilustración Española", núm.,39).

    Para espíritus inquietos y huérfanos de apoyo, visitad:
    http://www.friendsofisraelinitiative.org/

    http://revista.libertaddigital.com/ya-no-somos-cuatro-gatos-1276237924.html

    http://www.libertaddigital.com/ilustracion_liberal/index.php/39

    (Spitfire)

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