LA REGLA DE LA MAYORIA
La mayoría en democracia es un tema controvertido y no lo suficientemente debatido, lo primero que tendríamos que aclarar es de qué mayorías hablamos, no es lo mismo la mayoría absoluta en términos de población con derecho a voto, que la mayoría relativa que sale de la población que ha ejercido su derecho al voto. Dicho de otra manera si analizamos los resultados de las últimas elecciones donde el 54% de los ciudadanos se abstuvieron los porcentajes de apoyo real que tuvieron los partidos políticos habría que calcularlos sobre el 46%, que es la población real que les votó, sin embargo aunque los cálculos electorales se hacen sobre el electorado que vota luego se extrapolan sibilínamente sobre la población total, así dicen por ejemplo que el PP ganó las elecciones con el 42,23%, el PSOE obtuvo el 38,51%, CU el 5,12%, IU-ICV-EUiA-BA el 3,73%, UPYD el 2,87% etc… Pero en realidad si sacamos los cálculos sobre la población total con derecho a voto los porcentajes de apoyo pasan a ser del 19,42% para el PP, 17,71% para el PSOE, 2,35% para CU 1,71% para IU-ICV-EUiA-BA y 1,32% para UPYD.
Estos datos nos dicen que el partido que ganó las elecciones lo hizo con un apoyo real del 19,42% de la población y que todos sumados solo llegaban al 46 % de la población real a la que supuestamente representan en su conjunto. De todo ello se desprende que no nos gobiernan mayorías sino las minorías más votadas.
Nuestros representantes en el Parlamento Europeo han sido elegidos por una minoría de la población en concreto 15.761.963 ciudadanos de una población con derecho a voto de 34.580.130 de los cuales 18.499.909 no votaron, 220.179 lo hicieron en blanco y 98.079 fueron nulos.
Por lo tanto el primer escollo con que nos encontramos en la regla de la mayoría es que el porcentaje real de las mayorías prácticamente nunca alcanzan el mínimo del 51% de la población real con derecho a voto, que sería lo deseable para que dicha regla se aplicara cabalmente. Estos porcentajes calculados para las elecciones generales dejan a la vista que los gobiernos no los forman las mayorías como se hace creer a la población, al no distinguir con claridad de que clase de mayoría se habla.
¿Es legítimo que nuestros representantes políticos y nuestros gobiernos sean elegidos por minorías? Si, es legítimo pero desde luego el sistema presenta deficiencias que se pueden subsanar de diversas maneras. Una de esas maneras es el uso que hagamos de la regla de la mayoría, dejando de usarla como un fin y empezando a usarla como un instrumento que es para lo que se pensó. La mejor mayoría y la que más se acerca a la aplicación justa de la regla es la mayoría más representativa, todos aquellos grupos con unos mínimos de representación deben formar parte de los órganos de gobierno y de las instituciones puesto que nadie en realidad suele tener la mayoría suficiente para aplicar la regla de manera justa. Además está la justificación moral de que no ser la lista más votada no significa que no se tenga que tener en cuenta las opiniones de esos grupos sociales, la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo, aunque algunos han confundido los términos y la han convertido en el gobierno de una parte del pueblo y para todo el pueblo.
J. J. Molina Gallardo